Volveréis
6,0
5.903
4 de septiembre de 2024
4 de septiembre de 2024
91 de 104 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta película va de una pareja de narcisistas y egoístas que deciden separarse y convertir esa separación en en el centro del mundo. Desde el minuto 1 su propósito es decírselo a todo el mundo para invitarles a una fiesta, les da igual que no se hayan preocupado en años por como les ha ido la vida o si quieren contarles algo, lo único importante es que se separan y que los colegas les validen su decisión y vayan maqueados a la fiesta de despedida en el casoplón del padre de ella (un Fernando Trueba un poco perdido como actor).
Por lo demás no hay mucho que decir, aburrida, pedante, pretendidamente intensa. Otra burbuja más de Jonás Trueba sobre la clase pija creativa, llena de autorreferencialidad sobre el cine y su propia 'clase'. Una película que no se debe creer ni el propio Jonás porque se dedica a explicarla a los espectadores varias veces. Otra vez un Madrid de postal.
Detalles de la película:
- Los protagonistas cruzan dos veces el río para ver posibles casas. Esto confirma que tanto Puerta del Ángel como Marqués de Vadillo ya son cool para esta gente. La gentrificación.
- Usan un tarot. Lo que me confirma que estamos ante el sustituto de las clases de swing (La Reconquista)
-Tan mal se vende el libro de Daniel Gascón que tiene que enseñarlo varias veces al más puro product placement de una serie?
Por lo demás no hay mucho que decir, aburrida, pedante, pretendidamente intensa. Otra burbuja más de Jonás Trueba sobre la clase pija creativa, llena de autorreferencialidad sobre el cine y su propia 'clase'. Una película que no se debe creer ni el propio Jonás porque se dedica a explicarla a los espectadores varias veces. Otra vez un Madrid de postal.
Detalles de la película:
- Los protagonistas cruzan dos veces el río para ver posibles casas. Esto confirma que tanto Puerta del Ángel como Marqués de Vadillo ya son cool para esta gente. La gentrificación.
- Usan un tarot. Lo que me confirma que estamos ante el sustituto de las clases de swing (La Reconquista)
-Tan mal se vende el libro de Daniel Gascón que tiene que enseñarlo varias veces al más puro product placement de una serie?
30 de agosto de 2024
30 de agosto de 2024
94 de 122 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las diversas referencias que directamente se incluyen mencionadas en el largometraje sobre obras que han inspirado la escritura del mismo, lo cierto es que el resultado para mí no está a la altura de ninguna salvo quizás de "10, la mujer perfecta", en cuya discusión entre los personajes yo estaría más del lado de Itsaso Arana (quien por cierto piensa lo mismo que su personaje), pues es una película muy menor de Blake Edwards con bastantes carencias, para pasar el rato y poco más. A años luz está "Volveréis" de los clásicos de comedia sofisticada que se aluden, como "Historias de Filadelfia", "La costilla de Adán" o "La pícara puritana", y con unas reflexiones que aunque a ratos con cierto interés, terminan por hacerse reiterativas y carecen desde luego de la trascendencia existencialista del también aludido Kierkegaard.
Se trata de analizar e intentar ocultar con cierto sarcasmo cómico el dolor que produce la ruptura de una relación de pareja muy larga. Para ello y con bastante repetición del mismo mensaje se emplean excesivos minutos para mi gusto, de modo que éste es rellenado con esas referencias que lejos también de parecerse a las genialidades de Woody Allen, parecen impostadas, y con alguna ocurrencia añadida que no por arriesgada y lanzada casi como un acto de fe es menos sin sentido, como el que los protagonistas se encuentren rodando en realidad su propia historia sin que esto tenga otro encaje en la trama que ser algo frívolo.
Todo ello sólo nos viene a confirmar que se trata como de una película hecha en familia. De hecho, en este caso el padre del director real hace de padre de la ficticia directora, pero que en la realidad ella es la pareja del director y su padre ficticio es en la realidad su suegro. Para colmo lo de la idea de celebrar un divorcio en la ficción es idea del susodicho padre y en la realidad resulta que también. O sea, idea de Fernando Trueba en cualquier caso. Quien por cierto termina siendo con su actuación de reparto de lo poco salvable de la historia... Sí, ya lo sé, si mezclamos lo real en relación al filme con el filme en sí, más que a Kierkegaard esto se parece a la serie de finales de los setenta "Enredo".
Mucho más acertada Arana en la escritura de su bastante buena ópera prima, "Las chicas están bien", que en esta coescritura. Y toda una experiencia para Fernando en los mismos días en que ha visto como una de sus películas mejor ideadas, escritas y rodadas, "Isla perdida", era infravalorada de modo inusitado e incluso inesperado por gran parte de público y crítica, dejándole a él las hieles mientras Jonás se lleva todas las mieles.
