Rain Man

Sabido es que los dramas con enfermedades o discapacidades siempre han hecho mella en los corazones de la Academia de Hollywood. Especialmente a la hora de repartir premios de interpretación sobrevalorados... pero éste no es el caso. La película no es una obra maestra, ni mucho menos, pero la correcta historia de un joven ambicioso (excelente Cruise) que se tiene que hacer cargo de su hermano autista (o sea, puro argumento de telefilm), se vio engrandecida por una actuación espectacularmente sutil de Dustin Hoffman, que no hizo sino apuntalar aún más su extraordinaria carrera. Hay quien dijo que la interpretación de Hoffman era fácil. Que "hacer de persona autista" es fácil, les falta añadir. Se olvidan de la diferencia entre imitar e interpretar, en cómo transmitir haciendo algo creíble y sensible. Y aquí el actor norteamericano alcanza el prodigio. Aun hoy, décadas después, cuando veo "Rain Man" todavía me asombra lo bien que este pequeño gran actor te hace entender lo que puede sentir una persona autista. Y ése es aquí el verbo esencial: sentir.