No es país para viejos
2007 

7,2
114.690
6 de enero de 2008
6 de enero de 2008
637 de 860 usuarios han encontrado esta crítica útil
La esperabamos con impaciencia, la nueva "Fargo", el reverso tenebroso de los Coen que nos dejó medio atolondrados en "Barton Fink" o el humor negro que ha impregnado siempre casi todas sus propuestas... queríamos algo más, no nos bastaba un sencillo remake de "The ladykillers", tampoco un irregular producto como "Crueldad intolerable", queríamos volver a ver a Ethan, a Joel, en estado puro, alcanzando su mayor acidez y, sin embargo, tras ver "No country for old men" las sensaciones son tan distintas que uno termina medio decepcionado.
El arranque es espléndido, me encanta el tempo y la presentación es tan bestial como sugestiva, te ofrecen un extremo de la cuerda, y tú sólo tienes que ir tirando para desvelar lo que vendrá a continuación.
Bardem lo borda, y no sólo él, los Coen lo bordan representando su personaje en base a ciertas secuencias que le dan el carácter y la fuerza adecuados como para que sea palpable y crudo. Mientras, también observamos como se desenvuelve el de Brolin, y picamos irremediablemente, nos enganchamos como si nada a esta, en principio, gran historia.
Los problemas, sin embargo, no tardan en presentarse debido a un personaje (el de Tommy Lee Jones) que, pese a poder aportar una faceta que le habría otorgado esa dosis de exquisitez necesaria al conjunto, vaga y vaga por la pantalla con el único cometido de ofrecer diálogos y monólogos pretendidamente impregnados de humor negro, pero que nunca llegan a funcionar.
Más adelante, aparece Harrelson, y aunque sirva como personaje para atar cabos, está desaprovechadísimo y no se entiende tan cuasi fortuita aparición.
Dejando a un lado los entes protagonistas del film, se podría decir que "No country for old men" contiene las suficientes dosis de excelencia (a destacar, ese intenso tiroteo tras la salida del hotel) como para no caer en el olvido rápidamente, pero como posee grandes virtudes, también posee los suficientes errores de modo que, al final, ante la laguna con la que concluye el guión, uno vea esta cinta como un trabajo desangelado, frío y al que verdaderamente le falta algo que sí tenían los Coen de antaño.
Y uno espera y espera.. pacientemente, pensando que en cualquier momento llegará esa ansiada secuencia donde podrá exclamar "Joder, qué Coen es esto", pero ésta nunca llega, y se presenta ese crudo final, que de tan crudo resulta demasiado seco como para poder afirmar que los Coen están de vuelta con todas sus fuerzas. Porque no lo están, ni de broma.
El arranque es espléndido, me encanta el tempo y la presentación es tan bestial como sugestiva, te ofrecen un extremo de la cuerda, y tú sólo tienes que ir tirando para desvelar lo que vendrá a continuación.
Bardem lo borda, y no sólo él, los Coen lo bordan representando su personaje en base a ciertas secuencias que le dan el carácter y la fuerza adecuados como para que sea palpable y crudo. Mientras, también observamos como se desenvuelve el de Brolin, y picamos irremediablemente, nos enganchamos como si nada a esta, en principio, gran historia.
Los problemas, sin embargo, no tardan en presentarse debido a un personaje (el de Tommy Lee Jones) que, pese a poder aportar una faceta que le habría otorgado esa dosis de exquisitez necesaria al conjunto, vaga y vaga por la pantalla con el único cometido de ofrecer diálogos y monólogos pretendidamente impregnados de humor negro, pero que nunca llegan a funcionar.
Más adelante, aparece Harrelson, y aunque sirva como personaje para atar cabos, está desaprovechadísimo y no se entiende tan cuasi fortuita aparición.
Dejando a un lado los entes protagonistas del film, se podría decir que "No country for old men" contiene las suficientes dosis de excelencia (a destacar, ese intenso tiroteo tras la salida del hotel) como para no caer en el olvido rápidamente, pero como posee grandes virtudes, también posee los suficientes errores de modo que, al final, ante la laguna con la que concluye el guión, uno vea esta cinta como un trabajo desangelado, frío y al que verdaderamente le falta algo que sí tenían los Coen de antaño.
