Bored to DeathSerie
2009 

Jonathan Ames (Creador), Alan Taylor ...
7,0
3.842
Serie de TV. Comedia. Cine negro
Serie de TV (2009-2011). 3 temporadas. 24 episodios. Un escritor, que se hace pasar por investigador privado, ha reunido todos los conocimientos necesarios para ejercer esta profesión a partir de la lectura de novelas policiacas. (FILMAFFINITY)
11 de febrero de 2010
11 de febrero de 2010
56 de 61 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Schwartzman es la clave” decía un usuario de esta web al respecto de la genial “Viaje a Darjeeling”, y si recuerdo tan bien ése comentario es porque yo también sentí lo mismo. A pesar de que los tres actores estaban extraordinarios, Schwartzman parecía desplegar una sutil y casi imperceptible capacidad para dar cohesion a la cinta, como una argamasa para unir a Wilson y Brody y hacerlos brillar.
Pues bien, en esta serie ocurre lo mismo: Schwartzman es la clave. Puede que su personaje no sea totalmente original y le falten algunos trazos para estar completamente perfilado, pero desde luego sabe cómo convencer al personal. Se mueve como un funambulista entre lo patético y lo heroico, entre lo sarcástico y lo inocente. Vamos, que lo hace de coña. Y no solo eso, hace que los demás desplieguen el 100% de su potencial en pantalla: Zack Galifianakis, que esta empezando a destacar en lo que yo llamo “el humor serio” cuyo mayor exponente en el cine actual seria Bill Murray (Un tipo capaz de provocar la carcajada tonta con el mas leve cambio en su rictus facial) y por otro lado Ted Danson que resurge cual ave fénix (incluso mejorado), regalándonos un personaje increíblemente carismático, original, autentico y inteligentemente alejado del tópico “tiburón de los negocios=capullo insensible”, un tipo que está de vuelta de todo y que no se mueve por vanidad, si no por la búsqueda de alguna experiencia autentica.
A este trío protagonista me atrevería a añadir un cuarto:la ciudad de New York, que durante la serie va mostrándonos distintas facetas de su “personalidad”, no limitándose a ser un fondo inmóvil, sino convirtiéndose en un entorno vivo y excitante.
Otra de las virtudes de la serie es también su gran capacidad para sorprender, innovar y reinventarse capitulo tras capitulo. A pesar de que la premisa inicial es simple y algo típica, la trama se desarrolla de forma original y nada repetitiva, todo un logro en los tiempos que corren.
En definitiva, una serie que por desgracia (o por suerte) tiene muy pocos capítulos, pero que posee un enorme potencial, mucha frescura y una generosa dosis de buen rollo.
Pues bien, en esta serie ocurre lo mismo: Schwartzman es la clave. Puede que su personaje no sea totalmente original y le falten algunos trazos para estar completamente perfilado, pero desde luego sabe cómo convencer al personal. Se mueve como un funambulista entre lo patético y lo heroico, entre lo sarcástico y lo inocente. Vamos, que lo hace de coña. Y no solo eso, hace que los demás desplieguen el 100% de su potencial en pantalla: Zack Galifianakis, que esta empezando a destacar en lo que yo llamo “el humor serio” cuyo mayor exponente en el cine actual seria Bill Murray (Un tipo capaz de provocar la carcajada tonta con el mas leve cambio en su rictus facial) y por otro lado Ted Danson que resurge cual ave fénix (incluso mejorado), regalándonos un personaje increíblemente carismático, original, autentico y inteligentemente alejado del tópico “tiburón de los negocios=capullo insensible”, un tipo que está de vuelta de todo y que no se mueve por vanidad, si no por la búsqueda de alguna experiencia autentica.
A este trío protagonista me atrevería a añadir un cuarto:la ciudad de New York, que durante la serie va mostrándonos distintas facetas de su “personalidad”, no limitándose a ser un fondo inmóvil, sino convirtiéndose en un entorno vivo y excitante.
Otra de las virtudes de la serie es también su gran capacidad para sorprender, innovar y reinventarse capitulo tras capitulo. A pesar de que la premisa inicial es simple y algo típica, la trama se desarrolla de forma original y nada repetitiva, todo un logro en los tiempos que corren.
En definitiva, una serie que por desgracia (o por suerte) tiene muy pocos capítulos, pero que posee un enorme potencial, mucha frescura y una generosa dosis de buen rollo.
