¿Quién puede matar a un niño?
Terror. Intriga. Thriller
Tom y Evelyn son una pareja de turistas ingleses que viaja a una población costera española para disfrutar al fin de una tardía luna de miel. Sin embargo, cuando llegan, se quedan decepcionados: el lugar es demasiado bullicioso para pasar las tranquilas vacaciones que ellos habían planeado. Deciden entonces alquilar una barca para visitar una pequeña isla en la que Tom había estado cuando era más joven. Su sorpresa será mayúscula cuando ... [+]
10 de diciembre de 2008
10 de diciembre de 2008
131 de 156 usuarios han encontrado esta crítica útil
Apostaría a que la imaginación de Chicho Ibáñez Serrador es tanta como su inteligencia, porque me he quedado sorprendido con los muchos hallazgos de esta rareza que tranquilamente puede mirar de tú a tú a clasicazos como "Los pájaros" o "La semilla del diablo".
Ese prólogo que recapitula las atrocidades históricas cometidas contra los niños capta la atención desde el minuto 1 y la elección como escenario de una islita mediterránea con sus casitas de cal y su solazo perpetuo es sencillamente una genialidad única en el género. Destaca asimismo el inquietante uso de la música, y ese estupendo clímax que juega con las perspectivas creadas por el mismo título de la película.
Sólo algunas reacciones pelín extrañas del protagonista pueden descolocar al espectador. Una joyita.
Ese prólogo que recapitula las atrocidades históricas cometidas contra los niños capta la atención desde el minuto 1 y la elección como escenario de una islita mediterránea con sus casitas de cal y su solazo perpetuo es sencillamente una genialidad única en el género. Destaca asimismo el inquietante uso de la música, y ese estupendo clímax que juega con las perspectivas creadas por el mismo título de la película.
Sólo algunas reacciones pelín extrañas del protagonista pueden descolocar al espectador. Una joyita.
13 de marzo de 2008
13 de marzo de 2008
116 de 142 usuarios han encontrado esta crítica útil
Chicho Ibañez Serrador, con sobriedad y simpleza,consigue sacar bastantes palmos a muchos directores que piensan que el terror se consigue con monstruos, grandes despliegues sangrientos o efectos especiales desorbitados.
Partiendo de una raíz simple, poniendo sobre la palestra a unos inquietantes niños que llevan las riendas de una isla, y una pareja de turistas ingleses que va a parar ahi....ya tenemos el plato en la mesa....que a simple vista parece insulso...pero que una vez le empezamos a "hincar el diente" descubrimos la "delicatessen" que vamos a degustar.
Desde que ponen un pie los turistas en la isla...se te pega en el cuerpo un ambiente malsano,y una ansiedad y terror psicológico que deja en evidencia que Chicho(con mas medios) hubiera podido ser un referente mundial del cine de terror.
No basta con tener la historia en las manos......llevarla al cine con esa convicción y con esos resultados evidencian que tan solo un maestro puede estar a la mesa de operaciones.
Puedo decir.....sin ningún género de dudas...que es la película de terror de toda mi vida..que mejor ha cumplido ese papel,pues puedes sentir el agobio,la amenaza,el cerco....la muerte.
Pero el hecho de que sean niños los malhechores no hace sino multiplicar el estupor....con esas perversas almas...disfrazadas en ocasiones en pícaras sonrisas y en miradas inquietantes y oscuras....
Hay que destacar la interpretacion de los niños.....absolutamente inquietante y genial.
El tema de los niños, es recurrente en el cine de terror, pero no he visto a nadie ni acercarse a lo que Chicho logró....sin cementerios....sin apariciones...sin noches oscuras neblinadas...sin sonido de cuervos.....muy lejos de clichés....
En esta película pega el sol, el paraje es bonito, las casas de un blanco inmaculado mediterráneo, precioso mar azul......
En un paisaje tan idílico.....y lleno de niños....no puede pasar nada malo............no?
Partiendo de una raíz simple, poniendo sobre la palestra a unos inquietantes niños que llevan las riendas de una isla, y una pareja de turistas ingleses que va a parar ahi....ya tenemos el plato en la mesa....que a simple vista parece insulso...pero que una vez le empezamos a "hincar el diente" descubrimos la "delicatessen" que vamos a degustar.
