Contagio
5,9
35.813
Thriller
De repente, sin saber cuál es su origen, aunque todo hace sospechar que comienza con el viaje de una norteamericana a un casino de Hong Kong, un virus mortal comienza a propagarse por todo el mundo. En pocos días, la enfermedad empieza a diezmar a la población. El contagio se produce por mero contacto entre los seres humanos. Un thriller realista y sin efectos especiales sobre los efectos de una epidemia. (FILMAFFINITY)
28 de marzo de 2020
28 de marzo de 2020
144 de 153 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la vi por primera vez, creo que en 2014, me pareció una película bastante sosa; que a pesar de no tener ningún fallo tampoco aportaba gran cosa...
Estando en cuarentena por el covid-19 volví a verla y mi percepción cambió completamente. Los más pequeños detalles que pasaron desapercibidos antes, ahora cobraron total relevancia, podía empatizar complemente con los personajes y por lo que están pasando.
No hay que verla como una película de ficción, sino como un documental sobre pandemias dramatizado.
Estando en cuarentena por el covid-19 volví a verla y mi percepción cambió completamente. Los más pequeños detalles que pasaron desapercibidos antes, ahora cobraron total relevancia, podía empatizar complemente con los personajes y por lo que están pasando.
No hay que verla como una película de ficción, sino como un documental sobre pandemias dramatizado.
21 de septiembre de 2011
21 de septiembre de 2011
134 de 171 usuarios han encontrado esta crítica útil
La verdad es que no había mucha fé puesta en esta película por varios motivos. Los más importantes son que Steven Soderbergh (su director) llevaba tiempo sin hacer películas comerciales que no fuesen las de Ocean´s Eleven, y también que cada vez que anuncian producciones con un gran número de estrellas, luego resulta ser un fiasco tanto interpretativo como de crítica. Pero fíjate tú por donde que hoy no se da el caso.
Contagio cuenta la "sencilla" historia de la propagación de un virus a nivel mundial, pero lo hace sin caer en el tópico de peli de acción ni con situaciones manidas entre los actores.
El guión es fuerte y muy bien trabajado, en el que no solo se nos cuenta lo letal que es un nuevo virus en el mundo, sino lo letal que es el ser humano en sus intereses económicos y personales ante una situación como la que se nos plantea.
Para abarcar todo ello estan los actores escogidos, los cuales trabajan muy correctamente en sus muy diferentes roles, dando una credibilidad a sus personajes que rara vez se ve en películas de este tipo.
Soderbergh maneja la cámara y la fotografía como pocos saben hacerlo. Borda cada momento y no ha perdido ni un ápice de talento desde que le dieron el Óscar hace 10 años. Él es el primero que hace meternos el miedo en el cuerpo con el plano de Gwyneth Paltrow en el suelo de la cocina.
Te quedas gratamente con la sensación de haberte sumergido tanto en la historia que hasta te preocupa que la persona de la butaca de al lado estornude o que bebas de una botella de agua que has comprado en el super. Eso es lo mejor que puede hacer una buena película en el espectador, que sigas bajo su influencia (o contagiado) una vez pasados los títulos de crédito.
Contagio cuenta la "sencilla" historia de la propagación de un virus a nivel mundial, pero lo hace sin caer en el tópico de peli de acción ni con situaciones manidas entre los actores.
El guión es fuerte y muy bien trabajado, en el que no solo se nos cuenta lo letal que es un nuevo virus en el mundo, sino lo letal que es el ser humano en sus intereses económicos y personales ante una situación como la que se nos plantea.
Para abarcar todo ello estan los actores escogidos, los cuales trabajan muy correctamente en sus muy diferentes roles, dando una credibilidad a sus personajes que rara vez se ve en películas de este tipo.
Soderbergh maneja la cámara y la fotografía como pocos saben hacerlo. Borda cada momento y no ha perdido ni un ápice de talento desde que le dieron el Óscar hace 10 años. Él es el primero que hace meternos el miedo en el cuerpo con el plano de Gwyneth Paltrow en el suelo de la cocina.
Te quedas gratamente con la sensación de haberte sumergido tanto en la historia que hasta te preocupa que la persona de la butaca de al lado estornude o que bebas de una botella de agua que has comprado en el super. Eso es lo mejor que puede hacer una buena película en el espectador, que sigas bajo su influencia (o contagiado) una vez pasados los títulos de crédito.
