Un viaje de sobriedad
6,2
692
Drama
Una mujer regresa a su viejo hogar tras haber superado con éxito su proceso de rehabilitación por problemas de alcoholismo. Un recorrido que invariablemente la hará repasar su pasado con la intención de construir un mejor futuro... Adaptación de las memorias de la periodista y escritora Amy Liptrot. (FILMAFFINITY)
9 de noviembre de 2024
9 de noviembre de 2024
24 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este año creo que se va a ir dejándome el ominoso sentimiento de que no volveré a ver cine, al menos ese cine con el que siempre he contado. Y es exactamente la impresión que bien pronto me instiló el visionado del presente título. Veo películas como ésta y lo primero que me pasa es sentir que extraño el cine. Comienzo a evocar, e imágenes de viejas películas se pasean por esa mente mía que no consigue interesarse en lo que la pantalla le muestra. ¿Acaso no volverá el cine aquél? ¿Acaso es ello parte de las muchas cosas que están muriendo de a poco en esta civilización decadente y agonizante?
La directora imprime con muy mal tino un formato caótico al relato de una historia demasiado sencilla. La protagonista es una joven alcohólica. El tema no es precisamente original, y desafortunadamente carece de ingredientes válidos (spoiler). Lo que a la historia le falta en términos de personajes, de relaciones, de giros, de algo que pueda mínimamente captar la atención del espectador, la directora lo suple con un régimen vertiginoso de flashbacks que sólo consigue desorientarnos y dejar entrecortadas todas las escenas. No hay desarrollo de personajes ni de relaciones, sólo un caleidoscopio de flashbacks que nos dan destellos fragmentarios de diversos momentos de la protagonista, sin terminar de decirnos nunca cómo era su vida en Londres o cómo fue su infancia o cómo comenzó su adicción -excepto lo que la directora elige enseñar, que al menos a mí me supo a poco.
Tengo que recargar las tintas en el trabajo de dirección y dispensar a la protagonista, que soporta estoicamente todo el peso del relato y sostiene como puede un metraje que se hace largo, pesado, monótono, reiterativo, confuso y tedioso -para terminar diciendo muy poco en verdad. Casi parece un unipersonal de Saoirse Ronan, que se banca gallardamente tantos primeros planos recurrentes, insistentes, agobiantes, a más de ser la única que actúa verdaderamente en el film, sobre un trasfondo de secundarios desganados que sirven de relleno.
A más de esto, hermosos paisajes y ya. Un producto que no recomiendo en absoluto.
La directora imprime con muy mal tino un formato caótico al relato de una historia demasiado sencilla. La protagonista es una joven alcohólica. El tema no es precisamente original, y desafortunadamente carece de ingredientes válidos (spoiler). Lo que a la historia le falta en términos de personajes, de relaciones, de giros, de algo que pueda mínimamente captar la atención del espectador, la directora lo suple con un régimen vertiginoso de flashbacks que sólo consigue desorientarnos y dejar entrecortadas todas las escenas. No hay desarrollo de personajes ni de relaciones, sólo un caleidoscopio de flashbacks que nos dan destellos fragmentarios de diversos momentos de la protagonista, sin terminar de decirnos nunca cómo era su vida en Londres o cómo fue su infancia o cómo comenzó su adicción -excepto lo que la directora elige enseñar, que al menos a mí me supo a poco.
Tengo que recargar las tintas en el trabajo de dirección y dispensar a la protagonista, que soporta estoicamente todo el peso del relato y sostiene como puede un metraje que se hace largo, pesado, monótono, reiterativo, confuso y tedioso -para terminar diciendo muy poco en verdad. Casi parece un unipersonal de Saoirse Ronan, que se banca gallardamente tantos primeros planos recurrentes, insistentes, agobiantes, a más de ser la única que actúa verdaderamente en el film, sobre un trasfondo de secundarios desganados que sirven de relleno.