Desde que ponen un pie los turistas en la isla...se te pega en el cuerpo un ambiente malsano,y una ansiedad y terror psicológico que deja en evidencia que Chicho(con mas medios) hubiera podido ser un referente mundial del cine de terror.
No basta con tener la historia en las manos......llevarla al cine con esa convicción y con esos resultados evidencian que tan solo un maestro puede estar a la mesa de operaciones.
Puedo decir.....sin ningún género de dudas...que es la película de terror de toda mi vida..que mejor ha cumplido ese papel,pues puedes sentir el agobio,la amenaza,el cerco....la muerte.
Pero el hecho de que sean niños los malhechores no hace sino multiplicar el estupor....con esas perversas almas...disfrazadas en ocasiones en pícaras sonrisas y en miradas inquietantes y oscuras....
Hay que destacar la interpretacion de los niños.....absolutamente inquietante y genial.
El tema de los niños, es recurrente en el cine de terror, pero no he visto a nadie ni acercarse a lo que Chicho logró....sin cementerios....sin apariciones...sin noches oscuras neblinadas...sin sonido de cuervos.....muy lejos de clichés....
En esta película pega el sol, el paraje es bonito, las casas de un blanco inmaculado mediterráneo, precioso mar azul......
En un paisaje tan idílico.....y lleno de niños....no puede pasar nada malo............no?
9 de marzo de 2008
9 de marzo de 2008
85 de 117 usuarios han encontrado esta crítica útil
Porque ver cómo dos, cuatro, seis niños se van posando alrededor de una barca encallada me evoca la escena de los columpios en "Los pájaros (The Birds)".
Pero podría haber sido perfectamente "La isla de los malditos", porque contemplar a dos niños conquistando con la mirada el cerebro a cuatro hermanitos me recuerda inevitablemente a "El pueblo de los malditos".
O "Los niños del pueblín", por tener un gigante parecido con la bazofia norteamericana rodada 8 años después, "Los chicos del maíz".
La película de Chicho le da 7 vueltas 7 a esta última. Y con un poquito más de presupuesto en música y fotografía, así como algún pequeñísimo retoque en el guión, alcanzaría sin problemas a las dos primeras, clásicos del terror y la ciencia ficción.
Y la pena es que la peli me ha gustado mucho, porque sino tenía un título preparado guay: "Nodo, rollo y desenlace" El que recuerde sus títulos de crédito (muy duros, por cierto, y muy acertados), lo comprenderá.
En definitiva, es esta una de esas películas que tras su visionado hacen pensar e inevitablemente provocan cuestiones metafísicas:
¿Podría yo matar a un niño?
¿Son los colegios de ahora pequeños Almanzoras?
¿Qué fue de estos actores?
¿Serán sus títulos de crédito más largos que los de Superman?
Muy bien: 6.9 alto y subiendo.
Rasque el spoiler a ver si hay suerte
Pero podría haber sido perfectamente "La isla de los malditos", porque contemplar a dos niños conquistando con la mirada el cerebro a cuatro hermanitos me recuerda inevitablemente a "El pueblo de los malditos".
O "Los niños del pueblín", por tener un gigante parecido con la bazofia norteamericana rodada 8 años después, "Los chicos del maíz".
La película de Chicho le da 7 vueltas 7 a esta última. Y con un poquito más de presupuesto en música y fotografía, así como algún pequeñísimo retoque en el guión, alcanzaría sin problemas a las dos primeras, clásicos del terror y la ciencia ficción.
Y la pena es que la peli me ha gustado mucho, porque sino tenía un título preparado guay: "Nodo, rollo y desenlace" El que recuerde sus títulos de crédito (muy duros, por cierto, y muy acertados), lo comprenderá.
En definitiva, es esta una de esas películas que tras su visionado hacen pensar e inevitablemente provocan cuestiones metafísicas:
¿Podría yo matar a un niño?
¿Son los colegios de ahora pequeños Almanzoras?
¿Qué fue de estos actores?
¿Serán sus títulos de crédito más largos que los de Superman?
Muy bien: 6.9 alto y subiendo.
