No soy capaz de expresar con palabras la razón por la que Confessions me caló de esa manera. No encuentro los motivos que hacen de esta película algo tan diferente a otras muchas, ni se porqué me ha llegado a gustar tanto, solo se que Confessions es una de las mejores películas que he visto ultimamente.

Confessions es mucho más que un thriller, va más allá y hace al espectador de alguna forma partícipe en lo que está viendo. No serán pocas las veces que un personaje "malo", por decirlo de alguna manera, llegará a darte mucha pena, tanta como para que se te olvide lo malo que hizo y tengas que volver a caer en ello para volver a apuntarle con el dedo y pensar mentalmente el tan subjetivo "te lo mereces".

Tetsuya Nakashima consigue hacer una película como si fuera un todo a base de contar pequeñas (o no tan pequeñas) confesiones que se van relacionando las unas con las otras, como si de una película de episodios se tratara. La forma en la que conectan con la trama principal es tan genial que en ningún momento quieres que eso acabe, y siempre esperas más y más confesiones. No obstante, la película termina justo cuando ha de acabar, justo cuando enredar la trama mucho más la haría caer en una espiral de tedio y agonía estirada.

No estamos ante una película de las que necesiten un gran ejercicio mental para comprenderlas, como les pasa a tantas otras asiáticas, pero es lo suficientemente profunda como para que si la ves con todos los sentidos puestos, te percates de miles de pequeños detalles que la elevan a los primeros puestos del cine asiático. Confessions de alguna manera, a pesar de ser una película japonesa con elementos propios del cine del sol naciente, tiene un tufillo a las grandes producciones coreanas en la forma de contar las cosas, con esa trama de venganza tan bien llevada que hace esfuerzos en intentar que el espectador no tenga muy claro el saber quién es bueno y quién es malo. Además, cuenta con un extraño ritmo mucho más propio de una película occidental (a lo cual se añade la estupenda banda sonora).

Estamos ante un experimento que, si bien dificilmente podría haber salido mal, era más probable que pasara como una película más del montón y no se convirtiera en una de las mejores producciones del cine asiático en mucho tiempo, el cual está un poco de capa caída.