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Manospondylus rating:
6

Manospondylus rating:
6
7.0
2,842
March 9, 2019
March 9, 2019
9 of 10 users found this review helpful
Devilman Crybaby es la adaptación de un manga shōnen de terror cósmico (y remake de su primera adaptación al anime) publicado 45 años antes, obra de Gō Nagai (Mazinger Z): Devilman, una obra original en su día, pionera del género sekaikei e injustamente olvidada, pero que acusa cierto desgaste en la actualidad por la sobreexplotación de sus ideas en otras series posteriores, por la presencia de algún elemento desfasado y por un dibujo que hoy puede parecer poco trabajado. Este nuevo anime cuenta con una simplificación de su trama y una adición de "material adulto" y filosofía obvia a fin de intentar disfrazarlo de seinen trascendente.
Como anime, Devilman Crybaby es visualmente transgresor, pero no hay prácticamente nada nuevo en su argumento, en sus personajes, ni en su contenido; y eso obviando que es una adaptación, pues, como he adelantado, es está basado en un manga de 1972, que cuenta con adaptaciones previas y derivados en formatos varios (incluyendo crossovers con otras obras del autor). Su premisa inicial (genial en su momento) ha perdido fuerza en todo este tiempo y hoy parece un concepto trillado como pocos, eso sí, Masaaki Yuasa le otorga una envoltura muy llamativa: una estética gore y tenebrosa (ya presente en el manga, Yuasa la explota acertadamente en una clara exhortación al público adulto), un montón de secuencias que rayan en lo psicodélico y sexo bastante explícito (salvo por una excepción no humana, sin genitales, no sea que en una serie en la que vuelan las cabezas y los órganos internos se traumatice alguien al ver un pene o una vulva) pero tan deliberadamente desagradable que en ningún caso puede confundirse con fanservice. Sin olvidar su distintiva banda sonora.
La línea argumental central sigue a Akira, un humano poseído por el demonio Amon pero que ha logrado imponerse a este, conservando su mente y su "corazón humano". Akira, quien se otorga el apodo de Devilman, comienza una encarnizada lucha contra los demonios que amenazan a la humanidad. Así pues, inicialmente y dejando a un lado su peculiar estética, Devilman Crybaby no destaca en absoluto: demonios que aparecen por todas partes y un demonio (en este caso, un humano poseído/fusionado) que se pone del lado de la humanidad para combatirlos. Un planteamiento visto mil veces en anime, cómics y videojuegos desde que el manga original de Devilman apareció; y si cambiamos los demonios por cualquier otra criatura sobrenatural o extraterrestre, es todavía mucho más frecuente. Eso sí, como he mencionado, Devilman antecede a muchos de estos trabajos e irónicamente ha sido inspiración o ha influido de algún modo en casi todos ellos.
Según avanza la serie, va derivando hacia el típico anime de pretendido contenido psicológico y filosófico; y sí, plantea alguna cuestión interesante, aunque de forma superficial y caricaturizada, y, por supuesto, busca el mensaje moralizante simulando no aspirar a ello. A ratos parece querer ser Evangelion pese a que (de nuevo, irónicamente) el manga de Devilman es anterior a Evangelion y se nota su influencia en ella.
Principalmente, Devilman Crybaby expone (y critica duramente) los vicios de la humanidad (al principio, casi exclusivamente gente joven). El problema es que mete en el mismo saco cosas que no tienen nada que ver como si fueran inevitablemente unidas, como las drogas y el sexo. El resultado es una estigmatización del sexo tan errónea como innecesaria (algo que viene del manga, aunque puede ser comprensible por el contexto en el que fue escrito). Por si fuera poco, al final termina convirtiendo la sexualidad en algo maligno y estúpido (con escenas tan poco sutiles como Miko rebuznando mientras se masturba) propia sólo de adolescentes drogados y demonios. Ahí es nada.
Posteriormente, los demonios quedan al descubierto y se desata una guerra entre estos y los humanos, con Devilman en medio. Esta es la parte más interesante por distintos motivos (mérito de Nagai), sobre todo, por sus su crítica a los prejuicios, pero no está exenta de errores. La visión que se da de la humanidad es tan pesimista como simplista: casi toda la gente es cruel, actúa de una forma increíblemente estúpida o nada creíble (con momentos de una ingenuidad asombrosa). Por otro lado, la tensión es constante, porque todos los personajes pueden morir en casi cualquier momento (también mérito de Nagai) y además se hace un uso muy inteligente del cliffhanger (casi todos los capítulos terminan con uno).
