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10
22 de agosto de 2008
22 de agosto de 2008
745 de 908 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sabía que debía hacer una crítica de esta película, aunque soy consciente de que servirá de poco considerando la cantidad de ellas que hay. La media que tiene la película entre mis amigos (6.8) me ha impulsado a escribirla y a intentar defender lo que la gran mayoría de la gente ha aceptado, y es que "El caballero oscuro" no es una adaptación de un cómic, sino una tragedia griega filmada con un nervio y un talento del que muy, muy pocos directores pueden presumir. Christopher Nolan, para variar, nos regala un film magnífico, épico, con múltiples lecturas, logrando aquí su trabajo más redondo.
Por que “El caballero oscuro” trasciende de su propio origen y se convierte en un thriller de los que salen uno cada muchos años. Una nueva “Seven”, una nueva y reflexiva aportación al género, mezclando sabiamente lo viejo con lo nuevo, cogiendo elementos del cómic y trasportándolos al mundo real, haciendo “arder el mundo”. Como decían por ahí, ‘lo más gracioso es que si pones el telediario te encontrarás lo mismo que muestra la película”.
El guión es sublime. Condensar tantos cómics y armar un puzzle de forma lógica y coherente es complicado, pero más aún es presentar tantos personajes y hacerlo dándole profundidad y humanidad a todos y cada uno de ellos. Los tres protagonistas de la función son Joker, Harvey Dent y Batman, pero no se quedan atras los secundarios. Interpretados con convicción por dos de los mejores actores jóvenes vivos (Bale y Eckhart), y por uno fallecido, Ledger, que destapa aquí una interpretación antológica. Nicholson estaba disfrazado de Joker en la película de Burton, pero Ledger es Joker, sin más.
Más allá de alabar las labores de dirección de Nolan, que son muchas, habiendo arreglado el principal problema de Batman Begins –las escenas de acción-, o las interpretaciones, sigo pensando que el guión es lo más destacable del conjunto. Como en spoiler no entra todo (son 7500 caracteres y FA sólo permite 6000), quien quiera leer la crítica COMPLETA, que me pida la dirección por mensaje privado.
Nolan ha creado un film redondo, una película que no tiene ninguna laguna, que dura 150 minutos y parece hora y media, que enlaza perfectamente, sin agujeros por ninguna parte. No es la mejor película de la historia, ni lo pretende. Pero como secuela, como película comercial masiva, como film de acción, como película en general, no sólo está bastantes décimas por encima de la media, sino que marca un punto de inflexión que, al igual que ya hizo Batman Begins, será difícil superar. Fastidia, ¿eh? Pues nada, qué le vamos a hacer. Lo mismo pasó con James Wan y su Saw, o con Fincher y su Seven, o con Singer y su Sospechosos Habituales. Algún día Nolan será reconocido, y Batman El Caballero Oscuro, será considerada la Obra Maestra que verdaderamente es, una joya en su concepción, realización, y resolución. Pero bueno, siempre habrá quien piense que Spider-Man 3 es mejor, alegando que prefiere las películas “profundas”. Ironías de la vida.
Por que “El caballero oscuro” trasciende de su propio origen y se convierte en un thriller de los que salen uno cada muchos años. Una nueva “Seven”, una nueva y reflexiva aportación al género, mezclando sabiamente lo viejo con lo nuevo, cogiendo elementos del cómic y trasportándolos al mundo real, haciendo “arder el mundo”. Como decían por ahí, ‘lo más gracioso es que si pones el telediario te encontrarás lo mismo que muestra la película”.
El guión es sublime. Condensar tantos cómics y armar un puzzle de forma lógica y coherente es complicado, pero más aún es presentar tantos personajes y hacerlo dándole profundidad y humanidad a todos y cada uno de ellos. Los tres protagonistas de la función son Joker, Harvey Dent y Batman, pero no se quedan atras los secundarios. Interpretados con convicción por dos de los mejores actores jóvenes vivos (Bale y Eckhart), y por uno fallecido, Ledger, que destapa aquí una interpretación antológica. Nicholson estaba disfrazado de Joker en la película de Burton, pero Ledger es Joker, sin más.
Más allá de alabar las labores de dirección de Nolan, que son muchas, habiendo arreglado el principal problema de Batman Begins –las escenas de acción-, o las interpretaciones, sigo pensando que el guión es lo más destacable del conjunto. Como en spoiler no entra todo (son 7500 caracteres y FA sólo permite 6000), quien quiera leer la crítica COMPLETA, que me pida la dirección por mensaje privado.
