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Reflejos (Mirrors)

Terror. Thriller Un guardia de seguridad (Kiefer Sutherland) de un centro comercial se ve envuelto en un misterio alrededor de unos escaparates con espejos en el departamento de ropa que aparentemente hacen que saque lo peor de las personas que se reflejan en ellos... Remake de la película surcoreana "Geoul sokeuro" (El otro lado del espejo), dirigida por Kim Seong-ho en 2003. (FILMAFFINITY)
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2
19 de enero de 2009
120 de 176 usuarios han encontrado esta crítica útil
Última entrega del género "paranormal por la puta cara".

Meto el DVD. Va de que los reflejos de ciertos espejos cobran vida propia y matan (claro, porque si les da por hacer ganchillo no habría película)
Ok. A mí me parece perfecto. Va, me lo creo.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Pero hay ciertas normas, se supone. No por que lo diga yo, sino porque las ponen el director y/o el guionista.

Ok. Me ciño a las normas. Por mí no hay problema.

Pero, ay amigo... llega un momento en que estos señores no saben crear tensión o resolver situaciones con estos límites que ellos mismos han marcado, y entonces se saltan las reglas by the face. Malditos sinvergüenzas. Que os den mucho por el orto. ¿Toda la peli con los "reflejos malvados" matando desde el otro lado, que es donde habitan, para de repente sacar los brazos y atrapar al niño? Encima, al niño: ay no, al niño no, porfa, que es monísimo, ay pobre, qué cosa más mona por Dios... ahora sí que odio al espejo y quiero con todas mis fuerzas que mi ídolo Kiefer Sutherland lo deje hecho añicos...

Por cierto que a mí ya se me están empezando a HINCHAR LAS PELOTAS con los niños que juegan con los seres malignos "Sólo quieren jugar, mamá. Es mi amigo Pepelui" y pone cara de aburrido. Sácalo a la calle, mujer, a jugar con los demás niños y que se manche de barro, joder, que le de un poco el sol.

En resumen:

1. Falta de respeto y muy poca educación.
2. Tópica (bueno, esto no sorprende. Y ya nadie pide que no lo sea. Comenzamos a asumirlo)
3. Actriz pésima.
4. Niños.
5. Viva la Pepa. Vale todo. Alegría. El Kiefer, en una tarde, llega a Pensylvania, rapta a una monja esquizofrénica, la trae de vuelta, explotan todos los espejos malvados, y a la vez, la mujer y los niños se abrazan porque ha pasado el peligro. ¿También tienen telepatía o esto qué es? Por no hablar de los estruendosos rugidos de la monja y sus saltos de 3 metros o trepando paredes a cuatro patas... los poderes de la esquizofrenia. El caso es meter tópicos, no ya con calzador sino con cuchara sopera... valiente pandilla de flipaos sin talento tenemos que soportar.


Sólo el final, ciertamente original y comedido, la salva del cero.
1
31 de diciembre de 2013
39 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
Existen películas malas, descuidadas en uno o varios sentidos. Pero películas como esta son un insulto a la inteligencia de la gente. No se el éxito comercial que haya tenido o no esto, que en realidad no se si llamarlo película, pero otra razón para dar vida a este esperpento no se me ocurre mas que la seguridad de que les iba a dar algún rédito. Igualmente, no se a que sector de la gente apunta, otras cosas así me parecen malas pero se capta automáticamente a que público va dirigida. Esto no se. Es una ofensa al cine, a la gente, a los adultos, a los niños, a los viejos, a los amantes del terror, a todos.

El tema de los espejos está en varias películas y es una fuente de sustos bastante aprovechable, acá queda completamente ridículo. Y la trama en torno a eso... si es que hay una, sin sentido, aburrida, previsible y tirada de los pelos. Y no es que sea un tipo realista eh! Quieren hacer una película de unos extraterrestres que llegan y matan gente con la mente y se alimentan de ojos de perros, háganla, pero hagan algo decente, con sentido, con contenido.