A más de esto, hermosos paisajes y ya. Un producto que no recomiendo en absoluto.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Al final se entiende que es la relación con la naturaleza lo que sana a la protagonista. Pero esa historia de las focas y del ámbito submarino, la verdad, me parece muy forzada y no me ha convencido para nada, no logrando transmitirme ninguna emoción ni empatía, a tono con la totalidad del relato. Y a propósito de esto, decir que entre las evocaciones que mencionaba estuvo esa maravillosa relación que entabla Jean Marc Barr con los delfines en el hermoso film El Gran Azul de Luc Besson.
16 de noviembre de 2024
16 de noviembre de 2024
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
El intento es loable. Y el resultado es serio. Pero a la vez es confuso, largo y aburrido.
Con una fotografía muy correcta y paisajes espectaculares, el problema es que los vaivenes temporales y la inserción de ensoñaciones y semidocumentales dispersan el relato y dificultan su seguimiento. No creo que al espectador medio le resulte apetecible sentarse a resolver un rompecabezas tan oscuro y, a veces, desagradable e inconexo, que le puede acarrear cefalea o impulsarle a cesar el visionado. Verdaderamente, cuesta llegar al final.
Pero la puntué con un 6, como interesante, por el impresionante trabajo de Ronan, grandísima actriz, creíble de principio a fin de la obra. Transmite muy bien la esclavitud, desorientación y devenir errático de una adicta, la dificultad para encontrar el camino de salida y las dudas sobre si será el correcto, "no consigo ser feliz estando sobria" llega a decir incluso cuando lo está consiguiendo. Sólo por esta interpretación ya merece la pena ver la película.
Avisados quedan. Aquí hay valores muy buenos y momentos muy disfrutables aunque no es una obra redonda.
Con una fotografía muy correcta y paisajes espectaculares, el problema es que los vaivenes temporales y la inserción de ensoñaciones y semidocumentales dispersan el relato y dificultan su seguimiento. No creo que al espectador medio le resulte apetecible sentarse a resolver un rompecabezas tan oscuro y, a veces, desagradable e inconexo, que le puede acarrear cefalea o impulsarle a cesar el visionado. Verdaderamente, cuesta llegar al final.
Pero la puntué con un 6, como interesante, por el impresionante trabajo de Ronan, grandísima actriz, creíble de principio a fin de la obra. Transmite muy bien la esclavitud, desorientación y devenir errático de una adicta, la dificultad para encontrar el camino de salida y las dudas sobre si será el correcto, "no consigo ser feliz estando sobria" llega a decir incluso cuando lo está consiguiendo. Sólo por esta interpretación ya merece la pena ver la película.
Avisados quedan. Aquí hay valores muy buenos y momentos muy disfrutables aunque no es una obra redonda.
11 de noviembre de 2024
11 de noviembre de 2024
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tengo una especie de debilidad por las películas en las que un personaje intenta encontrar la paz o hallar su mejor versión alejado del movimiento de la ciudad. Esto lo veo mucho en el cine indie y me engancha porque hago el ejercicio de ponerme en el lugar de la figura central del relato, como si yo mismo estuviese viviendo esa experiencia.
La obra de Nora Fingscheidt retrata muy bien el tema del alcoholismo, adicción contra la que Rona, nuestra protagonista, lucha. Y es que a veces las ganas de "empinar" una copa aparecen de la nada. Dejar la bebida nunca se hace fácil, solo menos duro. Esta es una de las frases claves que se citan en el film.
La interpretación de Saoirse Ronan es formidable y, desde mi parecer, de las mejores del año, sin dudarlo un solo segundo.
Los paisajes (qué bellezas de sitios en medio de la nada), la fotografía y los planos son exquisitos. Este trabajo en el apartado visual está tan bien logrado que el espectador puede prácticamente dejarse llevar y ubicarse allí, sintiendo lo que lo que le sucede a Rona interiormente.
Pero no todo es color de rosa: a 'The Outrun' le sobran flashbacks (son muy reiterativos) y también metraje. Si hubiese durado media hora menos, tranquilamente estaría entrando en mi Top 10 del 2024. Como digo siempre: a veces, menos es más.
7 Alancitos en Rehabilitación sobre 10
La obra de Nora Fingscheidt retrata muy bien el tema del alcoholismo, adicción contra la que Rona, nuestra protagonista, lucha. Y es que a veces las ganas de "empinar" una copa aparecen de la nada. Dejar la bebida nunca se hace fácil, solo menos duro. Esta es una de las frases claves que se citan en el film.