Y uno espera y espera.. pacientemente, pensando que en cualquier momento llegará esa ansiada secuencia donde podrá exclamar "Joder, qué Coen es esto", pero ésta nunca llega, y se presenta ese crudo final, que de tan crudo resulta demasiado seco como para poder afirmar que los Coen están de vuelta con todas sus fuerzas. Porque no lo están, ni de broma.
13 de febrero de 2008
13 de febrero de 2008
250 de 292 usuarios han encontrado esta crítica útil
Los hermanos Coen siempre me han merecido mucho respeto por eso tan necesario como a veces ausente llamado originalidad. Traten de lo que traten, ya sean homenajes o de cosecha propia, sus películas llevan marcadas a fuego un estilo tan negro como sarcástico, para bien o para mal. Todo parecía apuntar que la magistral novela de Cormac McCarthy, “No es país para viejos”, que estos dos superdotados iban a adaptar iba a ser innecesariamente “coenizada”. Pero, afortunadamente, no ha sido así.
Lo que me encuentro es con una adaptación fílmica poco menos que perfecta, que sí incluye esos rasgos tan sarcásticos aquí más afortunados que nunca, pero que sabiamente no tapan en ningún momento el portentoso espíritu de la novela original, dejándolo tal cual. Y eso es muy de agradecer.
Lo que empieza siendo una formidable película de acción y suspense, con una fuerza visual y narrativa portentosa, con una violencia descarnada y cruda, con sangre, suciedad, humor amargo, dureza, etc., resulta que se trata de una poesía al rojo vivo. Sí, Virginia, en efecto, como hacía el gran Peckinpah. Sacando lirismo de la crudeza.
El robo de un maletín con un montón de pasta dentro que se supone que ha de solucionar la vida de un pobre diablo, acciona una devastadora espiral de violencia que arrollará con todo lo que se le pase por su camino. Y este huracán, que es la propia encarnación de la Violencia, así con mayúsculas, no es otro que el antológico personaje que ha creado Bardem. Tan absurdo, desquiciado, temible y monstruoso, como la propia violencia , guiado por un principio tan injusto y atroz como el del azar, ya sea por la cara de una moneda o por el humor que tenga ese día.
Y lo que hace que esa rendición y lirismo tan peckinpahniano salga a la luz, es el personaje de Tommy Lee Jones. El testigo de toda esta jungla repleta de cadáveres que está montando el depredador de Bardem, el que trata de evitar que esto ocurra, de pararle los pies al huracán. Pero sólo alcanza a tener suerte de que no se lo trague.
El Tommy Lee Jones de aquí, como el de “En el valle de Elah” o “Los tres entierros de Melquíades Estrada”, significa la derrota, la tristeza, el crepúsculo, la rendición. Y el tío lo clava. No sólo es que ya no sea país para él, sino que no es mundo para ninguno de nosotros como tengamos la desgracia que cruzarnos con esa violencia implacable. Grandiosa.
“A veces yo también me río. No se puede hacer otra cosa.”
Lo que me encuentro es con una adaptación fílmica poco menos que perfecta, que sí incluye esos rasgos tan sarcásticos aquí más afortunados que nunca, pero que sabiamente no tapan en ningún momento el portentoso espíritu de la novela original, dejándolo tal cual. Y eso es muy de agradecer.
Lo que empieza siendo una formidable película de acción y suspense, con una fuerza visual y narrativa portentosa, con una violencia descarnada y cruda, con sangre, suciedad, humor amargo, dureza, etc., resulta que se trata de una poesía al rojo vivo. Sí, Virginia, en efecto, como hacía el gran Peckinpah. Sacando lirismo de la crudeza.
El robo de un maletín con un montón de pasta dentro que se supone que ha de solucionar la vida de un pobre diablo, acciona una devastadora espiral de violencia que arrollará con todo lo que se le pase por su camino. Y este huracán, que es la propia encarnación de la Violencia, así con mayúsculas, no es otro que el antológico personaje que ha creado Bardem. Tan absurdo, desquiciado, temible y monstruoso, como la propia violencia , guiado por un principio tan injusto y atroz como el del azar, ya sea por la cara de una moneda o por el humor que tenga ese día.
