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Le Mans '66

Drama. Acción Se centra en un excéntrico y decidido equipo americano de ingenieros y diseñadores, liderados por el visionario automovilístico Carroll Shelby (Damon) y su conductor británico Ken Miles (Bale). Henry Ford II y Lee Iacocca les dan la misión de construir desde cero un nuevo automóvil con el fin de derrocar el dominio de Ferrari en el Campeonato del Mundo de Le Mans de 1966. (FILMAFFINITY)
Críticas 119
Críticas ordenadas por utilidad
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4
23 de noviembre de 2019
318 de 459 usuarios han encontrado esta crítica útil
Este tipo de películas sobre temas tan minoritarios como el automovilismo, y más cuando se trata de una competición algo más desconocida (no es la más popular F-1) y ambientada hace décadas, pueden enfocarse de dos maneras:

- una es hacer una cinta que tome como trasfondo el automovilismo, pero buscando ante todo un entretenimiento, espectáculo sin más para los que son aficionados y para los que no (sobre todo para estos últimos, que son la mayoría). Aquí, cualquier parecido con la realidad, tanto en los personajes como en el desarrollo de las carreras, es pura coincidencia, ni se pretende. Ejemplos podrían ser "Días de trueno", o sobre todo la disparatada "Driven", con el inefable Stallone.

- la otra sería un tipo de película con rigor histórico y técnico, para reflejar de la forma más fiel posible cómo eran este tipo de carreras. Entonces el problema es que puede convertirse en un pseudo-documental que hará las delicias de frikazos de las competiciones del motor, pero resultará tediosa para el público general, que además no entenderá buena parte de los aspectos técnicos. En esta línea se encuentra la célebre cinta de "Las 24 Horas de Le Mans" de Steve McQueen, y la magnífica "Grand Prix" de John Frankenheimer. En cualquier caso el nicho de espectadores de estas dos claramente son aficionados al deporte del motor. Pero ambas tienen el gran acierto de entregar una recreación dramatizada. Es decir, una historia de ficción con personajes ficticios, aunque tomando como inspiración, respectivamente, una carrera (Le Mans 70) o campeonato real (el mundial de F-1 de 1965), y personajes reales. Se tomaba así la prudencia de no querer contarnos en ningún momento unos hechos reales al 100 %, algo que sí pretende hacer “Le Mans ‘66”, y es ahí donde naufraga estrepitosamente.

Una mezcla de ambos planteamientos se produjo, de forma muy acertada, en la estupenda “Rush” de Ron Howard. Pero si esto era lo que se pretendía en “Le Mans ‘66”, el resultado ha sido equivocado, porque al final es una película claramente orientada al espectáculo palomitero con el grave error, que a mi juicio condena la cinta, de querer, presuntamente, contarnos unos hechos y personajes reales. Y no lo hace, porque casi todos los aspectos técnicos, cronológicos, o deportivos que aparecen, están manipulados, o directamente inventados, falseados. Es decir, que el rigor histórico que se supone debe tener, no existe por ningún lado.

Director y guionistas juegan con la baza a favor que el 99,9 % de los espectadores de esta cinta no tendrán ni idea de cómo se desarrollaron realmente los hechos que ocupan la película, el célebre duelo entre el gigante norteamericano Ford y el prestigioso Ferrari a mediados de la década de 1960. Para situarnos, convendría saber que en aquella época, el campeonato del mundo de resistencia, con coches tipo GT y sport-prototipos, era una competición con tanto prestigio o más que el mundial de F-1, y la carrera reina era las 24 Horas de Le Mans.