26 de julio de 2010
26 de julio de 2010
22 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comedia con un sentido del humor inteligente, inusual. Busca ser irreverente sin acabar con descalificaciones ni tópicos facilones. Trata temas delicados con elegancia en los guiones, - y un excelente doblaje al castellano - como el robo de esperma por parejas lesbianas, o los desalmados críticos de cine - no es mi caso -. Bored to Death tiene un inconveniente. Su primera temporada es muy corta y queremos más.
Uno de los aciertos es la duración de los capítulos: 20 minutos prácticamente. Quizás porque cuesta empezar a diregir una nueva forma de hacer comedia, de aceptar situaciones surrealistas y tan disparatadas como robarle el patinete a un niño como si del robo de un banco se tratase.
Inolvidable el papel de Zach Galifianakis como dibujante de comics deprimido y en paro.
La serie tiene muchísimos alicientes como para que no pase desapercibida. Además, nos envuelve en unos escenarios tranquilos, con ambientes bohemios y con tintes artísticos que harán las delicias de los más sutiles espectadores.
Uno de los aciertos es la duración de los capítulos: 20 minutos prácticamente. Quizás porque cuesta empezar a diregir una nueva forma de hacer comedia, de aceptar situaciones surrealistas y tan disparatadas como robarle el patinete a un niño como si del robo de un banco se tratase.
Inolvidable el papel de Zach Galifianakis como dibujante de comics deprimido y en paro.
La serie tiene muchísimos alicientes como para que no pase desapercibida. Además, nos envuelve en unos escenarios tranquilos, con ambientes bohemios y con tintes artísticos que harán las delicias de los más sutiles espectadores.
19 de enero de 2012
19 de enero de 2012
14 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una rareza, poco usual en los tiempos que corren. Serie para un público minoritario, ya que nos muestra algo diferente, refinado e inteligente; un gran producto que recomiendo (por eso hago esta crítica).
La serie nos narra las aventuras y desventuras de Jonathan Ames (Jason Schwartzman) que es un modesto escritor. Este personaje solo ha publicado una novela y prepara una segunda. Decide poner un anuncio en internet en el que se hace pasar por detective privado. Si a eso le sumamos su gran amigo, Ray (Zach Galifianakis), y un enorme Ted Danson como su jefe editor, encontramos esta original y refinada comedia, altamente sofisticada y muy divertida. Situaciones y líos muy ocurrentes, nada trillados y con muy buen ritmo. Enormes guiones que hacen de ésta una de las series más novedosas y buenas que he visto en los ultimos años. Original, creativa y diferente al resto de series de hoy en día. Humor inteligente en estado puro. Den una oportunidad a esta gran serie, no solo para paladares refinados, aunque eso sí, minoritarios. Disfruten de un soplo de aire fresco en nuestra televisión. Y prepárense para las disparatadas situaciones a las que nuestro protagonista Jonathan Ames se enfrentará. Espero que no les decepcione.
La serie nos narra las aventuras y desventuras de Jonathan Ames (Jason Schwartzman) que es un modesto escritor. Este personaje solo ha publicado una novela y prepara una segunda. Decide poner un anuncio en internet en el que se hace pasar por detective privado. Si a eso le sumamos su gran amigo, Ray (Zach Galifianakis), y un enorme Ted Danson como su jefe editor, encontramos esta original y refinada comedia, altamente sofisticada y muy divertida. Situaciones y líos muy ocurrentes, nada trillados y con muy buen ritmo. Enormes guiones que hacen de ésta una de las series más novedosas y buenas que he visto en los ultimos años. Original, creativa y diferente al resto de series de hoy en día. Humor inteligente en estado puro. Den una oportunidad a esta gran serie, no solo para paladares refinados, aunque eso sí, minoritarios. Disfruten de un soplo de aire fresco en nuestra televisión. Y prepárense para las disparatadas situaciones a las que nuestro protagonista Jonathan Ames se enfrentará. Espero que no les decepcione.
20 de abril de 2010
20 de abril de 2010
13 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La casa Stradivarius era inigualable en todo el mundo a la hora de fabricar instrumentos de cuerda. Muchos intentaron imitar sus creaciones, pero sin éxito. Las unidades todavía existentes a día de hoy se consideran poseedoras de un valor incalculable.
