Add friend
You can add a friend by entering his or her username
You can also add friends or favorite users from their profile or their reviews.
Group name
Create new group
Create new group
Edit group information
Note
Note
Note
Note
The following users:
Group actions
Collaborator
- Movie recommendations
- Stats
- Ratings by category
- Contact
- Social Networks
-
Share his/her profile
Caith_Sith rating:
8
September 21, 2008
September 21, 2008
152 of 166 users found this review helpful
Me cuesta creer que finalmente haya podido ver la nueva película de Hayao Miyazaki, uno de los pocos genios vivos que quedan en esto del cine, un narrador único, irrepetible, que ha dejado como legado algunas de las mejores películas de animación de la historia. Tras el chasco que supuso la anterior película de Studio Ghibli, Gedo Senki, que demostró que el hijo de Hayao no había heredado ni una pizca de su talento, Miyazaki padre retoma las riendas del estudio para ofrecernos otro maravilloso relato sobre la amistad y el amor. Una fábula, un cuento, una película intimista, profundamente emotiva, más pequeña en intenciones pero con un corazón gigantesco.
La historia de amor entre un pequeño niño de cinco años y un pez, Ponyo, que podía haber caído fácilmente en la tontería sensiblera en manos de cualquier otro director, se convierte gracias a Miyazaki en una completa maravilla, una obra digna de escuchar, ver, disfrutar y no olvidar. Desde el primer minuto, se nota el cariño puesto a cada fotograma. Y lo que parecía una animación simple se torna profundamente trabajado, con unos sombreados que quitan el hipo y algunas escenas que desafían todo lo que hasta ahora parecía un techo técnico. Todo está hecho manualmente, no hay CGi, una decisión casi suicida a día de hoy y que ni siquiera otros grandes maestros del lápiz (Makoto Shinkai, Satoshi Kon, Bill Plympton) son capaces de hacer.
Miyazaki, con más de seis décadas a sus espaldas, lo hace y deslumbra, no se queda en la superficie, presenta cuadros en movimiento y les da un fondo, un objetivo, que no es sino narrar una historia universal, atemporal y que conmoverá a cualquiera que realmente se preste a ello. Una cinta que no está al nivel de sus más grandes obras (La Princesa Mononoke sigue siendo insuperable), pero que por su acabado técnico, su maestría en la narración, su capacidad de enternecer, la sublime banda sonora de Joe Hisaishi y mil razones más, debe ser vista y disfrutada sin discusión. Casi al nivel de Wall-E, que se dice pronto, y una de las tres mejores películas de lo que va de año. Obligada.
La historia de amor entre un pequeño niño de cinco años y un pez, Ponyo, que podía haber caído fácilmente en la tontería sensiblera en manos de cualquier otro director, se convierte gracias a Miyazaki en una completa maravilla, una obra digna de escuchar, ver, disfrutar y no olvidar. Desde el primer minuto, se nota el cariño puesto a cada fotograma. Y lo que parecía una animación simple se torna profundamente trabajado, con unos sombreados que quitan el hipo y algunas escenas que desafían todo lo que hasta ahora parecía un techo técnico. Todo está hecho manualmente, no hay CGi, una decisión casi suicida a día de hoy y que ni siquiera otros grandes maestros del lápiz (Makoto Shinkai, Satoshi Kon, Bill Plympton) son capaces de hacer.
Miyazaki, con más de seis décadas a sus espaldas, lo hace y deslumbra, no se queda en la superficie, presenta cuadros en movimiento y les da un fondo, un objetivo, que no es sino narrar una historia universal, atemporal y que conmoverá a cualquiera que realmente se preste a ello. Una cinta que no está al nivel de sus más grandes obras (La Princesa Mononoke sigue siendo insuperable), pero que por su acabado técnico, su maestría en la narración, su capacidad de enternecer, la sublime banda sonora de Joe Hisaishi y mil razones más, debe ser vista y disfrutada sin discusión. Casi al nivel de Wall-E, que se dice pronto, y una de las tres mejores películas de lo que va de año. Obligada.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Spoiler:
La escena en la que Ponyo se convierte en humana y sus hermanos pequeños se transforman en peces, formando gigantescas olas mientras ella corre sobre las mismas, es no sólo una virguería técnica sino una sublime muestra del amor de Miyazaki al mar, pasión que hasta ahora había mantenido más bien oculta, realizando siempre bellas escenas aéreas en todas sus películas. Ponyo no es sómo un poema al mar, sino el más bonito y emotivo que puede hacérsele.
P.D.: Para quien no sepa qué esperarse, podría definirse la película como una mezcla de "Mi vecino Totoro" y "El castillo ambulante". Es una película sobretodo para despertar el niño que hay dentro de cada uno, con pocas escenas épicas, casi ninguna, por lo que queda lejos del espíritu de cintas como "Nausicaa" o "La princesa Mononoke". Dicho eso… disfrutad.
P.D.: Para quien no sepa qué esperarse, podría definirse la película como una mezcla de "Mi vecino Totoro" y "El castillo ambulante". Es una película sobretodo para despertar el niño que hay dentro de cada uno, con pocas escenas épicas, casi ninguna, por lo que queda lejos del espíritu de cintas como "Nausicaa" o "La princesa Mononoke". Dicho eso… disfrutad.