Sigo con cosas de la "historia" en spoiler pero debemos confesar que otra vez "El crítico" tenía razón cuando dice "Si dejan de ver películas malas, dejarán de hacer películas malas" Estas cosas existen porque yo la vi y porque al menos 9591 personas mas la vieron. Supongo que eso me pasa por querer divertirme un rato con una película tal vez mala, pero entretenida. Grave error.
Y me despido con una cita más, esta vez de una canción de Los redonditos de ricota. Si queremos ver buen cine, innovador, atrapante, bello... "El futuro llegó hace rato"
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Si la película tiene tanta acción o susto, generalmente en esta clase de producciones se saltean todo lo que le dé un sentido a la historia. Así a los 5 minutos ya se meten un par de conversaciones tipo "Hola hermana menor mía que duermo en tu sofá porque soy un fracasado, que tal?", "Hola esposo mío que estamos divorciados, como va tu trauma por matar un hombre cuando eras policía" , "Bien, ahí anda, estoy dejando el alcohol que me alejó tanto de ti". Y no exagero! O la maldición de los espejos, a los 20 minutos de película el tipo ya está loco y hace el ridículo por todos lados hablando de "¡Los espejos quieren matarnos!" . Vergüenza ajena.

Pero si es para dejar lugar a la acción se entendería un poco, pero que acción?!?!! Va, se enfrenta a los espejos, ve un par de cosas, vuelve y así casi toda la película. La hermana muere de pronto sin sentido, la esposa que no le cree y la hermana tampoco. Todo el tiempo con que es tu trauma, es tu trauma. Parece que a los otros guardias solo les faltaba un amigo detective que está a cualquier hora y consigue cualquier dato. Y el final... Todo de los pelos, la primera explicación extraña es la verdad del asunto, va tras la chica ahora monja, se lleva a la monja así nomas. La monja se presta a sentarse ahí y ¡Bum! Explota la monja!!! Buenisimo!!!! Mientras tanto el infaltable niño que interactúa con los fantasmas, y que no le dan ni bola hasta ahí es rescatado cuando estalla la monja-bomba y vuelan todos los espejos. Porque era eso lo que había que hacer, como no se dio cuenta antes? Ni los guardias anteriores. Había que volar a la monja! En fin, no hay mas espejos pero el queda atrapado en ellos, o algo así...

En fin, prometo no volver a perder el tiempo.
5
28 de septiembre de 2008
44 de 72 usuarios han encontrado esta crítica útil
La primera consideración que se me ocurre ante "Mirrors" es la constatación de algo que me viene rondando los últimos tiempos y que no es otra cosa que el hartazgo ante este cine asiático de terror reciente y sus parientes americanos. Las fórmulas dentro del género a lo largo de la historia del cine han tenido sus momentos de gloria y después toca extinguirse para, quién sabe, regenerarse en el futuro. Le pasó a los Monstruos de la Universal, al terror de la Hammer, al Giallo Italiano y a todo quisqui. Tal vez sea el momento de dejar que los "The ring", "Dark Water", "The grudge" y su pastelera madre se tomen un descanso. Dicho todo esto porque "Mirrors" cómo no, es un remake de otra asiática, coreana esta vez.
Durante la primera hora se sucede ese sopor de asistir a algo parecido a lo de siempre en los últimos años, a un señor que se ve metido en un asunto fantasmagórico, nadie le cree, ni su familia que creen que se está volviendo loco y así van las cosas cuando Aja despierta y rescata algo del genio que demostró al menos en "Haute tension" y resurge si no para deslumbrar sí para hacernos soportable y ameno el tramo final de la función. Porque se trata de aceptar las normas del juego y no buscarle las cosquillas porque si se le buscan se le encontrará un maniqueísmo y una irracionalidad que no contribuyen a la creación de atmósfera atractiva alguna. Además el film "Mirrors" se toma a sí mismo demasiado en serio y la trama empuja al cachondeo con lo que la balanza queda un poco descompensada. En cambio no es tan absurda y ridícula como otras parientes cercanas y tiene una media hora final lograda dentro de su desajustado metraje.
7
3 de febrero de 2022
15 de 17 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Mirrors” (2008) es un producto que no se podría catalogar estrictamente como cine de terror. Alexandre Aja mezcla varios tópicos genéricos, y el resultado es más cercano al cine fantástico y de aventuras, que no propiamente al que coloquialmente conocemos como “de miedo”. Si le quitamos los aspectos más siniestros como los malvados reflejos especulares, así como los más asquerosillos, de charcutería homologada, éstos no muy abundantes la verdad sea dicha, entramos en una historia pareja a otras que son más o menos de la época como “Silent Hill” (2006), “White Noise” (2005), o “Dr.Sleep” (2019), esta última más reciente, y secuela fallida de “El Resplandor”. Las dos primeras, igual que la que nos ocupa, tienen en común con ésta que cuentan con una secuela que se desvía de la trama de la original, y en ella ponen en escena a actores (Sean Bean, Michael Keaton; en Doctor Sleep Ewan Mc.Gregor… ) que ya cuentan con algún año, y representan ya a personajes que hace un rato que pasaron la crisis de los 40. Estos rasgos, así como el tono aventuresco, se puede ver como denominador común bastante claro entre estas cintas, y evidentemente podríamos encontrar otras muchas del estilo, y quizá mejores ejemplos.

