En la primera escena un grupo de niños juega a soldaditos en las calles de Albany, en el estado de Nueva York donde se desarrolla la acción en 1759. ¡Cuántas veces el western ofrece en el inicio escenas infantiles similares!
En el contexto está la Guerra de los siete años entre Inglaterra y Francia, aunque en el fondo se juega el control de las zonas peleteras y de la pesca en Terranova.
Para frenar la expansión inglesa hacia el oeste de los Apalaches, Francia establece una cadena de fuertes en sus territorios canadienses, uno de los cuales es el de Ticonderoga del que procede el título de la cinta.
El protagonista es Jedediah Horn (Montgomery), intrépido capitán de los Rangers y antiguo trampero, "Todo lo que vive en el bosque tiene que matar para sobrevivir". A su lado el fiel sargento Monday Wash (Bacon) responsable de la parte cómica, "Si todos se emborracharan juntos no habría más guerras".
En el lado femenino la arrebatadora Françoise (Vohs) no tiene problemas para ganarse el corazón de Jed frente a la enigmática Pequeña Nutria con la que compite, india de gran belleza esposa de un amable colono canadiense que filosofa con la situación: "Yo tengo edad para ser su padre y es mi esposa, Jed tiene edad para ser su marido pero lo considera un padre".
Tal vez el personaje más interesante resulte el espía francés Raoul de Moreau, un médico con pocos escrúpulos que junto a su instrumental quirúrgico muestra un amenazante frasco de sanguijuelas para hacer sangrías.
La cinta es bastante floja. Mucha acción pero pésimamente realizada, con aventuras increíbles, ritmo irregular, cierta intriga, pobre ambientación e interpretaciones que no pasan de regulares.
Lo peor sin embargo es el planteamiento absolutamente maniqueo de la situación. Los rangers americanos son los grandes héroes, los ingleses se muestran con su flema y sus aires superiores, los franceses son directamente inocentones y bobos. Mención especial para los indios, pésimamente caracterizados, que se mueven entre la maldad y la tontuna.
Las conversaciones incluyen algunas frases que sirven para repasar el francés del viejo bachillerato, así como expresiones del tipo "Sacrebleau" o "Parbleu", interjecciones que teníamos en el olvido y que al escucharlas en "Fort Ti" han traído a nuestra memoria una pequeña colección de tebeos de "El Sargento Furia" que a comienzos de los 60 coleccionábamos. Son exclamaciones de sorpresa y de temor que pronuncian los soldados franceses en los ataques de los guerrilleros españoles o americanos en las luchas de independencia.
Película de aventuras de escaso valor cinematográfico pero que merece alguna atención más que la prestada hasta ahora por los asiduos de FA.