La interpretación de Saoirse Ronan es formidable y, desde mi parecer, de las mejores del año, sin dudarlo un solo segundo.
Los paisajes (qué bellezas de sitios en medio de la nada), la fotografía y los planos son exquisitos. Este trabajo en el apartado visual está tan bien logrado que el espectador puede prácticamente dejarse llevar y ubicarse allí, sintiendo lo que lo que le sucede a Rona interiormente.
Pero no todo es color de rosa: a 'The Outrun' le sobran flashbacks (son muy reiterativos) y también metraje. Si hubiese durado media hora menos, tranquilamente estaría entrando en mi Top 10 del 2024. Como digo siempre: a veces, menos es más.
7 Alancitos en Rehabilitación sobre 10
8 de noviembre de 2024
8 de noviembre de 2024
11 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
The Outrun.
Si hay una palabra para describir esta nueva película de la directora Nora Fingscheidt es "caótica", y es que The Outrun desde su concepción hasta su puesta en práctica resulta todos un caos, y lejos de ser una ineficacia ese adjetivo para esta obra es totalmente una virtud, un largometraje que nos invita desde un primer momento a relajarnos y simplemente dejarnos llevar a lo más profundo de una mente cegada por las adicciones y que, es una profundidad que la desempeña en todos sus elementos para así poder crear un cóctel introspectivo con un tacto muy sensible y que tiene como honestidad no caer en la fácil romantización de los sucesos que abarca durante su desarrollo.
Desde un primer momento la cineasta alemana nos plantea un ejercicio no lineal en su relato, algo que nos costará un pequeño tiempo en adaptarnos y tomarle la mano, ya que de cierto modo habrá pequeños trazos en el camino que nos indicarán como seguirle los pasos a esos juegos temporales, en los que incluye algunos cambios físicos en la protagonista para hacernos saber en que suceso temporal se encuentra durante su viaje, siendo que en grandes rasgos se encuentra contada de pequeños trozos que poco a poco, más tarde que temprano, se irán complementando con distintivos que dejó durante su trayecto.
Es muy interesante esa propuesta, ya que nos invita a zambullirnos de pleno en solo disfrutar de la belleza que emana esa confusión y nos obliga a abstraernos de todo intento de buscar un hilo conductor que nos sirva para ubicarnos al menos, en gran parte de su duración, además de que esto logra aún más categóricamente la inmersión y la exploración de una mente confusa y profundamente naufragada en la soledad que ejercen las adicciones en una persona, separándola de su circulo y de sí misma también, creando de ese modo unos individuos irreconocibles para sí mismos y para con el resto, generando un planteo y una profundización sobre esas sensaciones de niveles muy elevados.
Destacable la delicadeza con la que The Outrun se encuentra conformada, ya que se va formulando una historia que en ningún momento cae en la romantización de un hecho solo para quedar bien y luego dejarlo en el olvido, siendo que quizás era una de las barreras a esquivar en este tipo de cuentos, si cae en cambio, en algunas características propias de estas cuestiones que se le hacen inevitables poder eludirla pero que no le brindan un mayor escollo a la hora de lograr controlarlos y continuar con normalidad su sendero, por lo cual toda esa coordinación entre los obstáculos que atraviesa y la dirección tomada para darle un rumbo, se hace meritoria de catalogarla como empática, introspectiva y reconfortantemente cruda y desoladora por momentos.
Técnicamente es preciosa y no se niega a usar todos sus recursos para acoplar y aportar como un componente más a esa vorágine y a ese piloto automático constante, la utilización de sus ritmos por momentos dinámicos con movimientos descontrolados y por otros momentos una energía que se regula y se torna parsimoniosa, acompañada de unos planos que también intercambian sus intenciones y unos focos muy claros que por otros períodos se convierten en planos totalmente distorsionados, acompañan a la perfección la frecuencia con la que palpita su concepto, sumándole una banda sonora que tampoco se queda quieta en sus notas y que se encuentra en constante mutación, consigue ser de a ratos súper aturdidora y desconcertante en la percepción de las emociones empleadas.
