Eso que tú me dasDocumental
7,1
3.607
Documental
En 2015, al cantante Pau Donés, de 'Jarabe de Palo', le diagnostican un cáncer con el que convivió durante 5 años. Veinte días antes de morir llamó a su amigo Jordi Évole desde el hospital, y le dijo: "Me quedan muy poquitos días de vida y quiero pasarlos en mi casa del Valle de Arán. Me gustaría que subieses, pudiésemos tener una charla, que la grabes y hagas con ella lo que quieras". 'Eso que tú me das' es el resultado de esa charla. (FILMAFFINITY) [+]
21 de octubre de 2020
21 de octubre de 2020
72 de 99 usuarios han encontrado esta crítica útil
Antes de nada decir que esta crítica la hago desde el completo respeto hacia Pau Donés. El que no me haya gustado el documental no tiene nada que ver con mi nivel de respeto hacia la persona y hacia su enfermedad y posterior muerte. Y es que me da la sensación de que hay bastante gente que realmente no ha disfrutado ni le ha gustado el documental, pero que por respeto a Pau Donés o por el qué dirán no se atreve a darle baja nota.
Fuí hoy al cine con intriga e interés. Con el planteamiento que se hace, esperaba que el desarrollo de la entrevista ahondara, al menos mínimamente, en cómo piensa y qué se le pasa por la cabeza a una persona que sabe que morirá en muy poco tiempo. Suponía que saldría del cine habiendo escuchando algunas reflexiones interesantes, o alguna historia sobre los conflictos emocionales que supone esa situación en un ser humano, o al menos una conversación relativamente profunda y sincera sobre el tema, hablando sobre matices y contradicciones de la vivencia de la situación, que me hiciera pensar o que me hiciera plantearme alguna realidad de una forma distinta a como me la habia planteado hasta ahora, oír algo nuevo que no hubiese oido antes, emocionarme con el relato...
No pasó ninguna de esas cosas por desgracia. Entiendo que preguntar por temas como la música o las giras era necesario, pero no entiendo que Jordi Évole se pare en este tipo de cuestiones en esta entrevista cuando ya habrá miles de entrevistas a Pau Donés en las que comenta estos asuntos. En cambio los sentimientos reales y sinceros de cómo se siente acerca de su situación, y lo que podría hacer de esta entrevista y este documental algo realmente especial y único, se tocan de forma muy superficial. Siento decir que no hubo ningún momento de la cinta en la que se dijese algo que me dejase realmente impresionado, ni nada realmente profundo.
Si has sido y eres muy fan de Pau Donés, este documental te puede gustar, es una entrevista que está bien, pero nada más. Si no te interesa esta persona en concreto, no lo recomiendo para nada, porque no da para más que eso. Hay entrevistas de Jordi Évole muchísimo mejores, como la de Manuel Fernández Padín o las de José Mújica, por poner 2 ejemplos que se me ocurren ahora, así que yo creo que teniendo la oportunidad de crear con Pau Donés una verdadera obra de despedida, es desafortunado que se quedara en una entrevista normal y sin mayor interés. Como documental es bastante flojo e incluso como capítulo de Salvados también me parece bastante flojo.
Siento la dureza pero es lo que pienso realmente. Descanse en paz Pau Donés.
Fuí hoy al cine con intriga e interés. Con el planteamiento que se hace, esperaba que el desarrollo de la entrevista ahondara, al menos mínimamente, en cómo piensa y qué se le pasa por la cabeza a una persona que sabe que morirá en muy poco tiempo. Suponía que saldría del cine habiendo escuchando algunas reflexiones interesantes, o alguna historia sobre los conflictos emocionales que supone esa situación en un ser humano, o al menos una conversación relativamente profunda y sincera sobre el tema, hablando sobre matices y contradicciones de la vivencia de la situación, que me hiciera pensar o que me hiciera plantearme alguna realidad de una forma distinta a como me la habia planteado hasta ahora, oír algo nuevo que no hubiese oido antes, emocionarme con el relato...
No pasó ninguna de esas cosas por desgracia. Entiendo que preguntar por temas como la música o las giras era necesario, pero no entiendo que Jordi Évole se pare en este tipo de cuestiones en esta entrevista cuando ya habrá miles de entrevistas a Pau Donés en las que comenta estos asuntos. En cambio los sentimientos reales y sinceros de cómo se siente acerca de su situación, y lo que podría hacer de esta entrevista y este documental algo realmente especial y único, se tocan de forma muy superficial. Siento decir que no hubo ningún momento de la cinta en la que se dijese algo que me dejase realmente impresionado, ni nada realmente profundo.
Si has sido y eres muy fan de Pau Donés, este documental te puede gustar, es una entrevista que está bien, pero nada más. Si no te interesa esta persona en concreto, no lo recomiendo para nada, porque no da para más que eso. Hay entrevistas de Jordi Évole muchísimo mejores, como la de Manuel Fernández Padín o las de José Mújica, por poner 2 ejemplos que se me ocurren ahora, así que yo creo que teniendo la oportunidad de crear con Pau Donés una verdadera obra de despedida, es desafortunado que se quedara en una entrevista normal y sin mayor interés. Como documental es bastante flojo e incluso como capítulo de Salvados también me parece bastante flojo.
