Morbo
4,6
319
29 de junio de 2016
29 de junio de 2016
12 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Morbo podría haberse convertido en un más que decente thriller psicológico dirigido en 1972 por el a veces genio Gonzalo Suárez y no deja de ser una de las delicatessen y joyas ocultas del cine patrio de otra época, pero promete hasta que la mete, y una vez metido, poco de lo prometido. Por desgracia.
En la peli, de forma precursora a la de Kubrick y su descenso a los infiernos del matrimonio, Ana Belén y Víctor Manuel hacen de un par de modernetes recién casados en plena luna de miel que deciden celebrar, muy normalitos ellos, en una agobiante autocaravana en mitad del bosque de la bruja de Blair o parecido. La cosa empieza a ponerse chunga y tensa, muy tensa entre ellos rápidamente.
Ella, para empezar, que es puro expresionismo nada contenido y bastante psicotrópico, empieza a obsesionarse de manera cansina e insana con una masía lejana y unos ojos que le espían cuan Landrú desde ella, con ganicas de probar sus ricas carnes juveniles virginales y bodorriales.
La película, como la mayoría de la obra del genio Suárez, esconde y alberga tras su planteamiento níveo, prístino y más que claro, una directa y encubierta crítica, en este caso a parte de la nueva clase social española, que el mismo director calificó de "progresía", como simple intelectualidad antisistema , que alberga en su germen sustituir a la anterior burguesía asumiendo sus discursos y pensamientos pero sin intencionalidad proactiva de hacer realmente algo por erradicar esa antítesis caduca, y aprovechándose de sus esquemas filosóficos y morales prácticamente, criticarlos.
Así, Suárez aprovecha un género extraño pero igual de lícito como el pseudoterror para hacer una crítica política y social, no sin dejar su impronta y marcado componente literario marca del autor.
Como excentricidad y para gozar viendo huir a una desatada Ana Belén, merece y mucho la pena.
Lo mejor: su poesía visual, como de costumbre.
Lo peor: Víctor Manuel, soso como él sólo.
En la peli, de forma precursora a la de Kubrick y su descenso a los infiernos del matrimonio, Ana Belén y Víctor Manuel hacen de un par de modernetes recién casados en plena luna de miel que deciden celebrar, muy normalitos ellos, en una agobiante autocaravana en mitad del bosque de la bruja de Blair o parecido. La cosa empieza a ponerse chunga y tensa, muy tensa entre ellos rápidamente.
Ella, para empezar, que es puro expresionismo nada contenido y bastante psicotrópico, empieza a obsesionarse de manera cansina e insana con una masía lejana y unos ojos que le espían cuan Landrú desde ella, con ganicas de probar sus ricas carnes juveniles virginales y bodorriales.
La película, como la mayoría de la obra del genio Suárez, esconde y alberga tras su planteamiento níveo, prístino y más que claro, una directa y encubierta crítica, en este caso a parte de la nueva clase social española, que el mismo director calificó de "progresía", como simple intelectualidad antisistema , que alberga en su germen sustituir a la anterior burguesía asumiendo sus discursos y pensamientos pero sin intencionalidad proactiva de hacer realmente algo por erradicar esa antítesis caduca, y aprovechándose de sus esquemas filosóficos y morales prácticamente, criticarlos.
Así, Suárez aprovecha un género extraño pero igual de lícito como el pseudoterror para hacer una crítica política y social, no sin dejar su impronta y marcado componente literario marca del autor.
Como excentricidad y para gozar viendo huir a una desatada Ana Belén, merece y mucho la pena.
Lo mejor: su poesía visual, como de costumbre.
Lo peor: Víctor Manuel, soso como él sólo.
30 de junio de 2016
30 de junio de 2016
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película alberga una fuerte crítica a una nueva clase social emergente del tardo-franquismo que el propio Gonzalo Suárez definió como "progresía", adoptando una forma y género popular (muy alejado de lo político) para realizar una crítica social de alcance. La “progresía”, según el propio realizador, alberga en su germen sustituir a la anterior burguesía asumiendo sus discursos y pensamientos... pero sin cambiar nada, aplaudiendo películas de denuncia elitista desde la butaca del cine, pero sin actuar o modificar, sin embargo, ninguna estructura del pensamiento.
