El encargadoSerie
2022 

Mariano Cohn (Creador), Gastón Duprat (Creador) ...
7,6
6.744
Serie de TV. Comedia. Drama. Thriller
Serie de TV (2022-). 3 temporadas. Eliseo, el encargado de un edificio de clase alta, a espaldas del consorcio que lo emplea, hace uso y abuso de su poder de vigilancia e intromisión. El edificio es un universo cuyo ecosistema tiene su dinámica y normas específicas y Eliseo conoce todas a la perfección. Allí vive, trabaja y absorbe hasta el último detalle de la vida de sus habitantes. Pero, debajo de su apariencia servicial y ... [+]
30 de octubre de 2022
30 de octubre de 2022
43 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
La tarea de los “encargados” antiguamente llamados “porteros” es muy de la ciudad de Buenos Aires y por su actividad hay una permanente relación con quienes habitan en un edificio, en este caso uno de clase media alta.
El argumento creo que es conocido, el presidente del consorcio de propietarios de un edificio quiere construir una pileta de natación en la terraza y para ello hay que despedir al encargado, este tratara de evitarlo.
Toda la serie se apoya en la actuación de Guillermo Francella, creo que a esta altura nadie puede dudar de su capacidad actoral, recomiendo el video sobre el “Multiverso Francella” que hizo Jorge Pinarello en su conocido espacio de YouTube “Te lo resumo así nomas” y por supuesto que Francella no falla, porque es un personaje con una doble fachada, tanto desde lo bueno como desde lo malo en su accionar, su contracara es el presidente del consorcio Gabriel “El puma” Goity también soberbio en su actuación y hay una serie de personajes de reparto que todos están muy bien en sus roles.
La serie tiene ritmo, el guion está por demás aceitado y me parece un muy buen producto televisivo, con calidad de cine. MUY RECOMENDABLE
El argumento creo que es conocido, el presidente del consorcio de propietarios de un edificio quiere construir una pileta de natación en la terraza y para ello hay que despedir al encargado, este tratara de evitarlo.
Toda la serie se apoya en la actuación de Guillermo Francella, creo que a esta altura nadie puede dudar de su capacidad actoral, recomiendo el video sobre el “Multiverso Francella” que hizo Jorge Pinarello en su conocido espacio de YouTube “Te lo resumo así nomas” y por supuesto que Francella no falla, porque es un personaje con una doble fachada, tanto desde lo bueno como desde lo malo en su accionar, su contracara es el presidente del consorcio Gabriel “El puma” Goity también soberbio en su actuación y hay una serie de personajes de reparto que todos están muy bien en sus roles.
La serie tiene ritmo, el guion está por demás aceitado y me parece un muy buen producto televisivo, con calidad de cine. MUY RECOMENDABLE
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
A mí la serie me gustó, funciona bien en su desarrollo y todos los esfuerzos que hace el encargado para inclinar la votación a su favor, tal vez lo más flojo sea el final, la serie tiene cosas muy realistas a través de los diversos personajes, a modo de ejemplo la muy católica, la pareja progre que tiene la empleada trabajando fuera de la ley, y varios puntos más.
Lo que a mí no termina de cerrar en relación con toda la serie es el final, muy Cenicienta, muy naif, casi implantado, una pena.
Me quedo con una frase Gómez (Manuel Vicente) portero del edificio vecino que le dice “nunca vas a ser uno de ellos” y eso creo que Eliseo nunca termina de asumir.
Lo que a mí no termina de cerrar en relación con toda la serie es el final, muy Cenicienta, muy naif, casi implantado, una pena.
Me quedo con una frase Gómez (Manuel Vicente) portero del edificio vecino que le dice “nunca vas a ser uno de ellos” y eso creo que Eliseo nunca termina de asumir.
31 de octubre de 2022
31 de octubre de 2022
31 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los que comulgan con el estilo de humor que poseen las creaciones de Cohn y Duprat ('El ciudadano ilustre'), seguramente disfruten de esta serie en la que Francella oficia de un encargado de edificio que conoce los secretos de cada propietario. Su figura se ve amenazada por el personaje de Goity, un abogado que presenta un proyecto en el que el portero quedaría destituido.