Nolan ha creado un film redondo, una película que no tiene ninguna laguna, que dura 150 minutos y parece hora y media, que enlaza perfectamente, sin agujeros por ninguna parte. No es la mejor película de la historia, ni lo pretende. Pero como secuela, como película comercial masiva, como film de acción, como película en general, no sólo está bastantes décimas por encima de la media, sino que marca un punto de inflexión que, al igual que ya hizo Batman Begins, será difícil superar. Fastidia, ¿eh? Pues nada, qué le vamos a hacer. Lo mismo pasó con James Wan y su Saw, o con Fincher y su Seven, o con Singer y su Sospechosos Habituales. Algún día Nolan será reconocido, y Batman El Caballero Oscuro, será considerada la Obra Maestra que verdaderamente es, una joya en su concepción, realización, y resolución. Pero bueno, siempre habrá quien piense que Spider-Man 3 es mejor, alegando que prefiere las películas “profundas”. Ironías de la vida.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Como casi siempre, cuando una película cojonuda tiene éxito, le salen varios detractores que intentan darle la vuelta a las cosas para justificar que las altas notas se deben a las “expectativas” o, en este caso, a la muerte de Ledger. Lo curioso que ha pasado con “El caballero oscuro” es que estos fallos encontrados no pertenecen al film, sino a la percepción de cada uno de según qué cosas, o al hecho de estar pensando en las musarañas en lugar de prestar atención a la pantalla. He visto la película dos veces en el cine, la primera disfrutando y saboreando cada minuto, y una segunda verificando si verdaderamente había algún tipo de error. Y este segundo visionado, el más enriquecedor –como pasa con El sexto sentido- ha sido suficiente para confirmar que no: Nolan no deja ningún cabo suelto, todo tiene sentido, absolutamente todo.
La progresión de Dent es uno de los “errores” comentados. Dicen que es instantánea, que verdaderamente no hay un cambio poco a poco: falso. A los 50 minutos de película, con la muerte de Gordon, Dent se cabrea y secuestra una furgoneta con el chiflado de Arkham. Ahí ya empieza a asomarse al lado oscuro. Media hora más tarde, sucede lo de Rachel y continúa su progresión: ella muere, la rabia aumenta, y la libera en la escena del hospital. Cuando un loco está… loco, y acaba de sufrir un trauma, es fácilmente influenciable. Joker lo consigue, le pone de su lado, le insta a implantar una anarquía: se convierte en Dos Caras. ¿Era necesario lo de la familia de Gordon? Sí. Con él empezó todo, con sus policías corruptos, con su muerte ficticia. El primer acercamiento de Dent a esa segunda mitad se genera con Gordon, y con él intenta pagarlo.
¿Más “errores? Pues según parece la escena de los barcos es inverosímil por que los presos no deberían tener sentimientos. Desde mi punto de vista Nolan intenta demostrar que en situaciones límites la humanidad está por encima de todo. Los presos están esposados y los policías tienen armas, es normal que no intenten nada. Los del otro barco montan un lío: Se muestran dos caras de la moneda, alusión a Dent, pero a su vez ambas son la misma: nadie tiene huevos a hacer explosionar a los demás. La humanidad se superpone a la supervivencia, y es que en cualquiera de los dos casos, pulsar un botón supone la muerte. Para los presos la vida les da igual, no van a salir de la cárcel. Y con respecto a los ciudadanos: la culpabilidad acabaría con ellos, puesto que se convertirían en lo mismo que han eliminado pulsando el botón.
Y el final, no puedo dejar de mencionar el final, uno perfecto, brutal, que deja sin aliento. ¿Por qué no culpar a Joker? Pues básicamente porque Joker estaba en otro sitio, apresado en el momento en el que Dos Caras eliminó a las “cinco víctimas”. Culpar a Joker de eso sí que sería inverosímil. Batman asume la responsabilidad, Dent pasa a la historia como un héroe, y Batman hace un sacrificio necesario, digno de lo que necesitaba Gotham. Y ya está, no hay más.
La progresión de Dent es uno de los “errores” comentados. Dicen que es instantánea, que verdaderamente no hay un cambio poco a poco: falso. A los 50 minutos de película, con la muerte de Gordon, Dent se cabrea y secuestra una furgoneta con el chiflado de Arkham. Ahí ya empieza a asomarse al lado oscuro. Media hora más tarde, sucede lo de Rachel y continúa su progresión: ella muere, la rabia aumenta, y la libera en la escena del hospital. Cuando un loco está… loco, y acaba de sufrir un trauma, es fácilmente influenciable. Joker lo consigue, le pone de su lado, le insta a implantar una anarquía: se convierte en Dos Caras. ¿Era necesario lo de la familia de Gordon? Sí. Con él empezó todo, con sus policías corruptos, con su muerte ficticia. El primer acercamiento de Dent a esa segunda mitad se genera con Gordon, y con él intenta pagarlo.