Disfrazada de un cierto erotismo que desprende Ana, unido a diversos elementos de terror psicológico. Suárez, actúa contra la propia intelectualidad desde los márgenes de la misma, siempre fue un director complejo, polifacético y muy personal, pues su cine es de difícil catalogación. Lo mejor de “Morbo” es la forma en que esta contada, jugando con el propio morbo del espectador, son los ojos de los que vemos la película, lo que parece obsesionar a Alicia, con un Victor Manuel inexpresivo y una Ana Belén que explota su sensualidad y su físico apetecible. Una reflexión sobre la convivencia matrimonial de una pareja “progre”. Es evidente que esta película, inquietante y perturbadora, requiere una doble lectura para captar los muchos detalles y recovecos que afloran en el film.
“Morbo” es un thriller psicológico extraño y algo olvidado, una pequeña obra de cámara creada desde el minimalismo de cuatro personajes. En ella, Ana Belén (Alicia) y Víctor Manuel (Diego), encarnan a unos recién casados en plena luna de miel... que deciden pasar dentro de una roulotte en medio de un bosque. Las relaciones entre ambos empiezan a empeorar rápidamente empujados por el tedio y la desidia, para acabar siendo más inquietante que romántica. Ella, para empezar, empieza a obsesionarse con una casa lejana y unos ojos que parecen espiarla, naturalmente con aviesas intenciones.
Una película que se adelanta a esas que llegarían más tarde presentando la naturaleza como algo siniestro para el urbanita no habituado. El bosque como protagonista, lugar vedado como indica el cartel de prohibido el paso a la entrada del desvío que toman para acampar, esconde su secreto: la casa misteriosa propia de las fábulas, que ya nos es presentada en el prólogo del film. “Morbo” es una forma de explorar las relaciones humanas desde las convenciones del cine de terror. La película expresa la desintegración de un matrimonio, aunque el film no ha resistido bien el paso del tiempo, pero su intención de crítica a la clase bautizada por el cineasta sigue teniendo vigencia.
Disfrazada de un cierto erotismo que desprende Ana, unido a diversos elementos de terror psicológico. Suárez, actúa contra la propia intelectualidad desde los márgenes de la misma, siempre fue un director complejo, polifacético y muy personal, pues su cine es de difícil catalogación. Lo mejor de “Morbo” es la forma en que esta contada, jugando con el propio morbo del espectador, son los ojos de los que vemos la película, lo que parece obsesionar a Alicia, con un Victor Manuel inexpresivo y una Ana Belén que explota su sensualidad y su físico apetecible. Una reflexión sobre la convivencia matrimonial de una pareja “progre”. Es evidente que esta película, inquietante y perturbadora, requiere una doble lectura para captar los muchos detalles y recovecos que afloran en el film.
“Morbo” es un thriller psicológico extraño y algo olvidado, una pequeña obra de cámara creada desde el minimalismo de cuatro personajes. En ella, Ana Belén (Alicia) y Víctor Manuel (Diego), encarnan a unos recién casados en plena luna de miel... que deciden pasar dentro de una roulotte en medio de un bosque. Las relaciones entre ambos empiezan a empeorar rápidamente empujados por el tedio y la desidia, para acabar siendo más inquietante que romántica. Ella, para empezar, empieza a obsesionarse con una casa lejana y unos ojos que parecen espiarla, naturalmente con aviesas intenciones.
Una película que se adelanta a esas que llegarían más tarde presentando la naturaleza como algo siniestro para el urbanita no habituado. El bosque como protagonista, lugar vedado como indica el cartel de prohibido el paso a la entrada del desvío que toman para acampar, esconde su secreto: la casa misteriosa propia de las fábulas, que ya nos es presentada en el prólogo del film. “Morbo” es una forma de explorar las relaciones humanas desde las convenciones del cine de terror. La película expresa la desintegración de un matrimonio, aunque el film no ha resistido bien el paso del tiempo, pero su intención de crítica a la clase bautizada por el cineasta sigue teniendo vigencia.
