Hereditary
6,6
31.063
Terror
Cosas extrañas comienzan a suceder en casa de los Graham tras la muerte de la abuela y matriarca, que deja en herencia su casa a su hija Annie. Annie Graham, una galerista casada y con dos hijos, no tuvo una infancia demasiado feliz junto a su madre, y cree que la muerte de ésta puede hacer que pase página. Pero todo se complica cuando su hija menor comienza a ver figuras fantasmales, que también empiezan a aparecer ante su hermano. (FILMAFFINITY) [+]
29 de agosto de 2018
29 de agosto de 2018
594 de 677 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras 15 minutos de Hereditary, vistos a las tantas de la madrugada, solo en casa... me sentí como un niño que retornaba a sus miedos más primarios. Tuve que parar, lo juro. ¿Algunos dicen que esta película no da miedo? ¡Me cago en la hostia! Debo ser yo entonces, que seré muy sensible, porque estaba con las pelotas en la mismísima garganta. El día siguiente me armé de valor y la terminé. Ahora, me dispongo a compartir mi opinión sobre Hereditary más una explicación del polémico final para todos aquellos que, como yo, se hallaron algo perdidos tras llegar a él por primera vez.
La factura de Hereditary es impecable. Si hay algo que destaca en la película, es su inmensa dirección (y las actuaciones también, pero de eso hablaremos más tarde). Cada secuencia está filmada con la agobiante intención de crear una atmósfera densa y asfixiante en la claustrofóbica casa. El director utiliza a veces utiliza planos amplios para que el espectador pueda ver la totalidad de una sala, y justo después decide cortar a un plano íntimo donde no podemos ver qué hay detrás. Como el demonio que es, coloca elementos escondidos a plena vista. No te los señala, pero están ahí. Quizás te des cuenta, o quizás no; pero en el caso de que te percates, no podrás dejar de sobreanalizar cada nueva imagen en una desesperada búsqueda de cosas fuera de lugar, aumentando más aún el suspense y la inquietud. Los movimientos de cámara están realizados con una precisión suiza. Saben qué enseñarte y qué no, con el fin de que nunca sepas por dónde va a venir lo siguiente. Ari Aster se ha confirmado como un meastro, un auténtico genio que sabe cómo construir expectación. La película es una bomba que va creciendo y creciendo, pero no explota. La tensión nunca se libera. Apenas hay "sustos" baratos que nos permitan relajarnos; en su lugar, hay imágenes duras como un puñetazo a la retina, colocadas con una tranquilidad que crea aún más desasosiego. No se explica qué ocurre realmente, para que no lo puedas comprender nada hasta el final, evitando así que te sientas aliviado durante la experiencia.
El guión mantiene el misterio y la duda de una manera sumamente elegante. Los miembros de la (supuestamente) ordinaria familia son puestos, poco a poco, ante las situaciones más extremas y horribles, quebrando su cordura gradualmente hasta dejarlos en el límite. El descenso a la locura está escrito con gran destreza. Logra que sintamos apego hacia ellos, porque estas desgracias no son sucesos sobrenaturales ni basuras parecidas, sino cosas que nos pueden pasar a cualquiera, cualquier día, sin avisar... y cuando nos sentimos como uno más en la familia, el terror es más cercano.
La historia no está masticada. El espectador debe poner de su parte y unir las piezas desordenadas que se le han ofrecido. En mi caso, al tener que parar el visionado varias veces, me encontré confuso al final. La historia tenía forma en mi cabeza, pero me faltaban detalles. Un segundo visionado (preferible) o una explicación en internet es requerida si te pasa esto.
Las interpretaciones son de 10. Hay un debate sobre si Toni Collette está magistral o sobrevalorada... para mí, no hay discusión: es, muy probablemente, la mejor interpretación en lo que llevamos de año. Todos los matices son perfectamente creíbles en ella, nos transmite sufrimiento e incomprensión con la potencia de una locomotora. Sin su presencia, Hereditary no estaría coja, directamente se hallaría en silla de ruedas... y lo mismo digo para Milly Shapiro y Alex Wolff. Ambos quitan la respiración con sus personajes, pero he de destacar a este último, pues tiene más relevancia y tiempo en pantalla. Dada la dificultad de su papel, podría haber caído en la sobreactuación o en la falta de expresividad, no obstante, encuentra el punto medio perfecto entre las dos. Me quito el sombrero.
La trama de Hereditary puede ser vista de dos formas radicalmente distintas. Aprovecha para jugar con la mente del espectador mediante imágenes o detalles sutiles y ambiguos, desconcertándolo de forma magistral en todo momento... hasta llegar al final.
Los últimos 20 minutos del filme son terror puro, una sucesión macabra e inexplicable de eventos que no te dejan respirar. Un clímax brillante, no apto para cardíacos... y entonces, en la última escena se nos ofrece la ansiada explicación de los hechos. Todo cobra "sentido" y solo uno de los puntos de vista se vuelve correcto, despojando así la otra posible visión(*), que era (desafortunadamente) la más interesante.
No me malinterpretéis: considero que la historia está bien contada y, definitivamente, me dejó descolocado. Mi problema es que ese terror psicológico y esa incertidumbre creada al principio desaparecen, tomando una forma demasiado creíble y típica... una forma que, personalmente, no hallo a la altura del resto de la película. En mi opinión, no hacía falta sacrificar una de las interpretaciones personales más potentes en favor de la otra. Una pizca de ambigüedad habría sido mucho más satisfactoria. Además, lo peor es que se crea una gran incoherencia en el argumento. El pilar más esencial de la película se deja como un producto de la pura casualidad, así que todos los sucesos que son consecuencia directa de este (es decir, la trama completa) no deberían haber ocurrido. Por culpa de esto, Hereditary se queda a las puertas del sobresaliente.