Más allá de los avances en la animación, lo único que justificaría una nueva versión de Devilman sería mejorar la propia historia del manga. Sin embargo, la adaptación que hace el guionista Ichirō Ōkouchi, aunque fiel, no sólo no la mejora sino que ni siquiera está del todo a la altura. Por supuesto, simplifica y elimina subtramas y personajes, es muchas veces menos cruel (lo que también resulta irónico) y reduce el mensaje a una crítica a los vicios que he mencionado, al racismo y a la guerra; y, en cambio, añade forzosamente el leitmotiv de la carrera de relevos a fin de proporcionar una innecesaria cohesión extra y simbolizar algo que resulta obvio. También modifica levemente el desenlace, ampliando la espectacular batalla final pero también incorporando una brutal incoherencia postcréditos con algo que nos habían contado al inicio del mismo episodio (me refiero a todo lo que tiene que ver con la Luna), en un fallido intento de hacerlo parecer más poético.
Muchas veces, los diálogos son tan malos que se cae en la comedia involuntaria (por el inglés gratuito, porque suena a superhéroe cutre y por lo infantil que resulta, no puedo evitar reír cuando alguien proclama a gritos que es un devilman). Hay alguna línea argumental que termina de forma brusca y decepcionante (sí, hablo de Silene, aunque sea igual al propio manga). Y, además, los demonios dejan bastante que desear como antagonistas y acaban pareciendo malos de Digimon.
(Sigue sin spoilers)
Como anime, Devilman Crybaby es visualmente transgresor, pero no hay prácticamente nada nuevo en su argumento, en sus personajes, ni en su contenido; y eso obviando que es una adaptación, pues, como he adelantado, es está basado en un manga de 1972, que cuenta con adaptaciones previas y derivados en formatos varios (incluyendo crossovers con otras obras del autor). Su premisa inicial (genial en su momento) ha perdido fuerza en todo este tiempo y hoy parece un concepto trillado como pocos, eso sí, Masaaki Yuasa le otorga una envoltura muy llamativa: una estética gore y tenebrosa (ya presente en el manga, Yuasa la explota acertadamente en una clara exhortación al público adulto), un montón de secuencias que rayan en lo psicodélico y sexo bastante explícito (salvo por una excepción no humana, sin genitales, no sea que en una serie en la que vuelan las cabezas y los órganos internos se traumatice alguien al ver un pene o una vulva) pero tan deliberadamente desagradable que en ningún caso puede confundirse con fanservice. Sin olvidar su distintiva banda sonora.
La línea argumental central sigue a Akira, un humano poseído por el demonio Amon pero que ha logrado imponerse a este, conservando su mente y su "corazón humano". Akira, quien se otorga el apodo de Devilman, comienza una encarnizada lucha contra los demonios que amenazan a la humanidad. Así pues, inicialmente y dejando a un lado su peculiar estética, Devilman Crybaby no destaca en absoluto: demonios que aparecen por todas partes y un demonio (en este caso, un humano poseído/fusionado) que se pone del lado de la humanidad para combatirlos. Un planteamiento visto mil veces en anime, cómics y videojuegos desde que el manga original de Devilman apareció; y si cambiamos los demonios por cualquier otra criatura sobrenatural o extraterrestre, es todavía mucho más frecuente. Eso sí, como he mencionado, Devilman antecede a muchos de estos trabajos e irónicamente ha sido inspiración o ha influido de algún modo en casi todos ellos.
Según avanza la serie, va derivando hacia el típico anime de pretendido contenido psicológico y filosófico; y sí, plantea alguna cuestión interesante, aunque de forma superficial y caricaturizada, y, por supuesto, busca el mensaje moralizante simulando no aspirar a ello. A ratos parece querer ser Evangelion pese a que (de nuevo, irónicamente) el manga de Devilman es anterior a Evangelion y se nota su influencia en ella.
Principalmente, Devilman Crybaby expone (y critica duramente) los vicios de la humanidad (al principio, casi exclusivamente gente joven). El problema es que mete en el mismo saco cosas que no tienen nada que ver como si fueran inevitablemente unidas, como las drogas y el sexo. El resultado es una estigmatización del sexo tan errónea como innecesaria (algo que viene del manga, aunque puede ser comprensible por el contexto en el que fue escrito). Por si fuera poco, al final termina convirtiendo la sexualidad en algo maligno y estúpido (con escenas tan poco sutiles como Miko rebuznando mientras se masturba) propia sólo de adolescentes drogados y demonios. Ahí es nada.
Posteriormente, los demonios quedan al descubierto y se desata una guerra entre estos y los humanos, con Devilman en medio. Esta es la parte más interesante por distintos motivos (mérito de Nagai), sobre todo, por sus su crítica a los prejuicios, pero no está exenta de errores. La visión que se da de la humanidad es tan pesimista como simplista: casi toda la gente es cruel, actúa de una forma increíblemente estúpida o nada creíble (con momentos de una ingenuidad asombrosa). Por otro lado, la tensión es constante, porque todos los personajes pueden morir en casi cualquier momento (también mérito de Nagai) y además se hace un uso muy inteligente del cliffhanger (casi todos los capítulos terminan con uno).