19 de enero de 2017
19 de enero de 2017
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
La idea de Gonzalo Suárez de hacer una película de terror situada en plena luz del día, en un marco campestre y en unas sencillas vacaciones de luna de miel de dos personajes normales y corrientes, en aquella época de mansiones encantadas y muertos levantados, es digna de recibir con interés. Pero esta producción cae por completo en los abismos de la vaciedad, en primer lugar por su propia pobreza técnica (esa interpretación plenamente amateur, torpísima de Victor Manuel, esas localizaciones tópicas y elementales, ese aire desangelado de cada fotograma), y en segundo lugar, por esa orientación hacia el erotismo predestape que se revela en el propio título y que lo condiciona todo a pesar de que no ofrece casi nada. Con tan flacos caballos el carro entra pronto en terrenos demasiado trillados y toda ilusión que pudiera hacerse el espectador de que, por ejemplo, en esta ocasión el peligro iba a provenir de elementos internos a los propios protagonistas y meramente psicológicos o metafísicos se desvanece y enseguida vemos que el peligro viene de donde siempre: de personajes marginados, solitarios y naturalmente, deformes cuya propia fealdad y traumatización explica, al parecer, por qué quieren fastidiar a los demás.
1 de julio de 2016
1 de julio de 2016
5 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Incalificable “película” es la que han perpetrado el director y los guionistas de este soporífero tostón. Por lo visto y mal oído, se han empeñado en sacar de la nada un film y han conseguido exactamente lo que se proponían, NADA.
Resulta que una pareja de recién casados, pasan su luna de miel en un descampado en medio del bosque, situación totalmente demencial. Con este esperpéntico guión arranca una película mala de solemnidad, es este tipo de cine el que hunde la cinematografía española en los abismos más negros de la incultura. La cinta es realmente insoportable y requiere un verdadero esfuerzo para llegar hasta el final, la interpretación es nefasta y el presupuesto ínfimo ya que parece la obra de un grupo de aficionados mediocres. Ya no sigo pues no vale la pena cansar al amable lector de esta crítica.
Pero como se trata de hacer justicia, también hay que agradecer que la tortura de visionar la película sea de solo 87 minutos, pero que se hacen eternos.
Resumiendo: Si tienen insomnio, es perfecta.
Resulta que una pareja de recién casados, pasan su luna de miel en un descampado en medio del bosque, situación totalmente demencial. Con este esperpéntico guión arranca una película mala de solemnidad, es este tipo de cine el que hunde la cinematografía española en los abismos más negros de la incultura. La cinta es realmente insoportable y requiere un verdadero esfuerzo para llegar hasta el final, la interpretación es nefasta y el presupuesto ínfimo ya que parece la obra de un grupo de aficionados mediocres. Ya no sigo pues no vale la pena cansar al amable lector de esta crítica.
Pero como se trata de hacer justicia, también hay que agradecer que la tortura de visionar la película sea de solo 87 minutos, pero que se hacen eternos.
Resumiendo: Si tienen insomnio, es perfecta.
9 de octubre de 2016
9 de octubre de 2016
2 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Topé con esta película por casualidad sintonizado La 2 un día entre semana después de cenar, en uno de esos ciclos de 'Historia de nuestro cine' que permiten llenar la parrilla de manera barata y la par intelectualoide y patria. Intrigó al cinéfilo en mí y le dí una oportunidad. Una jovencísima Ana Belén de 21 añitos y su flamante nuevo marido, Victor Manuel (¡Cómo no!) se van de luna de miel hippiosa con una roulotte a un lugar remoto en medio de la campiña mesetaria. Y hasta aquí puedo leer. A destacar una muy lograda atmósfera "extraña" con música melódica de la época,y algunos momentos fugaces a lo Dario Argento. Es refrescante no encontrar los tópicos del cine hollywodiense. Por lo demás, el ritmo es lento y sincopado, el final arremolinado y el conjunto irregular. El título y el logo engañan, apenas hay morbo o gore, pero imagino que para la época lo poco que sale estaría por encima de los estándares nacionales. Tampoco es que sea necesario para la trama. En resumen, una rareza interesante casi en exclusiva por su condición de rareza - Anécdota: ¡Se casaron de verdad tras el rodaje de la película!
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