El formato de la serie sale airoso gracias a episodios cortos en donde predomina la comedia, con un ritmo ágil que hace al asunto sumamente entretenido y adictivo, facilitando que uno, como espectador, pueda maratonear.
El bueno de Guillermo, omnipresente, se banca la cámara encima en cada escena que transcurre. Así, despliega su arsenal de tics humorísticos (algo que aquí funciona a grandes niveles) pero también da lugar a otro registro, ese en el que se coquetea con el thriller, siendo un ingrediente ejecutado con eficacia.
En este juego de manipulaciones, los realizadores Cohn y Duprat sacan a la luz una de las cosas que mejor saben hacer, y es la que está destinada a mostrar las miserias y bajezas del ser humano, con un tono irónico característico en sus trabajos.
En algún momento, 'El encargado' abusa de determinados recursos que tornan a la historia reiterativa, quitándole el factor sorpresa que con tanta frescura conseguía su cometido en los capítulos iniciales.
Más allá de un desenlace discutible y más inverosímil de lo que se venía viendo, esta primera temporada culmina dejando una sensación más que favorable.
7,8 Alancitos Encargados de Edificio sobre 10
El formato de la serie sale airoso gracias a episodios cortos en donde predomina la comedia, con un ritmo ágil que hace al asunto sumamente entretenido y adictivo, facilitando que uno, como espectador, pueda maratonear.
El bueno de Guillermo, omnipresente, se banca la cámara encima en cada escena que transcurre. Así, despliega su arsenal de tics humorísticos (algo que aquí funciona a grandes niveles) pero también da lugar a otro registro, ese en el que se coquetea con el thriller, siendo un ingrediente ejecutado con eficacia.
En este juego de manipulaciones, los realizadores Cohn y Duprat sacan a la luz una de las cosas que mejor saben hacer, y es la que está destinada a mostrar las miserias y bajezas del ser humano, con un tono irónico característico en sus trabajos.
En algún momento, 'El encargado' abusa de determinados recursos que tornan a la historia reiterativa, quitándole el factor sorpresa que con tanta frescura conseguía su cometido en los capítulos iniciales.
Más allá de un desenlace discutible y más inverosímil de lo que se venía viendo, esta primera temporada culmina dejando una sensación más que favorable.
7,8 Alancitos Encargados de Edificio sobre 10
5 de diciembre de 2023
5 de diciembre de 2023
24 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Empiezo humildemente reconociendo que no soy un gran entendido en cine. Sencillamente lo disfruto o no (incluidas las medias tintas). Pero sé distinguir la temática, y eso me permite ser más o menos riguroso con los detalles/acontecimientos de los guiones. En el caso de El encargado, es tal el disparate, lo singular de su trama, su truculencia..., produciendo tanta hilaridad, que obvias con indulgencia los excesos, lo absurdo, los sinsentidos, etc., que acontecen en su desarrollo.
He leído en algún comentario que deja la profesión de encargado, conserje, portero o como queramos llamarlo, bastante maltratada. Ahora les ha tocado a ellos (¡pobres!), pero si tuviéramos que recapitular sobre los oficios, profesiones y empleos "maltratados" por la ficción fílmica creo que no se libraría ninguno. No olvidemos que estamos ante una comedia (aunque con trazas de drama social), y eso lo justifica (casi) todo si logra su intención: hacerte feliz sonriendo.
Conclusión: He disfrutado como pocas veces lo hago. Todo el equipo, desde el primero hasta el último, son geniales. Espero y deseo una tercera temporada.
Una recomendación: A ciertos actores y actrices españoles y a ciertos ingenieros de sonido españoles les recomendaría aprender a hacerse entender (a los primeros); y aprender a poner los micrófonos, ecualizar y mezclar (a los segundos). ¡Aprendan de los argentinos! Como español, entiendo mejor a éstos que a muchos compatriotas (últimamente recurro a poner subtítulos en series y películas españolas).