Más allá de los avances en la animación, lo único que justificaría una nueva versión de Devilman sería mejorar la propia historia del manga. Sin embargo, la adaptación que hace el guionista Ichirō Ōkouchi, aunque fiel, no sólo no la mejora sino que ni siquiera está del todo a la altura. Por supuesto, simplifica y elimina subtramas y personajes, es muchas veces menos cruel (lo que también resulta irónico) y reduce el mensaje a una crítica a los vicios que he mencionado, al racismo y a la guerra; y, en cambio, añade forzosamente el leitmotiv de la carrera de relevos a fin de proporcionar una innecesaria cohesión extra y simbolizar algo que resulta obvio. También modifica levemente el desenlace, ampliando la espectacular batalla final pero también incorporando una brutal incoherencia postcréditos con algo que nos habían contado al inicio del mismo episodio (me refiero a todo lo que tiene que ver con la Luna), en un fallido intento de hacerlo parecer más poético.
Muchas veces, los diálogos son tan malos que se cae en la comedia involuntaria (por el inglés gratuito, porque suena a superhéroe cutre y por lo infantil que resulta, no puedo evitar reír cuando alguien proclama a gritos que es un devilman). Hay alguna línea argumental que termina de forma brusca y decepcionante (sí, hablo de Silene, aunque sea igual al propio manga). Y, además, los demonios dejan bastante que desear como antagonistas y acaban pareciendo malos de Digimon.
(Sigue sin spoilers)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
Spoiler:
Claro que eso va acorde a un argumento que, visto en retrospectiva, bien podría haber sido el de una saga de Digimon Adventure si no fuera por el tono pesimista, toda la sangre y las tetas uncensored.
Yuasa es un tipo con talento. Igual hace un capítulo de Adventure Time que Night Is Short, Walk On Girl o esto mismo. Siempre trata de dotar a sus creaciones de un estilo único y se nota ese esfuerzo. Pero con todo el anime que se produce y todo el que ya se ha hecho, es jodidamente difícil ser realmente innovador en algo, y es imposible no percibir similitudes con Shinchiro Watanabe (con quien Yuasa trabajó en Samurai Champloo), Kunihiko Ikuhara, Akiyuki Shinbo/SHAFT, y el estudio Gainax. En Devilman Crybaby se sale un poco de la iconografía característica del manganime, aunque menos de lo que parece en un primer vistazo, y siempre siendo repulsivo a fin de escandalizar a la gente más impresionable (lo que entra en conflicto con los momentos en los que la historia e imágenes del manga han sido suavizadas). Por otra parte, la simpleza de su dibujo hace que, a ratos, la violencia no parezca tan excesiva, y su estética consigue que los desnudos no sean nada agradables (reitero que, a diferencia del manga, ni los desnudos humanos pueden considerarse fanservice, cayendo más de una vez en el fan disservice).
Respecto a los personajes, Akira y Ryo están bien como dúo protagónico, ambos con relativa complejidad (tampoco mucha), unas sugestivas interacciones cargadas de subtexto homorromántico y una evolución retorcida y poco predecible. Miki es un personaje de soporte correcto, aunque poco interesante por sí mismo y con un desarrollo nulo hasta casi el final, que supera ampliamente a su estúpida versión del manga (uno de los pocos y el principal cambio a mejor). El resto, por su escaso desarrollo, quedan casi como personajes de relleno en la mayoría de los casos, a veces cayendo en contradicciones varias (especialmente Miko).
En conclusión, quizá sea el sello Netflix, sumado su agresiva estética, lo que le ha otorgado una poco merecida y transitoria fama, porque desde que saliera el manga de Nagai, la premisa está muy vista y su tratamiento no es el mejor. Ōkouchi reduce la historia del manga hasta convertir Devilman en un shōnen promedio con aires de grandeza, y Yuasa lo adorna con abundante material +18 (de ese que no impresionará a nadie con más de 10 años) hasta convertirlo en un seinen tan simplón e inmaduro como pedante. Si engancha por algo es por la tensión debida a las grandes escenas de acción, a sus cliffhangers y al hecho de que la mayoría de los personajes están en continuo peligro. También es verdad que todas las muertes importarían más si esos personajes estuvieran mejor escritos.
Puede que Devilman sea un manga a reivindicar, aunque sólo sea por lo rompedor que fue en su día, adelantándose un decenio a Akira y dos a Evangelion, y lo influyente que ha sido y aún a día de hoy es; pero Devilman Crybaby es una serie que sólo impactará a quienes no hayan visto mucho anime y, por mucho que estos proclamen que es lo mejor de la década, será olvidada tan pronto como Netflix produzca o distribuya otra serie poco convencional.