Párrafo aparte para Saoirse Ronan, quien pocas veces decepciona en su trabajo, y aquí no es la excepción en la gran ejecución de su labor, comprometida a exponerse en propia piel a lo que le propone su personaje tanto emocional como físicamente, dispuesta a ofrecer las mutaciones como figura a las que la propia película tampoco se encuentra exenta, su interpretación produce estupor y fascinación por igual, adentrándose en una mujer compleja y de la cual es difícil no empatizar con sus aflicciones y sus pesares, sin dudas Ronan, será actriz a tener en cuenta de cara a la temporada de premios en la categoría que le compete.
The Outrun, donde vivir se vive día a día y donde luchar, se lucha día a día, Fingscheidt práctica cirugía a corazón abierto y Saoirse Ronan es quien pone ese corazón a disposición, lo bello de la confusión y de lo caótico estéticamente, un viaje hacia la profundidad de los anónimos que combaten a cada minuto contra si mismos para salir adelante en una batalla en la que se puede ver la soledad y la desesperanza de forma descarnada y desgarradora, donde se busca constantemente esa luz al final del túnel.
Calificación: 7.5
Si hay una palabra para describir esta nueva película de la directora Nora Fingscheidt es "caótica", y es que The Outrun desde su concepción hasta su puesta en práctica resulta todos un caos, y lejos de ser una ineficacia ese adjetivo para esta obra es totalmente una virtud, un largometraje que nos invita desde un primer momento a relajarnos y simplemente dejarnos llevar a lo más profundo de una mente cegada por las adicciones y que, es una profundidad que la desempeña en todos sus elementos para así poder crear un cóctel introspectivo con un tacto muy sensible y que tiene como honestidad no caer en la fácil romantización de los sucesos que abarca durante su desarrollo.
Desde un primer momento la cineasta alemana nos plantea un ejercicio no lineal en su relato, algo que nos costará un pequeño tiempo en adaptarnos y tomarle la mano, ya que de cierto modo habrá pequeños trazos en el camino que nos indicarán como seguirle los pasos a esos juegos temporales, en los que incluye algunos cambios físicos en la protagonista para hacernos saber en que suceso temporal se encuentra durante su viaje, siendo que en grandes rasgos se encuentra contada de pequeños trozos que poco a poco, más tarde que temprano, se irán complementando con distintivos que dejó durante su trayecto.
Es muy interesante esa propuesta, ya que nos invita a zambullirnos de pleno en solo disfrutar de la belleza que emana esa confusión y nos obliga a abstraernos de todo intento de buscar un hilo conductor que nos sirva para ubicarnos al menos, en gran parte de su duración, además de que esto logra aún más categóricamente la inmersión y la exploración de una mente confusa y profundamente naufragada en la soledad que ejercen las adicciones en una persona, separándola de su circulo y de sí misma también, creando de ese modo unos individuos irreconocibles para sí mismos y para con el resto, generando un planteo y una profundización sobre esas sensaciones de niveles muy elevados.
Destacable la delicadeza con la que The Outrun se encuentra conformada, ya que se va formulando una historia que en ningún momento cae en la romantización de un hecho solo para quedar bien y luego dejarlo en el olvido, siendo que quizás era una de las barreras a esquivar en este tipo de cuentos, si cae en cambio, en algunas características propias de estas cuestiones que se le hacen inevitables poder eludirla pero que no le brindan un mayor escollo a la hora de lograr controlarlos y continuar con normalidad su sendero, por lo cual toda esa coordinación entre los obstáculos que atraviesa y la dirección tomada para darle un rumbo, se hace meritoria de catalogarla como empática, introspectiva y reconfortantemente cruda y desoladora por momentos.
Técnicamente es preciosa y no se niega a usar todos sus recursos para acoplar y aportar como un componente más a esa vorágine y a ese piloto automático constante, la utilización de sus ritmos por momentos dinámicos con movimientos descontrolados y por otros momentos una energía que se regula y se torna parsimoniosa, acompañada de unos planos que también intercambian sus intenciones y unos focos muy claros que por otros períodos se convierten en planos totalmente distorsionados, acompañan a la perfección la frecuencia con la que palpita su concepto, sumándole una banda sonora que tampoco se queda quieta en sus notas y que se encuentra en constante mutación, consigue ser de a ratos súper aturdidora y desconcertante en la percepción de las emociones empleadas.