Y lo que hace que esa rendición y lirismo tan peckinpahniano salga a la luz, es el personaje de Tommy Lee Jones. El testigo de toda esta jungla repleta de cadáveres que está montando el depredador de Bardem, el que trata de evitar que esto ocurra, de pararle los pies al huracán. Pero sólo alcanza a tener suerte de que no se lo trague.
El Tommy Lee Jones de aquí, como el de “En el valle de Elah” o “Los tres entierros de Melquíades Estrada”, significa la derrota, la tristeza, el crepúsculo, la rendición. Y el tío lo clava. No sólo es que ya no sea país para él, sino que no es mundo para ninguno de nosotros como tengamos la desgracia que cruzarnos con esa violencia implacable. Grandiosa.
“A veces yo también me río. No se puede hacer otra cosa.”
15 de febrero de 2008
15 de febrero de 2008
181 de 238 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escenario: un western árido.
Los parajes secos de carreteras infinitas entre la inmensidad del desierto no es que me impacten. No es que me molen. Es que me suliveyan.
Personajes: vaqueros de arena.
La creación de un monstruo para la leyenda, con una caracterización espontánea, nacida de la improvisación, un policía apático, un detective con miedo y un héroe perdedor, no es que me turbe. No es que me deleite. Es que me soripeya.
Elaboración: hermanos de tierra.
La distancia entre creadores y obreros es tan grande, que estos no comprendieron el largometraje hasta que la película fue estrenada. Eso, que debe ser lo que llaman montaje, no es que me alucine. No es que me sorprenda. Es que me aleteya.
Suspense: el ritmo como oasis.
El perfil de una silueta oscura con recortada esperando que se abra la puerta, mientras tú lo que esperas es que salte el pomo por los aires no es que intrigue. No es que inquiete. Es que reverbereya.
Comunicación: frases desiertas.
Sus pocos diálogos, tan alejados de la trama y a la que sin embargo llenan de sustancia, esa magia, y la contundencia de los disparos, el alto precio de cada bala… no es que me flipe. No es que me aturda. Es que me almareya.
Cierre: una vida polvorienta.
Porque no siempre las historias terminan a lo grande, porque lo chúcaro y lo triste de la realidad, no es que me aturda. No es que me ofusque. Es que me ethaneleya, me joeleteya, me coentereya y me vivalamadrequelespariomeya.
Los parajes secos de carreteras infinitas entre la inmensidad del desierto no es que me impacten. No es que me molen. Es que me suliveyan.
Personajes: vaqueros de arena.
La creación de un monstruo para la leyenda, con una caracterización espontánea, nacida de la improvisación, un policía apático, un detective con miedo y un héroe perdedor, no es que me turbe. No es que me deleite. Es que me soripeya.
Elaboración: hermanos de tierra.
La distancia entre creadores y obreros es tan grande, que estos no comprendieron el largometraje hasta que la película fue estrenada. Eso, que debe ser lo que llaman montaje, no es que me alucine. No es que me sorprenda. Es que me aleteya.
Suspense: el ritmo como oasis.
El perfil de una silueta oscura con recortada esperando que se abra la puerta, mientras tú lo que esperas es que salte el pomo por los aires no es que intrigue. No es que inquiete. Es que reverbereya.
Comunicación: frases desiertas.
Sus pocos diálogos, tan alejados de la trama y a la que sin embargo llenan de sustancia, esa magia, y la contundencia de los disparos, el alto precio de cada bala… no es que me flipe. No es que me aturda. Es que me almareya.
Cierre: una vida polvorienta.
Porque no siempre las historias terminan a lo grande, porque lo chúcaro y lo triste de la realidad, no es que me aturda. No es que me ofusque. Es que me ethaneleya, me joeleteya, me coentereya y me vivalamadrequelespariomeya.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Sombreros de sheriff con cuatro agujeros de bala, la frontera que separa a tres albóndigas en remojo de un grupo de Mariachis, un disparo antes de descolgar, una de las mejores persecuciones/duelo de la historia, los pantalones sin cinturón, girar la cabeza y ver un coche más a contraluz, la cara y la cruz, la bombona, los tubos de una tienda de Boy-Scout, el subsuelo, el pitbull, la cafetera en la cabaña del viejo, un mexicano con chaqueta, la leche fría....