Aspectos positivos: La arriesgada puesta en escena, con su estética oscura y desagradable, su animación extraña y su estupenda banda sonora. Las escenas de acción son espectaculares. Ciertos momentos dramáticos están logrados. Conserva algunos de los elementos más interesantes del manga (el que ningún personaje esté a salvo, la particular relación entre Akira y Ryo). Su mensaje contra los prejuicios.
Aspectos negativos: La trama ha sido reducida en exceso, siendo pobre en detalles y explicaciones. Algunos diálogos son terribles. El desenlace añade, de forma completamente innecesaria, una absurda inconsistencia. Construye una imagen tan lamentable como superficial de la humanidad. Muchas situaciones y personajes son inaceptablemente estúpidos para un (supuesto) seinen.
Puntuación: 5.5
Yuasa es un tipo con talento. Igual hace un capítulo de Adventure Time que Night Is Short, Walk On Girl o esto mismo. Siempre trata de dotar a sus creaciones de un estilo único y se nota ese esfuerzo. Pero con todo el anime que se produce y todo el que ya se ha hecho, es jodidamente difícil ser realmente innovador en algo, y es imposible no percibir similitudes con Shinchiro Watanabe (con quien Yuasa trabajó en Samurai Champloo), Kunihiko Ikuhara, Akiyuki Shinbo/SHAFT, y el estudio Gainax. En Devilman Crybaby se sale un poco de la iconografía característica del manganime, aunque menos de lo que parece en un primer vistazo, y siempre siendo repulsivo a fin de escandalizar a la gente más impresionable (lo que entra en conflicto con los momentos en los que la historia e imágenes del manga han sido suavizadas). Por otra parte, la simpleza de su dibujo hace que, a ratos, la violencia no parezca tan excesiva, y su estética consigue que los desnudos no sean nada agradables (reitero que, a diferencia del manga, ni los desnudos humanos pueden considerarse fanservice, cayendo más de una vez en el fan disservice).
Respecto a los personajes, Akira y Ryo están bien como dúo protagónico, ambos con relativa complejidad (tampoco mucha), unas sugestivas interacciones cargadas de subtexto homorromántico y una evolución retorcida y poco predecible. Miki es un personaje de soporte correcto, aunque poco interesante por sí mismo y con un desarrollo nulo hasta casi el final, que supera ampliamente a su estúpida versión del manga (uno de los pocos y el principal cambio a mejor). El resto, por su escaso desarrollo, quedan casi como personajes de relleno en la mayoría de los casos, a veces cayendo en contradicciones varias (especialmente Miko).
En conclusión, quizá sea el sello Netflix, sumado su agresiva estética, lo que le ha otorgado una poco merecida y transitoria fama, porque desde que saliera el manga de Nagai, la premisa está muy vista y su tratamiento no es el mejor. Ōkouchi reduce la historia del manga hasta convertir Devilman en un shōnen promedio con aires de grandeza, y Yuasa lo adorna con abundante material +18 (de ese que no impresionará a nadie con más de 10 años) hasta convertirlo en un seinen tan simplón e inmaduro como pedante. Si engancha por algo es por la tensión debida a las grandes escenas de acción, a sus cliffhangers y al hecho de que la mayoría de los personajes están en continuo peligro. También es verdad que todas las muertes importarían más si esos personajes estuvieran mejor escritos.
Puede que Devilman sea un manga a reivindicar, aunque sólo sea por lo rompedor que fue en su día, adelantándose un decenio a Akira y dos a Evangelion, y lo influyente que ha sido y aún a día de hoy es; pero Devilman Crybaby es una serie que sólo impactará a quienes no hayan visto mucho anime y, por mucho que estos proclamen que es lo mejor de la década, será olvidada tan pronto como Netflix produzca o distribuya otra serie poco convencional.
Aspectos positivos: La arriesgada puesta en escena, con su estética oscura y desagradable, su animación extraña y su estupenda banda sonora. Las escenas de acción son espectaculares. Ciertos momentos dramáticos están logrados. Conserva algunos de los elementos más interesantes del manga (el que ningún personaje esté a salvo, la particular relación entre Akira y Ryo). Su mensaje contra los prejuicios.
Aspectos negativos: La trama ha sido reducida en exceso, siendo pobre en detalles y explicaciones. Algunos diálogos son terribles. El desenlace añade, de forma completamente innecesaria, una absurda inconsistencia. Construye una imagen tan lamentable como superficial de la humanidad. Muchas situaciones y personajes son inaceptablemente estúpidos para un (supuesto) seinen.
Puntuación: 5.5