Párrafo aparte para Saoirse Ronan, quien pocas veces decepciona en su trabajo, y aquí no es la excepción en la gran ejecución de su labor, comprometida a exponerse en propia piel a lo que le propone su personaje tanto emocional como físicamente, dispuesta a ofrecer las mutaciones como figura a las que la propia película tampoco se encuentra exenta, su interpretación produce estupor y fascinación por igual, adentrándose en una mujer compleja y de la cual es difícil no empatizar con sus aflicciones y sus pesares, sin dudas Ronan, será actriz a tener en cuenta de cara a la temporada de premios en la categoría que le compete.
The Outrun, donde vivir se vive día a día y donde luchar, se lucha día a día, Fingscheidt práctica cirugía a corazón abierto y Saoirse Ronan es quien pone ese corazón a disposición, lo bello de la confusión y de lo caótico estéticamente, un viaje hacia la profundidad de los anónimos que combaten a cada minuto contra si mismos para salir adelante en una batalla en la que se puede ver la soledad y la desesperanza de forma descarnada y desgarradora, donde se busca constantemente esa luz al final del túnel.
Calificación: 7.5
3 de enero de 2025
3 de enero de 2025
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La huida, conectar con la naturaleza y arraigarse para dejar la dependencia al alcohol.
The Outrun, La Huida, es una película basada en las memorias de Amy Liptrot, que cuenta cómo Rona, joven de 30 años, después de estar viviendo en Londres, regresa al hogar paterno en las Islas Orcadas para desintoxicarse del alcohol, con voluntad de quitarse su adicción, reconectando con la naturaleza de la costa marina y la soledad de esas islas.
La película expone temas interesantes, como el impacto de las malas relaciones parentales hacia sus hijos mientras son pequeños, la enfermedad mental (del padre), el sobrellevar un divorcio y abandono de la madre, la adicción al alcohol, la forma destructiva de enfrentarse a los miedos, al amor, al fracaso y al trauma generacional en la sociedad actual cuando se llega a la treintena sin un trabajo digno, sin arraigo y con mermas familiares, el esfuerzo que supone la recuperación del autocontrol, para llegar a liberación de las adicciones, a la superación personal.
Los paisajes en los que está rodada son magníficos, el mar, las islas Orcadas, la isla principal Mainlad, Kirkwall y la pequeña isla Papay en la que Rona, Saoirse Ronan, vive sola en una pequeña cabaña en la costa, donde siente la inmensidad de la naturaleza, de la fuerza que la meteorología traspasa al mar, al viento y al ambiente. Las imágenes logran transmitir el frío, la humedad del paraje, la ilusión, aventura y emoción al ver las focas que, curiosas, se asoman observantes de los humanos que se acercan al mar. En las islas Orcadas hay una colonia de focas que se acercan a las playas y costas, que están protegidas. Ese entorno y mostrar de esta manera a la naturaleza tiene la intención de integrar al espectador en un viaje emocional similar al que experimenta la protagonista.
Sin embargo, esa integración queda truncada con el montaje, el contar la historia de forma no lineal, ese continuo “adelante y atrás”, un caos que provoca que te pierdas y que andes centrándote en vigilar de qué color es el pelo de la protagonista, para saber en qué momento de su vida está, si de rosa completamente alcoholizada, si azul cuando tiene consecuencias con su pareja, si sólo puntas azules cuando llega a la isla, si rubio al principio de llegar a Londres y en su infancia, si naranja liberador al final de la película… el color del pelo es un punto de referencia para conocer el momento que relata, pero también tiene la dificultad de que varias escenas son de fiesta en discoteca, con luces estroboscópicas o de colores, que no permiten ver con claridad el color y, por tanto, si el momento es antes o después de lo que hemos visto. Ese caos de temporalidad, de historia no lineal, causa en el espectador más incomodidad que interés narrativo u originalidad.