Visto todo esto, lo más interesante que se me ocurre preguntarme tras esta para mí sobrevalorada producción que fue premiada en Cannes viniendo a confirmar que ese festival es hace tiempo como el Razzie europeo, es si Itsaso Arana y Jonás Trueba están dudando si terminar su relación de pareja, y por tanto esta película ha surgido para luchar contra sus propios demonios. Creo que una mujer que sale con un tipo que admira "10, la mujer perfecta" debiera tomar la iniciativa de romper ella, con o sin celebración posterior.
Se trata de analizar e intentar ocultar con cierto sarcasmo cómico el dolor que produce la ruptura de una relación de pareja muy larga. Para ello y con bastante repetición del mismo mensaje se emplean excesivos minutos para mi gusto, de modo que éste es rellenado con esas referencias que lejos también de parecerse a las genialidades de Woody Allen, parecen impostadas, y con alguna ocurrencia añadida que no por arriesgada y lanzada casi como un acto de fe es menos sin sentido, como el que los protagonistas se encuentren rodando en realidad su propia historia sin que esto tenga otro encaje en la trama que ser algo frívolo.
Todo ello sólo nos viene a confirmar que se trata como de una película hecha en familia. De hecho, en este caso el padre del director real hace de padre de la ficticia directora, pero que en la realidad ella es la pareja del director y su padre ficticio es en la realidad su suegro. Para colmo lo de la idea de celebrar un divorcio en la ficción es idea del susodicho padre y en la realidad resulta que también. O sea, idea de Fernando Trueba en cualquier caso. Quien por cierto termina siendo con su actuación de reparto de lo poco salvable de la historia... Sí, ya lo sé, si mezclamos lo real en relación al filme con el filme en sí, más que a Kierkegaard esto se parece a la serie de finales de los setenta "Enredo".
Mucho más acertada Arana en la escritura de su bastante buena ópera prima, "Las chicas están bien", que en esta coescritura. Y toda una experiencia para Fernando en los mismos días en que ha visto como una de sus películas mejor ideadas, escritas y rodadas, "Isla perdida", era infravalorada de modo inusitado e incluso inesperado por gran parte de público y crítica, dejándole a él las hieles mientras Jonás se lleva todas las mieles.
Visto todo esto, lo más interesante que se me ocurre preguntarme tras esta para mí sobrevalorada producción que fue premiada en Cannes viniendo a confirmar que ese festival es hace tiempo como el Razzie europeo, es si Itsaso Arana y Jonás Trueba están dudando si terminar su relación de pareja, y por tanto esta película ha surgido para luchar contra sus propios demonios. Creo que una mujer que sale con un tipo que admira "10, la mujer perfecta" debiera tomar la iniciativa de romper ella, con o sin celebración posterior.
2 de septiembre de 2024
2 de septiembre de 2024
52 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hoy en día el cine parece estar dominado por el fan service. Esto implica ofrecer al espectador lo que espera o incluir referencias, a veces bastante oscuras (pero no tanto como para que la mayoría de los espectadores no las capten), con el fin de que se sienta más inteligente al haber reconocido dichas referencias.
Este tipo de juego puede ser entretenido si se presenta de manera sutil y no interfiere con la acción principal de la película. Sin embargo, en la actualidad, el fan service se ha convertido en una práctica burda y directa. Las películas, especialmente las recientes producciones de Marvel o Alien (prácticamente todas las películas que actualmente produce Disney), parecen ser diseñadas exclusivamente para que el público detecte y celebre las referencias. Esto, personalmente, me resulta bastante desagradable. Estas obras parecen ser homenajes en lugar de filmes únicos, carecen de una identidad propia.
¿Por qué menciono esto en relación con esta película? No se trata de ninguna franquicia ni aparece ningún personaje de otras películas. Sin embargo, está saturada de fan service, aunque en una forma más intelectual. Referencias a Kierkegaard, Bergman o la Nouvelle Vague, entre otras, aparecen en forma de comentarios, imágenes e ideas. En resumen, es fan service puro y duro, pero en un contexto más erudito.
Parece que esta película, al igual que la vida de su director y su protagonista, está impregnada de sus experiencias personales, y los diálogos parecen un reflejo de su vida real. Para escribir diálogos intelectuales con eficacia, se necesita habilidad. Woody Allen lo hace (o lo hacía) con maestría, combinando cinismo y humor y riéndose tanto de sus personajes como con ellos. En esta película, los diálogos, en cambio, resultan pedantes y, lo que es peor, vacíos. Los personajes parecen ignorar de qué están hablando y la película no sabe cómo utilizar sus referencias, que, en lugar de enriquecer la narrativa, sirven basicamente como fan service, lo que provoca que sus ideas interesantes se pierdan en el vacío.
