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Voto de Kaori:
6

Voto de Kaori:
6
8,0
13.645
Western. Romance
James McKay (Peck), un capitán de navío retirado, viaja desde el Este a las vastas llanuras de Texas para casarse con Pat Terrill (Baker), la hija de un rico ganadero. El choque entre McKay, hombre pacífico, culto y educado, y los violentos y toscos rancheros es inevitable. No sólo tendrá que enfrentarse con el capataz Steve Leech (Heston), sino que incluso su novia se sentirá decepcionada por su comportamiento. Mientras tanto, el padre ... [+]
2 de mayo de 2011
2 de mayo de 2011
16 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vaya, ¿soy la única que escribe su crítica con un 6 de nota? Curioso. El caso es que la película no es que sea mala, ni que esté mal hecha, ni que tenga fallos flagrantes. Muy al contrario, brilla muy especialmente en el reparto y en la fotografía.
Cada vez me convenzo más de que Charlton Heston no era de este mundo; no es ya que sea un actorazo, es que es imposible apartar la mirada de su figura, es que se come la pantalla, es que es la masculinidad hecha carne. William Wyler, además, se aprovecha del talento de los actores y de su buen hacer como director para crear escenas logradísimas (el silencio durante el desayuno entre Peck, Heston y Baker, por ejemplo) e hilvanar una historia sólida en cuanto a guión que provoca (al menos en mi caso) amplias reflexiones.
Vale, ¿y entonces? Entonces eso: la incongruencia del personaje principal, James McKay, y el desastroso final, diría que imperdonable.
La actitud del caballero McKay me resulta tan incomprensible por momentos, que esas dudas que plantea se imprimen en toda la película y la hace, para mi gusto, flojear. Se respira el sinsentido, la incoherencia de un hombre que de cara a todo el mundo rechaza la violencia y los problemas, pero sólo en apariencia, sólo de boquilla...; un hombre al que no le interesa fanfarronear, pero al que tampoco le interesa que su prometida le conozca verdaderamente. La sensación constante es que engaña a todos, y al final de la película una sigue sin saber por qué... Ni por qué sólo tiene valor a escondidas, ni por qué dice "no me peleo" para después decir "sí me peleo". Si eres el caballero que dices ser, si en serio piensas que no vale la pena, que no sirve de nada levantar la mano; si de verdad crees que el mundo en que estás es bárbaro (¿lo piensas...?), ¿por qué cuando los demás se dan la vuelta participas de ese mundo? Yo sigo sin verlo nada claro. Y sigo sin conocer a James McKay.
Lo peor, traumático, es el final. A ver, puede que sea, en realidad, lo de menos, pero es imperdonable que, habiendo planteado una historia a cuatro, sólo nos muestren el final de dos. Quedan multitud de dudas en el aire sobre unos personajes fundamentales de los que, finalmente, no sabemos cuál será su futuro. De nuevo la incongruencia.
Con todo, la recomiendo. Es buen cine, bien hecho, bien interpretado. Y el debate está servido.
Cada vez me convenzo más de que Charlton Heston no era de este mundo; no es ya que sea un actorazo, es que es imposible apartar la mirada de su figura, es que se come la pantalla, es que es la masculinidad hecha carne. William Wyler, además, se aprovecha del talento de los actores y de su buen hacer como director para crear escenas logradísimas (el silencio durante el desayuno entre Peck, Heston y Baker, por ejemplo) e hilvanar una historia sólida en cuanto a guión que provoca (al menos en mi caso) amplias reflexiones.
Vale, ¿y entonces? Entonces eso: la incongruencia del personaje principal, James McKay, y el desastroso final, diría que imperdonable.
La actitud del caballero McKay me resulta tan incomprensible por momentos, que esas dudas que plantea se imprimen en toda la película y la hace, para mi gusto, flojear. Se respira el sinsentido, la incoherencia de un hombre que de cara a todo el mundo rechaza la violencia y los problemas, pero sólo en apariencia, sólo de boquilla...; un hombre al que no le interesa fanfarronear, pero al que tampoco le interesa que su prometida le conozca verdaderamente. La sensación constante es que engaña a todos, y al final de la película una sigue sin saber por qué... Ni por qué sólo tiene valor a escondidas, ni por qué dice "no me peleo" para después decir "sí me peleo". Si eres el caballero que dices ser, si en serio piensas que no vale la pena, que no sirve de nada levantar la mano; si de verdad crees que el mundo en que estás es bárbaro (¿lo piensas...?), ¿por qué cuando los demás se dan la vuelta participas de ese mundo? Yo sigo sin verlo nada claro. Y sigo sin conocer a James McKay.
Lo peor, traumático, es el final. A ver, puede que sea, en realidad, lo de menos, pero es imperdonable que, habiendo planteado una historia a cuatro, sólo nos muestren el final de dos. Quedan multitud de dudas en el aire sobre unos personajes fundamentales de los que, finalmente, no sabemos cuál será su futuro. De nuevo la incongruencia.
Con todo, la recomiendo. Es buen cine, bien hecho, bien interpretado. Y el debate está servido.