Desconociendo esta historia, posiblemente la película incluso dejará un buen sabor de boca: escenas más o menos espectaculares de carreras, sonido atractivo, actores populares… incluso hay buenos y malos, épica, drama... Es decir, que la película cumple correctamente con el factor espectáculo. Y digo correctamente sin más, porque también en el apartado técnico esperaba “algo” más. No está mal resuelta, pero tampoco se hace gala de unos medios técnicos apabullantes. Incluso antes de verla pensaba que habrían utilizado de forma más amplia efectos digitales para recrear ciertos coches de carreras de la época, o diversas zonas del circuito de Le Mans, y luego no es así. De hecho, algunos aficionados echarán de menos un buen número de coches de la época que no aparecen, y peor aún, como varios otros son burdas recreaciones que ni siquiera se parecen a los originales. Resulta sorprendente como la película de McQueen, rodada en 1970, sí era capaz de mostrarnos algunas réplicas extraordinariamente fieles, y en cambio en esta, 49 años después, con unos medios técnicos infinitamente superiores, aparecen algunos coches totalmente falsos, inventados (pocos, cierto, y sólo al final, pero ahí está el dato). Además, algunas escenas en pista de Le Mans quedan desangeladas y se echa en falta algo más de “tráfico” en pista, público, etc.

En cuanto a los actores, pues Matt Damon está en su línea, como una paella sin sal, y el que más se esfuerza es Bale, que este sí es un actorazo, pero tampoco será su papel más recordado. Además, por desgracia, el penoso doblaje daña bastante el resultado final. Imagino que en V.O. ganará enteros.

Pero vamos al meollo de mi crítica: la historia y su rigor. El guión se basa en el libro de A. J. Baime “Go like hell”, pero mientras que este autor hacía en su obra una versión novelada manteniendo el rigor y con un buen trabajo de investigación, aquí los guionistas se han tomado todas las licencias habidas y por haber, y aunque evidentemente se toman como base unos hechos reales, el error imperdonable es que lo haga con falsedades y gazapos históricos de primer orden. El espectador “normal”, tan feliz, se irá a casa creyendo que ha visto una historia real, pero los cuatro frikazos que saben cómo fue esta historia en realidad (entre los que me incluyo), pues se van pensando que vaya invención peliculera; no se entiende por qué todo debe contarse con tantas mentiras.

En “Rush”, aunque los hechos se contaban de una forma que buscaba el espectáculo y llegar al gran público, se respetaban de forma fiel muchos aspectos deportivos, como resultados de carreras, los coches que aparecían, etc, algo entiendo que imprescindible en una historia real llevada a la pantalla, y que además hacía las delicias de los aficionados al motor. En cambio, en “Le Mans ‘66” no sucede lo mismo. En la zona de spoilers dejo unos cuantos ejemplos de ello.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
- cuando la delegación de Ford llega a Italia a negociar, era 1963, y en la fábrica hay Ferraris P4 de 1967

- el desarrollo del Ford GT40 no fue en absoluto como se cuenta. El coche se comenzó a diseñar y construir en Reino Unido, siendo su verdadero creador el inglés Eric Broadley, que ni aparece en la cinta, y fue Bruce McLaren el encargado del desarrollo desde el primer momento

- a Le Mans 1964 no fue Miles…claro que no, es que ni siquiera el equipo Shelby tenía todavía nada que ver. Nadie vetó a Miles.

- precisamente a lo largo de 1964, Shelby no tenía nada que ver con los GT40 porque estaba totalmente ocupado haciendo correr sus Cobra Daytona del mundial GT. Nada de esto aparece en la película

- toda la temporada de 1965 es omitida por arte de magia en la película, que ya se cuida mucho de no dar referencias cronológicas para que no se advierta el disparate. Shelby sólo recibió el encargo de desarrollar los GT40 y hacerlos correr a finales de 1964 (y no desde el principio). En 1965 Miles ganó su primera carrera en Daytona (que no aparece en la peli), y ya fue a Le Mans al volante de un GT40 Mk II (tampoco aparece), donde Ferrari volvió a ganar

- ese mismo año Shelby ganó el campeonato del Mundo de coches GT con sus Cobra Daytona de motor Ford, un hito importantísimo del que tampoco se dice ni mu

- La victoria de Miles en Daytona 1966 que aparece no fue así, no hubo pique final con el otro GT40. Este último coche nº 95 ni siquiera llegó segundo, sino tercero y a casi 10 vueltas de Miles

- se dice en 1964 que los GT40 han llegado a 350 km/h en Le Mans. La velocidad máxima ese año fue de 310, y ni siquiera la logró un Ford