A Alexandre Aja le ha costado la factura de unos cuantos varapalos provenientes de sus fans y adoradores incondicionales, que le achacan el apuntarse al carro de la “gran industria” hollywoodiense, después de realizar varias producciones más personales, y parir así una cinta que, desengañémonos, poco valor contiene en cuanto a eso que llaman originalidad, creatividad, y otras tantas pseudovirtudes, ahora de moda, con las que definir lo que simple y llanamente se puede etiquetar de “naïf” o moderniquismo egoico, como lo llamaría yo.

Como ya el director galo debió de tener bien asumido en su momento, de que no tenía que darle cuentas a nadie de lo que hacia, pues si el chaval (por aquél entonces con 31 añejos) se quería tomar un respiro de exprimirse los sesos en devaneos surrealistas, darse un baño de masas con los espejitos, y hacer algo que resultase simplemente entretenido (seguramente directriz de los productores) pues le aplaudo. Uno no tiene porque siempre dedicarse a hacer experimentos en la cocina.

Está claro, pues, que estamos ante una obra para un público diana que abarcase el máximo rango posible de edades, preferencias y gustos, y del que se sacó un nada menospreciable beneficio equivalente a la inversión hecha inicialmente.

La peli no busca nada memorable ni exquisito. Se limita a juntar una serie de tópicos del terror, cada uno de los cuales por si mismo ya daría miga para una trama bien elaborada (monjas poseídas, espejos con toda su simbología, niños con comportamientos raretes, algo de casquería…), mezclado con pesquisas detectivescas llevadas a cabo por un personaje principal con pintas de decadente (granadito, separado/divorciado, dependiente del alcohol y alguna pastillita y dispuesto a hacer todo lo posible para redimirse de ese penoso estado).

Para colmo del “rincón del vago”, cogen de plantilla, como si de un recortable de esos de muñecas con vestiditos de diferentes tipos se tratara, una película de terror oriental (que ya a principios de siglo XXI asomaban la coleta en el ámbito del mass media), llamada “El otro lado del espejo” (2003), de Kim Seong-hun. Para variar, y para que aquí se abonen los criticones/as que tienen siempre a punto el discurso argumental de que en USA no tienen ya ideas (pues claro que las tienen, lo que pasa que cuando conviene no les da la gana gastarlas, y prefieren echar mano de clichés ya usados, igual que hacen con su petróleo). De hecho, hace poco vi un reportaje en el que se contaba que los surcoreanos son los ciudadanos del mundo más endeudados. Debe ser por eso que les interesa vender ideas a los yanquis como churros. Para nada sorprendente en un mundo globalizado en donde las pelis son un producto comercial más.