20 de marzo de 2020
20 de marzo de 2020
64 de 68 usuarios han encontrado esta crítica útil
Era el año 2011 y un director ya conocido, Steven Soderberg, estrenaba esta cinta que a muchos pasó por alto y que otros tildaron de telefilm o de poco realista y muy interesada. Estamos en marzo de 2020 y parece que se está cumpliendo lo que profetizaba ésta y otras tantas del estilo, que parecía que nos llamaban al alarmismo y a la típica frase de «a mí no me puede pasar eso». Llevamos meses mirando la televisión desde nuestras casas, en lo que pensábamos era un país seguro –en todos los aspectos, de hecho-, incluso cuando lo veíamos más cerca, como en Italia o Francia, nuestro cerebro nos repetía algo así como «aquí eso no» y al final ha sido un «aquí también» muy rotundo. Sodeberg nos advertía que todos somos humanos, que todos –da igual de dónde seas o la raza- nos podíamos ver afectados por cualquier virus. La película pasó de puntillas, aunque con buenas críticas en su mayoría y es ahora, estas últimas semanas, cuando se está mirando con otros ojos. Sodeberg es de esos directores que tuvo la suerte de estar en el sitio y hora adecuado. Su padre era Decano de la Universidad Estatal de Luisiana y allí descubrió su pasión por el cine; tanto es así, que después de graduarse en la secundaria probó suerte en Hollywood. Realizó trabajos de ayudante y mientras grababa cortos en 16 mm. Pero fue al dirigir el vídeo 9012 live de la banda Yes en 1985 cuando empezó su carrera. Le recordamos por pelis como Sexo, Mentiras y Cintas de Vídeo (que reponen bastante en televisión), Erin Brockovich, Traffic (que le valió el Oscar a mejor director en el año 2000), Ocean´s Eleven, Bubble o Efectos Secundarios. Si echamos la vista atrás, nos damos cuenta de que es un director con una visión muy especial de la vida (sólo hay que ver Traffic o Efectos Secundarios, dos temas de actualidad tomados de una forma poco habitual –como psicóloga Efectos Secundarios me pareció muy realista y brillante, porque pocas personas piensan en esos detalles), y eso es lo que pasa con Contagio, que parecía muy lejano, casi imposible, pero los imposibles no existen. Destacar al siempre increíble Matt Damon, en el papel de padre y marido, Mitch; las bellas Gwyneth Paltrow (Shakspeare in Love, Iron Man, Amor Ciego, The Politician) y Marion Cotillar (Largo Domingo de Noviazgo, Enemigos Públicos, Origen) que aunque no aparecen demasiado, siempre son bienvenidas; Kate Winslet (Titanic, Sentido y Sensibilidad, Revolutionary Road, Divergente, Steve Jobs) está perfecta –como siempre-; Laurence Fishburne (CSI, Matrix, El Hombre de Acero), que a pesar del papel que realiza aquí, es bien reconocido por todos; Brya Cranston (Malcom in the Midle, Breaking Bad) en un papel un tanto desaprovechado; Jennifer Ehle (El Discurso del Rey, Robocop, Cincuenta Sombras de Grey) y no me olvido de mi siempre atractivo Jude Law (Inteligencia Artificial, Efectos Secundarios, Sherlock Holmes, El Gran Hotel Budapest, La Huella, El Talento de Mr. Ripley) que aquí tiene el rol más toca huevos –típico periodista que averigua toda la mierda antes que nadie-.
El largometraje tiene buena fotografía, nada que ver con un telefilm; las actuaciones son excepcionales, aunque no se desarrollan todos los personajes y algunos quedan un poco desdibujados, como el de Cotillar. A pesar de este detalle, no se hace lenta ni aburrida y al contrario, mantiene bien la tensión, sobre todo ahora, con el tema tan cercano que nos toca vivir.
El largometraje tiene buena fotografía, nada que ver con un telefilm; las actuaciones son excepcionales, aunque no se desarrollan todos los personajes y algunos quedan un poco desdibujados, como el de Cotillar. A pesar de este detalle, no se hace lenta ni aburrida y al contrario, mantiene bien la tensión, sobre todo ahora, con el tema tan cercano que nos toca vivir.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Beth (Paltrow) vuelve de un viaje de negocios en Hong Kong; parece cansada y un poco enferma, pero es algo normal después de trabajar y de un largo viaje en avión. Saluda a Mitch y a su hijo y pasan las horas. Un par de días después Beth se desmaya en su cocina, le da un ataque epiléptico y se queda en estado semi catatónico. Mientras Mitch intenta aceptar que finalmente Beth ha muerto, le llama la cuidadora para decirle que su hijo pequeño parece inconsciente o muerto. Efectivamente, el niño también ha muerto. Paralelamente, un periodista freelance, Alan (Law) lleva días detrás de un vídeo, proveniente de Hong Kong, donde un chico se desploma en el metro, siendo grabado por cientos de móviles. Cuando le realizan la autopsia a Beth, descubren un virus nuevo, por lo que el CDC se pone en marcha para estudiar el caso, enviando a hablar con Mitch (que está ya en cuarentena y sin síntomas) a la doctora Erin (Winslet) que intentará trazar el camino hacia atrás para llegar al paciente cero, al momento exacto donde ocurrió el primer contagio conocido; en el curso de las preguntas Mitch se entera de que Beth le fue infiel y ahora el amante y ella están muerto, además del hijo de ella. Ellis (Fishburne), representante o jefe del Departamento de Seguridad Nacional envía a Ellis a Hong Kong para averiguar más, pero ésta terminara infectada por el virus y muriendo (con muchas más gente). Mientras, las farmacéuticas ya están fabricando una vacuna. La OMS envía a Leonora (Cotillard) para investigar; también terminará en Asia, pero a ella la van a secuestrar para asegurar la vacuna a un poblado pobre que sabe que la ayuda no llegará a tiempo. En el CCPEEU, la doctora Ally (Ehle) descubre que el virus es una mezcla al 50 % de material genético de cerdo y murciélago; su padre está enfermo; no hay tiempo para pruebas eternas para conseguir la vacuna, y cuando cree que tiene una lo suficiente estable la prueba con ella misma. Mientras, Mitch huye con su otra hija porque están poniendo la ciudad en cuarentena y se ha convertido en una anarquía donde el miedo campa a sus anchas. Mientras tanto, Alan, intenta hacer creer a través de su blog que las farmacias se van a hacer de oro y que hay medicamentos, como la Forsythia que puede curar el nuevo virus.