... y las puertas. El que espera dentro, contra el que va a entrar. El que espera fuera, contra el que va a escapar.
No sólo han vuelto los Coen, con ellos han regresado el Oeste más salvaje, el silencio inteligente de las películas de los 70 y el mejor suspense de los años dorados. Casi nada.
Esto suda y rezuma cine a borbotones por los cuatro costados en cada fotograma.
... y las puertas. El que espera dentro, contra el que va a entrar. El que espera fuera, contra el que va a escapar.
No sólo han vuelto los Coen, con ellos han regresado el Oeste más salvaje, el silencio inteligente de las películas de los 70 y el mejor suspense de los años dorados. Casi nada.
Esto suda y rezuma cine a borbotones por los cuatro costados en cada fotograma.
14 de septiembre de 2009
14 de septiembre de 2009
128 de 134 usuarios han encontrado esta crítica útil
No es país para viejos es una película que a la que objetivamente se le debe reconocer su calidad cinematográfica y que subjetivamente, dividirá a los que la vean a partes iguales.
Los Coen hacen bueno en esta peli el dicho de que más vale una imagen que mil palabras, ya que por cada dos minutos de diálogo hay cinco sólo de imágenes, expresiones y todo tipo de lenguaje visual que sirve de hilo conductor de la historia, lo cual me parece brillante. A muchos les parecerá un tostón lento y aburrido, se entiende, pero para gustos los colores. A mi me aburren más las persecuciones y tiroteos de las pelis de acción con tres planos por segundo donde no te enteras de nada hasta que acaba.
En cuanto a las actuaciones, Bardem soberbio, su personaje pasará a la Historia del cine. Brolin, muy bien, me parece un tío al que hay que empezar ya a darle papeles importantes y a interesarnos por sus proyectos. Y Tommy Lee Jones, pues, hace de Tommy Lee Jones.
No es fácil recomendar esta película, pero aún así que sugiero que la veas. Si no te gusta, es el riesgo de ver una peli de este tipo. Y si te gusta, pues de nada.
Los Coen hacen bueno en esta peli el dicho de que más vale una imagen que mil palabras, ya que por cada dos minutos de diálogo hay cinco sólo de imágenes, expresiones y todo tipo de lenguaje visual que sirve de hilo conductor de la historia, lo cual me parece brillante. A muchos les parecerá un tostón lento y aburrido, se entiende, pero para gustos los colores. A mi me aburren más las persecuciones y tiroteos de las pelis de acción con tres planos por segundo donde no te enteras de nada hasta que acaba.
En cuanto a las actuaciones, Bardem soberbio, su personaje pasará a la Historia del cine. Brolin, muy bien, me parece un tío al que hay que empezar ya a darle papeles importantes y a interesarnos por sus proyectos. Y Tommy Lee Jones, pues, hace de Tommy Lee Jones.
No es fácil recomendar esta película, pero aún así que sugiero que la veas. Si no te gusta, es el riesgo de ver una peli de este tipo. Y si te gusta, pues de nada.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Mi interpretación de los hechos:
¿Quién se lleva la pasta?: Obviamente, el personaje de Bardem. Cuando T.L. Jones entra en el hotel y Bardem está dentro, se ve una escena en la que la rejilla de ventilación esta quitada y hay una moneda. Esto quiere decir, que al igual que en la anterior ocasión, Brolin metió en el conducto el maletín, cosa ya que sabía Bardem tras su primer intento en el otro motel.
¿Quién mata a Brolin?: Los mexicanos. En el edificio donde Bardem se carga a un tipo y a su contable se cuenta que se les dio un receptor a él (Bardem) y otro a los mexicanos, así que ellos también andaban tras la pista. Además, seguían a su esposa y a su suegra, la cual les cuenta que van a Odessa. Esta parte no me gustó, hubiera tenido su punto un enfrentamiento final entre Bardem y Brolin, pero bueno.
¿Muere al final la esposa de Brolin?: Creo que sí. Nada más salir de la casa, tras la conversación con la mujer, se ve a Bardem mirándose los zapatos, lo cual me hace pensar que la mató, ya que sus zapatos están "presentes" por así decirlo en varios asesinatos: cuando mata a Woody Harrelson los levanta para no mancharse; cuando se carga a los mexicanos del motel, se los quita después; incluso se ve un primer plano quitándoselos antes de operarse a sí mismo. Así que creo que el hecho de que se los mire en ese momento no es gratuito.