Y así, como todo alumno que elabora un trabajo con retazos “corta-pega” de wikipeda y adláteres, sin molestarse demasiado en pulir formato para que el profe no lo note, “Mirrors” (2008) se nos muestra en pantalla como un puchero de varietés de género que consigue cumplir su cometido básico (por lo menos para palomiteros y sorbecolas), en lo que a entretenimiento, por lo menos, se refiere.

El apartado técnico es soberbio en cuanto a calidad, y no repara en gastos en ninguno de sus aspectos. Sólo los efectos especiales ya brillan por su derroche, tanto en presupuesto como en una abundancia que, sobretodo a medida que avanza la película y nos acercamos al final, sumándose al crescendo del ritmo narrativo, va en agumento. Tanto, que si lo comparamos con una paella de marisco hay tanto caldo que los bichos y los granos de arroz nadan literalmente en él; de igual modo, tanta condensación progresiva de trucaje visual y sonoro, hace que la cosa se pase un poco de caldosa.

La banda sonora del turolense Javier Navarrete, de quién conocía ya sus piezas para “El Mar”(2000), de Agustí Vilallonga, y “El Laberinto del Fauno” (2006), de Guillermo del Toro, es de lo mejorcito que he podido disfrutar últimamente (pocas partituras sinfónicas para cine últimamente están a la altura, ya sea porque cuesta una pasta contar con una formación de entre medio y centenar de músicos, más su compositor y/o director, o por la poca cultura musical ya consabida de muchos directores actuales).

Me sumo a los que alaban el trabajo del músico, que usa como base de la clásica “Asturias” de Isaac Albéniz. Hay quien pueda pensar que esta sería otra muestra sumada a la desídia general del film de usar tópicos, clichés hasta el punto de que el compositor, en vez de partir de un tema original, echa mano de la obra… bién, pues lo mismo que Berlioz y otra innumerable cantidad de artistas hicieron lo propio con el “Dies Irae” de la misa de requiem gregoriana, por cierto también base de inspiración.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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Incluso de figurado harmónico, de otras tantas bandas sonoras de películas (varias de terror). Pues al igual que éstos, Navarrete no se limita a “fusilar” a su colega antecesor, sinó que en un hábil ejercicio de adaptación a la historia, desarrolla el tema en múltiples variaciones, hasta llegar a temas más personales en la parte central del metraje. Y recuperando el “Asturias” a modo de leitmotif central con diferentes instrumentaciones, ya sea a modo de impresión, sugerencia, o reposición, en el “reprise final”.

El progreso del discurso musical, también sintoniza harmónicamente con el andar del script, realzando y dotando de fuerza al desarrollo de la película, hasta me atrevería a decir que, siendo de ella, un “sine qua non”, algo absolutamente imprescindible sin lo que en muchas escenas, éstas “per se” tendrían un carácter más cómico que dramático o terrorífico, al estilo de lo que Miklós Rózsa hiciera en 1945 con “Días Sin Huella”, para la que Billy Wilder le suplicó que salvara el metraje, pues lo que tenía que ser algo trágico, no provocó más que carcajadas en el preestreno.

La cámara de Maxime Alexandre es otro de los aspectos que contribuye a que “Mirrors” pueda contar con unos estándares mínimos de decencia. Y, valga Dios que no sería para menos en una película en la que los protagonistas de verdad son los espejos y sus travesuras. De heho, sólo con un buen diseño del juego de planos, se podría haber conseguido elaborar un lenguaje con el que eclipsar los diálogos (que, de todos modos, tampoco aportan nada trascendente), los demás elementos del aparato técnico, y hasta incluso la interpretación de actores, y lograr por sí sólo un verdadero efecto de horror. Pero me imagino que esto les habría supuesto a los guionistas (incluso el propio Aja como firmante), demasiado tiempo para darle al caletre.

Del elenco, lo que más se pretende destacar con dudoso resultado, es el nombre de Kiefer Shutherland (repito, el nombre; porque jamás podrá erigirse por encima de su progenitor, el gran Donald), que parece salido del “plató” de 24, directo a grabar “Mirrors”, sin pasar ni por el vestuario. Otra especie de corta-pega que parece hecho adrede por el equipo de producción, no sea caso que de lo encasillado que se tiene al actor en la interminable serie, se le vea desubicado y, por lo tanto, diluido en el conunto del colorido puchero que es “Mirrors”.