Con una trama más complicada de lo que parece en un principio se consigue tocar muchos temas importantes que ahora nos preguntamos todos o casi todos. ¿Hay vacuna?, ¿quién es el paciente cero realmente?, ¿hay alguien importante detrás de todo?, ¿Quiénes vamos a pagar los errores que se van cometiendo a cada minuto?
Al final nos muestran una panorámica desde arriba, en Hong Kong donde vemos cómo se derriba un bananero cerca de un local donde se reúne Beth a hacer negocios. Los murciélagos se asustan y sueltan restos de comida en las porquerizas y éstas son comidas por los cerditos; minutos después uno de los cerditos es llevado para cocinar al restaurante; mientras lo está cocinando, el chef, es llamado para saludar a Beth, se limpia las manos en el delantal y le da la mano, comenzando un contagio brutal (sobre todo al ser un virus sin mutar a algo más benigno para el ser humano).
Impresionante guion, que visto hoy nos hace estremecer por lo que vivimos ahora.
Con una trama más complicada de lo que parece en un principio se consigue tocar muchos temas importantes que ahora nos preguntamos todos o casi todos. ¿Hay vacuna?, ¿quién es el paciente cero realmente?, ¿hay alguien importante detrás de todo?, ¿Quiénes vamos a pagar los errores que se van cometiendo a cada minuto?
Al final nos muestran una panorámica desde arriba, en Hong Kong donde vemos cómo se derriba un bananero cerca de un local donde se reúne Beth a hacer negocios. Los murciélagos se asustan y sueltan restos de comida en las porquerizas y éstas son comidas por los cerditos; minutos después uno de los cerditos es llevado para cocinar al restaurante; mientras lo está cocinando, el chef, es llamado para saludar a Beth, se limpia las manos en el delantal y le da la mano, comenzando un contagio brutal (sobre todo al ser un virus sin mutar a algo más benigno para el ser humano).
Impresionante guion, que visto hoy nos hace estremecer por lo que vivimos ahora.
16 de octubre de 2011
16 de octubre de 2011
71 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Contagio es fría. Si. ¿Realmente importa tanto eso como para que la mayoría de las reacciones ante la película resalten tal sensación? Hoy en día se critica a todas las películas comerciales americanas por estar tan evidentemente manufacturadas para provocar determinadas emociones: si es un drama, las lágrimas, aunque estas sean melodramáticas; si es una comedia, la risa, aunque esta sea de trazo grueso; si es una cinta de acción, la espectacularidad, aunque sea gratuita.
Por eso la frialdad de Contagio, más que perjudicarla, le da una personalidad propia. Al fin y al cabo lo que hace Soderbergh es como lo que intentó (y fracasó, para mi gusto), con el díptico sobre el Che, que es una exposición detallada, más que una dramatización, de determinados sucesos, vividos por personas como cualquier ser de a pie de calle, es decir, de esas que no elaboran grandes monólogos ni exhiben su sufrimiento en una gran escena de catársis.
Y es la objetividad, el tono casi documental de Contagio lo que le da el realismo, los esparcidos momentos de escalofrío y verdadero pánico con los que la película realmente funciona. Por eso sus estupendos actores nunca están por encima de la historia, ni explotan los rasgos definitorios de sus personajes (Kate Winslet su sacrificio, Jude Law sus principios, Matt Damon su sufrimiento, Marion Cotillard su rigor, Laurence Fishburne su bondad, Gwyneth Paltrow su ingenuidad, Jennifer Ehle su heroicidad, Elliott Gould su ambición...), pero los apuntan y actúan en consecuencia a ellos, haciendo que la historia progrese de manera tensa, definitiva, coherente y muy entretenida.
