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El séptimo de caballería

Western. Drama Tras el desastre de la batalla de Little Big Horn, donde los Sioux y los Cheyennes casi aniquilaron al Séptimo Regimiento de Caballería del general Custer, los supervivientes regresaron al Fuerte Lincoln. Cuando se procedió a la investigación de los hechos, el capitán Tom Benson fue acusado de cobardía. (FILMAFFINITY)
Críticas 6
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5
8 de septiembre de 2013
11 de 18 usuarios han encontrado esta crítica útil
La figura del general Custer revolotea a lo largo del film. Éste tenía fama de no obedecer las órdenes y de ser un díscolo. El capitán Benson, su hombre de confianza, también lo es.
El argumento es endeble y los diálogos y estereotipos son los de siempre: sargento viejo y borrachín, soldados traidores y cobardes, capitán altanero, hija del coronel para el protagonista...
Siempre me pasa lo mismo: cuando veo un fuerte del Oeste, con sus cuatro troncos y dos casetas me pregunto donde se mete tanta gente y tanto caballo. Yo mismo me respondo: es imposible.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Entre tantos miles de caballos reconocen de lejos a uno que asumen que es el espíritu del caballo del general Custer y esto provoca que dejen escapar a los soldados.
Caben 3 posibilidades:
1.- Los indios son tontos de baba si se lo creen
2.- Los guionistas son tontos si piensan que nos lo creemos
3.- Los tontos somos nosotros por creerlo.

Otra cosa: ¿Los indios con rifles de repetición y los soldados no?
7
27 de julio de 2021 4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con este nombre, Pelo Amarillo, conocían los indios sioux y cheyennes al General Custer. Tras derrotarlo en el célebre encuentro de Little Biog Horn han considerado el campo de batalla como un lugar religioso, convencidos que el espíritu de todos los muertos que allí yacen refuerza el de los vencedores.
De hecho el verdadero protagonista de la cinta es el mismísimo Custer, al que se somete con el resto del 7º de Caballería que ha sobrevivido a una severa comisión de investigación. Entre los supervivientes se encuentra uno de sus capitales predilectos, Tom Benson (Scott), que no intervino en el combate por tener un permiso oficial para recoger a su prometida, Martha Kellogg (Hale), para llevarla al Fuerte Lincoln donde se hallaba el resto del Regimiento, básicamente "borrachos, cobardes y ratas", todos arrestados.
Es curioso el interrogatorio a los oficiales de Custer que deponen sistemáticamente contra él buscando eludir sus propias responsabilidades por no ayudarlo en el momento preciso. Solapadamente tratan a la vez de cobarde a Benson al que abiertamente se enfrentan, "Veo que donde mejor pelea usted es en el dormitorio de oficiales", o "Las preferencias de Custer no son hoy una recomendación para nadie". Es interesante ver el escaqueo general de estos altos mandos.
Se trata de una cinta modesta con un guion que tiene una cierta originalidad y una acertada dirección. Buena fotografía, bellos paisajes, música adecuada, correctas interpretaciones con algunos actores de reparto conocidos.
Bien ambientada, con excelentes imágenes del movimiento tanto de las tropas como de los indios que, teniendo un papel discreto, son tratados con bastante consideración. Sus reflexiones son lógicas y prudentes, lo mismo que sus reacciones.
Película bastante característica del western de Caballería, con la lógica presencia de egoísmos, cobardías y traiciones, pero también de generosidad, valentía y sentido de la responsabilidad.
Obra buena y poco conocida que merece un visionado al menos para los aficionados al género.
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Desde Washington llega la orden de marchar a enterrar a los soldados muertos y recoger los cadáveres de los jefes al campo de la batalla. Sabiendo que los indios consideran sagrado este terreno, Benson se presenta voluntario con el objeto de rehabilitarse. Cuando están a punto de entrar en combate con los pieles rojas en clara inferioridad numérica, la presencia a lo lejos en solitario de uno de los caballos personales de Custer es interpretado por los indios como una muestra de la presencia allí mismo del espíritu de Pelo Amarillo que deben respetar.
3
19 de abril de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
...salvó su vida y perdió su honoooooor!".
Esta es la cantinela de los borrachos de la nueva compañía "C" que crispan los nervios al hombre al cual va dirigida. Un capitán despreciado por todos por su aparente cobardía y que hará todo lo posible para recuperar su honor...