A pesar de estar repleta de buenas ideas, especialmente metalingüísticas, la película parece incapaz de manejarlas adecuadamente. Se extiende en momentos repetitivos, muy repetitivos, quizás para alargar el metraje debido a la falta de contenido sustancial. Al final, lo que queda es una anécdota mal construida que no parece ir a ninguna parte. Debiera haber hecho a sus personajes, no repetirse y construir de verdad una película.
Soy, quizás, duro con la película, porque me molesta que de algo que tenía buenas ideas y podía ser estupendo, al final lo único que queda es fan service de cineclub.
Este tipo de juego puede ser entretenido si se presenta de manera sutil y no interfiere con la acción principal de la película. Sin embargo, en la actualidad, el fan service se ha convertido en una práctica burda y directa. Las películas, especialmente las recientes producciones de Marvel o Alien (prácticamente todas las películas que actualmente produce Disney), parecen ser diseñadas exclusivamente para que el público detecte y celebre las referencias. Esto, personalmente, me resulta bastante desagradable. Estas obras parecen ser homenajes en lugar de filmes únicos, carecen de una identidad propia.
¿Por qué menciono esto en relación con esta película? No se trata de ninguna franquicia ni aparece ningún personaje de otras películas. Sin embargo, está saturada de fan service, aunque en una forma más intelectual. Referencias a Kierkegaard, Bergman o la Nouvelle Vague, entre otras, aparecen en forma de comentarios, imágenes e ideas. En resumen, es fan service puro y duro, pero en un contexto más erudito.
Parece que esta película, al igual que la vida de su director y su protagonista, está impregnada de sus experiencias personales, y los diálogos parecen un reflejo de su vida real. Para escribir diálogos intelectuales con eficacia, se necesita habilidad. Woody Allen lo hace (o lo hacía) con maestría, combinando cinismo y humor y riéndose tanto de sus personajes como con ellos. En esta película, los diálogos, en cambio, resultan pedantes y, lo que es peor, vacíos. Los personajes parecen ignorar de qué están hablando y la película no sabe cómo utilizar sus referencias, que, en lugar de enriquecer la narrativa, sirven basicamente como fan service, lo que provoca que sus ideas interesantes se pierdan en el vacío.
A pesar de estar repleta de buenas ideas, especialmente metalingüísticas, la película parece incapaz de manejarlas adecuadamente. Se extiende en momentos repetitivos, muy repetitivos, quizás para alargar el metraje debido a la falta de contenido sustancial. Al final, lo que queda es una anécdota mal construida que no parece ir a ninguna parte. Debiera haber hecho a sus personajes, no repetirse y construir de verdad una película.
Soy, quizás, duro con la película, porque me molesta que de algo que tenía buenas ideas y podía ser estupendo, al final lo único que queda es fan service de cineclub.
4 de septiembre de 2024
4 de septiembre de 2024
47 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desde el principio se sabe que va a ser aburrida, aun así le di una oportunidad y casi fenezco. Por favor, me encanta el cine francés, no intenten compararlo porque ni es la época, ni es medianamente interesante, como lo intentan comparar, no intenten salvarla así porque no tiene comparación y sería un insulto para ese director y para la historia del cine. Lo siento, pero es así. Iba a ver la de su padre, pero encima la ponen peor las críticas, y no quiero perder otra maravillosa tarde aburrida en el cine.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Empiezan contando un final y se tiran toda la película dando aburridas vueltas al mismo tema. Acaba como empieza con diálogos aburridos, lentos y soporíferos, sin mayor interés.
31 de agosto de 2024
31 de agosto de 2024
44 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Lo mejor de esta película es la música de Robert Schumann que aparece una y otra vez a lo largo de su metraje. Es fácil que sea así, no en vano Schumann era un genio. ¿Qué más decir de la peli? En cuanto desaparece la melodía de "El pájaro profeta", le peli pierde mucho. Es cierto que tiene ciertos punto de interés, como por ejemplo la mezcla entre la realidad y el cine, o un par de planos intensos (como el primer plano sobre el rostro de Fernando Trueba), pero poco más. Comparto con la crítica que Jonás Trueba arriesga, pero no siempre que se arriesga se gana. Y creo que aquí Trueba hijo ha perdido. A la cinta le sobra metraje, le faltan ideas, exuda diálogos (la deuda con Rohmer es evidente), carece de gracia, desborda repeticiones (algo de lo que son conscientes los autores, ya que lo expresan en la propia cinta) y peca de una mala dirección actoral. Tiene algunos otros defectos y alguna otra virtud pero abundan más aquellos que estas. En fin, otra vez será.
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