Esta película de Martin McDonagh peca de pretenciosa en mi modesta opinión, ya que pretende crear una historia de amor creíble, a su vez una trama sobre traiciones y asesinatos, y, sobre todo, pretende ser una comedia negra existencialista. Y todo a la vez es muy complicado.

Lo que más falla es la chirriante historia de "amor" entre el personaje de Farrell y la chica belga, me resultó histriónica, absurda, con nulo clímax para lo exagerado de la pasión de ella hacia él, totalmente injustificada.

Lo que más me gustó fueron los puntos de comedia negra que tiene, que me hicieron en algunos momentos desternillarme de la risa y una sobria, pero muy interesante introducción, de esas que marcan al buen cine negro, del cual soy un absoluto enamorado.

Para la próxima vez señor McDonagh, escoja bien las tramas que quiere desarrollar y dé la importancia necesaria a cada una, con su correspondiente tiempo de discurso y, si es necesario, recurra a las elipsis, eso sí, con sumo cuidado, puesto que es una herramienta muy difícil de usar en narrativa de forma correcta y convincente.