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Voto de tofelin:
7

Voto de tofelin:
7
6,2
15.807
Drama
En una mansión, cuatro señores se reúnen con cuatro exprostitutas y con un grupo de jóvenes de ambos sexos, partisanos o hijos de partisanos, que han sido hechos prisioneros. Nadie en la casa puede eludir las reglas del juego establecidas por los señores; toda transgresión se castiga con la muerte. Además, ellos gozan de la facultad de disponer a su antojo de la vida de los cautivos. (FILMAFFINITY)
3 de julio de 2006
3 de julio de 2006
12 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
Controvertida, nauseabunda, irreverente, terrorífica. La película pone a parir a la aristocracia, a la justicia, a la política y al clero… pero pese a todo eso me gustó.
Antes de que nadie se asuste resaltar que, al igual que la mayoría, también me asquearon las imágenes de la mierda y del mariconeo. Debo confesar que la primera vez que la vi, yo no era más que un niño y pensé que era la peor película de todos los tiempos, pero años más tarde la pusieron en la tele (una de estas noches que uno no coge el sueño) y me la encontré por accidente comenzando, dije: vamos a pasar un mal rato y la volví a ver fijándome más en los detalles y viendo más allá de lo que perciben mis ojos y mis oídos, lo que Pasolini pretendía era denunciar a la sociedad que tanto le asqueaba y por supuesto al poder absoluto (representado por el fascismo, pero que podría estar representado por otra doctrina absolutista en caso de que el director hubiese tenido otras ideas) y además hacernos ver las consecuencias del libertinaje llevadas a su máximo exponente. Todo ello realizado de una forma que jamás pudiera parecer indiferente al espectador y ¡vaya si lo consiguió!
Fijémonos en aspectos más cinematográficos: la película es la más impactante de la historia, ese salón majestuoso, ese colorido, esa boda con la gente en pelota, todo es sencillamente desafiante. Las metáforas que aparecen en el filme son constantes: la mierda simboliza la comida basura de finales de siglo, la habitación hermética en la que asesinaron a la joven en la que aparece la Virgen como haciendo ver que ni la religión importa dentro de esa casa, y esos prismáticos al final que nos hacen sentirnos indiferentes espectadores de las aberraciones que ocurren en nuestras narices. Aparte de la mierda, muchas otras cosas son provocativas: diálogos de matricidios, los estúpidos chistes del señor presidente, las exageradas imágenes de homosexualidad, las estúpidas reflexiones filosóficas de los señores… En definitiva: puede ser todo lo repugnante que queráis, pero es una obra para reflexionar y de recomendado visionado.
Antes de que nadie se asuste resaltar que, al igual que la mayoría, también me asquearon las imágenes de la mierda y del mariconeo. Debo confesar que la primera vez que la vi, yo no era más que un niño y pensé que era la peor película de todos los tiempos, pero años más tarde la pusieron en la tele (una de estas noches que uno no coge el sueño) y me la encontré por accidente comenzando, dije: vamos a pasar un mal rato y la volví a ver fijándome más en los detalles y viendo más allá de lo que perciben mis ojos y mis oídos, lo que Pasolini pretendía era denunciar a la sociedad que tanto le asqueaba y por supuesto al poder absoluto (representado por el fascismo, pero que podría estar representado por otra doctrina absolutista en caso de que el director hubiese tenido otras ideas) y además hacernos ver las consecuencias del libertinaje llevadas a su máximo exponente. Todo ello realizado de una forma que jamás pudiera parecer indiferente al espectador y ¡vaya si lo consiguió!
Fijémonos en aspectos más cinematográficos: la película es la más impactante de la historia, ese salón majestuoso, ese colorido, esa boda con la gente en pelota, todo es sencillamente desafiante. Las metáforas que aparecen en el filme son constantes: la mierda simboliza la comida basura de finales de siglo, la habitación hermética en la que asesinaron a la joven en la que aparece la Virgen como haciendo ver que ni la religión importa dentro de esa casa, y esos prismáticos al final que nos hacen sentirnos indiferentes espectadores de las aberraciones que ocurren en nuestras narices. Aparte de la mierda, muchas otras cosas son provocativas: diálogos de matricidios, los estúpidos chistes del señor presidente, las exageradas imágenes de homosexualidad, las estúpidas reflexiones filosóficas de los señores… En definitiva: puede ser todo lo repugnante que queráis, pero es una obra para reflexionar y de recomendado visionado.