Probablemente uno de los mejores docu-dramas sobre el periodismo que venimos sufriendo desde principios del Siglo XX. El que busca la flema, la patada al estómago, el shock, el correveidile, la náusea, el pánico, el regodeo por la mierda del ser humano en definitiva. El que no tiene ética, fondo ni forma alguna, el que está supeditado a un beneficio económico.

Policías corruptos, reporteros sin escrúpulos, pasividad cómplice y espectáculo. Pan y circo que viene repitiéndose demasiadas décadas, a costa del sufrimiento de personas anónimas que sin comerlo ni beberlo alimentan el monstruo. Indefensión jurídica e institucional ante la pasividad de Gobiernos que hacen la vista gorda a otra forma de intromisión en la vida privada de las personas.

Ardua tarea tienen los que eligen la profesión de Periodismo como forma de ganarse la vida. Aún más los que la eligen por vocación. Tarde o temprano se les presentará la dicotomía: Paso por el aro o permanezco fiel a mis principios.

Cuanto más cine "serio" de Wilder veo, más me gusta. Pertenece al selecto grupo de directores que, además de tener un talento innato como comunicadores, son personas cultas e inteligentes. Una dupla imprescindible para entender el Cine como lo que es, un arte pedagógico.
Por cierto, Kirk Douglas es un actorazo. Tiene un mimetismo espectacular, ya sea como reportero, director de cine o como soldado. Uno de los grandes.

Dedicado a todas las ingenuas personas que creen que el Periodismo, al igual que el resto de medios de comunicación, deben ser vehículos de información, y no de confusión, manipulación e intromisión.