¿Más “errores? Pues según parece la escena de los barcos es inverosímil por que los presos no deberían tener sentimientos. Desde mi punto de vista Nolan intenta demostrar que en situaciones límites la humanidad está por encima de todo. Los presos están esposados y los policías tienen armas, es normal que no intenten nada. Los del otro barco montan un lío: Se muestran dos caras de la moneda, alusión a Dent, pero a su vez ambas son la misma: nadie tiene huevos a hacer explosionar a los demás. La humanidad se superpone a la supervivencia, y es que en cualquiera de los dos casos, pulsar un botón supone la muerte. Para los presos la vida les da igual, no van a salir de la cárcel. Y con respecto a los ciudadanos: la culpabilidad acabaría con ellos, puesto que se convertirían en lo mismo que han eliminado pulsando el botón.
Y el final, no puedo dejar de mencionar el final, uno perfecto, brutal, que deja sin aliento. ¿Por qué no culpar a Joker? Pues básicamente porque Joker estaba en otro sitio, apresado en el momento en el que Dos Caras eliminó a las “cinco víctimas”. Culpar a Joker de eso sí que sería inverosímil. Batman asume la responsabilidad, Dent pasa a la historia como un héroe, y Batman hace un sacrificio necesario, digno de lo que necesitaba Gotham. Y ya está, no hay más.

6,8
78.951
8
7 de marzo de 2009
7 de marzo de 2009
569 de 649 usuarios han encontrado esta crítica útil
Domingo, 1 de marzo de 2009, 23:30 pm.
He terminado de leer Watchmen. Tras dos semanas dejándolo pasar, la cercanía del estreno del film de Snyder me ha "obligado" a meterme un poco de prisa para acabar de leer la que, según dicen, es mejor novela gráfica de la historia. Puedo aceptarlo, no soy un experto en la materia. Y sí, Watchmen es excepcional.
Lunes, 23 de febrero de 2009, 19:25 pm.
Estoy en el tercer capítulo de Watchmen. La cosa no va mal. Estos personajes empiezan a gustarme, cómo se profundiza en ellos, cómo Moore y Gibbons son capaces de insuflarles vida, un halito de esperanza, de fe, a pesar de la dureza y oscuridad de sus vidas. De su mundo, decadente, y ante todo humano. Veo que la historia comienza a resquebrajarse: dos argumentos e incluso flashbacks conviven en las mismas páginas. Pienso que me gustaron "El amanecer de los muertos" y "300", y me planteo una duda: '¿cómo conseguirá Snyder transportar estos juegos narrativos a la pantalla?'. Sigo leyendo.
Lunes, 2 de marzo de 2009, 00:30 am.
Doy con la solución a la duda que llevaba días rondándome la cabeza. Saco en claro que, desgraciadamente, quizá Snyder no esté a la altura de un objetivo tan exigente. Lástima, supongo. Terry Gilliam ya lo intentó y prefirió no hacerlo asegurando que era imposible condensar toda esa filosofía en un par de horas. No le faltaba razón, sería más que complicado. "300" es una fantástica cinta de evasión, pero no destaca por su profundidad. Seguiré pensando al respecto, intentando dar con la solución. Sólo restan cuatro días para ir al cine y salir de dudas.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:00 pm.
Los nervios se apoderan de mí. Apenas una hora me separa de mis cines habituales. Compraré la entrada, entraré a la sala e intentaré dejar fuera mis prejuicios. ¡Qué grande es la obra original! Después de varios días, el recuerdo de su magnificencia ha ido creciendo en mi cabeza, poco a poco, hasta terminar por cegarme en cierto sentido. Lo admito: temo por lo que pueda haber hecho Snyder. No, no tengo dudas de su talento, pero considero cada vez más utópico que el experimento haya salido bien. Pasan los minutos, me preparo, salgo de casa. Miro el reloj: son las 18:30 pm. En diez minutos tendré las entradas en mi bolsillo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:50 pm.
Estoy sentado en la butaca. Mientras hablo con mis amigos me olvido de todo, me relajo. Una música de ascensor suena en la sala, en la que va entrando gente. Veo adolescentes, parejas de mediana edad e incluso hombres que rondan los cincuenta. Un público muy extraño para el tipo de obra que, intuía, iba a presenciar. Se apagan las luces. Apago el móvil y, de reojo, miro la hora: 18:55 pm. Quedan cinco minutos para el fin del mundo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 19:00 pm.