- Enzo Ferrari nunca estuvo en Le Mans

- el rol de “malo” de Leo Beebe es ridículo. Es verdad que fue él quien tuvo la idea de la llegada, aún sabiendo que podía perjudicar a Miles, pero todo el pique que se cuenta entre él y los protagonistas es ficticio, para manipular creando “buenos” y “malos”

- la vuelta más rápida en Le Mans 66 no la hizo Miles, sino su compañero de equipo Dan Gurney (regularmente más rápido que Miles en esta y otras carreras) con otro Ford

- la llegada de los 3 Ford fue bajo la lluvia y con el coche de McLaren (nº 2) en el centro y algo más adelantado

- Ridículo que a 300 km/h los pilotos se miren con cara de malotes desafiándose

- los incidentes que aparecen en boxes protagonizados por Shelby, con los mecánicos de Ferrari o el comisario, además de ser falsos, inventados, es que son ridículos por completo. Tan sólo sirven para dejarnos claro que los americanos son duros y listos, y los europeos tontos. Invención y manipulación.

- el duelo con el Ferrari de Bandini jamás existió. Bandini se retiró cuando estaba a 12 vueltas de Miles, y fue debido a un calentón por la junta de culata

- algunos accidentes que se ven en carrera son inventados: al principio se ve estrellarse al Ferrari nº 29, y después Miles saca de la pista al Porsche nº 58. Nada de esto pasó jamás, y esos dos coches llegaron a meta sin accidentes

- los principales Ferrari de 1966 eran del modelo P3, y las réplicas que aparecen son del P4 que apareció al año siguiente

- hay multitud de detalles técnicos absurdos. Aquí no quiero aburrir al personal, pero por poner un ejemplo diré que en 4ª, a tope, los Ford no podían llegar a las “famosas” 7000 rpm

- Shelby no estaba presente cuando Miles tuvo su accidente fatal

Está claro que todos estos detalles la gente los ignora, pero resulta lamentable que la película caiga tantas y tantas veces en la invención y la fantasía cuando se supone que trata de narrar unos hechos reales. Y aunque la mayoría de los espectadores no lo sepan (o peor aún: que algunos lo sepan y les dé igual), pues les están contando una milonga de escaso rigor. Claro que si esto pasa en una historia sobre unas carreras de coches, a saber qué nos cuentan cuando se trata de temas de mayor trascendencia….

Bueno, al menos siempre nos quedará McQueen.
8
13 de noviembre de 2019
119 de 146 usuarios han encontrado esta crítica útil
Salgo del preestreno encantado. La actuación de Bale en sinergia con la de Damon ha sido soberbia.
Conocer una parte de la historia de uno de los mejores preparadores de coches de la historia, como fué Carroll Shelby, junto a la gran ayuda de Ken Milles, tanto al volante como en la parte mecánica, siempre es interesante, y más si lo adaptas a la gran pantalla con estos monstruos.

Desde Rush no salía tan satisfecho tras ver una película enfocada al mundo del motor, la pasión y el buen gusto se notan desde el primer fotograma.

La construcción del film sigue un patrón lógico. Nos ponemos en la piel desde el primer momento de dos grandes amigos, Carrol Shelby (prestigioso preparador de coches y piloto) y Ken Milles (una de los pilotos más legendarios de la historia de Le Mans y un impresionante gurú del motor). Interpretados por Christian Bale y MatT Damon, consiguen transmitir a la perfección la pasión por el motor y una amistad con altibajos en ciertos momentos.

La película, pese a centrarse mucho en la carrera, también se centra en el factor humano, en conocer y conectar con las personas que estuvieron detrás del volante y construyendo cada pieza.

El ritmo del film es sobervio, bajo mi punto de vista, no se hace lento en ningún momento. El director ha sido capaz de mantener mi interés a lo largo del largometraje y centrar mi antención en cada escena.

La adaptación al mundo de la época es también sobresaliente. Desde el primer fotograma viajas en el tiempo y te trasladas a los 60. La ropa, las cámaras, los coches, incluso la forma de comportarse de la gente, hacen que este apartado sea también creíble.