Estas idas y venidas en el tiempo no permiten reposar cuestiones interesantes que plantea, la principal es la adicción al alcohol, plasmada de forma muy honesta, con imágenes sobrecogedoras del resultado de borracheras continuas y también la conexión con la naturaleza, pero también temas como la reconexión con el hogar de la infancia, el arraigo, la herencia de la enfermedad mental, el lidiar con un padre bipolar que mantiene una relación de amor/aversión, de depresión-dependencia-cariño-agresión, con su hija, el aprender a autoperdonarse para que la relación con las personas que más quieres, la madre, el novio, sea de amor en lugar de destructiva e hiriente.
Una película interesante en su temática, en los paisajes y en la relación con la naturaleza, pero en la que te pierdes un poco por el desorden de la narración y que puede provocar sensación de tedio.
The Outrun, La Huida, es una película basada en las memorias de Amy Liptrot, que cuenta cómo Rona, joven de 30 años, después de estar viviendo en Londres, regresa al hogar paterno en las Islas Orcadas para desintoxicarse del alcohol, con voluntad de quitarse su adicción, reconectando con la naturaleza de la costa marina y la soledad de esas islas.
La película expone temas interesantes, como el impacto de las malas relaciones parentales hacia sus hijos mientras son pequeños, la enfermedad mental (del padre), el sobrellevar un divorcio y abandono de la madre, la adicción al alcohol, la forma destructiva de enfrentarse a los miedos, al amor, al fracaso y al trauma generacional en la sociedad actual cuando se llega a la treintena sin un trabajo digno, sin arraigo y con mermas familiares, el esfuerzo que supone la recuperación del autocontrol, para llegar a liberación de las adicciones, a la superación personal.
Los paisajes en los que está rodada son magníficos, el mar, las islas Orcadas, la isla principal Mainlad, Kirkwall y la pequeña isla Papay en la que Rona, Saoirse Ronan, vive sola en una pequeña cabaña en la costa, donde siente la inmensidad de la naturaleza, de la fuerza que la meteorología traspasa al mar, al viento y al ambiente. Las imágenes logran transmitir el frío, la humedad del paraje, la ilusión, aventura y emoción al ver las focas que, curiosas, se asoman observantes de los humanos que se acercan al mar. En las islas Orcadas hay una colonia de focas que se acercan a las playas y costas, que están protegidas. Ese entorno y mostrar de esta manera a la naturaleza tiene la intención de integrar al espectador en un viaje emocional similar al que experimenta la protagonista.
Sin embargo, esa integración queda truncada con el montaje, el contar la historia de forma no lineal, ese continuo “adelante y atrás”, un caos que provoca que te pierdas y que andes centrándote en vigilar de qué color es el pelo de la protagonista, para saber en qué momento de su vida está, si de rosa completamente alcoholizada, si azul cuando tiene consecuencias con su pareja, si sólo puntas azules cuando llega a la isla, si rubio al principio de llegar a Londres y en su infancia, si naranja liberador al final de la película… el color del pelo es un punto de referencia para conocer el momento que relata, pero también tiene la dificultad de que varias escenas son de fiesta en discoteca, con luces estroboscópicas o de colores, que no permiten ver con claridad el color y, por tanto, si el momento es antes o después de lo que hemos visto. Ese caos de temporalidad, de historia no lineal, causa en el espectador más incomodidad que interés narrativo u originalidad.
Estas idas y venidas en el tiempo no permiten reposar cuestiones interesantes que plantea, la principal es la adicción al alcohol, plasmada de forma muy honesta, con imágenes sobrecogedoras del resultado de borracheras continuas y también la conexión con la naturaleza, pero también temas como la reconexión con el hogar de la infancia, el arraigo, la herencia de la enfermedad mental, el lidiar con un padre bipolar que mantiene una relación de amor/aversión, de depresión-dependencia-cariño-agresión, con su hija, el aprender a autoperdonarse para que la relación con las personas que más quieres, la madre, el novio, sea de amor en lugar de destructiva e hiriente.
Una película interesante en su temática, en los paisajes y en la relación con la naturaleza, pero en la que te pierdes un poco por el desorden de la narración y que puede provocar sensación de tedio.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here