Por supuesto que hará todo lo posible, porque, señoras y señores, se trata de Randolph Scott, el héroe del Oeste, pero no aparece en la mejor de las historias que pudieron contarse en el género, la verdad; no hay duda de que 1.956 pertenecía a un título en particular: "Centauros del Desierto". Luego un servidor preferiría destacar "Jubal", "Una Pistola al Amanecer" o "Tras la Pista de los Asesinos", del genial Boetticher; pero entre medias aparece esta producción de bajo presupuesto dirigida a regañadientes por el pobre Joseph Lewis y producida con orgullo por Scott.
"El 7.º de Caballería" se inspira en el relato "A Horse for Ms. Custer", del versátil y hábil escritor Glendon Swarthout, publicado en 1.955 y que gira en torno a las secuelas de la encarnizada Batalla de Little Bighorn. Así empieza la película, con una imagen tan poderosa como tétrica, donde el ficticio capitán Benson llega a un fuerte abandonado, sin rastro de soldados y sólo con algunos prisioneros remoloneando; todo el misterio que acumula Lewis durante estos primeros minutos se evapora pronto en inclinación de la convencional trama. El guión de Peter Packer se divide en dos partes, y la 1.ª se desarrolla en el fuerte.

Esta parte navega digamos entre el melodrama y el drama judicial; lo primero ya que la novia de Benson (Barbara Hale, cuya belleza es lo mejor del film) es hija de un coronel con muy malas pulgas que no le tiene demasiado aprecio, lo segundo es referente al grueso del argumento: la investigación sobre la conducta de la caballería, que dejó al general George Custer y sus cinco compañías expuestos ante miles de indios lakota y cheyennes, produciéndose la histórica masacre. Para el director, y así consta en entrevistas suyas, el general cometió errores como creer que las fuerzas a las que iba a combatir eran más reducidas, no aceptar munición suficiente y lanzarse al ataque conociendo la superioridad numérica.
Por eso, según él, no pudo contar la historia como quería, y en su lugar tuvo que seguir el redentor guión, donde también se menciona el abandono del general por el capitán Fred Benteen y el mayor Marcus Reno; esto se cuenta desde el punto de vista de Benson, que defiende a hierro las acciones de Custer. Muy proheroica y maniquea esta película, que se revolverá contra la verdad proponiendo una misión suicida: viajar al campo de batalla en Last Stand Hill y recuperar los cuerpos de los caídos; y al estilo de la posterior "Doce del Patíbulo", Benson reúne a un puñado de holgazanes, asesinos y borrachos para ello.

Lo importante para la trama es la limpieza de conciencia y mantener el honor, mientras algunas subtramas varias (el pasado un poco turbio del protagonista, su enfrentamiento con el padre de su prometida) se despachan en poco tiempo y de forma torpe. Scott hace que su Benson siga pareciendo un héroe, a pesar de haber dejado a Custer antes de la decisiva batalla para recoger a su chica. Esta 2.ª parte, aunque contando con bellas localizaciones mexicanas y la solidez de Lewis tras la cámara, sólo raya en lo mediocre y poco satisfactorio, ni siquiera cumpliendo con la media de los "westerns" de la época.
Los instantes de tensión y acción están más presentes entre los hombres forzados a cargo de Benson y él que entre ellos y los indios, aún aguardando alrededor de Last Stand Hill. Mediocridad puede definirse de mejor manera con la ridícula pelea a puñetazos entre Benson y un indio que les seguía (interpretado por un tipejo que más bien parece sacado de un bar de Kansas), pero este honor se lo lleva el clímax, que por medio de un tremendísimo fallo de guión (en Zona Spoiler), la superstición de los indios sirve a la nada valiente caballería de vía de escape, además de glorificación definitiva de Custer, por si el mensaje no había sido captado.

