Simón de la montaña
6,3
183
Drama
Simón es un joven de 21 años que vive al borde de la cordillera de los Andes y que, al sentir que sus sueños no coinciden con su realidad, decide modificarla. Para eso, comienza a pasar tiempo con un grupo de chicos como él, con discapacidad, que inventan sus propias reglas para amar y divertirse, mientras crecen y buscan su lugar en un mundo que no parece estar diseñado para ellos. (FILMAFFINITY)
2 de octubre de 2024
2 de octubre de 2024
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película integrada dentro de la sección horizontes latinos del Festival de San Sebastián, que venía precedida por su premio en el Festival de Cannes, en donde fue elegida la mejor película de la semana de la crítica.
Nos encontramos con un drama social de bastante ritmo, filmado en muchos momentos con cámara en mano siguiendo a los personajes, que me recordó en algunas escenas al cine de los hermanos Dardenne, y que tiene como protagonista a un joven cuyo nombre da el título a la película, que consigue trabajar en una empresa de mudanzas en donde para ser contratado tienes que tener algún tipo de dificultad o parálisis cerebral, con lo que el protagonista les engaña en la entrevista al colocarse un audífono para lograr su objetivo.
Este joven es un incomprendido por su familia y gente más cercana, y donde se encuentra más a gusto es integrado con esta gente tan especial, cariñosa, con los que se siente identificado. La película aborda de manera indirecta temas como la amistad, las dificultades de muchas personas para integrarse en la sociedad, y de el espíritu de superación de personas con este tipo de enfermedad cerebral.
La película es un drama intenso, y el director no duda, en su ópera prima, en someter a los personajes a situaciones de máximo riesgo, para lograr hacer creíble cada uno de los pasos dados por esos trabajadores jóvenes, que forman una piña para hacer trabajo en equipo en los momentos de más dificultad. Hay escenas muy potentes, como las de la montaña, el viaje en coche con Pehuen Pedre, el mejor amigo de Simón, como conductor, o la del lago.
La película no es sencilla, ni fácil de recomendar a todo tipo de espectadores, porque tiene momentos de gran dureza.
Lorenzo Ferro está soberbio interpretando a ese joven protagonista, con un cambio de registro respecto al personaje por el que se dio a conocer hace unos años, el del protagonista de "El ángel" de Luis Ortega (el director de "El Jockey", presentada hace unos días en la misma sección del Zinemaldia).
LO MEJOR: la actuación de Lorenzo Ferro.
LO PEOR: se excede en el movimiento de cámara.
Nos encontramos con un drama social de bastante ritmo, filmado en muchos momentos con cámara en mano siguiendo a los personajes, que me recordó en algunas escenas al cine de los hermanos Dardenne, y que tiene como protagonista a un joven cuyo nombre da el título a la película, que consigue trabajar en una empresa de mudanzas en donde para ser contratado tienes que tener algún tipo de dificultad o parálisis cerebral, con lo que el protagonista les engaña en la entrevista al colocarse un audífono para lograr su objetivo.
Este joven es un incomprendido por su familia y gente más cercana, y donde se encuentra más a gusto es integrado con esta gente tan especial, cariñosa, con los que se siente identificado. La película aborda de manera indirecta temas como la amistad, las dificultades de muchas personas para integrarse en la sociedad, y de el espíritu de superación de personas con este tipo de enfermedad cerebral.
La película es un drama intenso, y el director no duda, en su ópera prima, en someter a los personajes a situaciones de máximo riesgo, para lograr hacer creíble cada uno de los pasos dados por esos trabajadores jóvenes, que forman una piña para hacer trabajo en equipo en los momentos de más dificultad. Hay escenas muy potentes, como las de la montaña, el viaje en coche con Pehuen Pedre, el mejor amigo de Simón, como conductor, o la del lago.
La película no es sencilla, ni fácil de recomendar a todo tipo de espectadores, porque tiene momentos de gran dureza.
Lorenzo Ferro está soberbio interpretando a ese joven protagonista, con un cambio de registro respecto al personaje por el que se dio a conocer hace unos años, el del protagonista de "El ángel" de Luis Ortega (el director de "El Jockey", presentada hace unos días en la misma sección del Zinemaldia).
LO MEJOR: la actuación de Lorenzo Ferro.
LO PEOR: se excede en el movimiento de cámara.
24 de febrero de 2025
24 de febrero de 2025
Sé el primero en valorar esta crítica
Simón de la montaña es una película que resiste las tentaciones más obvias. Podría haber sido un drama lacrimógeno sobre la discapacidad, un coming-of-age convencional con romance forzado o un relato de superación plagado de clichés. Pero no es nada de eso. En su lugar, ofrece un retrato sobrio y genuino de un joven que encuentra más sentido en la compañía de personas con limitaciones cognitivas que en el mundo adulto que lo rodea. Su historia se construye a través de momentos cotidianos y pequeñas aventuras que, sin artificios, dibujan un relato sobre la conexión humana desde un lugar honesto y poco complaciente.
No es un film que arriesgue formalmente ni que reinvente el género, y en ese sentido puede quedarse corto respecto a la potencia de su propuesta. Su progresión narrativa es contenida y su puesta en escena apuesta más por la sencillez que por la innovación. Pero lo que le falta de ambición estética lo compensa con una naturalidad que se siente real, sin manipulaciones emocionales ni trampas sentimentales. Su mayor triunfo es el trabajo de su actor protagonista, que dota a la historia de una autenticidad que la hace valiosa. Simón de la montaña no es un golpe de efecto, pero sí una película que merece ser vista por la honestidad de su mirada.
No es un film que arriesgue formalmente ni que reinvente el género, y en ese sentido puede quedarse corto respecto a la potencia de su propuesta. Su progresión narrativa es contenida y su puesta en escena apuesta más por la sencillez que por la innovación. Pero lo que le falta de ambición estética lo compensa con una naturalidad que se siente real, sin manipulaciones emocionales ni trampas sentimentales. Su mayor triunfo es el trabajo de su actor protagonista, que dota a la historia de una autenticidad que la hace valiosa. Simón de la montaña no es un golpe de efecto, pero sí una película que merece ser vista por la honestidad de su mirada.
Cancelar
Limpiar
Aplicar
Filters & Sorts
You can change filter options and sorts from here