Pues creo que en un futuro venidero, tendremos esa misma idea de la HBO y las series de TV a las que ha dado a luz. Esas tres obras cumbre de la ficción televisiva que son A dos metros bajo tierra, Los Soprano y The wire, superproducciones de la talla de Roma, Hermanos de sangre o la reciente The Pacific, series de género al nivel de Carnivàle o Deadwood, o telecomedias con la inventiva de Extras o El show de Larry David, forman ya parte del imaginario colectivo y han dejado patente que la narración catódica, bien hecha, no tiene nada que envidiar a su hermana mayor, la gran pantalla, bajo cuya sombra ha estado mucho tiempo ninguneada. Las claves, por decir algunas, pueden ser su gusto por los guiones cuidados y por desterrar formatos enlatados y ultradigeridos.
La comedia Bored to death es una de sus últimas perlas. Desde el primer capítulo se hace ver el sello HBO. Empezando por una divertida cabecera que anticipa el tono (humorístico) y el estilo (informal y referencial) de la serie. El sexo tiene mucha presencia, tanto en el propio argumento como en los diálogos y las situaciones, sin ningún reparo a mostrar desnudos si hace falta o actitudes “perversas” o “incorrectas” (aunque de sobra reconocibles) en los personajes, siempre bajo el yugo de la comedia. Así como la representación del consumo de drogas blandas, acción recurrente en la mayoría de los personajes, sea cual sea su estatus, lo que justifica (que no ensalza) de alguna manera su uso como actividad ociosa, habitual y puede que tolerada. Además, no podría faltar esa guinda que son los chistes políticamente incorrectos y a veces punzantes, aunque siempre sutiles y en el lugar y momento adecuados.
El personaje central, Jonathan Ames (alter ego homónimo del creador de la serie), es un escritor que se enfrenta a una doble crisis: la personal, a raíz del abandono por parte de su novia, y la creativa, sin ideas sustanciales para su segunda novela, de inminente entrega. En esta situación inicial, decide probar a hacer de detective privado, como una salida desesperada de esa espiral de hastío, condolencia con sí mismo y vacío creativo. Lo que empieza como un anuncio medio en broma se convierte en el pistoletazo de salida de eventos cada cual más alocado.
Para meterse en un pellejo de esas características, nada mejor que Jason Schartzman (Spun, Hazme reír), amigo y colaborador habitual de Wes Anderson, de cuya “factoría” parece también haber salido el personaje que nos ocupa, si bien un poco menos disfuncional.
(continúa)
Pues creo que en un futuro venidero, tendremos esa misma idea de la HBO y las series de TV a las que ha dado a luz. Esas tres obras cumbre de la ficción televisiva que son A dos metros bajo tierra, Los Soprano y The wire, superproducciones de la talla de Roma, Hermanos de sangre o la reciente The Pacific, series de género al nivel de Carnivàle o Deadwood, o telecomedias con la inventiva de Extras o El show de Larry David, forman ya parte del imaginario colectivo y han dejado patente que la narración catódica, bien hecha, no tiene nada que envidiar a su hermana mayor, la gran pantalla, bajo cuya sombra ha estado mucho tiempo ninguneada. Las claves, por decir algunas, pueden ser su gusto por los guiones cuidados y por desterrar formatos enlatados y ultradigeridos.
La comedia Bored to death es una de sus últimas perlas. Desde el primer capítulo se hace ver el sello HBO. Empezando por una divertida cabecera que anticipa el tono (humorístico) y el estilo (informal y referencial) de la serie. El sexo tiene mucha presencia, tanto en el propio argumento como en los diálogos y las situaciones, sin ningún reparo a mostrar desnudos si hace falta o actitudes “perversas” o “incorrectas” (aunque de sobra reconocibles) en los personajes, siempre bajo el yugo de la comedia. Así como la representación del consumo de drogas blandas, acción recurrente en la mayoría de los personajes, sea cual sea su estatus, lo que justifica (que no ensalza) de alguna manera su uso como actividad ociosa, habitual y puede que tolerada. Además, no podría faltar esa guinda que son los chistes políticamente incorrectos y a veces punzantes, aunque siempre sutiles y en el lugar y momento adecuados.