No hay verdadero suspense, no hay un gran duelo final, no hay épica, la imagen de los nativos no sale del perfil del "western" de toda la vida (sólo uno es descrito como humano y resulta haber sido criado en un fuerte, según la tradicional educación norteamericana, así que no hay un diálogo real indio-hombre blanco...), se cometen inexactitudes históricas (los cadáveres de los caídos no estaban enterrados) y las anteriores tramas se resuelven fuera de cámara.
Da la impresión de que un rollo de película quedó por ahí en alguna sala de montaje pero nunca se usó. Una razón de peso para teorizar sobre ello es ese colofón que, de tan terriblemente planteado que está, me sacó inevitables carcajadas (Lewis haciendo comedia involuntaria, lo último que esperaba). Y el último plano ha de ser la bandera de barras y estrellas, cómo no, triunfante; muy benevolente soy con esta desfasada idiotez.
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Ese tremendo fallo de guión del que hablaba, y que termina por echar por tierra toda la película, sucede cuando un señorito, que nunca antes había aparecido, se presenta ante la novia de Benson como testigo de su conversación con Custer, quien sí le permitió marchar poco antes de la Batalla de Little Bighorn, lo cual sirve para demostrar de una vez por todas su inocencia y dejar de ser tildado de cobarde.

Pues este señorito agarra al supuesto superviviente caballo de Custer, Dandy (una patraña que se saca el guión de la chistera porque el único animal que logró salir con vida de la masacre y permanecer en la colina fue Comanche, el caballo del capitán Myles Keogh), y se dirige raudo a Last Stand Hill para ofrecerle la noticia a Benson. La casualidad quiere que un rastreador cheyenne le persiga y acabe con él; tampoco sería un personaje muy importante si la historia se lo quita de enmedio con la misma torpeza con que lo introdujo.
Pues no. Resulta que el caballo, porque así lo quería Packer y Scott (imagino que no Lewis), es tan sumamente inteligente que se dirige solo al lugar donde los indios tienen acorralados a la caballería del patíbulo. Y los imbéciles, debido a sus creencias, se tragan que al animal lo ha guiado el espíritu de Custer; pero para gozar este momento de verdadero poder onírico la película debería haber eliminado toda la participación del joven que llega de repente al fuerte y se hace con Dandy.

Tal como está narrado y ejecutado en pantalla, este final al estilo Disney sólo provoca una vergüenza ajena difícil de describir, seguido de las, como ya he dicho, inevitables carcajadas. Para arrancarle la cabellera a Scott, a Packer y a todo productor que estuvo de acuerdo en acabar de manera tan tonta la historia.
Lo más increíble y absurdo de todo es que nadie se pregunta cómo demonios llegó el puñetero caballo al lugar solo y lo peor: qué fue del hombre que lo cabalgaba...y si se dijo nunca apareció en el montaje final.
6
30 de octubre de 2024 1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Al regresar a Fort Lincoln, el capitán Benson (Randolph Scott) se entera de la derrota de Custer en Little Big Horn. Mientras tanto, Benson lleva a su novia, Martha Kellogg (Barbara Hale), al fuerte comandado por el coronel Kellogg (Russell Hicks), que es el padre de Martha, y que no ve con buenos ojos esta relación. Benson, que fue tildado de cobarde por no participar en las festividades de la batalla, intenta aliviar su culpa encabezando el destacamento del entierro, junto con un grupo de borrachos y marginados soldados (Leo Gordon, Denver Pyle, Harry Carey Jr, Frank Faylen). En la investigación, mientras los oficiales culpan a Custer por la derrota, Benson intenta defenderlo. Pero Benson estuvo sospechosamente ausente en el momento de la batalla y ahora es despreciado por las tropas. Entonces, cuando llega una orden para recuperar los cuerpos del campo de batalla, Benson se ofrece voluntario para la peligrosa misión de regresar a territorio indio con el consiguiente peligro que esto da lugar. ¡Cargando contra las líneas de batalla de los sioux y los cheyennes!. "¡A la carga!"... Vea cómo Randolph Scott venga la masacre de Little Big Horn... ¡y la última batalla del general Custer!

