Me encantan el sexo y el cine. Llevo años buscando una película de fuerte carga erótica que ofrezca además detalles de interés cinematográfico. He encontrado unas cuantas –"Monster's Ball", "Instinto básico"...–, pero todavía estoy por descubrir una auténtica obraza maestra de esas a las que doy de un 9 para arriba.
"Lie With Me" es un trabajo independiente que intenta ofrecer un estudio del enamoramiento femenino a través del sexo. Los protagonistas son una ninfómana y un artista –parece ser que esos cineastas jóvenes con complejo de poetas no ven verosímil que un camionero y una camarera puedan sentir la misma pasión– que se atraen mutuamente.
Entre soeces y anodinas reflexiones de la chica –casi la mitad de las palabras del guión, y no exagero, son derivadas de "polla", "mamada", "corrida" o "follar"–, se intercalan escenas eróticas que tan pronto son suaves como muy explícitas –en un par de ocasiones se ve claramente cómo le están agarrando el trinquete al chico– y algún que otro momento de cine, como todo lo del padre impedido o lo de la espiral destructiva en la que cae la chica.

Por lo menos no me aburrió tanto como "9 canciones", y eso de que el tío sea sexualmente tan normalito, me levantó la moral. Pero se podría haber aprovechado más.

Por la naturalidad, frescura y normalidad con la que fluye, mi nota es buena. Sin más, porque es una peli que muestra la vida, el sexo, con tanta espontaneidad como si de verdad estuviésemos allí observando la suciedad de las calles, sintiendo la arena del parque, la madera de los bancos. Esa simplicidad deliciosa que no sólo muestra el lado erótico de las cosas, tan típicamente cinematográfico, sino también la decadencia del padre que vive con el amante, su decrepitud en el baño, como la vida misma. Es un fragmento de vida entre los dedos, un puñado de realidad al azar, con momentos de belleza, delicadeza, y momentos de realidad explícita, con los órganos sexuales en el cuadro como es, como tiene que ser verdaderamente. No hay chicas envueltas en sábanas después de retozar, ni hombres desnudos de cintura para arriba. Por todo ello, esta peli me ha cautivado, con un Eric Balfor tan deliciosamente sensual, que merece toda mi consideración como magnífico producto de entretenimiento. Porque muchas veces, la simplicidad en las cosas posee el secreto de la belleza absoluta.

Jamás he visto (mi mente es muy selectiva) una pelicula tan mala....mala de verdad...mala de solemnidad. Como defensor del cine erótico reconozco que el comienzo me hizo sentir interés por la cinta en cuestión; todo un fiasco, al cabo de un "ratito" estaba dormitando.....y eso... a mi entender, es lo peor que se puede decir de una película. El sueño embargó todos mis sentidos, mientras tanto, la chica del film iba correteando en busca de... ¿qué?, la verdad...no lo sé.

Para mí, la verdad, es que aunque los personajes tienen una gran determinación y fuerza, la trama principal se ha perdido en algún pliegue de sábana y nadie lo encuentra. Te quieren hacer pensar que se trata de un drama romántico autorreflexivo pero la verdad es que para mi opinión se han quedado muy por debajo del nivel que se impusieron al empezar. El resultado es una porno light de la que al final no recuerdas mucho más que las medidas de los protagonistas. Eso sí, la fotografía me ha encantado

Lie es una de esas pelis que piensan que por poner un primer plano de una linda muchacha con el pelo mecido por el viento están haciendo poesía. Falta algo más.
En principio porque el espectador, sobre todo el voyeurista que ya está aspectado con las porno-imágenes, ya sabe que una buena escena de sexo quedará sólo en eso si no se la complementa con algo más. Las frases son de una profundidad tramposa: se hace mención al vacío y en cierta forma se lo representa, pero al no haber un reemplazante natural frente a esa sensación primordial la peli se queda con un mensaje a medias que sólo sabe representar una escena de buen sexo para el mero deleite visual.
El resultado es una película erótica de la talla de Zapatos rojos: unas cuantas escenas sexuales, una pérdida simbólica que roza la superficie y palabras que se antojan reflexivas pero que jamás eluden su caracter de anexos de unas cuantas imágenes.