Si te ha gustado la crítica, puedes echarlo un vistazo a mi blog de cine y cómics:
http://lalistadealex.blogspot.com.es/
¡Gracias!
La factura de Hereditary es impecable. Si hay algo que destaca en la película, es su inmensa dirección (y las actuaciones también, pero de eso hablaremos más tarde). Cada secuencia está filmada con la agobiante intención de crear una atmósfera densa y asfixiante en la claustrofóbica casa. El director utiliza a veces utiliza planos amplios para que el espectador pueda ver la totalidad de una sala, y justo después decide cortar a un plano íntimo donde no podemos ver qué hay detrás. Como el demonio que es, coloca elementos escondidos a plena vista. No te los señala, pero están ahí. Quizás te des cuenta, o quizás no; pero en el caso de que te percates, no podrás dejar de sobreanalizar cada nueva imagen en una desesperada búsqueda de cosas fuera de lugar, aumentando más aún el suspense y la inquietud. Los movimientos de cámara están realizados con una precisión suiza. Saben qué enseñarte y qué no, con el fin de que nunca sepas por dónde va a venir lo siguiente. Ari Aster se ha confirmado como un meastro, un auténtico genio que sabe cómo construir expectación. La película es una bomba que va creciendo y creciendo, pero no explota. La tensión nunca se libera. Apenas hay "sustos" baratos que nos permitan relajarnos; en su lugar, hay imágenes duras como un puñetazo a la retina, colocadas con una tranquilidad que crea aún más desasosiego. No se explica qué ocurre realmente, para que no lo puedas comprender nada hasta el final, evitando así que te sientas aliviado durante la experiencia.
El guión mantiene el misterio y la duda de una manera sumamente elegante. Los miembros de la (supuestamente) ordinaria familia son puestos, poco a poco, ante las situaciones más extremas y horribles, quebrando su cordura gradualmente hasta dejarlos en el límite. El descenso a la locura está escrito con gran destreza. Logra que sintamos apego hacia ellos, porque estas desgracias no son sucesos sobrenaturales ni basuras parecidas, sino cosas que nos pueden pasar a cualquiera, cualquier día, sin avisar... y cuando nos sentimos como uno más en la familia, el terror es más cercano.
La historia no está masticada. El espectador debe poner de su parte y unir las piezas desordenadas que se le han ofrecido. En mi caso, al tener que parar el visionado varias veces, me encontré confuso al final. La historia tenía forma en mi cabeza, pero me faltaban detalles. Un segundo visionado (preferible) o una explicación en internet es requerida si te pasa esto.
Las interpretaciones son de 10. Hay un debate sobre si Toni Collette está magistral o sobrevalorada... para mí, no hay discusión: es, muy probablemente, la mejor interpretación en lo que llevamos de año. Todos los matices son perfectamente creíbles en ella, nos transmite sufrimiento e incomprensión con la potencia de una locomotora. Sin su presencia, Hereditary no estaría coja, directamente se hallaría en silla de ruedas... y lo mismo digo para Milly Shapiro y Alex Wolff. Ambos quitan la respiración con sus personajes, pero he de destacar a este último, pues tiene más relevancia y tiempo en pantalla. Dada la dificultad de su papel, podría haber caído en la sobreactuación o en la falta de expresividad, no obstante, encuentra el punto medio perfecto entre las dos. Me quito el sombrero.
La trama de Hereditary puede ser vista de dos formas radicalmente distintas. Aprovecha para jugar con la mente del espectador mediante imágenes o detalles sutiles y ambiguos, desconcertándolo de forma magistral en todo momento... hasta llegar al final.
Los últimos 20 minutos del filme son terror puro, una sucesión macabra e inexplicable de eventos que no te dejan respirar. Un clímax brillante, no apto para cardíacos... y entonces, en la última escena se nos ofrece la ansiada explicación de los hechos. Todo cobra "sentido" y solo uno de los puntos de vista se vuelve correcto, despojando así la otra posible visión(*), que era (desafortunadamente) la más interesante.
No me malinterpretéis: considero que la historia está bien contada y, definitivamente, me dejó descolocado. Mi problema es que ese terror psicológico y esa incertidumbre creada al principio desaparecen, tomando una forma demasiado creíble y típica... una forma que, personalmente, no hallo a la altura del resto de la película. En mi opinión, no hacía falta sacrificar una de las interpretaciones personales más potentes en favor de la otra. Una pizca de ambigüedad habría sido mucho más satisfactoria. Además, lo peor es que se crea una gran incoherencia en el argumento. El pilar más esencial de la película se deja como un producto de la pura casualidad, así que todos los sucesos que son consecuencia directa de este (es decir, la trama completa) no deberían haber ocurrido. Por culpa de esto, Hereditary se queda a las puertas del sobresaliente.