He leído en algún comentario que deja la profesión de encargado, conserje, portero o como queramos llamarlo, bastante maltratada. Ahora les ha tocado a ellos (¡pobres!), pero si tuviéramos que recapitular sobre los oficios, profesiones y empleos "maltratados" por la ficción fílmica creo que no se libraría ninguno. No olvidemos que estamos ante una comedia (aunque con trazas de drama social), y eso lo justifica (casi) todo si logra su intención: hacerte feliz sonriendo.
Conclusión: He disfrutado como pocas veces lo hago. Todo el equipo, desde el primero hasta el último, son geniales. Espero y deseo una tercera temporada.
Una recomendación: A ciertos actores y actrices españoles y a ciertos ingenieros de sonido españoles les recomendaría aprender a hacerse entender (a los primeros); y aprender a poner los micrófonos, ecualizar y mezclar (a los segundos). ¡Aprendan de los argentinos! Como español, entiendo mejor a éstos que a muchos compatriotas (últimamente recurro a poner subtítulos en series y películas españolas).
8 de noviembre de 2022
8 de noviembre de 2022
26 de 32 usuarios han encontrado esta crítica útil
En Argentina hace ochenta años una ley permitió ser propietario de una fracción de localización habitacional en un terreno común. Esto permitió un crecimiento de los edificios de altura que, como en tantas otras grandes ciudades del mundo, le cambiaron drásticamente el perfil de gran aldea que supo ser Buenos Aires un par de siglos antes.
Los viejos “porteros” de las famosas “casas de renta” devinieron así en trabajadores con nuevos roles: los “encargados”. La suma de propietarios constituyeron los “Consejos de administración” para manejar los intereses comunes con criterio democrático. Consejo y Encargado pasaron a constituir desde entonces dos entidades en permanente tensión, con funciones casi siempre en discusión, un tema interesante según los grupos humanos y las crisis externas tan habituales en el medio económico argento.
Cohn y Duprat, una dupla creativa particular (deambulando a veces por la televisión, el cine, la literatura y ahora por el streaming), con el auspicio multideseado de Disney se detuvo en esta riquísima contradicción: la de los edificios de convivencia multitudinaria.
¡Y qué mejor que poder pergeñar así una de las más negras comedias del mundo del “entertainment” nativo!
Francella, un maduro actor de origen académico, ya demostró hasta el hartazgo sus dotes de versatilidad en todas las direcciones que se le propusieran, y esta elección del dúo directriz no se equivocó: puede hacer todo lo que le propongan.
El casting general refuerza constantemente el acierto de las elecciones. Cualquiera que viva en un apartamento porteño puede reconocerse y reconocer los estereotipos reflejados, desde el leguleyo garca hasta los niños, adolescentes y ancianos.
En la Argentina de las generaciones pasadas, los diversos niveles de censura ejercida desde el poder pintaron las realidades artísticas de una manera que pegó fuerte en el gusto de la clase media. Es común leer a través de las redes expresiones de oposición al lenguaje actual de los medios, o la excesiva libertad de opinión o manifestaciones públicas. Cuando debimos padecer dictaduras militares, se prohibía la manifestación en cine o tv de cuestiones delictivas o “inmorales” para que no resultaran así una muestra indebida de conductas nacionales.
Esta manera de considerar la ficción como inexorable espejo de la realidad, no rige ya en los parámetros argentinos, pero han quedado resabios en ciertos espectadores que creen ver en un guión como éste la exhibición de un “modelo real”, algo primitivo e ingenuo que lleva a críticas desde sindicales hasta de posiciones en críticos profesionales.
Si bien es “ficción”, hay una fuerte lectura de la realidad consorcista de este tipo de forma de vida. Detallo:
1) En Buenos Aires hay una “corrida” inmobiliaria que afecta sobre todo a los propietarios de apartamentos más antiguos y suntuosos, que se van desvalorizando a medida que carecen de los agregados infraestructurales de las construcciones más modernas que sí poseen múltiples cocheras, salones para eventos, piscinas, parques, salones con juegos, parrillas, gimnasios. La probable construcción de una piscina en la terraza tiende a conformar a los habitantes de un lujoso edificio brutalista de la década de los 60, para no “ver disminuido el valor de su propiedad”.
