Escríbeme postales a Copacabana es una novela de Stefanie Kremser quien se encarga de elaborar el guión de una historia personal, remontada a su abuelos, quienes deslumbrados por el embrujo que les provocó el Titicaca, decidieron cambiar los paisajes bávaros por el misticismo del lago.

Apreciamos una excelente fotografía, y es que las locaciones bolivianas utilizadas para la película (Sorata y Copacabana) poseen una belleza tal, que incluso un fotógrafo novel no tendría muchos problemas, para llevar a cabo una adecuada labor.
He visto una película sostenida por las actuaciones de Agar Delos (la abuela) y de la joven Julia Hernández Fortunato (Alfonsina), la primera es una de las actrices más conocidas en Bolivia, pero encasillada en el Teatro Popular, y la segunda es una joven que demuestra unas condiciones histriónicas notables y que esperamos que continúe por el camino del cine, ya que de ser así estoy convencido de que el beneficio será para ambos.
De Carla Ortiz (la madre) no esperaba nada más, Ortiz es una actriz de telenovelas mexicanas y por ende plasmó en la pantalla una sobreactuación que no sorprende, pero que cansa. No perderé mi tiempo criticándola más porque simplemente, no se puede pedirle peras al olmo.

No he leído la novela de Kremser, y después de ver la película no pienso hacerlo, es una historia con un pseudo-realismo mágico, que aburre, es demasiado pretenciosa, quiere hablar y desplegar muchos temas y al final no expone claramente ninguno.

Dr.Juventus