Rasque el spoiler a ver si hay suerte
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Siga jugando
6 de noviembre de 2008
6 de noviembre de 2008
69 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Segundo largometraje del realizador Narciso Ibáñez Serrador. El guión, de Ibáñez Serrador y Luis Peñafiel, adapta la novela “El juego de los niños” (1976), de Juan José Plans. Se rueda en escenarios naturales de Ciruelos (Toledo), Almuñécar (Granada), Menorca (I. Baleares) y Sitges (Barcelona), con un presupuesto ajustado. Gana el premio de la crítica del Festival de Cine Fantástico de Avoriaz. Producido por Manuel Salvador para Penta Films, se estrena el 26-IV-1976 (España).
La acción dramática tiene lugar en la población costera imaginaria de Benavís, del Levante español, y en Almanzora, isla mediterránea de ficción situada a unas 20 millas de la costa. La acción se desarrolla a lo largo de los días de vacaciones estivales de una joven pareja británica de clase media. Tom (Fiander) y Evelyn (Ransome), casados desde hace unos 4 años, padres de 2 hijos y a la espera del tercero, se toman 15 días de vacaciones veraniegas que proyectan pasar en la localidad costera de Benavís. Desean disfrutar de sol, playa y tranquilidad. Benavís resulta muy bulliciosa, por lo que alquilan una barca y van a la isla Almanzora. Evelyn está embarazada de 7meses. Tom conoce la isla porque estuvo allí cuando era niño.
El film suma suspense, horror psicológico y misterio. Los créditos iniciales se superponen a imágenes que muestran cómo las guerras y el hambre se han ensañado do modo particularmente grave con los niños y niñas del mundo en los últimos 25 años (1940-75). Se ofrecen imágenes escalofriantes del Holocausto nazi y de las guerras de Corea, Vietnam y Biafra, extraídas de reportajes y noticiarios filmado de época. El relato de ficción se ambienta en el Levante español y en la costa mediterránea durante el verano de 1975, en parajes de gran belleza natural, de luz y sol abundantes y de animadas fiestas populares. Todo habla de normalidad, vacaciones estivales, baños de mar, juegos en la arena y animación festiva. En este marco paradisíaco salta la sorpresa que enfrenta a la pareja con la realidad de una isla, relativamente alejada y aislada, en la que sólo hay niños. La actitud de los niños, general y no discutida por ninguno de ellos, se debe a causas no conocidas, relacionadas probablemente con una mutación biológica de autodefensa, muy contagiosa, que se activa a través de la mirada o el simple contacto físico.
La cinta incluye guiños hitchcockianos, referencias cinéfilas (“La dolce vita” y “Los pájaros”), un cameo del realizador, un catálogo de los atractivos turísticos del país. Son escenas destacadas la del juego de la “piñata”, la de los niños que cierran en silencio el paso del jeep por las calles del pueblo, la descripción de las extrañas heridas de arma blanca de la niña rescatada en la playa, la conversación final de Lourdes y el chico que lidera el grupo de niños de la isla.
La acción dramática tiene lugar en la población costera imaginaria de Benavís, del Levante español, y en Almanzora, isla mediterránea de ficción situada a unas 20 millas de la costa. La acción se desarrolla a lo largo de los días de vacaciones estivales de una joven pareja británica de clase media. Tom (Fiander) y Evelyn (Ransome), casados desde hace unos 4 años, padres de 2 hijos y a la espera del tercero, se toman 15 días de vacaciones veraniegas que proyectan pasar en la localidad costera de Benavís. Desean disfrutar de sol, playa y tranquilidad. Benavís resulta muy bulliciosa, por lo que alquilan una barca y van a la isla Almanzora. Evelyn está embarazada de 7meses. Tom conoce la isla porque estuvo allí cuando era niño.
El film suma suspense, horror psicológico y misterio. Los créditos iniciales se superponen a imágenes que muestran cómo las guerras y el hambre se han ensañado do modo particularmente grave con los niños y niñas del mundo en los últimos 25 años (1940-75). Se ofrecen imágenes escalofriantes del Holocausto nazi y de las guerras de Corea, Vietnam y Biafra, extraídas de reportajes y noticiarios filmado de época. El relato de ficción se ambienta en el Levante español y en la costa mediterránea durante el verano de 1975, en parajes de gran belleza natural, de luz y sol abundantes y de animadas fiestas populares. Todo habla de normalidad, vacaciones estivales, baños de mar, juegos en la arena y animación festiva. En este marco paradisíaco salta la sorpresa que enfrenta a la pareja con la realidad de una isla, relativamente alejada y aislada, en la que sólo hay niños. La actitud de los niños, general y no discutida por ninguno de ellos, se debe a causas no conocidas, relacionadas probablemente con una mutación biológica de autodefensa, muy contagiosa, que se activa a través de la mirada o el simple contacto físico.