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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hereditary es la historia de una secta liderada por la madre de Annie (Hellen), cuyo propósito es invocar a un demonio antiguo, Paimon. El demonio necesita un huésped masculino para manifestarse al completo, puesto que uno femenino no le gusta, y debe pertenecer al linaje de Hellen. Ella intentó introducirlo en su hijo, pero este se suicidó antes de que ocurriera, así que tuvo que esperar a tener un nieto. Sin embargo, cuando Annie tuvo a su primer hijo varón (Peter) nunca dejó que su Hellen se acercara a él, de manera que esta última no pudo utilizarlo como huésped. Entonces, Annie tuvo una niña (Charlie). Hellen hubiera deseado que esta niña hubiese sido un chico (cosa que no paraba de repetirle cuando aún vivía), pues así la invocación del demonio habría sido mucho más sencilla. Sin embargo, no fue así, y tuvo que apañarse con lo que tenía. Hellen hizo de Charlie la huésped del demonio. Esa era la razón por la que Charlie era la favorita de la abuela y se comportaba de forma tan extraña. De todos modos, todo esto era una solución temporal hasta que lograran introducir el demonio en Peter, el huésped masculino. Necesitaban liberar a Paimon del cuerpo de Charlie, de manera que idearon su muerte (momento bestial). Joan, la amiga de Annie que le enseña cómo hacer sesiones de espiritismo, no es más que una miembro muy importante de la secta (era amiga íntima de Hellen), y todo lo que le enseña a Annie es un truco para invocar a Paimon e introducirlo en el cuerpo de Peter. Con total seguridad, se necesita la muerte de los progenitores antes de que eso ocurra, y por ello, ambos son asesinados por el demonio en el clímax final (el padre, la madre y la abuela acaban decapitados por los sectarios, simbología relacionada con la muerte de la huésped original de Paimon), mientras los miembros de la secta presencian desnudos el nacimiento de su dios. El director te indica que Peter ya ha sido poseído cuando él realiza el clásico sonido de la lengua que hacía Charlie. Finalmente, acaba coronado mientras todos le rinden pleitesía.
Como ya he dicho, la historia está bien contada y te obliga a ordenar las piezas del puzzle que habían soltado desorganizadas. ¿Problema? La muerte de Charlie, detonante del horror, la principal necesidad de la secta, el paso más importante para proceder con la invocación de Paimon... no pudo ser planeada con tal exactitud. ¿Por qué complicarse tanto cuando podrían haberla matado sin más? ¿Cómo hicieron que todo ocurriera así? No lo entiendo, y no me puedo creer que todo lo que ocurrió (el hermano llevándosela a la fiesta, ella comiendo nueces que desatan su alergia, el hermano encontrándose con un ciervo en la carretera mientras la chica ha sacado la cabeza en el momento exacto para comerse el poste) haya sido un plan ideado por cuatro idiotas sectarios. Es demasiado casual y espontáneo. Además, ¿para qué todo eso? ¿Por qué coño no buscas una forma más fácil? La "complejidad" del plan no aporta nada a la trama salvo morbo. Y no la critico por buscar morbo (de hecho, me parece un acierto), la critico porque no le han dado la coherencia necesaria a esa violencia, haciéndola totalmente gratuita y sin propósito alguno para la trama. Un plan debería tener un objetivo... y este, directamente, no tiene sentido.
(*) Las dos visiones de Hereditary: una familia lidiando con las enfermedades mentales arrastradas por el linaje. Una interpretación del filme muy interesante que se abandona cuando, en el final, todo ha sido un plan de invocación de un demonio, algo ya visto antes. Por esto, ese miedo inicial se pierde en los visionados posteriores, ya que asociamos lo ocurrido a un culto y un demonio, es decir, algo "tangible" y "real". En el caso de que el mal hubiera sido más abstracto, habría sido mucho más impactante y satisfactorio para mí.
Como ya he dicho, la historia está bien contada y te obliga a ordenar las piezas del puzzle que habían soltado desorganizadas. ¿Problema? La muerte de Charlie, detonante del horror, la principal necesidad de la secta, el paso más importante para proceder con la invocación de Paimon... no pudo ser planeada con tal exactitud. ¿Por qué complicarse tanto cuando podrían haberla matado sin más? ¿Cómo hicieron que todo ocurriera así? No lo entiendo, y no me puedo creer que todo lo que ocurrió (el hermano llevándosela a la fiesta, ella comiendo nueces que desatan su alergia, el hermano encontrándose con un ciervo en la carretera mientras la chica ha sacado la cabeza en el momento exacto para comerse el poste) haya sido un plan ideado por cuatro idiotas sectarios. Es demasiado casual y espontáneo. Además, ¿para qué todo eso? ¿Por qué coño no buscas una forma más fácil? La "complejidad" del plan no aporta nada a la trama salvo morbo. Y no la critico por buscar morbo (de hecho, me parece un acierto), la critico porque no le han dado la coherencia necesaria a esa violencia, haciéndola totalmente gratuita y sin propósito alguno para la trama. Un plan debería tener un objetivo... y este, directamente, no tiene sentido.
(*) Las dos visiones de Hereditary: una familia lidiando con las enfermedades mentales arrastradas por el linaje. Una interpretación del filme muy interesante que se abandona cuando, en el final, todo ha sido un plan de invocación de un demonio, algo ya visto antes. Por esto, ese miedo inicial se pierde en los visionados posteriores, ya que asociamos lo ocurrido a un culto y un demonio, es decir, algo "tangible" y "real". En el caso de que el mal hubiera sido más abstracto, habría sido mucho más impactante y satisfactorio para mí.
24 de agosto de 2018
24 de agosto de 2018
390 de 647 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me decidí por Hereditary al comprobar sus buenas referencias en Filmaffinity y porque sus actores en buena medida ya podían justificar el film. La película no me ha gustado, a mi modo de ver es larga, tediosa, trillada en muchas de sus escenas y francamente risible en su final. Sinceramente, no entiendo cómo se la puede comparar con algunos clásicos del género poniéndola a su altura. Más bien pienso que dentro de unos años ni siquiera nos acordaremos de ella.
Lo peor de todo ello es la sensación ya comentada en otras críticas de " me gusta la película, luego soy inteligente / no me gusta la película, luego soy un necio ". Señores, dejen que cada cual opine libremente sobre el tema, que vamos al cine a disfrutar, sentir y aprender, y entiendo que participamos aquí justamente por ese amor que sentimos todos por el cine. Los que no nos ha gustado la película reivindicamos el derecho a que así sea sin necesidad de sentirnos seres de serie B.
