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Voto de desenfocado:
10
Comedia. Aventuras Gustave H. (Ralph Fiennes), un legendario conserje de un famoso hotel europeo de entreguerras, entabla amistad con Zero Moustafa (Tony Revolori), un joven empleado al que convierte en su protegido. La historia trata sobre el robo y la recuperación de una pintura renacentista de valor incalculable y sobre la batalla que enfrenta a los miembros de una familia por una inmensa fortuna. Como telón de fondo, los levantamientos que ... [+]
14 de septiembre de 2014
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nunca sabes cómo puede llegar a ti la novela que marcará tu vida o esa película que hará vibrar todas tus fibras elementales. Esta película vino a mí de la forma más absurda; en el gimnasio de mi pequeño pueblo, entre ruidos de pesas y sudores. Yo, en aquél momento, hablaba de cine con un gran amigo y, de pronto, una persona desconocida y que por cierto jamás he vuelto a ver, se dirigió hacia mí y me dijo: -Tienes que ver Grand Hotel Budapest. -Y así, sin más, se fue.
Ahí se quedó eso, hasta meses después, cuando me encontré con ese título en el videoclub.
Suena a tópico, pero hace muchos años que no disfruto de una película como ésta. El elenco espectacular contribuye a esta pequeña obra maestra, pero la clave no radica es éso. Tampoco el guión, original y vivaz, rayando lo abstracto y emulando a nuestros geniales predecesores (como podemos ver en la trepidante escena del descenso de la montaña) es lo que hace de esta película algo especial.
Lo maravilloso es esa cámara hiperactiva, esos planos-contraplanos, esos ángulos imposibles (picados, contrapicados, cenitales o nadir), los incesantes travellings y zooms, ese gran montaje... señores y señoras, ésto es cine en esencia pura. Esto es puro arte.
Para los amantes del cine clásico esta película es un guiño que no deben obviar. Muestra de ello son esos personajes maniqueos, como por ejemplo Williem Dafoe como malo malísimo, que sublima un papel que le va como anillo al dedo. O esas escenas estereotipadas pero que nos encantan donde todos conocemos el final pero que nos deleitan una y otra vez (pienso, por ejemplo, en la persecución al abogado; o la muerte del mayordomo en el confesionario).
Tampoco faltan para los amantes del surrealismo cómico detalles como la llegada al escondite secreto del mayordomo; estoy pensando ahora mismo en el transbordo a lo alto del teleférico.
En esencia, una maravilla moderna. Un metraje con sabor a clásico, a obra maestra. Una película para recomendar sólo a aquéllos que saben apreciar las claves del séptimo arte.
Gracias a ese deportista anónimo que me ha regalado una obra de arte.
desenfocado
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