Esta será mi última palabra antes de descubrir la verdad. Varios tráilers y anuncios preceden al logotipo de Legendary Pictures y Paramount. Empieza la película. Y más abajo, sigue mi crítica. Sin spoilers.
He terminado de leer Watchmen. Tras dos semanas dejándolo pasar, la cercanía del estreno del film de Snyder me ha "obligado" a meterme un poco de prisa para acabar de leer la que, según dicen, es mejor novela gráfica de la historia. Puedo aceptarlo, no soy un experto en la materia. Y sí, Watchmen es excepcional.
Lunes, 23 de febrero de 2009, 19:25 pm.
Estoy en el tercer capítulo de Watchmen. La cosa no va mal. Estos personajes empiezan a gustarme, cómo se profundiza en ellos, cómo Moore y Gibbons son capaces de insuflarles vida, un halito de esperanza, de fe, a pesar de la dureza y oscuridad de sus vidas. De su mundo, decadente, y ante todo humano. Veo que la historia comienza a resquebrajarse: dos argumentos e incluso flashbacks conviven en las mismas páginas. Pienso que me gustaron "El amanecer de los muertos" y "300", y me planteo una duda: '¿cómo conseguirá Snyder transportar estos juegos narrativos a la pantalla?'. Sigo leyendo.
Lunes, 2 de marzo de 2009, 00:30 am.
Doy con la solución a la duda que llevaba días rondándome la cabeza. Saco en claro que, desgraciadamente, quizá Snyder no esté a la altura de un objetivo tan exigente. Lástima, supongo. Terry Gilliam ya lo intentó y prefirió no hacerlo asegurando que era imposible condensar toda esa filosofía en un par de horas. No le faltaba razón, sería más que complicado. "300" es una fantástica cinta de evasión, pero no destaca por su profundidad. Seguiré pensando al respecto, intentando dar con la solución. Sólo restan cuatro días para ir al cine y salir de dudas.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:00 pm.
Los nervios se apoderan de mí. Apenas una hora me separa de mis cines habituales. Compraré la entrada, entraré a la sala e intentaré dejar fuera mis prejuicios. ¡Qué grande es la obra original! Después de varios días, el recuerdo de su magnificencia ha ido creciendo en mi cabeza, poco a poco, hasta terminar por cegarme en cierto sentido. Lo admito: temo por lo que pueda haber hecho Snyder. No, no tengo dudas de su talento, pero considero cada vez más utópico que el experimento haya salido bien. Pasan los minutos, me preparo, salgo de casa. Miro el reloj: son las 18:30 pm. En diez minutos tendré las entradas en mi bolsillo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 18:50 pm.
Estoy sentado en la butaca. Mientras hablo con mis amigos me olvido de todo, me relajo. Una música de ascensor suena en la sala, en la que va entrando gente. Veo adolescentes, parejas de mediana edad e incluso hombres que rondan los cincuenta. Un público muy extraño para el tipo de obra que, intuía, iba a presenciar. Se apagan las luces. Apago el móvil y, de reojo, miro la hora: 18:55 pm. Quedan cinco minutos para el fin del mundo.
Viernes, 6 de marzo de 2009, 19:00 pm.
Esta será mi última palabra antes de descubrir la verdad. Varios tráilers y anuncios preceden al logotipo de Legendary Pictures y Paramount. Empieza la película. Y más abajo, sigue mi crítica. Sin spoilers.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Los primeros minutos me hacen dudar. Una secuencia larguísima sirve de presentación al comediante, personaje en torno al cual gira casi toda la historia original. Alguien aparece en su domicilio y, tras una larga batalla, éste fallece. "Demasiado tiempo bala", pienso. Si esto sigue así me voy a mosquear. La cosa cambia rotundamente cuando empieza a sonar la canción "The Times They Are A Changin" de Bob Dylan mientras en los créditos se resume la historia de los Minutemen. Esto marcha. Y a medida que la película sigue avanzando, puedo pensar para mis adentros que, definitivamente, Snyder no ha prostituido la novela.
Al acabar de verla no sé cómo afrontar el visionado. Tengo sentimientos encontrados. Los siete primeros capítulos están aquí intactos, no han cambiado nada. Secuencias como el funeral del comediante demuestran el por qué confío en Zack Snyder, que no se corta e introduce varios flashbacks sin fragmentar la acción ni crear un bajón en el ritmo. Todo está bien enlazado, así da gusto. Puedo sentir el respeto por la obra original. Pero después de la primera hora y media, tras el incendio, la cosa cambia.
