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All That Jazz (Empieza el espectáculo)

Drama. Musical Joe Gideon (Roy Scheider) es un implacable coreógrafo en este musical poco convencional que retrata la dureza, el esplendor y la decadencia de las gentes del mundo del espectáculo, a quienes el triunfo les niega a veces la posibilidad de otros afectos. Un drama que retrata la otra cara del show, lo que ocurre entre bastidores. (FILMAFFINITY)
Críticas 43
Críticas ordenadas por utilidad
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10
3 de septiembre de 2007
59 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cualquier concepto critico es en si mismo una acercamiento subjetivo a un objeto observado. Comunicarme con un posible lector dejando mi opinión sobre el que creo (subjetivamente) como uno de los más logrados musicales del cine moderno es difícil y merece la mayor de las honestidades.
“All that jazz”, aquel collage del corazón de Bob Fosse, ese fragmento de una historia alborotada de historias acaso no merezca ser analizada.
En un reportaje perdido en el tiempo, Fosse reconoció que la escena de la crítica a su último film en realidad le sucedió y que sus palabras fueron las mismas que las de Roy Scheider.
Uno entiende aquello de “El show debe seguir” instintivamente. Si así no sucede jamás sucederá. El éxito rotundo de la cinta no fue ni será proporcional al entendimiento de la misma. Por que en definitiva y queda bien claro secuencia tras secuencia, al director es seguro que bien poco le importó.
¿Se le puede explicar a un desconocido la fuerza emocional, la belleza abstracta o la imponencia poética de “Bye, bye love”?
No. En la cinematografía, a veces el concepto del arte esta sujeto a la necesidad brutal de acuchillarse el alma yendo aún a lo más profundo, maravilloso, miserable para terminar descubriendo que no existe adjetivo que aclare ese concepto tan básico denominado vida y ese otro intrigante que por desconocimiento existencial denominamos muerte.
Entre ambos términos se encuentra “All that jazz”. Su creador la estructura en cuatro movimientos que finalmente y en mi caso con asombro, descubrimos como la mecánica de la obra.
Tal es la honestidad que el director se nos ofrece desnudo para que observemos su particular opinión sobre temas tan dispares como el amor, las obsesiones, la autodestrucción excusada en conceptos creativos, la temeridad ante lo inevitablemente temible, la angustia, la furia y claro, todo aquello que no logo definir porque minuto a minuto se convierten en el espíritu de Fosse, algo que podemos ver pero no tocar.
Está en cada uno de nosotros aceptar sus tesis sobre los grises del comportamiento humano (en particular el de los artistas) y nos encontramos en absoluto libres para no considerarlas relevantes. No es mi caso y por eso valen estas líneas como ejercicio de comprensión.
Salvador Dalí sostuvo que un lápiz sin Dalí solo es un trozo de madera. “All that jazz” sin Robert Fosse es solo celuloide mudo.
He intentado ser poco específico sobre el contenido del largometraje porque me parece valido aquello de “ciertas cuestiones de la razón que la razón no comprende” pero atendiendo a la idiosincrasia tramposa de Fosse/Scheider, es seguro que frente a Jessica Lange y su fría e inmaculada belleza, algo más que sonreír debe ser posible. Tal vez Bob lo sabía y no quiso prevenirnos.
Y bienvenido sea.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Cualquier argumentación que elaborara en este item me convertiría en un idiota. Es mejor ver el film que seguir leyendo.
9
24 de agosto de 2008
43 de 51 usuarios han encontrado esta crítica útil
Visionario "autobiopic" sobre el genio y figura del reputado coreógrafo y cineasta Bob Fosse. El protagonista: Joe Gideon, un perfecto sosias de Fosse encarnado de muy convincente forma por Roy Scheider, fumador empedernido, adicto a las anfetaminas, bebedor, mujeriego y obsesionado con el espectáculo. Un hombre enfermo del corazón entre los nervios, cigarrillos, pastillas, mujeres y coreografías, creando en su mente números musicales de despedida vital.

Esta película es el Réquiem pagano, delirante y socarrón de un coreógrafo canalla en el proceso de crear un espectáculo musical de Broadway, de montar la última película que ha rodado (otro guiño real, como director que fue de LENNY) y de repaso por su propia vida, con la Muerte como interlocutora, aquí interpretada por una bella Jessica Lange en plan "dama blanca". Apuntar que el film es visionario no sólo en el sentido estructural, sino en que el propio Fosse murió de un infarto unos diez años más tarde, como su alter ego Gideon.

Números musicales reales y oníricos, incorrección política, un "el show debe continuar" aun encontrándonos cerca del final de nuestra existencia. Una reflexión musicada, algo triste y sarcástica sobre la Vida y la Muerte, las cosas por hacer y las ya hechas (con y sin remedio). La reflexión de un hombre cuyos días empiezan con Vivaldi, aspirinas, duchas -en ocasiones con olvidado cigarrillo en la boca-, anfetaminas y una pose optimista ante el espejo recitando el mantra "Showtime, folks" ("Hora del show, gente", aunque aquí traducido como "Empieza el espectáculo").

Una mirada a la parte más dura, laboriosa y desagradecida de la farándula; al morir con las botas puestas; a la obsesión por el trabajo; a la familia unida pero rota; a la recepción de la muerte con una sonrisa. Una película algo extraña pero de innegable magnetismo, originalidad y calidad.
8
24 de abril de 2012
24 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Musical dramático realizado por el coreógrafo, escritor y realizador Bob Fosse (1927-1987) (“Cabaret”, 1972). El guión, de Robert Alan Authur y Bob Fosse, se inspira en experiencias autobiográficas de este. Se rueda en los Kaufman Astoria Studios (NYC) y en el Palace Theatre, de Broadway (Manhattan, NYC). Gana 4 Oscar y la Palma de oro, de Cannes. Producido por Robert Alan Aurtur para Fox/Columbia, se estrena el 20-XII-1979 (EEUU).