2) Las “expensas” mensuales que tratan de cubrir los gastos comunes de los condominios suelen ser afectadas mes a mes por las distintas crisis inflacionarias algo habituales en un medio económico tan especial como lo es el argentino. Los administradores tratan permanentemente de controlar costos que, sin embargo se ven afectados por el deterioro natural que sufren los componentes de un edificio. Y no es ficción que una de las salidas para el famoso “bajar costos” sea la supresión de los gastos que trae aparejado la función del encargado, y su remplazo por un servicio externo de limpieza y mantenimiento.
3) Las “reuniones de consorcio” son un modelo de típica regulación democrática con componentes que suelen desconfiar de todo, inclusive hasta de la democracia. Por lo tanto se generan discusiones eternas y de dimensiones a veces colosales. Los directores no han todavía utilizado este costado tan rico del acervo urbano, tal vez reservado para sacarle el jugo en futuras temporadas.
4) En general, está muy bien reflejado el “corte de clases” impuesto en estos edificios de gente pudiente, que diferencian las zonas de circulación con la excusa de ser “zonas de servicio” (en la serie los palieres con entradas auxiliares revestidas de azulejos azules), y que bien remarca uno de los propietarios al señalar que las mucamas deben necesariamente circular por los elevadores asignados para tal fin. Nada de esto es ficción, suelen ser cuestiones respaldadas hasta por un reglamento interno.
5) El panorama de vivir unos al lado de otros sin conocerse es una curiosidad urbana suficientemente rica como para explotarla al elegir un tema de ficción. Los cruces que se generan son casi inverosímiles. Las funciones de los encargados, que forman o no parte de estos grupos familiares son una fuente inagotable de sucesos cuyas anécdotas de ser recogidas abarcarían muchos tomos en cualquier biblioteca o (en términos más actuales) varias temporadas para cualquier serie.
En síntesis, Cohn y Duprat siguen perfeccionando su cruel lectura de la realidad de una sociedad individualista y cruel, con ribetes absolutamente contradictorios en el ejercicio de valores que se creen sagrados como los del amor, la amistad o la familia y la derivación real de situaciones cuasi delictivas que las ponen en tela de juicio permanente.
“El encargado” muestra los niveles de perfección a los que han logrado arribar luego de sus divertidísimos precedentes en el ejercicio de las artes.
Los viejos “porteros” de las famosas “casas de renta” devinieron así en trabajadores con nuevos roles: los “encargados”. La suma de propietarios constituyeron los “Consejos de administración” para manejar los intereses comunes con criterio democrático. Consejo y Encargado pasaron a constituir desde entonces dos entidades en permanente tensión, con funciones casi siempre en discusión, un tema interesante según los grupos humanos y las crisis externas tan habituales en el medio económico argento.
Cohn y Duprat, una dupla creativa particular (deambulando a veces por la televisión, el cine, la literatura y ahora por el streaming), con el auspicio multideseado de Disney se detuvo en esta riquísima contradicción: la de los edificios de convivencia multitudinaria.
¡Y qué mejor que poder pergeñar así una de las más negras comedias del mundo del “entertainment” nativo!
Francella, un maduro actor de origen académico, ya demostró hasta el hartazgo sus dotes de versatilidad en todas las direcciones que se le propusieran, y esta elección del dúo directriz no se equivocó: puede hacer todo lo que le propongan.
El casting general refuerza constantemente el acierto de las elecciones. Cualquiera que viva en un apartamento porteño puede reconocerse y reconocer los estereotipos reflejados, desde el leguleyo garca hasta los niños, adolescentes y ancianos.