El personaje central, Jonathan Ames (alter ego homónimo del creador de la serie), es un escritor que se enfrenta a una doble crisis: la personal, a raíz del abandono por parte de su novia, y la creativa, sin ideas sustanciales para su segunda novela, de inminente entrega. En esta situación inicial, decide probar a hacer de detective privado, como una salida desesperada de esa espiral de hastío, condolencia con sí mismo y vacío creativo. Lo que empieza como un anuncio medio en broma se convierte en el pistoletazo de salida de eventos cada cual más alocado.
Para meterse en un pellejo de esas características, nada mejor que Jason Schartzman (Spun, Hazme reír), amigo y colaborador habitual de Wes Anderson, de cuya “factoría” parece también haber salido el personaje que nos ocupa, si bien un poco menos disfuncional.
(continúa)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Aunque a quien realmente evoca es a un híbrido perdido entre Antoine Doinel (que también hizo sus pinitos como detective, patentando el periódico como método de camuflaje), enclenque apasionado por las mujeres, los libros y la aventura, y un joven e igualmente esmirriado Woody Allen, judío agnóstico, adicto al sexo, neurótico, paranoico y atormentado.
Pero las tramas toman realmente fuerza y consistencia gracias a los dos compañeros de fechorías de este atípico e improvisado detective. El primero, Ray (Zach Galifianakis, al que vimos en Resacón en Las Vegas), figura del colega fiel, dibujante en horas bajas, regordete, sexualmente frustrado en su vida de pareja, enfermizo y consumidor ocasional de drogas blandas. Luego está George Christopher, editor de una importante revista de actualidad, viejo verde, promiscuo practicante y consumidor compulsivo, con el rostro de un renovado Ted Danson (Sam en la mítica Cheers): es nada más y nada menos que el zumbado e incorregible jefe de Jonathan, de quién requiere día sí día también sus servicios, más como camello o consejero espiritual que como redactor. Un trío hilarante, acertada combinación de dos reconocibles caras de la comedia moderna con toda una leyenda ochentera reciclada, que nos despertarán desde la maliciosa sonrisa hasta la más sonora carcajada.
La vertiginosa y poliédrica Nueva York funciona como un 4º personaje, con especial atención al mundo editorial, sus círculos llenos de víboras y su encarnizada competencia, a la par que constituye el escenario perfecto para las situaciones más alocadas y delirantes en manos de nuestros protagonistas, a partir de las pequeñeces más insignificantes: desde la búsqueda de la mujer fecundada por los espermatozoides donados por Ray hasta la pérdida y posterior recuperación de un guión de Jim Jarmusch (cameo del cineasta incluido) por un desliz erótico con una menor hija de un psicólogo dominante y machacón.
La naturaleza detectivesca de los argumentos da pie a varias referencias literarias y cinematográficas, especialmente del género negro y policíaco, cuyos clichés más reconocibles parodia al tiempo que homenajea, muy hábilmente y sin abusar.
El trabajo de guión es meticuloso y exigente, y se nota: el método de desenlace difiere en general de ese reset tan recurrente en las telecomedias, esa vuelta a la configuración inicial al final de cada capítulo. Asimismo, demuestran gran maestría a la hora de tratar los momentos sentimentales, que quedan reducidos a los estrictamente necesarios, y se encuentran hábilmente situados en circunstancias atípicas, reduciendo por tanto el comprometido efecto sensiblero. Otro fundamental estándar de calidad de la HBO.
En definitiva, si buscáis una serie de humor original, diferente y políticamente incorrecta (sin meterse en el terreno de lo socarrón), con divertidos actores, situaciones delirantes y guiones de lujo, estáis de suerte: Bored to death es vuestra serie.
Pero las tramas toman realmente fuerza y consistencia gracias a los dos compañeros de fechorías de este atípico e improvisado detective. El primero, Ray (Zach Galifianakis, al que vimos en Resacón en Las Vegas), figura del colega fiel, dibujante en horas bajas, regordete, sexualmente frustrado en su vida de pareja, enfermizo y consumidor ocasional de drogas blandas. Luego está George Christopher, editor de una importante revista de actualidad, viejo verde, promiscuo practicante y consumidor compulsivo, con el rostro de un renovado Ted Danson (Sam en la mítica Cheers): es nada más y nada menos que el zumbado e incorregible jefe de Jonathan, de quién requiere día sí día también sus servicios, más como camello o consejero espiritual que como redactor. Un trío hilarante, acertada combinación de dos reconocibles caras de la comedia moderna con toda una leyenda ochentera reciclada, que nos despertarán desde la maliciosa sonrisa hasta la más sonora carcajada.