La cinta muestra una visión algo diferente de la derrota de Custer en Little Big Horn: un oficial acusado de cobardía se ofrece voluntario para traer el cuerpo del general Custer después de Little Big Horn. Adaptado de la historia de 1954 "Un caballo para la señora Custer" de Glendon Swarthout. Una de las dos películas en color de Joseph H Lewis, un extraño y ocasionalmente agradable pequeño western centrado en la enemistad entre el hombre blanco y los Indios, en el que Scott, acusado de abandonar a Custer por cobardía durante el fiasco de Little Big Horn, se propone descubrir la verdad de la masacre. La película es aceptable y bastante decente, está bellamente filmada, tiene un ritmo rápido y es suficientemente ágil. Es más interesante por su sorprendente postura anti-Custer y por su evento surrealista, una casi sobrenatural conclusión. El protagonista es Randolph Scott, que interpreta con gran estilo a un oficial de caballería acusado de cobardía y que es puesto a cargo de los soldados rebeldes encargados de enterrar a los muertos tras la embestida guerrera india. En 7th Cavalry (1956) destaca una espléndida plétora de secundarios de la época, tales como: Jay C. Flippen, Frank Faylen, Jeanette Nolan, Leo Gordon, Denver Pyle, Harry Carey Jr., Michael Pate, Pat Hogan, Russell Hicks, Frank Wilcox, Donald Curtis y Frank Hogan. Muchos de los actores secundarios de la película pasaron a tener papeles regulares en series de televisión: Barbara Hale como Della Street en Perry Mason (1957), Frank Faylen en The Many Loves of Dobie Gillis (1959) y Denver Pyle como el tío Jesse en The Dukes of Hazzard (1979). Frank Wilcox jugó un papel fundamental en los primeros episodios de The Beverly Hillbillies (1962). Una década más tarde, Michael Pate (Capitán Benteen) cambió de bando en la lucha y apareció como Toro Sentado en La gran masacre sioux (1965), una película que, al igual que "7th Cavalry", intentó desmantelar la leyenda de Custer.


Este western rodado en Méjico es un poco diferente gracias al guión de Peter Parker y, sobre todo, al rodaje de Joseph H Lewis, aunque no es nada del otro mundo. Dirigido profesionalmente por Joseph H Lewis, que elige todos los ángulos adecuados para causar un verdadero impacto y nunca comete un error. El nunca llegó a superar al tipo clásico de film de serie B, pero hizo un buen trabajo dentro del género. Durante dos décadas, Lewis pasó un tiempo en Columbia (1939-40, 1946-49), Universal (1942), PRC (1944), MGM (1950, 1952-53) y United Artists (1957-58), produciendo de manera confiable un par de películas por año. Si bien dirigió más de su parte justa de óperas de caballos, invariablemente fueron sus películas `Noir´ las que atrajeron más atención. Lewis fue un artesano de serie B que dirigió muchas películas de todo tipo de géneros con una inclinación por las películas noir, ya que hizo drama, suspense, acción, western, tales como: Terror en un pueblo de Texas, 7th Cavalry, The Halliday Brand, A Lawless Street, Cry of the hunted, Retreat Hell, Desperate Search, A Lady Without Passport, The Undercover Man, So Dark the Night, My Name Is Julia Ross, The Mad Doctor of Market Street, The Gang of Mine y sus grandes éxitos fueron The Big Combo y Gun Crazy. Pasó algunos años más dirigiendo westerns episódicos para televisión (incluidos varios de los mejores episodios de The Rifleman (1958) y finalmente se retiró en 1966. Calificación 6/10. Una película esencial e indispensable para los entusiastas del western y los fans de Randolph Scott.
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spoiler:
El final confuso intenta decirnos que los indios tenían miedo del caballo de Custer. Es por lo cual el desenlace is casi surreal, eso es porque el caballo en el que supuestamente cabalgaba Custer aparece como un fantasma del desierto para traer la paz entre los enemigos, e incluso hace huir a los Indios que tienen sitiado al Séptimo de Caballeria.
7
16 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Fue el último de su clase cuando se graduó, en 1861, en la Academia Militar de West Point, pero por su acérrima oposición a los propósitos del presidente, Abraham Lincoln, de abolir la esclavitud, consiguió ser nombrado Brigadier General de la Brigada de Caballería de Voluntarios de Michigan. Se llamaba, George A. Custer, y pronto se convirtió en Mayor General participando en algunas batallas durante la Guerra de Secesión. Terminado el conflicto, Custer es ahora teniente coronel del Ejército Regular y por su repudio a las culturas nativas a las que combatió cuanto pudo, es enviado al oeste para liderar las llamadas Guerras Indígenas que se adelantaron contra los Sioux y otras tribus.