La cinta incluye guiños hitchcockianos, referencias cinéfilas (“La dolce vita” y “Los pájaros”), un cameo del realizador, un catálogo de los atractivos turísticos del país. Son escenas destacadas la del juego de la “piñata”, la de los niños que cierran en silencio el paso del jeep por las calles del pueblo, la descripción de las extrañas heridas de arma blanca de la niña rescatada en la playa, la conversación final de Lourdes y el chico que lidera el grupo de niños de la isla.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película propone al espectador una reflexión sobre la crueldad de la guerra y sus efectos devastadores en personas y, de modo especialmente grave, en los niños; sobre el arraigo y extensión del hambre y la miseria en el mundo y su incidencia particularmente dolorosa entre los niños; sobre la transmisión a los niños por parte de los mayores de pautas de conducta basadas en la violencia y la insolidaridad; sobre los altos niveles de aceptación de pautas de comportamientos colectivos inspiradas en la discriminación, la marginación y la exclusión; sobre el injusto reparto mundial de la sanidad, la educación y la renta; sobre los altos índices internacionales de vulneración de los derechos humanos y sobre todo de los derechos de la infancia; sobre los niveles escalofriantes de explotación de niños como soldados o guerrilleros, como mano de obra forzada o barata y como objeto de tráfico de personas y órganos.
La música, de Waldo de los Ríos, se basa en ecos y tarareos infantiles inquietantes. La fotografía, de José Luis Alcaine, en color y escope, con sabor de filmación televisiva, ofrece imágenes de postal turística, planos llenos de simbolismo (barca solitaria camino de Almanzora) y fugaces tomas de imágenes perturbadoras.
Película modesta, de narración lenta y mejorable, con algunas deficiencias y defectos, pero que entretiene, impresiona y estremece.
La música, de Waldo de los Ríos, se basa en ecos y tarareos infantiles inquietantes. La fotografía, de José Luis Alcaine, en color y escope, con sabor de filmación televisiva, ofrece imágenes de postal turística, planos llenos de simbolismo (barca solitaria camino de Almanzora) y fugaces tomas de imágenes perturbadoras.
Película modesta, de narración lenta y mejorable, con algunas deficiencias y defectos, pero que entretiene, impresiona y estremece.
16 de enero de 2011
16 de enero de 2011
119 de 200 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues yo siento discrepar profundamente de la mayoría, porque a mí ni esta película me parece estupenda ni un hallazgo impresionante ni mucho menos me da el más mínimo miedo. Más bien me da risa, por varias cosas que paso a enumerar:
1. Las caras de los protagonistas. Por mucho que me estrujo el cerebelo no consigo recordar un actor con más cara de pánfilo y alelado en la historia del cine. Claro que ese rostro en sí mismo explica perfectamente la cantidad de chorradas que el tipo hace durante toda la película, algunas de las cuales cuento en el espoiler.
2. La estética tipo spaguetti western. Entiendo que los medios eran pocos y que la cutrez era moneda de cambio usual en el cine de aquellos tiempos, pero bueno, reconozcamos que la fotografía, la ambientación y la técnica quedan chuscos. No pasa nada por hacerlo, era la época.
3. La historia hace aguas por todos lados. Hay una cantidad de fallos en el guión que muestran un descuido y una falta de atención a los detalles verdaderamente pasmosos, tratándose de un tipo tan minucioso como Chicho.
Venga, espoileo y cuento todo lo que me parece de juzgao de guardia.
1. Las caras de los protagonistas. Por mucho que me estrujo el cerebelo no consigo recordar un actor con más cara de pánfilo y alelado en la historia del cine. Claro que ese rostro en sí mismo explica perfectamente la cantidad de chorradas que el tipo hace durante toda la película, algunas de las cuales cuento en el espoiler.
2. La estética tipo spaguetti western. Entiendo que los medios eran pocos y que la cutrez era moneda de cambio usual en el cine de aquellos tiempos, pero bueno, reconozcamos que la fotografía, la ambientación y la técnica quedan chuscos. No pasa nada por hacerlo, era la época.