Siento la dureza pero es lo que pienso realmente. Descanse en paz Pau Donés.
2 de octubre de 2020
2 de octubre de 2020
22 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una entrevista de alguien que se siente libre. Libre y feliz pese al momento de su vida. Una charla de alguien que sabe que le quedan pocos días y quiere dejar un bonito recuerdo. El documental muestra una realidad dura pero a la vez bonita y divertida. Pau es autentico y así lo demuestra en sus últimos días..
4 de octubre de 2020
4 de octubre de 2020
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos con una entrevista atípica pero llena de una autenticidad y sinceridad aplastantes. Una oda a la vida, a la esperanza, a la felicidad...esa misma que muchas veces se encuentra en esas pequeñas cosas a las cuales no les damos el valor que se merecen.
Unas reflexiones llenas de valentía y humor desde alguien que sabe que sus días están contados pero no por ello dejo de vivir con intensidad el regalo que es la vida.
Y como diría el bueno de Pau, disfrutemos de lo que nos hace felices, pues la vida son dos días.
Unas reflexiones llenas de valentía y humor desde alguien que sabe que sus días están contados pero no por ello dejo de vivir con intensidad el regalo que es la vida.
Y como diría el bueno de Pau, disfrutemos de lo que nos hace felices, pues la vida son dos días.
9 de octubre de 2020
9 de octubre de 2020
12 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Nota: Esta crítica es más una reflexion sobre las palabras de Pau que sobre el documental.)
Para empezar, nunca me llamó la atención la música de Pau. Me parecía simplista, facilona, un producto para vender discos en masa. Por ende, el artista me parecía un tanto superficial.
Nada mas lejos de la realidad! Con la entrevista que concedió a Jordi Évole he descubierto en Pau a alguien auténtico y extraordinario.
Hace cinco años, tener el valor de confesar su enfermedad abiertamente ya tuvo mérito, porque pocos los hacen. El cáncer es todavía tabú, en el imaginario común todavía es sinónimo de muerte, y a nadie le gusta acercarse a algo que huele a muerte en una sociedad que vive de espaldas a ella.
No conforme con ésto, Pau ha tenido el valor de mostrarse públicamente en el peor estado físico posible, a punto de atravesar el último umbral: sin miedo a que le recuerden conectado a la sonda, esquelético y brutalmente envejecido.
Allí donde estés, gracias Pau. No podemos vivir ignorando la muerte y la enfermedad porque como tu dices “son parte de la vida" y, sólo en la medida que aprendamos a aceptar estas fuentes de sufrimiento, podremos ser felices.
Y no puedo olvidarme de Jordi Évole, gracias a él por ofrecernos la mejor actuación de Pau.
Para empezar, nunca me llamó la atención la música de Pau. Me parecía simplista, facilona, un producto para vender discos en masa. Por ende, el artista me parecía un tanto superficial.
Nada mas lejos de la realidad! Con la entrevista que concedió a Jordi Évole he descubierto en Pau a alguien auténtico y extraordinario.
Hace cinco años, tener el valor de confesar su enfermedad abiertamente ya tuvo mérito, porque pocos los hacen. El cáncer es todavía tabú, en el imaginario común todavía es sinónimo de muerte, y a nadie le gusta acercarse a algo que huele a muerte en una sociedad que vive de espaldas a ella.
No conforme con ésto, Pau ha tenido el valor de mostrarse públicamente en el peor estado físico posible, a punto de atravesar el último umbral: sin miedo a que le recuerden conectado a la sonda, esquelético y brutalmente envejecido.
Allí donde estés, gracias Pau. No podemos vivir ignorando la muerte y la enfermedad porque como tu dices “son parte de la vida" y, sólo en la medida que aprendamos a aceptar estas fuentes de sufrimiento, podremos ser felices.
Y no puedo olvidarme de Jordi Évole, gracias a él por ofrecernos la mejor actuación de Pau.
24 de febrero de 2021
24 de febrero de 2021
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Mi voto fue un 10. Y he estado preguntándome por qué. Podría parecer que se trata de una cuestión puramente emocional, pero lo cierto es que es una valoración razonada también, no sé si justa, no sé si correcta, pero razonada. Seguramente no se trate de mi documental favorito. Ni siquiera creo que catalogarlo como documental responda a una exactitud incontestable: está a medio camino entre el género documental y el de la entrevista, que en gran medida es lo que es. Y diría que entre mis entrevistas favoritas tampoco figura. Quizá sí sea la más especial que he visto. No lo sé. No importa. Según la escala de valoraciones de este sitio, un 9 habría sido una nota muy digna. Un 8, también. Un 7, por qué no. Notas buenas todas, aplicando filtros y exigencias. ¿Por qué un 10, entonces?