El gobierno estadounidense venía incumpliendo, de manera reiterada, todos los tratados firmados con los indios, y tanto ejércitos como colonos, avanzaban incesantemente hacia el oeste, aniquilando y arrebatando las tierras a las culturas nativas, sin misericordia alguna. Llegado, el 25 de junio de 1876, Custer encabezó un asalto, en el suroeste de Montana, contra los Sioux… y en la llamada batalla de Little Big Horn, con la que esperaba alcanzar la gloria como militar, se encontró con una poderosa alianza entre los Lakota, los Cheyenes y los Sioux que, encabezados por, Sitting Bull (Toro Sentado) y Crazy Horse (Caballo Loco), acabaron con él y con casi todos los hombres de las cinco compañías que comandaba.

Con base en este hecho, Glendon F. Swarthout, escribió una historia trasladada a guion por, Peter Packer… y fue, este, el punto de partida para la película, <<EL SÉPTIMO DE CABALLERÍA>>, que, con acierto, dirigió, Joseph H. Lewis, el mismo que nos diera el valioso western: “A Lawless Street” [1955], y con posterioridad: “The Halliday Brand” [1957], y “Terror in a Texas Town” [1958].

El propósito -que resulta novedoso y bastante ilustrativo-, fue narrar lo ocurrido tras La Batalla de Little Big Horn, tratando de encontrar las causales que condujeron al fatal desenlace, incluida la muerte del general Custer. Para alentar cierta narrativa que vaya más allá de lo que ocurrirá en la mesa de indagaciones que encabeza el coronel Kellogg, se ha incorporado a la trama un llamativo romance entre la hija de este oficial y el capitán Tom Benson, el hombre sobre el que recaerán serias dudas y quien se verá obligado a demostrar que no le faltan cojones.

Admirable la manera como se define al general Custer, contra el rechazo que el filme pudiera generar entre los estamentos oficiales e incluso entre el público acostumbrado a verlo en las estatuas colocadas en algunos parques, con las que se le honra como héroe nacional. Sin embargo, en la trama se incluye una supuesta anécdota muy bien trazada, con la que se busca engañar a los indios… y quizás a los incondicionales del “héroe” de marras, logrando así que todos queden satisfechos… supongo.

Contando de nuevo con la calificada fotografía de Ray Renahan, el director logra unas pictóricas imágenes que dan lustre al filme; y del resto se ocupa un efectivo reparto que encabezan: Randolph Scott (Cap. Benson); Barbara Hale (Martha Kellogg); Russell Hicks (Coronel Kellogg); Jay C. Flippen (Sarg. Bates) y la habitual, Jeanette Nolan, como la viuda Charlotte Reynolds.

Título para Latinoamérica: EL FANTASMA DE LA BATALLA
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