El resto de actores, relegados a un plano harto más que secundario. Se desperdicia considerablemente lo que podrían haber dado, tanto (incluso) la atractiva Paula Patton, como el recientemente fallecido John Shrapnel (“Gladiator”, 2000; “El Cuerpo”, 2001…). Sus papeles quedan deslucidos, no por falta de presencia y talento, sinó por la paupérrima función que les concede el guión.

Poco más puede ofrecer esta cinta que sí, promete con un ambiente oscuro, de suspense, del terror que potencialmente garantiza el imaginario de los espejos, pero que deriva a un final que recuerda (con más parafernalia, pompa y circunstancia) al que protagoniza Roger Moore (007) en “El Hombre de la Pistola de Oro”, sólo que en vez de Christopher Lee (otro grande del terror), tenemos a una monja mezcla de posesa, fundamentalista cargada de explosivos o alguien que va a ser ejecutada en la silla eléctrica.

Aja no nos privará de algo parecido a conclusión abierta, en esa coda en la que no se acaba de ver claro el significado o función de un protagonista que acaba atrapado al “otro lado”, a pesar de haber sido capaz de poner en jaque i destruir a un montón de espejos. Cosa que no causa el realmente efectivo terror que sí al revés (un sólo espejo es capaz de poner en jaque y acabar con todos), en películas mucho más modestas en recursos como “Oculus: el espejo del mal” (2013).

En fin, los espejos lo acaban invirtiendo todo… tanto si se les destruye, como si no. Pero los más terroríficos son los que se salen con la suya, como el de "Blanca Nieves".
7
2 de noviembre de 2008
37 de 64 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ya me esperaba críticas tan duras con esta película, puesto que Aja nos tiene acostumbrado a más gore y más gaitas, pero dadle una oportunidad de innovar al pobre hombre... Señor, qué agresividad veo en las críticas...

Personalmente es casi la única película de Aja que me ha gustado pese a no entender el final del todo. Como decía jack (el destripador), vayamos por partes...

Es cierto que la asociación edificio-hecho-polvo + maniquies-quemados + tío-medio-loco + maldición está muy vista y que en cuanto ves el edificio y las pintas que tienes por dentro piensas... "Buenooooooooo esto está más que visto, ya"

Es cierto que en cuanto cierto nombre empieza a salir en pantalla y en cuanto al señor Sutherland empieza a derribar ladrillos dices "Pues ya sé qué pasa, vaya misterio"

Es cierto que a media película ya casi te vas oliendo el final.

Es cierto que los efectos del último cuarto de hora son más bien telefilmeros y sobrantes.

Es cierto que la escena de la bañera es poco creíble e innecesaria

Todo eso es cierto pero... te aseguro que esta noche me lavaré los dientes sin mirarme en el espejo...

A ver, como TODA película tiene sus fallos y sus incongruencias (salvo pocas excepciones de maestros todas los tienen, y gordos), pero una cosa no quita la otra, y la película tiene intriga y te deja enganchado delante de la pantalla hasta que se acaba. Tampoco se hace larga ni pesada (un poco al principio quizá). A mí, personalmente, me ha gustado.
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Una cosa no entiendo, y pediría que quien lo entienda me lo haga saber plis, porque me he quedado un poco así... Es decir, el demonio vuelve a la monja (eso ya se sabía desde que el tío va al convento), y la monja se convierte en una especie de alien que corretea por los tubos y que además se vuelve inmortal hasta que le caen un montón de escombros encima. Vale, eso me lo trago haciendo un acto de fe. Al tío le caen otro montón de cascotes encima y debemos pensar que muere.

Mi pregunta es: A cuento de qué se queda encerrado en el mundo de los espejos? El demonio ha vuelto? Cómo, si ya no había espejos a su alcance? Es él el endemoniado? Será esto el principio de la segunda parte? Sinceramente, aquí me he perdido. Si alguien es tan amable...

Gracias n_n
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