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Voto de Kaori:
2

Voto de Kaori:
2
7,3
65 937
Western. Intriga
Pocos años después de la Guerra de Secesión, una diligencia avanza por el invernal paisaje de Wyoming. Los pasajeros, el cazarrecompensas John Ruth (Kurt Russell) y su fugitiva Daisy Domergue (Jennifer Jason Leigh), intentan llegar al pueblo de Red Rock, donde Ruth entregará a Domergue a la justicia. Por el camino, se encuentran con dos desconocidos: el mayor Marquis Warren (Samuel L. Jackson), un antiguo soldado de la Unión convertido ... [+]
26 de marzo de 2017
26 de marzo de 2017
15 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo digo de entrada, por si quieres acribillar la crítica sin necesidad de leerla: «Los odiosos ocho» es una basura de película. Alto y claro lo digo, y basta ya de tantos paños calientes. Si es que parece que hay que pedir disculpas públicas si no te gustan las obras del venerado Tarantino o si te ha decepcionado como seguidor, o como simple mortal a quien no le hacen gracia las pedorretas que se tira.
Lo que Quentin Tarantino sabe de cine, lo desperdicia por entero y, no solo eso, sino que va a peor. ¿Es esto posible? Pues sí, cada día lo veo menos original, más torpe, más monótono, más corta-pega, más inútil. Con su octava película se ha superado a sí mismo en un western con toques de intriga que se caracteriza por ser principalmente repugnante. No es ya que la charcutería a la que nos tiene acostumbrados sea gore hasta el hartazgo, con vómitos de sangre que caen en el rostro, amputaciones, cabezas que estallan y tiros que te castran; no es ya por la indescriptible felación gay como castigo en lo que considero una invención del personaje para cumplir con su venganza; no, no es por estas cosillas tan tarantinianas, sino por lo repugnante que es en forma y fondo. Decía un famoso literato que solo había algo peor que ser malo: no ser bello; y aquí puede aplicarse esta máxima.
Los personajes de «Los odiosos ocho» son malvados en un sentido amplio, de acuerdo, pero lo que de verdad hace que te repugnen es que tengan una personalidad siempre unidimensional, hueca, caricaturesca con la que se representa lo más asqueroso, lo más horrible, lo más deleznable del género humano, y lo hacen con satisfacción, con alegría, con orgullo, mientras su fealdad espiritual se pasea por la pantalla con la complicidad de un director satisfecho de esa basura como si hubiese alguna remota posibilidad de que uno pueda amistarse con o interesarse en gente así. Está bien, el ser humano puede ser repugnante pero ¿qué más? Yo no encuentro ningún aliciente ni empatía en esta historia. Solo quiero que las tres horas acaben de una vez.
La palabra que define a la historia es absurda. El cazarrecompensas John Ruth quiere llevar hasta Red Rock a la forajida Domergue, pero cuando un temporal de nieve los obligue a detenerse en una especie de posta junto con otros tantos viajeros de todo pelaje, tendrá que estar alerta y desconfiar de todos por el peligro de fuga. Dicho así, hasta tiene sentido. De hecho, la idea no es mala y se crea cierta intriga intrínseca al planteamiento, pero: uno, no hay pistas ni datos que ayuden a que el espectador averigüe al traidor; dos, la resolución del conflicto es una absurdez monumental repleta de incoherencias o comportamientos incomprensibles que, por supuesto, detallaré en spoiler; tres, los personajes desaparecen y se difuminan hasta el punto de no existir más que para morir. Véase el verdugo de Tim Roth, que es un actorazo en el que deleitarse; pues no, suelta su par de monólogos cuando aparece y ya está. De nuevo Tarantino escribiendo guiones efectistas y manipulados con cero consistencia y unos diálogos para quedarse dormido.
Lo mejor son los paisajes nevados, Morricone, aunque no me ha parecido de sus composiciones más excelsas, y el reparto.
Qué pena me da todo.