Por supuesto la parte que concierne al aspecto visual es impecable. Un orgasmo visual para disfrutar de coches clásicos como el legendario Ford GT que ganó Le Mans 4 veces seguidas, construido por Carrol Shelby y Ken Milles, o los Ferraris preciosos de la época, así como Porsches clásicos o Alpines entre otros.
El circuito de Le Mans ha sido perfectamente adaptado para simular al de la época, siendo de hecho prácticamente calcado al original, que combinado con el rugido de los motores, no defraudará a nadie.

Por supuesto no todo es bueno. El toque Hollywood es innegable, y esa falta de realismo en algunos momentos puede que no guste a todo el mundo.

Quitando este pequeño detalle, en definitiva Le Mans 66 se cuela en la lista de peliculones dentro del género del cine de Motor. Una película sobresaliente a modo "documental", donde podemos aprender de forma sobresaliente parte de la historia de Le Mans, disfrutar de sus coches y conocer a genios del motor como Carroll Shelby o Ken Milles, y ya de paso, conocer algo más de historia del clásico constructor, Ford.

Puede que no llegue a la altura del clásico de Steve McQueen en algunos aspectos, pero desde luego, está muy cerca de su grandeza. La mejor película del género desde Rush.

Una película recomendada para cinéfilos, pero sobretodo, para amantes de la conducción, para todos aquellos que sienten algo por el motor, y sobretodo el mundo del racing. En esta película volvemos a una época donde esta competición transmitía auténtica pasión, y nos da un soplo de aire fresco para olvidarnos de lo monótono y aburrido que se ha convertido la alta competición de motor en estos días...
8
15 de noviembre de 2019
67 de 83 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apostar por una película aparentemente de motores y que resulte ser una gran película es un atrevimiento que solo pocos consiguen, es todo un hallazgo. Mi enhorabuena a los valientes que se adentraron en esta batalla llena de ignorantes que de entrada nunca apreciarían la historia fielmente contada y estampada en esa gran pantalla con sensibilidad y nivelazo de ese mayestático binomio de reparto. Esta película despierta sensaciones de Valentía y de Piedad, de Respeto y de Honestidad, Leyendo criticas te das cuenta de los prejuicios y de la ignorancia que hay en este país cuando aparecen coches en escena como coprotagonistas, con solo leer algunas criticas uno se da cuenta del nivel de estos "críticos" he aquí algunos ejemplos: "una carrera de coches que no pasa de segunda marcha" (el confidencial) por cierto muy bien traído eso de las marchas, no me lo esperaba en una peli de coches, muy ingenioso! hay una que especialmente me han hecho sangrar los ojos: "Hasta la saga Fast & Furious" tiene mas alma" (el periódico) esta critica se comenta por si sola...Mi más sincera Enhorabuena para ese critico que le iría mejor trabajando en cualquier trabajo en este mundo que no sea el de critico. MI CONSEJO? id a verla sin prejuicios y que seáis vosotros mismos quien saquéis vuestras propias conclusiones.
5
17 de noviembre de 2019
53 de 76 usuarios han encontrado esta crítica útil
James Mangold es un cineasta que puede que no tenga un enorme prestigio, pero que lleva años y años cosechando éxitos, tanto críticos como comerciales. El tren de las 3:10, En la cuerda floja, Logan... Su currículum no es espectacular, pero sí sólido. Me fío de él, más o menos. Ford v. Ferrari es su último trabajo, y la verdad, le tenía muchas ganas. Pero qué puedo decir, he salido del cine decepcionado.

No me malinterpretéis, no tengo nada en contra del trabajo de Mangold. Visualmente, Ford v. Ferrari (o Le Mans '66, que es el nombre que le han puesto en España por alguna razón) aprueba con nota. Las carreras son eléctricas. vibrantes, y el montaje contribuye y mucho. Son pura adrenalina, mejores incluso que las de Rush, película con la que es inevitable compararla. La banda sonora y los efectos de sonido son también fantásticos. Por desgracia, el resto de la película no me parece que esté a la altura.