Tan solo destacaré la interpretación de Toni Collette, magnífica, y de Alex Wolff, con una convincente cara de pasmado. En cuanto a Gabriel Byrne pues...poca cosa podía hacer con su papel, más bien parece que pasaba por allí...
Lo peor de todo ello es la sensación ya comentada en otras críticas de " me gusta la película, luego soy inteligente / no me gusta la película, luego soy un necio ". Señores, dejen que cada cual opine libremente sobre el tema, que vamos al cine a disfrutar, sentir y aprender, y entiendo que participamos aquí justamente por ese amor que sentimos todos por el cine. Los que no nos ha gustado la película reivindicamos el derecho a que así sea sin necesidad de sentirnos seres de serie B.
Tan solo destacaré la interpretación de Toni Collette, magnífica, y de Alex Wolff, con una convincente cara de pasmado. En cuanto a Gabriel Byrne pues...poca cosa podía hacer con su papel, más bien parece que pasaba por allí...
13 de junio de 2018
13 de junio de 2018
227 de 326 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras un pinchazo severo como 'Llega de noche', 'Hereditary' devuelve a A24 a los altares dignos de 'Ex Machina' en términos de vender un producto de forma potente y que da lo que promete con creces ante todo presunto pronóstico. No es un festival de sustos a lo 'The Conjuring' incluso si esas películas lo hacen con suspense de calidad. 'Hereditary' me remite al terror personal orquestado por los dramas de sus personajes de 'El resplandor' y al nervio ultra paranoico de 'Misery'. No me remite en especial a 'El exorcista' como muchos la han comparado, aunque habiendo visto la película al completo y comprender cómo termina yo personalmente la compararía con otro clásico*.
Muchos han dicho que si es un vende humos, que si está sobrevaloarada, que si es aburrida, que si Toni Collette no hace más que exagerar, que si el final traiciona todo lo anterior y se desvía de la trama, que si no tiene final después de todo... Bueno, debe de ser de esos casos en los que la percepción de cada individuo (muy al estilo de quien escucha Laurel o Yanny) hace que veamos películas distintas. Esta película demuestra que aún con el género del terror ya construido y de sobras, aún se pueden entregar películas sorprendentes, de estas que se quedan contigo tiempo después de haberla visto, una que en tiempo será de referencia por seguro. Una que cruza la línea que 'La bruja' parecía no querer atravesar hasta el cortante final y una que propone imágenes e ideas que asaltan tu cabeza de forma más bruta que las de 'Babadook'.
La dirección es hipnótica, imprime el guión en la pantalla respetando el cocido a fuego lento como se hacía antes, muestra una elegancia visual digna de un experto y sabe cómo colocar pequeños detalles en el encuadre (mucha atención a las esquinas, a las sombras, a lo que se mueve o a lo que se intuye o se deja a la interpretación en muchas ocasiones). El guión esconde sorpresas sangrientas desde el primer tercio (creo que a la media hora, el primer puñetazo al espectador es ya de los que van dirigidos "a la cabeza" y aún queda hora y media de cinta) y la historia en sí (una que no cesa en torturar a sus personajes y que no se resuelve hasta sus minutos finales). Las interpretaciones son geniales, aunque desde luego es Toni Collette quien acapara todas las miradas. Es la Jack Nicholson del Resplandor de Kubrick, pero más humana, débil y colérica. Tiene la ardua tarea de bailar entre la cordura quebrada y la locura incomprendida desatada a lo largo de todo el largometraje. Y lo consigue.
No os esperéis sustos a granel. No esperéis trampas a lo 'Saw'. Pero tampoco penséis que es un viaje a ninguna parte como 'Llega de noche'. 'Hereditary' no revela sus cartas hasta el final, pero cuando lo hace es tan sólo la culminación de la que ya era una magnífica revelación y soplido de aire fresco dentro del género. Vean lo que vean, lean lo que lean, hayan entendido lo que haya entendido de su premisa, vayan a verla. Y después piensen y conjeturen. Es una película que tal vez merezca varios visionados. Pero sólo con el primero es suficiente para mantenerte mirando al techo por la noche, cuando intentes dormir.
Muchos han dicho que si es un vende humos, que si está sobrevaloarada, que si es aburrida, que si Toni Collette no hace más que exagerar, que si el final traiciona todo lo anterior y se desvía de la trama, que si no tiene final después de todo... Bueno, debe de ser de esos casos en los que la percepción de cada individuo (muy al estilo de quien escucha Laurel o Yanny) hace que veamos películas distintas. Esta película demuestra que aún con el género del terror ya construido y de sobras, aún se pueden entregar películas sorprendentes, de estas que se quedan contigo tiempo después de haberla visto, una que en tiempo será de referencia por seguro. Una que cruza la línea que 'La bruja' parecía no querer atravesar hasta el cortante final y una que propone imágenes e ideas que asaltan tu cabeza de forma más bruta que las de 'Babadook'.
La dirección es hipnótica, imprime el guión en la pantalla respetando el cocido a fuego lento como se hacía antes, muestra una elegancia visual digna de un experto y sabe cómo colocar pequeños detalles en el encuadre (mucha atención a las esquinas, a las sombras, a lo que se mueve o a lo que se intuye o se deja a la interpretación en muchas ocasiones). El guión esconde sorpresas sangrientas desde el primer tercio (creo que a la media hora, el primer puñetazo al espectador es ya de los que van dirigidos "a la cabeza" y aún queda hora y media de cinta) y la historia en sí (una que no cesa en torturar a sus personajes y que no se resuelve hasta sus minutos finales). Las interpretaciones son geniales, aunque desde luego es Toni Collette quien acapara todas las miradas. Es la Jack Nicholson del Resplandor de Kubrick, pero más humana, débil y colérica. Tiene la ardua tarea de bailar entre la cordura quebrada y la locura incomprendida desatada a lo largo de todo el largometraje. Y lo consigue.