Queda una hora de película, faltan cinco tomos por adaptar, de los cuales un par son casi imposibles de llevar a la pantalla sin recortes. Las cosas se aceleran, hay mucho menos divague, todo va más a saco. Se ha sacrificado, en parte, la reflexión filosófica de dos personajes clave de la película. Pero no se han desdibujado sus personalidades, sólo se ha extirpado una pequeña, muy leve parte de su carisma. Siguen estando ahí. Jon, con su espectacular mundo cristalino, y Ozymandias, en su reino urbano. El caos se desata. El final ha cambiado, pero ojo, todo sigue funcionando como un reloj. La reflexión es la misma, no así la forma de llegar a ella.
"Zack Snyder lo ha logrado", me repito. El comediante, Rorschach, Búho Nocturno, Espectro de Seda, Dr. Manhattan y Ozymandias ya son parte del séptimo arte. Son seres con una profundidad bien reflejada y conseguida en este nuevo medio por el que se mueven. La crudeza de los dos primeros, la humanidad de los dos segundos y la supremacía intelectual de los restantes está ahí, se palpa. Ese mundo sucio, malsano, lleno de personas realistas, ha saltado de un lado a otro con una facilidad pasmosa.
Pero a pesar de la alegría, no puedo negar mi desilusión por la ausencia de algunas cosas concretas, incluyendo la mala integración de ciertas canciones (Hallelujah) o algún error de casting (Goode). Estos últimos aspectos no tienen solución, lo primero, sí: la edición en DVD durará en torno a 250 minutos, o eso se ha asegurado. De una forma u otra, Zack Snyder, un joven director de 43 años, ha chapado la boca a quienes decían que "Watchmen" era inadaptable. Y además ha dado una lección y ha reconfirmado la reinvención de las adaptaciones de “superhéroes”. The Dark Knight y Watchmen toman el testigo de Spiderman 2, Batman Begins y X-Men 2. A partir de ahora, las cosas serán diferentes.
Al acabar de verla no sé cómo afrontar el visionado. Tengo sentimientos encontrados. Los siete primeros capítulos están aquí intactos, no han cambiado nada. Secuencias como el funeral del comediante demuestran el por qué confío en Zack Snyder, que no se corta e introduce varios flashbacks sin fragmentar la acción ni crear un bajón en el ritmo. Todo está bien enlazado, así da gusto. Puedo sentir el respeto por la obra original. Pero después de la primera hora y media, tras el incendio, la cosa cambia.
Queda una hora de película, faltan cinco tomos por adaptar, de los cuales un par son casi imposibles de llevar a la pantalla sin recortes. Las cosas se aceleran, hay mucho menos divague, todo va más a saco. Se ha sacrificado, en parte, la reflexión filosófica de dos personajes clave de la película. Pero no se han desdibujado sus personalidades, sólo se ha extirpado una pequeña, muy leve parte de su carisma. Siguen estando ahí. Jon, con su espectacular mundo cristalino, y Ozymandias, en su reino urbano. El caos se desata. El final ha cambiado, pero ojo, todo sigue funcionando como un reloj. La reflexión es la misma, no así la forma de llegar a ella.
"Zack Snyder lo ha logrado", me repito. El comediante, Rorschach, Búho Nocturno, Espectro de Seda, Dr. Manhattan y Ozymandias ya son parte del séptimo arte. Son seres con una profundidad bien reflejada y conseguida en este nuevo medio por el que se mueven. La crudeza de los dos primeros, la humanidad de los dos segundos y la supremacía intelectual de los restantes está ahí, se palpa. Ese mundo sucio, malsano, lleno de personas realistas, ha saltado de un lado a otro con una facilidad pasmosa.
Pero a pesar de la alegría, no puedo negar mi desilusión por la ausencia de algunas cosas concretas, incluyendo la mala integración de ciertas canciones (Hallelujah) o algún error de casting (Goode). Estos últimos aspectos no tienen solución, lo primero, sí: la edición en DVD durará en torno a 250 minutos, o eso se ha asegurado. De una forma u otra, Zack Snyder, un joven director de 43 años, ha chapado la boca a quienes decían que "Watchmen" era inadaptable. Y además ha dado una lección y ha reconfirmado la reinvención de las adaptaciones de “superhéroes”. The Dark Knight y Watchmen toman el testigo de Spiderman 2, Batman Begins y X-Men 2. A partir de ahora, las cosas serán diferentes.

