Maravillosa película la que nos trae el director noruego Morten Tyldum en su primera incursión en el cine de habla inglesa. Interesantísima la historia y, sobre todo, el enorme trabajo de este matemático inglés llamado Alan Turing, magníficamente interpretado por este actor de rostro singular, Benedict Cumberbatch, quién afirmaría haberse sentido totalmente cautivado por la biografía y carácter de Turing. Cumberbatch aseguró haber sufrido con su interpretación, imaginando lo que habría sentido y sufrido así mismo el verdadero Turing sólo por el hecho de ser gay en una sociedad anclada en le pasado como era la británica por los años 50. El reconocimiento que Turing tuvo por su crucial aportación en la creación de la máquina descifradora de códigos secretos nazis durante la 2ª guerra mundial fue una sentencia por parte del gobierno inglés a castración química para curarle así de su aberrante homosexualidad. Turing se suicidaría con cianuro al no soportar los efectos de dicho tratamiento. Cumberbatch aseguraba también ser este uno de los hechos más repugnantes y vergonzosos de la historia de su país y afirma que esta película está dedicada a todos aquellos jóvenes que, al igual que Turing, sufren el abuso y la discriminación por su forma de sentir y pensar. A mí la película me ha gustado mucho, sinceramente, Cumberbatch está impresionante y los secundarios cumplen sobradamente con sus papeles, desde Keira Knightley en un muy correcto papel, hasta el atractivo Mark Strong, el guapísimo Matthew Goode, el elegante Charles Dance y el joven y sorprendente Alex Lawther. Bella banda sonora de una de mis debilidades, Alexandre Desplat, que no deja de componer maravillas película tras película. Buenísimo, todo hay que decirlo, el doblaje al español de Cumberbatch. Muy recomendable, una muy buena opción para una tarde de cine.