Lo que Quentin Tarantino sabe de cine, lo desperdicia por entero y, no solo eso, sino que va a peor. ¿Es esto posible? Pues sí, cada día lo veo menos original, más torpe, más monótono, más corta-pega, más inútil. Con su octava película se ha superado a sí mismo en un western con toques de intriga que se caracteriza por ser principalmente repugnante. No es ya que la charcutería a la que nos tiene acostumbrados sea gore hasta el hartazgo, con vómitos de sangre que caen en el rostro, amputaciones, cabezas que estallan y tiros que te castran; no es ya por la indescriptible felación gay como castigo en lo que considero una invención del personaje para cumplir con su venganza; no, no es por estas cosillas tan tarantinianas, sino por lo repugnante que es en forma y fondo. Decía un famoso literato que solo había algo peor que ser malo: no ser bello; y aquí puede aplicarse esta máxima.
Los personajes de «Los odiosos ocho» son malvados en un sentido amplio, de acuerdo, pero lo que de verdad hace que te repugnen es que tengan una personalidad siempre unidimensional, hueca, caricaturesca con la que se representa lo más asqueroso, lo más horrible, lo más deleznable del género humano, y lo hacen con satisfacción, con alegría, con orgullo, mientras su fealdad espiritual se pasea por la pantalla con la complicidad de un director satisfecho de esa basura como si hubiese alguna remota posibilidad de que uno pueda amistarse con o interesarse en gente así. Está bien, el ser humano puede ser repugnante pero ¿qué más? Yo no encuentro ningún aliciente ni empatía en esta historia. Solo quiero que las tres horas acaben de una vez.
La palabra que define a la historia es absurda. El cazarrecompensas John Ruth quiere llevar hasta Red Rock a la forajida Domergue, pero cuando un temporal de nieve los obligue a detenerse en una especie de posta junto con otros tantos viajeros de todo pelaje, tendrá que estar alerta y desconfiar de todos por el peligro de fuga. Dicho así, hasta tiene sentido. De hecho, la idea no es mala y se crea cierta intriga intrínseca al planteamiento, pero: uno, no hay pistas ni datos que ayuden a que el espectador averigüe al traidor; dos, la resolución del conflicto es una absurdez monumental repleta de incoherencias o comportamientos incomprensibles que, por supuesto, detallaré en spoiler; tres, los personajes desaparecen y se difuminan hasta el punto de no existir más que para morir. Véase el verdugo de Tim Roth, que es un actorazo en el que deleitarse; pues no, suelta su par de monólogos cuando aparece y ya está. De nuevo Tarantino escribiendo guiones efectistas y manipulados con cero consistencia y unos diálogos para quedarse dormido.
Lo mejor son los paisajes nevados, Morricone, aunque no me ha parecido de sus composiciones más excelsas, y el reparto.
Qué pena me da todo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
-Ruth y Warren son los mejores cazarrecompensas de Wyoming... pero el personaje de Samuel L. Jackson nunca ha oído hablar de la forajida Domergue, aunque sí de los componentes de su banda, como se verá al final. Lo peor es que Ruth tiene miedo de que vengan a rescatar a su prisionera, pero ¿se le pasa por la cabeza que sea su hermano quien lo haga junto con sus hombres? Atención a que esta información nos la omiten para que haya un falso misterio y así no nos demos cuenta de lo imbéciles que son todos y de lo boba que es la trama. Si mi prisionera pertenece a la banda de Jody, será esa banda la que venga a por mí, y ¡ah!, mira: en la mercería hay un inglés y un mexicano... igual que en la banda de Jody, tal y como se sabe al final. ¡Por favor!
-Además, por algún motivo, aquí donde se reconocen unos a otros nada mas encontrarse y te acuerdas de una cara que viste hace ocho meses... nadie reconoce a ninguno de los tres forajidos en la mercería. Pero qué me estás contando.
-Channing Tatum es el líder de la banda de Jody y se esconde en el sótano de la merecería durante horas... con un plan nunca esclarecido. ¿Era esperar a que Warren matara a uno de sus hombres y descubriera el pastel...?