¿Quién se lleva la pasta?: Obviamente, el personaje de Bardem. Cuando T.L. Jones entra en el hotel y Bardem está dentro, se ve una escena en la que la rejilla de ventilación esta quitada y hay una moneda. Esto quiere decir, que al igual que en la anterior ocasión, Brolin metió en el conducto el maletín, cosa ya que sabía Bardem tras su primer intento en el otro motel.
¿Quién mata a Brolin?: Los mexicanos. En el edificio donde Bardem se carga a un tipo y a su contable se cuenta que se les dio un receptor a él (Bardem) y otro a los mexicanos, así que ellos también andaban tras la pista. Además, seguían a su esposa y a su suegra, la cual les cuenta que van a Odessa. Esta parte no me gustó, hubiera tenido su punto un enfrentamiento final entre Bardem y Brolin, pero bueno.
¿Muere al final la esposa de Brolin?: Creo que sí. Nada más salir de la casa, tras la conversación con la mujer, se ve a Bardem mirándose los zapatos, lo cual me hace pensar que la mató, ya que sus zapatos están "presentes" por así decirlo en varios asesinatos: cuando mata a Woody Harrelson los levanta para no mancharse; cuando se carga a los mexicanos del motel, se los quita después; incluso se ve un primer plano quitándoselos antes de operarse a sí mismo. Así que creo que el hecho de que se los mire en ese momento no es gratuito.
16 de febrero de 2008
16 de febrero de 2008
156 de 205 usuarios han encontrado esta crítica útil
Bueno... he oído por ahí que si no te gusta esta película es que no tienes ni idea de cine, que si es una obra maestra, que si refleja esto y si refleja lo otro... en fin...
No me considero un crítico profesional de cine, ni mucho menos, pero sí al menos una persona que ve mucho cine, y de todo tipo. Cuando empecé a ver la promoción de esta película, la aclamación de los Coen y de Bardem, me dije; "esta hay que verla sí o sí". Y allí me fui, con mi chica, al estreno. El cine a tope, una buena localidad, una sesión no demasiado tarde para no estar cansado y todas mis ganas para ver una nueva exhibición de los Coen (para mi Fargo es insuperable).
La película empieza muy bien, Bardem da miedo de verdad y la historia te engancha... esto me duró unos 45 minutos... a partir de ahí... aburrimiento... personajes sin sentido en la trama, escenas absurdas y prescindibles, conclusiones abruptas y una escena final totalmente sin sentido, al menos en un largometraje (sería una buena escena de corto).
Y lo de la música... bueno, la ausencia absoluta de ella, en dos horas de película, resulta pesado. No pido una banda sonora espectacular, pero al menos alguna melodía de fondo que refuerce las escenas.
Insisto en que no soy crítico de cine, sólo soy un espectador y en medio de este océano de elogios a esta película, me atrevo a poner de pie y decir: pues a mi no me ha gustado nada.
No me considero un crítico profesional de cine, ni mucho menos, pero sí al menos una persona que ve mucho cine, y de todo tipo. Cuando empecé a ver la promoción de esta película, la aclamación de los Coen y de Bardem, me dije; "esta hay que verla sí o sí". Y allí me fui, con mi chica, al estreno. El cine a tope, una buena localidad, una sesión no demasiado tarde para no estar cansado y todas mis ganas para ver una nueva exhibición de los Coen (para mi Fargo es insuperable).
La película empieza muy bien, Bardem da miedo de verdad y la historia te engancha... esto me duró unos 45 minutos... a partir de ahí... aburrimiento... personajes sin sentido en la trama, escenas absurdas y prescindibles, conclusiones abruptas y una escena final totalmente sin sentido, al menos en un largometraje (sería una buena escena de corto).
Y lo de la música... bueno, la ausencia absoluta de ella, en dos horas de película, resulta pesado. No pido una banda sonora espectacular, pero al menos alguna melodía de fondo que refuerce las escenas.
Insisto en que no soy crítico de cine, sólo soy un espectador y en medio de este océano de elogios a esta película, me atrevo a poner de pie y decir: pues a mi no me ha gustado nada.
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