No os esperéis sustos a granel. No esperéis trampas a lo 'Saw'. Pero tampoco penséis que es un viaje a ninguna parte como 'Llega de noche'. 'Hereditary' no revela sus cartas hasta el final, pero cuando lo hace es tan sólo la culminación de la que ya era una magnífica revelación y soplido de aire fresco dentro del género. Vean lo que vean, lean lo que lean, hayan entendido lo que haya entendido de su premisa, vayan a verla. Y después piensen y conjeturen. Es una película que tal vez merezca varios visionados. Pero sólo con el primero es suficiente para mantenerte mirando al techo por la noche, cuando intentes dormir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Para mí, ese clásico sería 'Rosemary´s Baby', por la temática del demonio, lo "hereditario" generación tras generación y cómo ese objetivo de posesión final se alza triunfal sin que los protagonistas puedan hacer nada aún terminando por conocer los hechos en los últimos 15 minutos.
29 de septiembre de 2018
29 de septiembre de 2018
209 de 296 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como lo leéis. En opinión de un servidor, estamos ante un de los mayores, hype & bluf (me lo acabo de inventar, pero podría ser un género en sí) de los últimos tiempos.
Pero empecemos concediendo al César lo que es del César. En su primera mitad, aproximadamente, ‘Hereditary’ sorprende al “buscador de sustos” con un drama familiar bastante crudo donde, por ejemplo, las madres no son precisamente esas instituciones familiares tiernas, cariñosas y protectoras a que estamos acostumbrados en el relato fílmico tradicional. Las pérdidas familiares se suceden (unas más terribles que otras) y el film se centra en el difícil y distinto modo de lidiar con ello de la madre, el padre y el atribulado hermano adolescente. Como devastador drama familiar funciona bastante bien, aunque uno debe echarle paciencia si espera encontrar en tiempo prudencial el terror prometido.
El problema es que durante toda la parte central, tras el primer giro trágico del guión (por cierto, de una incoherencia que trataré en los spoilers), el ritmo de ‘Hereditary’ baja ostensiblemente hasta casi el bostezo. Quizá hay demasiado drama, demasiada búsqueda de atmósfera y poca “chicha”. Y no hablamos del ritmo visual, de duración de los planos, sino del ritmo del guión, del de los acontecimientos. Tampoco hablo de la típica retahíla de sustos o escenas terroríficas para mantener la tensión, sino del escaso ritmo interno de la narración, la falta de una dirección clara del relato, un saber hacia dónde va la trama, qué nos quieren explicar, más allá del cosquilleo en las tripas que puede provocar su cierta atmósfera. En cambio, nos encontramos una sucesión de acontecimientos como mucho inquietantes, que sin embargo resultan débilmente conectados entre sí (sin una secuencia causa-efecto fuerte y significativa), confusos, heterogéneos, piezas de un relato que nunca acaba de cuajar, que no genera sentido.
Pero lo peor viene cuando ‘Hereditary’ se adentra, en el previsible y manido universo paranormal de las médiums y las ouijas. Aquí es donde queda herido de muerte un film que pretende ser (o al menos así nos lo han vendido) un “game-changer”, esto es, que viene a cambiar las reglas del juego del terror. Esto ya lo habíamos visto recientemente, por ejemplo, en ‘Poltergeist‘, ‘El Orfanato’ o ‘Insidious‘, por citar sólo unos pocos de ejemplos de todo un subgénero. Y personalmente, ese subgénero siempre me ha parecido la forma más aburrida de constreñir el ya de por si manido universo de los espíritus(buenos, atormentados y/o malignos) a unas estrictas reglas del tipo “si haces esto pasará indefectiblemente aquello”. Esa manera de domesticar los fenómenos paranormales, de pretender que se puede invocar a un espíritu siguiendo una receta como quien hace un bizcocho, además de ser digna de la peor superchería de tarot televisivo, es como querer ponerle puertas lógicas a un campo que debería ser el reino de lo ilógico y lo etéreo.
Todo este batiburrillo argumental impide al espectador generar unas mínimas expectativas sobre los próximos acontecimientos, con la consiguiente falta de impulso dramático, y sólo permite conectar con el film y el suspense por la sobada vía del espiritismo de manual. Todo ello superoriginal.
Si hasta entonces, y aún pese a lo antedicho, el film había mantenido una cierta contención en lo referente al terror puro y duro, ya en el último acto, Ari Aster quita el freno de mano, abre de par en par las puertas del infierno y saca toda la artillería de pesada de fenómenos, sustos y terror. Sin embargo, ya es tarde y todo llega demasiado de golpe. Tampoco hace Hereditary gala de una gran originalidad en la puesta en escena del suspense y el terror, salvo algún plano realmente inquietante. Aster se decanta por recursos tan gastados como la omnipresencia de la música en inquietante in crescendo, la consabida y exasperante repetición de golpes de sonidos para puntear los sustos, o las constantes miradas aterrorizadas fuera de cuadro para dilatar la tensión sobre lo que los personajes están viendo. Y el recital de caras de Toni Collette, que eso sí, se marca un impresionante tour de force interpretativo. Sin embargo, el repertorio de rostros desencajados de la Collette, ora asustada ora desquiciada, no alcanza para salvar el film del naufragio narrativo.
