En el mundo de las tradiciones, el Nombre es un concepto al que se le otorga gran importancia. De hecho, la propia película aclara el asunto en boca del envejecido Fauno, en referencia a su propio nombre, que «sólo puede pronunciar el viento». Así, la frase que titula mi crítica, lanzada en la noche a una persona que va a morir, es, a su manera, algo muy parecido a un encantamiento. Estamos hablando de magia, ¿no?

«El laberinto del fauno» funciona con gran poderío visual y artístico en la parte de fábula, pero desentona en la vertiente realista. El problema no es su maniqueísmo; el maniqueísmo hubiera quedado estupendamente si la historia se hubiese centrado en la estructura de cuento clásico donde la bondad sufre por la maldad, conceptos representados en la niña Ofelia y el capitán Vidal. Sin embargo, supongo que creyendo que de esta forma la película gana respetabilidad, Guillermo del Toro añade una trama histórica que cae en todos y cada uno de los peores convencionalismo del género guerracivilista, y esto lastra por incompleta y banal la historia que se nos cuenta. Por ejemplo, Vidal es un muy buen personaje, sin duda impactante como símbolo amoral, pero el empeño de Del Toro en hacer política requiere de un sustrato, de un pasado, de algo de sus circunstancias que justifiquen, no sólo sus posiciones en la guerra, sino su matrimonio con la dulce Carmen, historia de la que yo quiero saber todos los detalles, por cierto.

Además, encuentro cierto fallo de raíz a las vivencias fabulosas de Ofelia: que no tienen nada que ver con la realidad. Es decir, que no existe paralelismo ni conexión entre sus miedos, sus lecturas y sus sueños. Ella fantasea aún antes de conocer al capitán; es más, Ofelia no presencia ningún acto cruel que la empuje al refugio de su imaginación, o locura, o quizá verdad, eso nunca lo sabremos.

Al final, el sabor amargo que desprende la historia se pronuncia si pensamos en el material tan bueno que «El laberinto del fauno» plantea y no remata. A veces muy hermosa, otras triste, original en la idea de mezclar fantasía e Historia, pero también, y es una lástima, equivocada en la visión de conjunto. Aun con todo, un correcta rareza española que bien podría inspirar a nuestro cine.