7,4
37.642
8
7 de enero de 2008
7 de enero de 2008
576 de 667 usuarios han encontrado esta crítica útil
Probablemente uno de los grandes "sleepers" de 2007. La cinta de Richard Schenkman es toda una muestra de que poco presupuesto no es sinónimo de decepción. Todo se basa en el guión, sobretodo en un género que admite tantísimas licencias como la ciencia-ficción, y es justo por eso por lo que "The Man from Earth" está arrasando no sólo en festivales sino también entre el público, con un 8.4 en IMDB a fecha de hoy con casi 7.000 votos.
La historia es muy simple a priori: un hombre se va a mudar y reúne a varios de sus amigos en una especie de reunión de despedida. Hasta aquí todo normal... hasta que les revela que tiene 14.000 años. Todos se lo toman a coña, hasta que empiezan a hacerle preguntas y las responde ágilmente y de forma correcta, dando argumentos y dejando la puerta abierta a que todo sea verdad.
Todo se desarrolla en una habitación. No hay ni grandes ciudades destruidas, ni alienígenas amenazando con hacer desaparecer la Casa Blanca, ni anda suelto el primo de Godzilla. No hay efectos especiales, de hecho. La película es una continua narración en la que el protagonista, John Oldman, se descubre ante sus amigos y les cuenta la verdad. Y ellos, estupefactos, se ven atrapados por toda esa realidad ilógica. Y nosotros, como espectadores, somos arrastrados a ella y nos vemos en la misma situación que ellos. Justo aquí está la grandeza de una obra: no sólo no aburrir, sino ser apasionante. Y por descontado, original e inteligente.
La buenísima interpretación de los actores contribuye a que durante los 90 minutos que dura la cinta de Schenkman, nos mantengamos pegados a la pantalla esperando la siguiente frase. Y aunque personalmente no me creo la historia, como esos amigos que atienden sin parpadear al discurso, estoy atrapado en esta fantasía. Hasta un final brutal, realmente logrado, en el que hay un par de momentos dignos de elogio y que convierten a "The Man from Earth" en una de las mejores películas de "ciencia ficción" de la temporada. Vedla con la mente abierta y os encontraréis con una nueva joya a reivindicar. Toda una muestra de talento que, desgraciadamente, se perderá entre el mar de mediocres producciones americanas.
La historia es muy simple a priori: un hombre se va a mudar y reúne a varios de sus amigos en una especie de reunión de despedida. Hasta aquí todo normal... hasta que les revela que tiene 14.000 años. Todos se lo toman a coña, hasta que empiezan a hacerle preguntas y las responde ágilmente y de forma correcta, dando argumentos y dejando la puerta abierta a que todo sea verdad.
Todo se desarrolla en una habitación. No hay ni grandes ciudades destruidas, ni alienígenas amenazando con hacer desaparecer la Casa Blanca, ni anda suelto el primo de Godzilla. No hay efectos especiales, de hecho. La película es una continua narración en la que el protagonista, John Oldman, se descubre ante sus amigos y les cuenta la verdad. Y ellos, estupefactos, se ven atrapados por toda esa realidad ilógica. Y nosotros, como espectadores, somos arrastrados a ella y nos vemos en la misma situación que ellos. Justo aquí está la grandeza de una obra: no sólo no aburrir, sino ser apasionante. Y por descontado, original e inteligente.
La buenísima interpretación de los actores contribuye a que durante los 90 minutos que dura la cinta de Schenkman, nos mantengamos pegados a la pantalla esperando la siguiente frase. Y aunque personalmente no me creo la historia, como esos amigos que atienden sin parpadear al discurso, estoy atrapado en esta fantasía. Hasta un final brutal, realmente logrado, en el que hay un par de momentos dignos de elogio y que convierten a "The Man from Earth" en una de las mejores películas de "ciencia ficción" de la temporada. Vedla con la mente abierta y os encontraréis con una nueva joya a reivindicar. Toda una muestra de talento que, desgraciadamente, se perderá entre el mar de mediocres producciones americanas.

6,8
74.595
5
7 de octubre de 2012
7 de octubre de 2012
603 de 811 usuarios han encontrado esta crítica útil
No quiero parecer frío ni incrédulo, pero no me creo "Lo imposible". No porque lo que suceda no pueda haber tenido lugar sino porque tal cual está montada la película parece... eso, un montaje, un anuncio de colonias con un tratamiento de la imagen tan pulcro que se convierte en irreal. Infectada con el 'espíritu Spielberg' en un sentido global, copiando elementos estilísticos (eternos planos a contraluz, con atardeceres/amaneceres, primeros planos con gente abriendo bocas, giros de cámara con música machacona intentando conducir las emociones) y otros narrativos, como el énfasis en la unidad familiar o la personalidad de los personajes, siendo algunos de ellos una idealización total de un concepto (la madre, María, que es prácticamente una santa ayudando al prójimo), "Lo imposible" es un gran artefacto cinematográfico a nivel formal pero a mi, personalmente, no me llega.