Nunca fui seguidor de Jarabe de Palo. Es posible, incluso, que en ocasiones haya mostrado desinterés y hastío hacia una parte de su obra musical. No obstante, hay una época que resuena en un territorio agradable de mi memoria. “Depende” y “Agua” en particular, y también “La flaca”, son canciones que me trasladan con eficacia a mis años en el instituto, en la segunda mitad de los 90. Me recuerdan las caras y las voces de personas jóvenes con las que cruzaba la puerta abierta de la adolescencia. Me recuerdan conversaciones, olores de laboratorio de química, sonidos de mañanas de sábado viendo “Del 40 al 1”. Si me concentro lo suficiente, me traen a la memoria historias de mí mismo que no sabía que guardaba. El viaje en el tiempo es uno de los hermosos poderes de la música.
Esto supone un contexto complementario, pero no me enfrento al documental desde la nostalgia, sino que lo hago, sobre todo, desde el interés sincero en los temas que trata: la vida, la enfermedad, la muerte. Lo hago con tensión en el cuerpo, a sabiendas de que toparse con una persona desmejorada no es un trago fácil. Pero esto ha de ser lo de menos. Como Pau, tengo mucho interés en la vida. Y en la salud. Se me ocurre que en una época de la historia en la que el conocimiento sobre salud aumenta al mismo tiempo que empeoran muchos marcadores, tener acceso a una parte de la intimidad cotidiana de una persona enferma, que literalmente vive sus últimos días, me parece un regalo de valor incalculable, un regalo que procede de un gesto tan artístico como social y humano.
Pau Donés murió siendo artista —puede que sin pretenderlo—, porque murió expresándose, mostrándose vital, sabio e inspirador. Dijo adiós con elegancia, sin recurrir a la metáfora, siendo coherente consigo mismo y, por encima de todas las cosas, deseando que pudiéramos verle como lo que afirmaba ser: una persona corriente, una más.
Baso mi razonamiento, por tanto, en la belleza de lo anómalo, de lo infrecuente de la exposición pública en su estado, en lo que implica la voluntad de animarse a construir cuando ya no quedan fuerzas, abierto a mostrarnos su verdad más noble. Que podamos tener acceso a un documento como este, tan absolutamente inusual, tan distinto, tan único, es para dar las gracias sin más. Está muy cerca de lo irrepetible, así que merece ser visto al menos una vez en la vida.
No sé si publicaré otras reseñas, esta es la primera. Pero si vuelvo a sentir el deseo de expresarme, tal vez lo haga, sí, del mismo modo que seguiré haciendo todo aquello que me hace feliz y amo. Porque ahora que estoy vivo puedo.
Nunca fui seguidor de Jarabe de Palo. Es posible, incluso, que en ocasiones haya mostrado desinterés y hastío hacia una parte de su obra musical. No obstante, hay una época que resuena en un territorio agradable de mi memoria. “Depende” y “Agua” en particular, y también “La flaca”, son canciones que me trasladan con eficacia a mis años en el instituto, en la segunda mitad de los 90. Me recuerdan las caras y las voces de personas jóvenes con las que cruzaba la puerta abierta de la adolescencia. Me recuerdan conversaciones, olores de laboratorio de química, sonidos de mañanas de sábado viendo “Del 40 al 1”. Si me concentro lo suficiente, me traen a la memoria historias de mí mismo que no sabía que guardaba. El viaje en el tiempo es uno de los hermosos poderes de la música.
Esto supone un contexto complementario, pero no me enfrento al documental desde la nostalgia, sino que lo hago, sobre todo, desde el interés sincero en los temas que trata: la vida, la enfermedad, la muerte. Lo hago con tensión en el cuerpo, a sabiendas de que toparse con una persona desmejorada no es un trago fácil. Pero esto ha de ser lo de menos. Como Pau, tengo mucho interés en la vida. Y en la salud. Se me ocurre que en una época de la historia en la que el conocimiento sobre salud aumenta al mismo tiempo que empeoran muchos marcadores, tener acceso a una parte de la intimidad cotidiana de una persona enferma, que literalmente vive sus últimos días, me parece un regalo de valor incalculable, un regalo que procede de un gesto tan artístico como social y humano.
Pau Donés murió siendo artista —puede que sin pretenderlo—, porque murió expresándose, mostrándose vital, sabio e inspirador. Dijo adiós con elegancia, sin recurrir a la metáfora, siendo coherente consigo mismo y, por encima de todas las cosas, deseando que pudiéramos verle como lo que afirmaba ser: una persona corriente, una más.
Baso mi razonamiento, por tanto, en la belleza de lo anómalo, de lo infrecuente de la exposición pública en su estado, en lo que implica la voluntad de animarse a construir cuando ya no quedan fuerzas, abierto a mostrarnos su verdad más noble. Que podamos tener acceso a un documento como este, tan absolutamente inusual, tan distinto, tan único, es para dar las gracias sin más. Está muy cerca de lo irrepetible, así que merece ser visto al menos una vez en la vida.
No sé si publicaré otras reseñas, esta es la primera. Pero si vuelvo a sentir el deseo de expresarme, tal vez lo haga, sí, del mismo modo que seguiré haciendo todo aquello que me hace feliz y amo. Porque ahora que estoy vivo puedo.
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