Pero si hay un problema en Contagio. Y tanto da si es fría o no lo es. Y ese problema es su falta de un mensaje claro, un mensaje que debe tener cualquier película, documental o vídeo filmado que aspire a contar una historia. Pese a que Soderbergh maneja a la perfección el tono de su propuesta, su estilo visual (esos excelentes planos de detalles de contagios), su lazo entre música, escenarios y texturas de la imagen; nunca queda demasiado claro lo que pretende decirnos con Contagio.
Se apuntan muchas cosas (el caos de una civilización, el control de los organismos de la salud, la manipulación de la prensa, la hipocresía dominante en épocas de crisis), pero ninguna se desarrolla lo suficiente como para tener una visión y/o sensación de conjunto de lo que se acaba de ver, más allá de un entretenimiento muy bien filmado y planificado, con un grupo de excelentes actores y con la capacidad de dar una visión objetiva, pero sin foco, de una crisis mundial.
Por eso la frialdad de Contagio, más que perjudicarla, le da una personalidad propia. Al fin y al cabo lo que hace Soderbergh es como lo que intentó (y fracasó, para mi gusto), con el díptico sobre el Che, que es una exposición detallada, más que una dramatización, de determinados sucesos, vividos por personas como cualquier ser de a pie de calle, es decir, de esas que no elaboran grandes monólogos ni exhiben su sufrimiento en una gran escena de catársis.
Y es la objetividad, el tono casi documental de Contagio lo que le da el realismo, los esparcidos momentos de escalofrío y verdadero pánico con los que la película realmente funciona. Por eso sus estupendos actores nunca están por encima de la historia, ni explotan los rasgos definitorios de sus personajes (Kate Winslet su sacrificio, Jude Law sus principios, Matt Damon su sufrimiento, Marion Cotillard su rigor, Laurence Fishburne su bondad, Gwyneth Paltrow su ingenuidad, Jennifer Ehle su heroicidad, Elliott Gould su ambición...), pero los apuntan y actúan en consecuencia a ellos, haciendo que la historia progrese de manera tensa, definitiva, coherente y muy entretenida.
Pero si hay un problema en Contagio. Y tanto da si es fría o no lo es. Y ese problema es su falta de un mensaje claro, un mensaje que debe tener cualquier película, documental o vídeo filmado que aspire a contar una historia. Pese a que Soderbergh maneja a la perfección el tono de su propuesta, su estilo visual (esos excelentes planos de detalles de contagios), su lazo entre música, escenarios y texturas de la imagen; nunca queda demasiado claro lo que pretende decirnos con Contagio.
Se apuntan muchas cosas (el caos de una civilización, el control de los organismos de la salud, la manipulación de la prensa, la hipocresía dominante en épocas de crisis), pero ninguna se desarrolla lo suficiente como para tener una visión y/o sensación de conjunto de lo que se acaba de ver, más allá de un entretenimiento muy bien filmado y planificado, con un grupo de excelentes actores y con la capacidad de dar una visión objetiva, pero sin foco, de una crisis mundial.
31 de marzo de 2020
31 de marzo de 2020
43 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soderbergh llevó a Venecia esta película tan solo hace 9 años. Ahora sería imposible estrenar una película, ya no en Venecia, casi en ningún lugar de esta pobre Europa devastada por el coronavirus.
La vi en su día y me gustó, me entretuvo, me pareció que el reparto estaba muy bien seleccionado, no mezclaba estrellas ni las sacaba en pantalla sin ton ni son, cada personaje tenía su actor o actriz para interpretarlo. Me parecío una película de desastres, casi de terror, muy creíble. Por eso daba miedo.
Y cómo acertaron, maldita sea: la epidemia surge en China e invade Occidente, en este caso USA. La epidemia viene transmitida por un murciélago (y un cerdo) que acaban en la mesa de los humanos, todo clavado, todo terrible, todo impensable como una realidad que ahora nos toca vivir.
Maldito acierto, Soderbergh.
La vi en su día y me gustó, me entretuvo, me pareció que el reparto estaba muy bien seleccionado, no mezclaba estrellas ni las sacaba en pantalla sin ton ni son, cada personaje tenía su actor o actriz para interpretarlo. Me parecío una película de desastres, casi de terror, muy creíble. Por eso daba miedo.
Y cómo acertaron, maldita sea: la epidemia surge en China e invade Occidente, en este caso USA. La epidemia viene transmitida por un murciélago (y un cerdo) que acaban en la mesa de los humanos, todo clavado, todo terrible, todo impensable como una realidad que ahora nos toca vivir.
Maldito acierto, Soderbergh.
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