La venganza como telón de fondo. Pero mientras, beberemos otro whisky del mueble-bar para contener esa demencia degenerativa que pudre el cerebro de nuestro héroe, aquel que fue torturado hace 22 años por un islamista sádico que le hizo un corte en una oreja con unas tijeras de podar. Y allá que va tras el terrorista islamista (que en este tipo de películas vienen a ser lo mismo), con su particular cruzada y un compañero que se muestra candoroso en su juventud y su inexperiencia. Pasa por Bucarest (hay unos carnavales y todo) y luego por Kenia. ¿Estará el malvado árabe de las tijeras de podar aún vivo?

Nicolas Cage se embarca en este patético paseo de espías bajo la dirección de Paul Schrader, un director que no optó por otro actor y que suicidó así la posibilidad de obtener una película decente, ya que aunque la historia no tenga ni pies ni cabeza, sí que podría proporcionar un mínimo de entretenimiento. El resultado, en este caso, es hora y media de indiferencia y regusto soso. Amén de las continuas excentricidades gestuales de un Nicolas Cage cada vez más acabado.

'Caza al terrorista' es un producto de videoclub, una parodia de espías, una mancha en el currículum del director y una absoluta pérdida de tiempo. Avisados quedan...