-Chaning Tatum, agazapado en el sótano, dispara a Warren siguiendo su plan maestro y le da de lleno en la entrepierna, provocando el consiguiente caos. Warren está en el suelo inutilizado y el sheriff herido. Pero Jody no sale del sótano justo en ese momento de debilidad en el enemigo, no, qué va. Jody espera a que: el sheriff reduzca a los compinches, recoja a Warren del suelo y lo ponga en una cama, él se posiciones con su arma cargada y Warren se despierte de su inconsciencia. Entonces sí, el peligroso forajido Jody estará preparado para salir de su escondite. Por supuesto, en cuanto asoma la cabeza lo matan.
-Los cuatro forajidos de la banda de Jody llegan a la mercería para ocuparla y esperar la diligencia que traiga al cazarrecompesas y a Domergue. Bueno, pues Minnie no parece tener ninguna antipatía por los mexicanos tal y como asegura Warren en plan detective; no importa. Llegan y forman un teatro sin sentido para matar a tres mujeres y a un señor mayor. ¿Tanto?
-El viejo militar confederado es un pillo: lo sabe todo y disimula que no veas. Ni una mirada, ni algo de nervios. Nada, tan tranquilo el tío.
-Cuando llegan a la mercería, Ruth se queda solo con el militar viejo, la forajida y dos compinches, el verdugo y el vaquero. ¿De verdad que ni podían dispararle en esa situación? ¿Ni siquiera echarle el veneno en el vaso? Es más: solo tienen que esperar a que entre por la puerta para dejarlo seco. De hecho, el mexicano está solo también con Warren durante toda esa parte. Repito: qué me estás contando.
-Warren sospecha desde el principios del mexicano y luego nos dará pruebas sólidas de que es un traidor... Si ya lo sabe y lo tiene claro, ¿a qué juega durante dos horas de película?
-Además, por algún motivo, aquí donde se reconocen unos a otros nada mas encontrarse y te acuerdas de una cara que viste hace ocho meses... nadie reconoce a ninguno de los tres forajidos en la mercería. Pero qué me estás contando.
-Channing Tatum es el líder de la banda de Jody y se esconde en el sótano de la merecería durante horas... con un plan nunca esclarecido. ¿Era esperar a que Warren matara a uno de sus hombres y descubriera el pastel...?
-Chaning Tatum, agazapado en el sótano, dispara a Warren siguiendo su plan maestro y le da de lleno en la entrepierna, provocando el consiguiente caos. Warren está en el suelo inutilizado y el sheriff herido. Pero Jody no sale del sótano justo en ese momento de debilidad en el enemigo, no, qué va. Jody espera a que: el sheriff reduzca a los compinches, recoja a Warren del suelo y lo ponga en una cama, él se posiciones con su arma cargada y Warren se despierte de su inconsciencia. Entonces sí, el peligroso forajido Jody estará preparado para salir de su escondite. Por supuesto, en cuanto asoma la cabeza lo matan.
-Los cuatro forajidos de la banda de Jody llegan a la mercería para ocuparla y esperar la diligencia que traiga al cazarrecompesas y a Domergue. Bueno, pues Minnie no parece tener ninguna antipatía por los mexicanos tal y como asegura Warren en plan detective; no importa. Llegan y forman un teatro sin sentido para matar a tres mujeres y a un señor mayor. ¿Tanto?
-El viejo militar confederado es un pillo: lo sabe todo y disimula que no veas. Ni una mirada, ni algo de nervios. Nada, tan tranquilo el tío.
-Cuando llegan a la mercería, Ruth se queda solo con el militar viejo, la forajida y dos compinches, el verdugo y el vaquero. ¿De verdad que ni podían dispararle en esa situación? ¿Ni siquiera echarle el veneno en el vaso? Es más: solo tienen que esperar a que entre por la puerta para dejarlo seco. De hecho, el mexicano está solo también con Warren durante toda esa parte. Repito: qué me estás contando.
-Warren sospecha desde el principios del mexicano y luego nos dará pruebas sólidas de que es un traidor... Si ya lo sabe y lo tiene claro, ¿a qué juega durante dos horas de película?