En la Argentina de las generaciones pasadas, los diversos niveles de censura ejercida desde el poder pintaron las realidades artísticas de una manera que pegó fuerte en el gusto de la clase media. Es común leer a través de las redes expresiones de oposición al lenguaje actual de los medios, o la excesiva libertad de opinión o manifestaciones públicas. Cuando debimos padecer dictaduras militares, se prohibía la manifestación en cine o tv de cuestiones delictivas o “inmorales” para que no resultaran así una muestra indebida de conductas nacionales.
Esta manera de considerar la ficción como inexorable espejo de la realidad, no rige ya en los parámetros argentinos, pero han quedado resabios en ciertos espectadores que creen ver en un guión como éste la exhibición de un “modelo real”, algo primitivo e ingenuo que lleva a críticas desde sindicales hasta de posiciones en críticos profesionales.
Si bien es “ficción”, hay una fuerte lectura de la realidad consorcista de este tipo de forma de vida. Detallo:
1) En Buenos Aires hay una “corrida” inmobiliaria que afecta sobre todo a los propietarios de apartamentos más antiguos y suntuosos, que se van desvalorizando a medida que carecen de los agregados infraestructurales de las construcciones más modernas que sí poseen múltiples cocheras, salones para eventos, piscinas, parques, salones con juegos, parrillas, gimnasios. La probable construcción de una piscina en la terraza tiende a conformar a los habitantes de un lujoso edificio brutalista de la década de los 60, para no “ver disminuido el valor de su propiedad”.
2) Las “expensas” mensuales que tratan de cubrir los gastos comunes de los condominios suelen ser afectadas mes a mes por las distintas crisis inflacionarias algo habituales en un medio económico tan especial como lo es el argentino. Los administradores tratan permanentemente de controlar costos que, sin embargo se ven afectados por el deterioro natural que sufren los componentes de un edificio. Y no es ficción que una de las salidas para el famoso “bajar costos” sea la supresión de los gastos que trae aparejado la función del encargado, y su remplazo por un servicio externo de limpieza y mantenimiento.
3) Las “reuniones de consorcio” son un modelo de típica regulación democrática con componentes que suelen desconfiar de todo, inclusive hasta de la democracia. Por lo tanto se generan discusiones eternas y de dimensiones a veces colosales. Los directores no han todavía utilizado este costado tan rico del acervo urbano, tal vez reservado para sacarle el jugo en futuras temporadas.
4) En general, está muy bien reflejado el “corte de clases” impuesto en estos edificios de gente pudiente, que diferencian las zonas de circulación con la excusa de ser “zonas de servicio” (en la serie los palieres con entradas auxiliares revestidas de azulejos azules), y que bien remarca uno de los propietarios al señalar que las mucamas deben necesariamente circular por los elevadores asignados para tal fin. Nada de esto es ficción, suelen ser cuestiones respaldadas hasta por un reglamento interno.
5) El panorama de vivir unos al lado de otros sin conocerse es una curiosidad urbana suficientemente rica como para explotarla al elegir un tema de ficción. Los cruces que se generan son casi inverosímiles. Las funciones de los encargados, que forman o no parte de estos grupos familiares son una fuente inagotable de sucesos cuyas anécdotas de ser recogidas abarcarían muchos tomos en cualquier biblioteca o (en términos más actuales) varias temporadas para cualquier serie.
En síntesis, Cohn y Duprat siguen perfeccionando su cruel lectura de la realidad de una sociedad individualista y cruel, con ribetes absolutamente contradictorios en el ejercicio de valores que se creen sagrados como los del amor, la amistad o la familia y la derivación real de situaciones cuasi delictivas que las ponen en tela de juicio permanente.
“El encargado” muestra los niveles de perfección a los que han logrado arribar luego de sus divertidísimos precedentes en el ejercicio de las artes.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El encargado del edificio vecino al de Eliseo, frente a las ventajas conseguidas por su colega, intenta aconsejarle con “No te confundas, vos no sos uno de ellos: nunca vas a ser uno de ellos”. Esto y algunas líneas de diálogo por el estilo han sido detectados por algunos críticos como el intento de reflejo en la serie de una hipotética “lucha de clases”. No sé si lo es, pero no me digan que, como en el uso del ascensor de servicio no son escenas habituales en estos lugares de gente con intenciones de vida suntuosa.