La vertiginosa y poliédrica Nueva York funciona como un 4º personaje, con especial atención al mundo editorial, sus círculos llenos de víboras y su encarnizada competencia, a la par que constituye el escenario perfecto para las situaciones más alocadas y delirantes en manos de nuestros protagonistas, a partir de las pequeñeces más insignificantes: desde la búsqueda de la mujer fecundada por los espermatozoides donados por Ray hasta la pérdida y posterior recuperación de un guión de Jim Jarmusch (cameo del cineasta incluido) por un desliz erótico con una menor hija de un psicólogo dominante y machacón.
La naturaleza detectivesca de los argumentos da pie a varias referencias literarias y cinematográficas, especialmente del género negro y policíaco, cuyos clichés más reconocibles parodia al tiempo que homenajea, muy hábilmente y sin abusar.
El trabajo de guión es meticuloso y exigente, y se nota: el método de desenlace difiere en general de ese reset tan recurrente en las telecomedias, esa vuelta a la configuración inicial al final de cada capítulo. Asimismo, demuestran gran maestría a la hora de tratar los momentos sentimentales, que quedan reducidos a los estrictamente necesarios, y se encuentran hábilmente situados en circunstancias atípicas, reduciendo por tanto el comprometido efecto sensiblero. Otro fundamental estándar de calidad de la HBO.
En definitiva, si buscáis una serie de humor original, diferente y políticamente incorrecta (sin meterse en el terreno de lo socarrón), con divertidos actores, situaciones delirantes y guiones de lujo, estáis de suerte: Bored to death es vuestra serie.
10 de octubre de 2009
10 de octubre de 2009
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bored to Death es un gran descubrimiento, tengo que reconocerlo. Me encanta el trabajo de Jason Schwartzman desde que lo vi por primera vez en 2005 en I heart Huckabees. Incluso es opening de la serie es exquisito.
Bored to Death nos cuenta las aventuras de Jonathan Ames (Schwartzman), un autor de novela (una) que busca cómo escribir la segunda, y cómo encontrarse a sí mismo tras el abandono de su novia Suzanne (Olivia Thirlby)… y de paso trabaja como detective amateur promocionándose en una conocida página web norteamericana de anuncios por palabras.
Mientras Jonathan pulula siguiendo a gente a lo largo y ancho de Nueva York, tendrá que lidiar no sólo con excéntricos personajes como su jefe, George Christopher (que encarna Ted Danson), o con su mejor amigo Ray (Zach Galifianakis), sino con la insistente memoria de su novia, su propia mediocridad, y su fracaso al afrontar los problemas que la vida le presenta, lo cual se materializa en evasión a través de la marihuana.
La serie es una divertida comedia, con momentos surrealistas y situaciones absurdas. El personaje de Schwartzman es francamente muy bueno. El guión de la serie entretiene y deja un muy buen sabor de boca… ¡y está rodada en Nueva York!
Bored to Death nos cuenta las aventuras de Jonathan Ames (Schwartzman), un autor de novela (una) que busca cómo escribir la segunda, y cómo encontrarse a sí mismo tras el abandono de su novia Suzanne (Olivia Thirlby)… y de paso trabaja como detective amateur promocionándose en una conocida página web norteamericana de anuncios por palabras.
Mientras Jonathan pulula siguiendo a gente a lo largo y ancho de Nueva York, tendrá que lidiar no sólo con excéntricos personajes como su jefe, George Christopher (que encarna Ted Danson), o con su mejor amigo Ray (Zach Galifianakis), sino con la insistente memoria de su novia, su propia mediocridad, y su fracaso al afrontar los problemas que la vida le presenta, lo cual se materializa en evasión a través de la marihuana.
La serie es una divertida comedia, con momentos surrealistas y situaciones absurdas. El personaje de Schwartzman es francamente muy bueno. El guión de la serie entretiene y deja un muy buen sabor de boca… ¡y está rodada en Nueva York!
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Estoy completamente seguro de que el título de esta serie se va a quedar en "Muerto de aburrimiento" cuando la doblen al castellano, hehehe.
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