La acción principal tiene lugar en NYC y contiene recuerdos del pasado profesional y personal del protagonista y fantasías atemporales. El protagonista es Joe Gideon (Scheider), un coreógrafo, escenógrafo y director de cine, que ha alcanzado la fama, vive preocupado por la muerte, es fumador, algo paranoico, mujeriego, bebedor, adicto al trabajo y desconfiado. Le gusta vestir de negro y trabajar al límite. Audrey Paris (Palmer) es una actriz de Broadway y la madre de Michelle (Foldi), una adolescente encantadora, aficionada al baile. Kate Jagger (Reinking) forma parte del espectáculo. Angélica (Lange), etérea, cubierta con un gran velo blanco, es hermosa, atractiva y misteriosa. Victoria Porter, Jennifer, Rima y otras, son las bailarinas del elenco. Lucas Sergeant (Lithgow) es el director de una compañía rival.

La narración se desarrolla mediante un largo flashback que recoge recuerdos del pasado, impresiones del presente y alucinaciones del protagonista. El punto de vista se presenta distorsionado, alterado o incluso modificado por el estado de aturdimiento del personaje. El relato combina realidad, fantasía, subjetivismo y autocrítica. Su justificación responde al deseo de Gideon de revisar los hechos más importantes que han marcado hitos en su vida de éxitos y fracasos. La narración expone sus opiniones, inquietudes, ambiciones, deseos, frustraciones y afectos. Algunos críticos han visto en el juego de elementos inconscientes, subconscientes, alucinatorios, fantasiosos y siempre incompletos, fragmentarios y confusos, paralelismos con el film “Ocho y medio” (Fellini, 1963). Dedica un guiño de simpatía a Stanley Kubrick.

La coreografía es imaginativa, el montaje es espectacular, el ritmo del relato es intenso, el estilo es deslumbrante y los números de música y baile son emocionantes en la medida en que reflejan el espíritu de entrega del elenco y la pasión por el trabajo de los protagonistas. La vida entre bastidores se describe con ngenio y sinceridad. Tras la vistosidad del espectáculo se esconde un mundo de trabajo, esfuerzos, fatigas, desfallecimientos, sacrificios y fragilidades humanas, que el público no ve ni en el teatro, ni en el music-hall, ni en el cine. La película, que se filma como cine dentro del cine, recoge parte de la experiencia que el realizador adquirió durante la dirección del musical “Chicago”, representado en Broadway.

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SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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(sigue sin espoileres/aguafiestas)

Los números musicales más destacados por su fuerza y emotividad son los titulados “On Broadway” (canta George Benson), “A Perfect Day” (canta Harry Nilson), “Everything Old Is New Again” (canta Peter Allen), “Kate” (baila Ann Reiking vestida de negro con sombrero de hongo), “Aubrey” (baila Leland Palmer), “Michelle” (baila Erzsebet Foldi) y “Old Friends” (baila el elenco femenino).

La banda sonora, de Ralph Burns, se presenta cuidada y es brillante. Combina temas de jazz, pop y melodías de Broadway. Como música añadida, aporta temas conocidos como “There’s No Business Like Show Business”, de Irving Berlin, temas emotivos como “Bye, Bye Love”, de Bryant y clásicos o barrocos (corte de Vivaldi). La fotografía, de Giuseppe Rotunno (“El gatopardo”, 1963), se sirve de una cámara diligente, combina con acierto planos generales, medios, primeros y primerísimos, capta la fuerza y el ritmo del baile y hace uso del blanco como elemento simbólico.
10
8 de marzo de 2006
23 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando la ví por primera vez, al salir del cine me acuerdo que rompí a llorar. ¿Cómo podría volver a verla otra vez, y otra y otra? Ahora, que ya soy algo más mayor, la tengo en DVD, y la puedo ver una y otra vez. Nunca me cansa, siempre descubro un movimiento nuevo que se me había perdido en el universo de Fosse. La coreografía, expectacular, buen enlace de técnica, mejor adaptación musical. Para los amantes del ritmo "imposible", para los quisquillosos del milímetro, para los observadores pasivos a los que solo les baila el corazón, es un momento mágico donde se te confirma que el cuerpo humano puede bailar al son que le hechen, y puede hacerlo de manera que el esfuerzo quede empañado por el resultado: belleza.
9
6 de marzo de 2007
18 de 26 usuarios han encontrado esta crítica útil
Memorable ejercicio de egocentrismo por parte de un coreógrafo genial y director cinematográfico de altura que fue Bob Fosse.

Se proyectan en el excelente Roy Scheider todas sus inquietudes, manías y temores, descubriéndose como un hombre que vive por y para un arte que le absorbe por completo.

La narración es vibrante, los números imaginativos y espectaculares, donde se aúnan todas las características de su contundente estilo visual en montajes cortantes y vigorosos, que tienen su punto álgido con el apoteósico y extenso "Bye Bye love".

Conceptualmente cercano a Fellini (Fosse debutó en el cine como director precisamente adaptando Sweet Charity, basada en Las noches de Cabiria) All that jazz es en parte autobiográfica y con marcado tono premonitorio culminándose, pese a una fallida película posterior, una carrera artística tan personal como atractiva.
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