8 de junio de 2023
8 de junio de 2023
22 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sinfonía ética, cómica, social e incluso revolucionaria la que nos presenta con esta mini-serie el tándem Gastón Duprat y Mariano Cohn, quienes ya nos deleitaran con las magníficas cintas El Ciudadano Ilustre, Mi obra Maestra o El hombre de al lado. En esta ocasión centran la historia en un personaje icónico interpretado de forma inimitable por el genial Guillermo Francella.
Eliseo, encargado o portero de un edificio de ricos propietarios burgueses, después de treinta años en el puesto, con una dedicación a su tarea y trato con sus patrones exquisita, se enfrenta al proyecto de una pileta en la terraza que en caso de ser aprobado supondrá su despido irremediable.
El cómo Eliseo enfrente esta situación nos abocará a todo un delirio de situaciones repletas de inteligencia, humor y suspense que él mismo provocará y que encierran sobre todo una propuesta ética y una magnífica fotografía de la lucha de clases. Desgrano en el Spoiler:
Eliseo, encargado o portero de un edificio de ricos propietarios burgueses, después de treinta años en el puesto, con una dedicación a su tarea y trato con sus patrones exquisita, se enfrenta al proyecto de una pileta en la terraza que en caso de ser aprobado supondrá su despido irremediable.
El cómo Eliseo enfrente esta situación nos abocará a todo un delirio de situaciones repletas de inteligencia, humor y suspense que él mismo provocará y que encierran sobre todo una propuesta ética y una magnífica fotografía de la lucha de clases. Desgrano en el Spoiler:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Se ha leído por ahí el calificativo de psicópata para nuestro Eliseo, nuestro, como representante de la clase obrera asalariada, y dicho adjetivo no puede ser más errado. Eliseo es plenamente consciente y lucha con total lucidez e ingenio por un fin justo, que tiene doble cara, individual y colectiva. Individual porque lucha por conservar la dignidad de su trabajo bien desempeñado, su medio de vida, y colectivo porque nos representa a todos los asalariados que sufrimos la misma alienación, la misma enajenación del producto de nuestra actividad vital y nuestra plena libertad cuando nos vemos obligados a vender lo único que tenemos, nuestra fuerza de trabajo.
La sonrisa de Eliseo que en un segundo se desvanece en un rictus serio, imagen con la que termina la cabecera de cada capítulo y con la que regala Eliseo a cada abuso de los propietarios una vez que estos se dan media vuelta, es la metáfora perfecta de lo que implica esa enajenación. Eliseo el de verdad, el libre, es el que se rebela, el que pierde en un instante la sonrisa; el otro Eliseo, el preso de su trabajo es el que debe sonreir y aplaudir incluso el propio proyecto que lo va a enviar al paro, como cualquiera de nosotros debe sonreir y complacer al patrón como personas enajenadas de nuestra propia voluntad real, ocho horas durante cinco días por semana. A cada abuso pensamos un rabioso “la concha de tu madre” o un “manga de hijos de...” o un “desagradecidos de mierda”, nosotros somos Eliseo.
La ironía y sus bromas actuadas son su arma, su máscara para poder decir lo que piensa en un contexto donde no somos iguales, donde hay una inhumana jerarquía entre clases, y donde una debe ser sumisa a la otra, sometida a quien la compra.
E insistimos en que su fin es bueno, a pesar de que el camino que escoge quizás no lo sea, y que sus medios puedan sacrificar a otros. Eliseo opta por una ética consecuencialista, en donde los medios se ajusten a la justicia del fin, la justicia de sus consecuencias. Y su pensamiento está en el colectivo cuando vemos cómo entrega a quien lo necesita cosas útiles que los ricos tiran a la basura o cómo aconseja a la chica contratada en B por la pareja de niños pijos buscar los servicios de un abogado para recibir lo que es justo, Eliseo tiene conciencia de clase y bien firme.