Para mí, el problema de Ford v. Ferrari está en el guión. Un guión escrito, y perdón por el involuntario juego de palabras, con el piloto automático. Todo el recorrido argumental de la película es tremendamente previsible. Y yo de Le Mans no tengo ni puta idea, pero he visto bastante cine y sé cómo va a desarrollarse prácticamente todo. En Rush (y bueno, en muchas películas de este rollo) pasaba algo parecido, pero esta al menos lo suplía con una construcción de personajes mucho más detallada. Rush se preocupaba por retratarnos a Hunt y Lauda, sus preocupaciones, su estrés, su tumultuosa relación personal. En Rush, los personajes importaban más que el evento. Aquí el enfoque es el opuesto, lo que para mí es un error garrafal.

En Ford v. Ferrari, la historia se antepone a los personajes. Muchos detalles técnicos, muchas escenas profundizado en aspectos que a mí, personalmente, me importan bastante poco. Miles y Shelby pasan a ser vehículos (os juro que no lo estoy haciendo a propósito) para contar la historia, pero acabo la película sin haber conectado con ellos. A su relación le falta profundidad. A sus emociones, atención. Miles es el tío pasional e impredecible, y Shelby es... pues eso, el que lleva un gorro de cowboy. Casi todo lo que sabemos de ellos está contando a través de diálogos recitados por otros personajes. Diálogos excesivamente explicativos y en ocasiones bastante lamentables, dicho sea de paso (se ve que el público es imbécil y si no le recalcas dos o tres veces que Miles tiene que adelantar dos veces al piloto italiano no se va a enterar). Damon y Bale son mejores actores que Hemsworth y Brühl, y sin embargo, los dos últimos superan a los dos primeros.

Y si los dos protagonistas no están bien trazados, mejor ni hablemos de los secundarios. Jon Bernthal fija la mirada fuera de campo y sonríe. Una vez, y otra, y otra. Ese es su personaje. A veces ni siquiera sé por qué sonríe, pero da igual, queda muy sentido, supongo. El ejecutivo maligno es ridículo, y en ningún momento entiendo la inquina que le tiene a Miles. Está ahí porque el guionista consideró que era necesario añadir un "villano" en traje de chaqueta, y punto. El equipo de Ferrari es una puta caricatura. Y añadamos que la película dura dos horas y media, y no puedo decir que pasen volando. Tal vez es porque no estoy implicado.

En resumen, Ford v. Ferrari tiene un envoltorio estupendo, y hay talento tanto detrás como delante de la cámara, pero su narrativa me resulta lánguida y genérica, muy de "película de temporada de premios". No le veo personalidad, y fuera de las carreras, no le veo sangre. No me parece una mala película, pero sí bastante olvidable, lo cual es casi peor.

Calificación: Pasable
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La muerte de Ken Miles, a pesar de la voz en off de Matt Damon, queda enmarcada como algo superficial, intrascendente. Porque de nuevo, los personajes y las dinámicas que los unen importan menos que la hazaña de Ford. Miles muere, y no siento nada. Y Shelby llora mientras habla con el hijo de Miles, y sigo sin sentir nada. Y eso me molesta. Porque yo, lo siento mucho, siempre preferiré la humanidad a la técnica.
9
18 de noviembre de 2019
28 de 39 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha fascinado. Conozco a James Mangold por sus películas de Lobezno, de las cuales me encantó la que cerró la historia del mítico personaje. Y este emocionante film que narra la historia real de 2 personas que fueron muy importantes para el automovilismo de la década de los 60. No me gustan las carreras de coches, pero he disfrutado en todo momento. Y es que la cinta me ha metido por completo en su historia. Tanto es así que he llegado a sentir la pasión de los personajes principales. La interpretación de Christian Bale es perfecta y Matt Damon está muy bien. Además, se nota una enorme química entre ambos y su amistad es palpable. La producción hace hincapié en la influencia de los altos cargos de las empresas automovilísticas. De ahí que se le coja bastante antipatía al personaje de Josh Lucas. Las escenas de carreras son impresionantes y esos coches clásicos se ven geniales. Estos vehículos nos transportan a los años 60. La ambientación de la época está muy lograda. Aparte, el ritmo es estupendo. El dramatismo funciona perfectamente y no llega a ser exagerado.
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