Al parecer Jackson atacado por el egotrip decidió cagarla con el insulso remake de King Kong, no contento con eso, quiso elaborar una especie de película cármica-zen con escenas sacadas de wallpapers made in Windows y música new age by Eno, (Brian Eno, no confundir con sal de frutas "Eno")

Sólo destacaría la paliza a Mark Wahlberg como especie de viaje catártico contra tanta imagen de anuncio tampónico, etéreo. Supongo que tras verla, no será necesario ir a pillar algo de vagisil, con todos los esfínteres dados de sí por la mala leche que produce tanta ñoñería cañí resobada.

Jackson desde "Criaturas Celestiales" quiso emular a Peter Weir; a él no le hacía falta, pero por narices tenía que ser el nuevo Weir, como queriendo demostrar que más allá de su oronda barriga y su adicción al gore desenfrenado, hubiera una necesidad por decir a la crítica "aquí estoy yo y puedo hacer algo más que enanitos con pelos en los pies y madres que devoran perros". Todo un error renunciar a una carrera tan prometedora por su obsesión con olvidar el pasado.

Pero aquí no hay ni rastro de ese tío entrañable:

Saoirse Ronan aporta más bien poco, con su cara lampiña sacada de cualquier video chungo de Nubiles, Rachel Weisz en su línea, es decir: insulsa total. Susan Sarandon es la que mejor trabaja (modo irónico on): encarna perfectamente el papel de familiar cargante, como la típica tía inoportuna y entrometida. Sólo que en su caso ya son muchos años haciendo el mismo papel y diría que se encarna a si misma en cada una de las películas mediocres que hace.

Aburrida, pretenciosa... Sucia.