3. La historia hace aguas por todos lados. Hay una cantidad de fallos en el guión que muestran un descuido y una falta de atención a los detalles verdaderamente pasmosos, tratándose de un tipo tan minucioso como Chicho.
Venga, espoileo y cuento todo lo que me parece de juzgao de guardia.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1. De dónde salen tantos niños. Creo que ya alguien lo ha mencionado por ahí, pero es que resulta increíble que en un pueblo tan pequeño haya tantísimos nenes. Ni babyboom ni leches, es que no hay padres en el pueblo para tanto churumbel. El colmo es la escena en la casa de pescadores, al otro lado de la isla. De repente empiezan a salir niños a destajo por la montaña, luego se van encontrando cientos de niños por el camino, y por fin vuelven al pueblo, y, oh, sorpresa, chiquicientos chiquillos más allí esperándoles. Por lo menos mil niños en total. ¿Qué pasa, esto qué es, el milagro de la multiplicación del pan y los niños?
2. Por qué los niños no atacan nunca al protagonista, a pesar de encontrárselo en múltiples ocasiones haciendo todo tipo de marranadas. Y sin embargo al final van a por él a saco. Vamos, como si no hubieran tenido ocasiones mil antes para cargárselo.
3. Enlaza con lo anterior. Por qué el protagonista no sólo no huye de los niños en toda la película sino que se mete en todos los fregados que éstos organizan y los observa con pasmo pero tranquilo, y en la parte final de repente empieza a correr, a encerrarse y a esconderse para que no le pillen. Joder, pero si ya eran casi amiguitos de tanto encontrarse por ahí sacándole vísceras a los muertos.
4. Quisiera que me dijeran dónde comprar el analgésico que el inglés le da a su señora para que se le pase el dolor de cabeza cuando llegan al hotel. Le administra una pastillita de nada, la deja descansar y se va él a charlar con Antonio Iranzo, y a los 2'3 minutos aparece en el vano de la puerta la señora como una rosa. Ya se le ha pasado el dolor de cabeza. QUIERO ESE FÁRMACO YA.
5. También alguien lo ha comentado antes creo. El protagonista agarra una metralleta y se carga a unos cuantos de estos pequeños monstruitos, y de repente sorprendentemente se cansa de llevar el arma, la tira alegremente al suelo, totalmente a mano de sus perseguidores y se echa a correr, en un pueblo plagado de mocosos que, como poco, lo quieren asesinar y hacer papilla después con él. Joder, ¿tanto le pesaba la dichosa metralleta, que prefirió regalársela a tan encantadora chiquillería y quedarse él completamente indefenso? Pues por gilipollas, hala, tonto al agua.
2. Por qué los niños no atacan nunca al protagonista, a pesar de encontrárselo en múltiples ocasiones haciendo todo tipo de marranadas. Y sin embargo al final van a por él a saco. Vamos, como si no hubieran tenido ocasiones mil antes para cargárselo.
3. Enlaza con lo anterior. Por qué el protagonista no sólo no huye de los niños en toda la película sino que se mete en todos los fregados que éstos organizan y los observa con pasmo pero tranquilo, y en la parte final de repente empieza a correr, a encerrarse y a esconderse para que no le pillen. Joder, pero si ya eran casi amiguitos de tanto encontrarse por ahí sacándole vísceras a los muertos.
4. Quisiera que me dijeran dónde comprar el analgésico que el inglés le da a su señora para que se le pase el dolor de cabeza cuando llegan al hotel. Le administra una pastillita de nada, la deja descansar y se va él a charlar con Antonio Iranzo, y a los 2'3 minutos aparece en el vano de la puerta la señora como una rosa. Ya se le ha pasado el dolor de cabeza. QUIERO ESE FÁRMACO YA.
5. También alguien lo ha comentado antes creo. El protagonista agarra una metralleta y se carga a unos cuantos de estos pequeños monstruitos, y de repente sorprendentemente se cansa de llevar el arma, la tira alegremente al suelo, totalmente a mano de sus perseguidores y se echa a correr, en un pueblo plagado de mocosos que, como poco, lo quieren asesinar y hacer papilla después con él. Joder, ¿tanto le pesaba la dichosa metralleta, que prefirió regalársela a tan encantadora chiquillería y quedarse él completamente indefenso? Pues por gilipollas, hala, tonto al agua.
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