Y no lo hace porque es demasiado 'perfecta', calculada, dirigida (emocionalmente) hacia puntos tan concretos que no hay posibilidad de meterse en la narración. Decir que es previsible sería innecesario teniendo en cuenta que ya en el propio cartel de la película te cuentan el final, pero es que los pequeños conflictos que van sucediéndoles a los protagonistas son tan fáciles de predecir que la intriga se diluye. ¿De qué sirve un drama de supervivencia si conoces de antemano el destino de quienes están involucrados? No le exijo que sea ingeniosa o que de giros, sólo que sea capaz de mantener la intriga. No ayuda tampoco a que la película sea creíble que los dos protagonistas sean Watts/McGregor ni que sus niños sean tan extremadamente fotogénicos. Como digo, todo está idealizado al máximo, es un festival de primeros planos de ojos azules intensos, secuencias humanas forzadísimas (atentos a la parte del teléfono móvil, lo de Daniel o la subtrama del padre sueco) y un uso de la luz que intenta engrandecer más las cosas añadiendo capas de magnificencia a una película perfectamente facturada por y para emocionar al público. Si se ve y falla en eso, poco más queda.
Juan Antonio Bayona ha hecho una película estimable que gustará al público general hambriento de sensaciones fuertes, eso es indudable. Pero si no llega... no llega. A mi me ha parecido fría, y eso que fuerza continuamente la emoción, pero quizá a costa de insistir termina por resentirse. Mucho mejor eso sí que porno-dramas como "Camino" o "Precious". Ah, bueno, eso sí: si esta película es española yo soy checo. Actor escocés, actriz australiana, hecha con dinero americano y contando la historia de un tsunami asiático. Que sí, que le pasó a una familia española... por cierto, googlead sus nombres. Nada que ver con la fotogenia de Watts (buen papel cuando le dejan), McGregor, Holland y el resto de niños de anuncio de champú. Una película "muy americana" en todo el sentido del término.
Y no lo hace porque es demasiado 'perfecta', calculada, dirigida (emocionalmente) hacia puntos tan concretos que no hay posibilidad de meterse en la narración. Decir que es previsible sería innecesario teniendo en cuenta que ya en el propio cartel de la película te cuentan el final, pero es que los pequeños conflictos que van sucediéndoles a los protagonistas son tan fáciles de predecir que la intriga se diluye. ¿De qué sirve un drama de supervivencia si conoces de antemano el destino de quienes están involucrados? No le exijo que sea ingeniosa o que de giros, sólo que sea capaz de mantener la intriga. No ayuda tampoco a que la película sea creíble que los dos protagonistas sean Watts/McGregor ni que sus niños sean tan extremadamente fotogénicos. Como digo, todo está idealizado al máximo, es un festival de primeros planos de ojos azules intensos, secuencias humanas forzadísimas (atentos a la parte del teléfono móvil, lo de Daniel o la subtrama del padre sueco) y un uso de la luz que intenta engrandecer más las cosas añadiendo capas de magnificencia a una película perfectamente facturada por y para emocionar al público. Si se ve y falla en eso, poco más queda.
Juan Antonio Bayona ha hecho una película estimable que gustará al público general hambriento de sensaciones fuertes, eso es indudable. Pero si no llega... no llega. A mi me ha parecido fría, y eso que fuerza continuamente la emoción, pero quizá a costa de insistir termina por resentirse. Mucho mejor eso sí que porno-dramas como "Camino" o "Precious". Ah, bueno, eso sí: si esta película es española yo soy checo. Actor escocés, actriz australiana, hecha con dinero americano y contando la historia de un tsunami asiático. Que sí, que le pasó a una familia española... por cierto, googlead sus nombres. Nada que ver con la fotogenia de Watts (buen papel cuando le dejan), McGregor, Holland y el resto de niños de anuncio de champú. Una película "muy americana" en todo el sentido del término.