En pleno festival del horror, tan desatado como descolocado está el espectador a estas alturas, también se desata Annie que nos recuerda a madres de miedo como la Samantha Eggar de ‘Cromosoma 3’ (‘The Brood’, David Chronenberg, 1979). Y así llegamos un final que remite en cierto modo a ‘La Bruja’ (The Witch, 2015), aunque el film de Robert Eggers está a años luz como ejemplo de terror psicológico, de atmósfera malsana, que no necesita recurrir a sustos de tercera, ni fascinarnos con la historia detrás de la trama.
Acabado el film, prácticamente la totalidad de los espectadores no ha entendido nada. La tentación de acudir a Internet es tan grande como el volumen de artículos que nos explican qué demonios acabamos de ver, la historia detrás de ese cóctel sin sentido que es la trama de ‘Hereditary’.
Pero empecemos concediendo al César lo que es del César. En su primera mitad, aproximadamente, ‘Hereditary’ sorprende al “buscador de sustos” con un drama familiar bastante crudo donde, por ejemplo, las madres no son precisamente esas instituciones familiares tiernas, cariñosas y protectoras a que estamos acostumbrados en el relato fílmico tradicional. Las pérdidas familiares se suceden (unas más terribles que otras) y el film se centra en el difícil y distinto modo de lidiar con ello de la madre, el padre y el atribulado hermano adolescente. Como devastador drama familiar funciona bastante bien, aunque uno debe echarle paciencia si espera encontrar en tiempo prudencial el terror prometido.
El problema es que durante toda la parte central, tras el primer giro trágico del guión (por cierto, de una incoherencia que trataré en los spoilers), el ritmo de ‘Hereditary’ baja ostensiblemente hasta casi el bostezo. Quizá hay demasiado drama, demasiada búsqueda de atmósfera y poca “chicha”. Y no hablamos del ritmo visual, de duración de los planos, sino del ritmo del guión, del de los acontecimientos. Tampoco hablo de la típica retahíla de sustos o escenas terroríficas para mantener la tensión, sino del escaso ritmo interno de la narración, la falta de una dirección clara del relato, un saber hacia dónde va la trama, qué nos quieren explicar, más allá del cosquilleo en las tripas que puede provocar su cierta atmósfera. En cambio, nos encontramos una sucesión de acontecimientos como mucho inquietantes, que sin embargo resultan débilmente conectados entre sí (sin una secuencia causa-efecto fuerte y significativa), confusos, heterogéneos, piezas de un relato que nunca acaba de cuajar, que no genera sentido.
Pero lo peor viene cuando ‘Hereditary’ se adentra, en el previsible y manido universo paranormal de las médiums y las ouijas. Aquí es donde queda herido de muerte un film que pretende ser (o al menos así nos lo han vendido) un “game-changer”, esto es, que viene a cambiar las reglas del juego del terror. Esto ya lo habíamos visto recientemente, por ejemplo, en ‘Poltergeist‘, ‘El Orfanato’ o ‘Insidious‘, por citar sólo unos pocos de ejemplos de todo un subgénero. Y personalmente, ese subgénero siempre me ha parecido la forma más aburrida de constreñir el ya de por si manido universo de los espíritus(buenos, atormentados y/o malignos) a unas estrictas reglas del tipo “si haces esto pasará indefectiblemente aquello”. Esa manera de domesticar los fenómenos paranormales, de pretender que se puede invocar a un espíritu siguiendo una receta como quien hace un bizcocho, además de ser digna de la peor superchería de tarot televisivo, es como querer ponerle puertas lógicas a un campo que debería ser el reino de lo ilógico y lo etéreo.
Todo este batiburrillo argumental impide al espectador generar unas mínimas expectativas sobre los próximos acontecimientos, con la consiguiente falta de impulso dramático, y sólo permite conectar con el film y el suspense por la sobada vía del espiritismo de manual. Todo ello superoriginal.
Si hasta entonces, y aún pese a lo antedicho, el film había mantenido una cierta contención en lo referente al terror puro y duro, ya en el último acto, Ari Aster quita el freno de mano, abre de par en par las puertas del infierno y saca toda la artillería de pesada de fenómenos, sustos y terror. Sin embargo, ya es tarde y todo llega demasiado de golpe. Tampoco hace Hereditary gala de una gran originalidad en la puesta en escena del suspense y el terror, salvo algún plano realmente inquietante. Aster se decanta por recursos tan gastados como la omnipresencia de la música en inquietante in crescendo, la consabida y exasperante repetición de golpes de sonidos para puntear los sustos, o las constantes miradas aterrorizadas fuera de cuadro para dilatar la tensión sobre lo que los personajes están viendo. Y el recital de caras de Toni Collette, que eso sí, se marca un impresionante tour de force interpretativo. Sin embargo, el repertorio de rostros desencajados de la Collette, ora asustada ora desquiciada, no alcanza para salvar el film del naufragio narrativo.
En pleno festival del horror, tan desatado como descolocado está el espectador a estas alturas, también se desata Annie que nos recuerda a madres de miedo como la Samantha Eggar de ‘Cromosoma 3’ (‘The Brood’, David Chronenberg, 1979). Y así llegamos un final que remite en cierto modo a ‘La Bruja’ (The Witch, 2015), aunque el film de Robert Eggers está a años luz como ejemplo de terror psicológico, de atmósfera malsana, que no necesita recurrir a sustos de tercera, ni fascinarnos con la historia detrás de la trama.