También es honesto, y sí decide contar la verdad a quien realmente aprecia (los más vulnerables) a Beba y a los niños, de cómo ha planeado la explosión del depósito, y lo es cuando se siente mal por tener que perjudicar a Miguel, el chico que limpia los cristales permitiendo que sea él el acusado. Su fin es mayor, es la justicia de treinta años de vida realmente recompensados con su continuidad en el puesto. No es el fin de la explotación, pero es su dignidad la que está en juego.
Finalmente, dos personajes aclaran todavía más el crudo escenario de la lucha de clases: el abogado, antes fiel y entusiasta de los planes del Doctor Zambrano, muestra al final la misma pasión con Beba cuando ella preside, ¿de que lado está entonces? Él lo aclara: “siempre del lado del poder”. Y el otro portero recordándole que “nunca serás como ellos” recibe la cara de reprobación rebelde de nuestro Eliseo, que sabe que ya nada le impide seguir luchando por el pastel completo algún día: el final de toda explotación, de la división de clases, lograr una comunidad de personas que por ser materialmente iguales sean ya por tanto plenamente libres de sonreir y hacer a la sonrisa permanecer.
La sonrisa de Eliseo que en un segundo se desvanece en un rictus serio, imagen con la que termina la cabecera de cada capítulo y con la que regala Eliseo a cada abuso de los propietarios una vez que estos se dan media vuelta, es la metáfora perfecta de lo que implica esa enajenación. Eliseo el de verdad, el libre, es el que se rebela, el que pierde en un instante la sonrisa; el otro Eliseo, el preso de su trabajo es el que debe sonreir y aplaudir incluso el propio proyecto que lo va a enviar al paro, como cualquiera de nosotros debe sonreir y complacer al patrón como personas enajenadas de nuestra propia voluntad real, ocho horas durante cinco días por semana. A cada abuso pensamos un rabioso “la concha de tu madre” o un “manga de hijos de...” o un “desagradecidos de mierda”, nosotros somos Eliseo.
La ironía y sus bromas actuadas son su arma, su máscara para poder decir lo que piensa en un contexto donde no somos iguales, donde hay una inhumana jerarquía entre clases, y donde una debe ser sumisa a la otra, sometida a quien la compra.
E insistimos en que su fin es bueno, a pesar de que el camino que escoge quizás no lo sea, y que sus medios puedan sacrificar a otros. Eliseo opta por una ética consecuencialista, en donde los medios se ajusten a la justicia del fin, la justicia de sus consecuencias. Y su pensamiento está en el colectivo cuando vemos cómo entrega a quien lo necesita cosas útiles que los ricos tiran a la basura o cómo aconseja a la chica contratada en B por la pareja de niños pijos buscar los servicios de un abogado para recibir lo que es justo, Eliseo tiene conciencia de clase y bien firme.
También es honesto, y sí decide contar la verdad a quien realmente aprecia (los más vulnerables) a Beba y a los niños, de cómo ha planeado la explosión del depósito, y lo es cuando se siente mal por tener que perjudicar a Miguel, el chico que limpia los cristales permitiendo que sea él el acusado. Su fin es mayor, es la justicia de treinta años de vida realmente recompensados con su continuidad en el puesto. No es el fin de la explotación, pero es su dignidad la que está en juego.
Finalmente, dos personajes aclaran todavía más el crudo escenario de la lucha de clases: el abogado, antes fiel y entusiasta de los planes del Doctor Zambrano, muestra al final la misma pasión con Beba cuando ella preside, ¿de que lado está entonces? Él lo aclara: “siempre del lado del poder”. Y el otro portero recordándole que “nunca serás como ellos” recibe la cara de reprobación rebelde de nuestro Eliseo, que sabe que ya nada le impide seguir luchando por el pastel completo algún día: el final de toda explotación, de la división de clases, lograr una comunidad de personas que por ser materialmente iguales sean ya por tanto plenamente libres de sonreir y hacer a la sonrisa permanecer.
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