7,6
118.627
8
27 de diciembre de 2010
27 de diciembre de 2010
423 de 486 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es digno de estudio: en los últimos años estamos recibiendo numerosas adaptaciones de historias/mitos populares que vienen publicadas como versiones "oscuras" y adultas de las originales. Al final, no sólo son inmaduras (Alice in Wonderland, Tim Burton) sino que se permiten el lujo de convertir los clásicos en iconos para quinceañeras (Twilight/Crepúsculo). Afortunadamente hay pequeños milagros como "Coraline" (Henry Selick, 2009), obras que esconden en su interior una mirada adulta, ésa que las producciones más publicitadas no se atreven a insinuar. Cuentos de hadas retorcidos entre los que podrían destacarse también "Hard Candy" (David Slade, 2005) o la reciente "Winter's Bone" (Debra Granik, 2010). Pero "Black Swan" de Darren Aronofsky es el mejor cuento macabro que se ha contado en el cine en los últimos años. Es la historia fantástica que filmaría un Michael Haneke poseído por el espíritu de Lars Von Trier, con Satoshi Kon como espejo en el que mirarse. O al menos, en el que inspirarse.
Aronofsky sigue madurando como realizador y guionista. Y "Black Swan" es la prueba más evidente de que es uno de los narradores más interesantes, e importantes, del cine norteamericano actual. Es capaz de levantar una película con un argumento casi anecdótico (una joven bailarina que aspira a ser la protagonista de 'El lago de los cisnes’) y transformarla en un orgasmo cinematográfico que se alarga durante más de cien minutos de puro gozo. Nos mete en la cabeza de su protagonista (una superlativa Natalie Portman, en su mejor papel hasta la fecha) acariciando a su personaje con movimientos de cámara que varían en base a su estado de ánimo: más bruscos cuando se palpa en nerviosismo, planos fijos cuando hay calma. La cámara en mano funciona a las mil maravillas en las coreografías de ballet, rodadas en su mayoría en una sola toma, excepto en la representación final.
Si bien es de recibo decir que Portman se deja la piel, tampoco puede negarse que los secundarios no son menos: Kunis enamora a cámara, Cassel está genial, Hershey y Ryder, con sus escasos minutos en pantalla, también demuestran sus tablas (especialmente Barbara). La banda sonora de Clint Mansell es exquisita, así como el sobresaliente trabajo del sonido, que hace que las escenas funcionen casi a modo de coreografías completas, como set-pieces rítmicas. La fotografía de Matthew Libatique ayuda a crear una ambientación malsana, opresiva, algo que no se veía en una pantalla grande desde el Lynch de "Mulholland Drive" (2001). El fantasma del tristemente desaparecido Satoshi Kon y de su ópera prima, la bellísima "Perfect Blue" (1998), revolotean por cada fotograma, en cada encuadre. Es como si Darren estuviese poseído por el genio nipón, entregando la que es, por ahora, su mejor película, con un tramo final que divide opiniones pero que en mi caso no hay duda: es sensacional. "Black Swan" es cine modélico, cuidado, trágico y bello. Negro, como el cisne. Pero puro, y en su imperfección... perfecto.
Aronofsky sigue madurando como realizador y guionista. Y "Black Swan" es la prueba más evidente de que es uno de los narradores más interesantes, e importantes, del cine norteamericano actual. Es capaz de levantar una película con un argumento casi anecdótico (una joven bailarina que aspira a ser la protagonista de 'El lago de los cisnes’) y transformarla en un orgasmo cinematográfico que se alarga durante más de cien minutos de puro gozo. Nos mete en la cabeza de su protagonista (una superlativa Natalie Portman, en su mejor papel hasta la fecha) acariciando a su personaje con movimientos de cámara que varían en base a su estado de ánimo: más bruscos cuando se palpa en nerviosismo, planos fijos cuando hay calma. La cámara en mano funciona a las mil maravillas en las coreografías de ballet, rodadas en su mayoría en una sola toma, excepto en la representación final.
Si bien es de recibo decir que Portman se deja la piel, tampoco puede negarse que los secundarios no son menos: Kunis enamora a cámara, Cassel está genial, Hershey y Ryder, con sus escasos minutos en pantalla, también demuestran sus tablas (especialmente Barbara). La banda sonora de Clint Mansell es exquisita, así como el sobresaliente trabajo del sonido, que hace que las escenas funcionen casi a modo de coreografías completas, como set-pieces rítmicas. La fotografía de Matthew Libatique ayuda a crear una ambientación malsana, opresiva, algo que no se veía en una pantalla grande desde el Lynch de "Mulholland Drive" (2001). El fantasma del tristemente desaparecido Satoshi Kon y de su ópera prima, la bellísima "Perfect Blue" (1998), revolotean por cada fotograma, en cada encuadre. Es como si Darren estuviese poseído por el genio nipón, entregando la que es, por ahora, su mejor película, con un tramo final que divide opiniones pero que en mi caso no hay duda: es sensacional. "Black Swan" es cine modélico, cuidado, trágico y bello. Negro, como el cisne. Pero puro, y en su imperfección... perfecto.
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