Acabado el film, prácticamente la totalidad de los espectadores no ha entendido nada. La tentación de acudir a Internet es tan grande como el volumen de artículos que nos explican qué demonios acabamos de ver, la historia detrás de ese cóctel sin sentido que es la trama de ‘Hereditary’.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Una vez leídos y desvelado el gran misterio, dos pensamientos nos asaltan: en primer lugar, que la historia de fondo, la realidad tras el relato, esa historia de cultos psuedosatánicos familiares y confabulaciones hereditarias resulta tan disparatada y rocambolesca como ingenuamente pretenciosa en sus ansias de aterrorizar y fascinarnos con el viejo truco de “al final todo tenía un sentido”. Y en segundo lugar, y al hilo de lo anterior: que cuando una película necesita ser explicada tras su visionado, lejos de resultar fascinante, algo no funciona correctamente en su mecanismo narrativo, puesto que el film debe contener y ofrecer en su interior las herramientas para que podamos entender lo que está sucediendo, lo que ha sucedido.
En otras palabras, me importa bastante poco saber porqué la madre se comporta de ese extraño e incongruente modo, o porqué aquel objeto aparece de forma aparentemente inexplicable en aquel sitio si no me lo explica el propio film. No me sirve que me den a posteriori la clave para aquella incoherencia del guión. La historia debe cobrar sentido en las imágenes de la pantalla mediante la trama, no en jugosos artículos que nos explican las intenciones del film como quien desvela los secretos del rodaje. El problema, y de ahí seguramente su tremendo hype, es que ese tramposo juego fascinará a no pocos. Pero por lo que a un servidor respecta, denme más trama y menos historia. Y mejor.
Por cierto, la rocambolesca secuencia de la muerte de la pequeña Charlie, pese a su buscada truculencia e innegable impacto, es un agujero de guión flagrante: si la niña tiene una alergia a los frutos secos, bien remarcada por los padres al principio, ¿cómo es posible que la obliguen a ir a una fiesta de adolescentes con su hermano, y sin ni siquiera recordarle al chico que esté muy atento a lo que come la niña? Si la pequeña tiene el particular aspecto físico que tiene, no se trata de esconderla, ¿pero exponerla gratuitamente a ella y a su hermano a posibles burlas en una fiesta llena de adolescentes? Todo ello deja una sensación de que las cosas suceden así por que así lo quiso el guionista. De ahí a los robots argumentales, personajes que se comportan como mejor conviene a la narración, hay medio paso.
Y por último, dos elementos que a mi juicio quedan totalmente desaprovechados en 'Hereditary': las miniaturas que crea Annie podrían haber dado un gran y escalofriante juego visual (más allá de su pretencioso uso simbólico), y el aspecto de Milly Shapiro (Charlie) es material de terror de primera clase, hasta que desaparece del film a las primeras de cambio. Hasta en eso me descoloca 'Hereditary': ¿porqué están hay estos elementos si no se les saca más punta?
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En otras palabras, me importa bastante poco saber porqué la madre se comporta de ese extraño e incongruente modo, o porqué aquel objeto aparece de forma aparentemente inexplicable en aquel sitio si no me lo explica el propio film. No me sirve que me den a posteriori la clave para aquella incoherencia del guión. La historia debe cobrar sentido en las imágenes de la pantalla mediante la trama, no en jugosos artículos que nos explican las intenciones del film como quien desvela los secretos del rodaje. El problema, y de ahí seguramente su tremendo hype, es que ese tramposo juego fascinará a no pocos. Pero por lo que a un servidor respecta, denme más trama y menos historia. Y mejor.
Por cierto, la rocambolesca secuencia de la muerte de la pequeña Charlie, pese a su buscada truculencia e innegable impacto, es un agujero de guión flagrante: si la niña tiene una alergia a los frutos secos, bien remarcada por los padres al principio, ¿cómo es posible que la obliguen a ir a una fiesta de adolescentes con su hermano, y sin ni siquiera recordarle al chico que esté muy atento a lo que come la niña? Si la pequeña tiene el particular aspecto físico que tiene, no se trata de esconderla, ¿pero exponerla gratuitamente a ella y a su hermano a posibles burlas en una fiesta llena de adolescentes? Todo ello deja una sensación de que las cosas suceden así por que así lo quiso el guionista. De ahí a los robots argumentales, personajes que se comportan como mejor conviene a la narración, hay medio paso.
Y por último, dos elementos que a mi juicio quedan totalmente desaprovechados en 'Hereditary': las miniaturas que crea Annie podrían haber dado un gran y escalofriante juego visual (más allá de su pretencioso uso simbólico), y el aspecto de Milly Shapiro (Charlie) es material de terror de primera clase, hasta que desaparece del film a las primeras de cambio. Hasta en eso me descoloca 'Hereditary': ¿porqué están hay estos elementos si no se les saca más punta?
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8 de junio de 2018
8 de junio de 2018
145 de 220 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde que Hereditary se estrenó en Sundance a principios de este año todos los fanáticos del terror nos pusimos alerta. "La película más aterradora de los últimos años", "Seriamente perturbadora" entre otros elogios que no hicieron más que dejarnos con ganas de que se estrene en nuestra sala lo más pronto posible. En el medio tuvimos (por lo menos en Argentina) la imposiblemente tensa A Quiet Place y la violentísima Ghostland. Ambas muy distintas pero enormemente satisfactorias propuestas. Y finalmente llegó Hereditary.
Hacer películas de terror en el siglo XXI no es sencillo. Todo está contado y caer en clichés es lo común, pero el público es cínico y se da cuenta lo fácil que es subir el volumen y entregar un susto efímero y olvidable. Las películas que caen en esto son muchísimas y por eso el género tiene tanta mala fama, pero por suerte en los últimos años tuvimos las excelentes It Follows y The Witch apostando al terror atmósferico. Éstas, junto a las The Conjuring del maestro de la puesta en escena James Wan, son las más claras influencias modernas de Hereditary. Del siglo pasado, podemos nombrar a Rosemary's Baby como principal referente.
La película se puede dividir en dos partes: la primera, más cercana al drama familiar, va cocinando el terror poco a poco, construyendo un clima tenso e incómodo desde la puesta en escena de Ari Aster y las actuaciones. Conocemos a la familia: Annie (una extraordinaria Toni Collette cuya actuación merece la nominación al Oscar, lástima que ya sabemos cómo trata la Academia al cine de terror), su esposo (un contenido Gabriel Byrne), el hijo (Alex Wolff, que está excelente también), la hija (Milly Shapiro, silenciosa y enigmática) y la abuela, cuya muerte inicia la historia pero su personaje es esencial a lo largo de la película. Nos metemos en su miseria, en toda la tristeza y tensión que se respira en esa casa (la película es muy claustrofóbica, saliendo poco o nada de ese nido de los horrores).
Ahí está uno de los grandes triunfos de Hereditary frente a otras películas de terror: te acerca demasiado a sus personajes. Los compadecemos y seriamente deseamos que nos le pase nada malo, porque pareciera que ya nada puede ser peor a lo que están viviendo durante esta primera parte. Pero de repente llega un giro, que también representa una de las mejores escenas de la película por lo genuinamente perturbadora y lo bien pensada que resulta (comentada en el spoiler).
Y este giro da lugar a la segunda parte, donde el horror más puro se desata. No se puede comentar demasiado porque todo sería spoiler, pero en serio que es horror tras horror. El climax se hace largo, denso a nivel emocional por la crudeza y necesitamos que semejante cúmulo de monstruosidades tiene que llegar a su fin porque no damos más. El final llega y todo cobra sentido. Quedan cosas sueltas, eso sí, porque la película te invita a verla nuevamente para descubrir todos sus detalles que en un primer visionado pasan obviamente desapercibidos.
Hereditary está destinada a convertirse en una película de culto. Su guion, repleto de aciertos e ideas (y que juega excelentemente con la incertidumbre, al punto de no saber nunca para dónde va a tirar la historia), sus actuaciones, de un nivel altísimo, su soberbia puesta en escena y fotografía y su increíble equilibrio entre desarrollo emocional y escenas perturbadoras (son muchas, en serio), dejarán a Hereditary en un digno lugar en la historia del cine.
Hacer películas de terror en el siglo XXI no es sencillo. Todo está contado y caer en clichés es lo común, pero el público es cínico y se da cuenta lo fácil que es subir el volumen y entregar un susto efímero y olvidable. Las películas que caen en esto son muchísimas y por eso el género tiene tanta mala fama, pero por suerte en los últimos años tuvimos las excelentes It Follows y The Witch apostando al terror atmósferico. Éstas, junto a las The Conjuring del maestro de la puesta en escena James Wan, son las más claras influencias modernas de Hereditary. Del siglo pasado, podemos nombrar a Rosemary's Baby como principal referente.
La película se puede dividir en dos partes: la primera, más cercana al drama familiar, va cocinando el terror poco a poco, construyendo un clima tenso e incómodo desde la puesta en escena de Ari Aster y las actuaciones. Conocemos a la familia: Annie (una extraordinaria Toni Collette cuya actuación merece la nominación al Oscar, lástima que ya sabemos cómo trata la Academia al cine de terror), su esposo (un contenido Gabriel Byrne), el hijo (Alex Wolff, que está excelente también), la hija (Milly Shapiro, silenciosa y enigmática) y la abuela, cuya muerte inicia la historia pero su personaje es esencial a lo largo de la película. Nos metemos en su miseria, en toda la tristeza y tensión que se respira en esa casa (la película es muy claustrofóbica, saliendo poco o nada de ese nido de los horrores).
Ahí está uno de los grandes triunfos de Hereditary frente a otras películas de terror: te acerca demasiado a sus personajes. Los compadecemos y seriamente deseamos que nos le pase nada malo, porque pareciera que ya nada puede ser peor a lo que están viviendo durante esta primera parte. Pero de repente llega un giro, que también representa una de las mejores escenas de la película por lo genuinamente perturbadora y lo bien pensada que resulta (comentada en el spoiler).
Y este giro da lugar a la segunda parte, donde el horror más puro se desata. No se puede comentar demasiado porque todo sería spoiler, pero en serio que es horror tras horror. El climax se hace largo, denso a nivel emocional por la crudeza y necesitamos que semejante cúmulo de monstruosidades tiene que llegar a su fin porque no damos más. El final llega y todo cobra sentido. Quedan cosas sueltas, eso sí, porque la película te invita a verla nuevamente para descubrir todos sus detalles que en un primer visionado pasan obviamente desapercibidos.
Hereditary está destinada a convertirse en una película de culto. Su guion, repleto de aciertos e ideas (y que juega excelentemente con la incertidumbre, al punto de no saber nunca para dónde va a tirar la historia), sus actuaciones, de un nivel altísimo, su soberbia puesta en escena y fotografía y su increíble equilibrio entre desarrollo emocional y escenas perturbadoras (son muchas, en serio), dejarán a Hereditary en un digno lugar en la historia del cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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La escena en cuestión es, claro, cuando el joven lleva a su hermana en auto al hospital por la reacción alérgica que le generó haber comido nueces en una fiesta, y ella, desesperada por algo de aire, saca la cabeza por la ventanilla para encontrarse con un poste que le arranca la cabeza de cuajo.
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