Dos Supersuperesbirros
5,2
2.044
Aventuras. Comedia. Acción
Rosco Frazer (Terence Hill) es un simpático viajero que vagabundea por las autopistas y casi es atropellado por un enorme camión conducido por dos tipos fuertes. Doug O'Riordan (Bud Spencer), un gigante barbudo, acaba de salir de prisión y está disfrutando de su comida en un área de descanso, cuando Rosco descubre al camión aparcado allí... Con la ayuda de Doug, Rosco consigue vengarse de los dos tipos. A partir de ahí se desencadenarán ... [+]
19 de febrero de 2008
19 de febrero de 2008
29 de 37 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me declaro amante incondicional de todas las pelis de esta extraoridinaria pareja, pero ésta es sin duda mi favorita.
Visionar esta peli es como ser testigo de una forma de vida ya olvidada: el del buen rollo playero e ingenuo. Como aquí en España teniamos nuestra Ibiza allá por los 70, en EEUU existía también un reducto aún incorrupto llamada Miami donde parecía que los sueños podían hacerse realidad y no existía la maldad (salvo por 4 chorizos de medio pelo).
Visionar esta peli es como asistir a una gran propaganda turística, como meterse de lleno en una de esas postales del Miami más esplendoroso y art-decó, como adentrarse en un lugar donde todo es felicidad y dicha, y todo puede resolverse hablando, y en el peor de los casos con una inofensiva peleilla que no deja marca ni a los perdedores.
Aqui los heroes no son tipos amargados, violentos y oscuros, sino que son unos verdaderos santos! (salvo por el insignificante detalle de que se quieren dar el piro con un millón de pavos pertenecientes al gobierno, y para ello no les queda otra que hacerse pasar por miembros e la CIA).
Puede que sea irreal, puede que sea ingenuo, puede que sea nostálgico, pero sinceramente, yo prefiero ese mundo de buen rollo a éste, que no siempre es así de "cool".
Visionar esta peli es como ser testigo de una forma de vida ya olvidada: el del buen rollo playero e ingenuo. Como aquí en España teniamos nuestra Ibiza allá por los 70, en EEUU existía también un reducto aún incorrupto llamada Miami donde parecía que los sueños podían hacerse realidad y no existía la maldad (salvo por 4 chorizos de medio pelo).
Visionar esta peli es como asistir a una gran propaganda turística, como meterse de lleno en una de esas postales del Miami más esplendoroso y art-decó, como adentrarse en un lugar donde todo es felicidad y dicha, y todo puede resolverse hablando, y en el peor de los casos con una inofensiva peleilla que no deja marca ni a los perdedores.
Aqui los heroes no son tipos amargados, violentos y oscuros, sino que son unos verdaderos santos! (salvo por el insignificante detalle de que se quieren dar el piro con un millón de pavos pertenecientes al gobierno, y para ello no les queda otra que hacerse pasar por miembros e la CIA).
Puede que sea irreal, puede que sea ingenuo, puede que sea nostálgico, pero sinceramente, yo prefiero ese mundo de buen rollo a éste, que no siempre es así de "cool".
25 de noviembre de 2007
25 de noviembre de 2007
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tal vez sean el dúo con más química en la historia de los mamporros, patadas, bofetones y puñetazos. Da lo mismo cual fuera la historia que nuevamente los uniera (olvidables casi todas), porque el asunto primordial era reírse con las palizas que siempre les propinaban a un montón de matones, alcahuetes y mafiosos.
El gran guatón Montero, inseparable y robusto compañero de colegio, encontró en Bud Spencer al primer gordo cinematográfico que no era relegado al papel de bufón o de artista secundario y en una época en que muchos buscan referentes en algún vecino o en el deportista destacado del momento, el gran Montero descubrió que sus kilos demás podían ser una ventaja y que en ciertos casos inevitables, al igual que Bud Spencer, podía hacerse respetar por medio de la fuerza. Es por ello que al menos una vez al mes, hace ya tanto tiempo, un grupo de escolares se juntaba a ver las aventuras de esta pareja y mientras casi todos preferíamos ser ágiles y afortunados con las mujeres como el rubio Terence Hill, sólo uno, el más robusto de todos, a ojos cerrados prefería imitar al enorme Bud Spencer.
El gran guatón Montero, inseparable y robusto compañero de colegio, encontró en Bud Spencer al primer gordo cinematográfico que no era relegado al papel de bufón o de artista secundario y en una época en que muchos buscan referentes en algún vecino o en el deportista destacado del momento, el gran Montero descubrió que sus kilos demás podían ser una ventaja y que en ciertos casos inevitables, al igual que Bud Spencer, podía hacerse respetar por medio de la fuerza. Es por ello que al menos una vez al mes, hace ya tanto tiempo, un grupo de escolares se juntaba a ver las aventuras de esta pareja y mientras casi todos preferíamos ser ágiles y afortunados con las mujeres como el rubio Terence Hill, sólo uno, el más robusto de todos, a ojos cerrados prefería imitar al enorme Bud Spencer.
6 de noviembre de 2015
6 de noviembre de 2015
6 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Sin duda se trata de una película excepcional.
Poco se puede añadir a la crítica de Sonny Calavera.
Esta es una película que habré visto más de 10 veces, quizás 20 y no me canso de verla. Por que lo que tiene es que cada vez que la ves siepre te saca una sonrisa.
El cine debería de ser para eso, para pasar un rato agradable y no para joderte como ya te jode la vida con películas de sufrimiento y demás.
Una pena que esta pareja se hayan hecho mayores y ya no puedan hacer más pelis.
Si fuera director o productor haría con ambos actualmente un remake de la también fabulosa pelicula "Otra cuidad otra ley".
EDITO para añadir con gran pena como ya murió el gran Bud. Aún así por suerte Terence sigue haciendo cosas...
Reitero. Imprescindible.
Poco se puede añadir a la crítica de Sonny Calavera.
Esta es una película que habré visto más de 10 veces, quizás 20 y no me canso de verla. Por que lo que tiene es que cada vez que la ves siepre te saca una sonrisa.
El cine debería de ser para eso, para pasar un rato agradable y no para joderte como ya te jode la vida con películas de sufrimiento y demás.
Una pena que esta pareja se hayan hecho mayores y ya no puedan hacer más pelis.
Si fuera director o productor haría con ambos actualmente un remake de la también fabulosa pelicula "Otra cuidad otra ley".
EDITO para añadir con gran pena como ya murió el gran Bud. Aún así por suerte Terence sigue haciendo cosas...
Reitero. Imprescindible.
13 de agosto de 2024
13 de agosto de 2024
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Superpolis, Superpolicías, Superpoderosos, Super....bueno en España los traductores saɓían (y alguna más de las que les quedaban en la manga) que estos dos son ya como dos superhéroes, y era de dominio público internacional su condición de esbirros inseparables a la fuerza.
De hecho Hill y Spencer tenían más que plena conciencia del grado de iconos que ostentaban, tanto que la premisa era lo de menos y no escocía, ni a ellos, ni al público ni mucho menos a su gurú de cabecera E. B. Clucher a los mandos de la pachanga, jugar siempre la mismas cartas: otra vez el buscavidas pícaro se topa con el camionero de malas pulgas. Uno busca meterse en líos, o bien los líos acostumbran a encontrarlo. El otro solamente quiere que le dejen comer -le han echado de la cárcel por lo caro que es alimentarle- y echar la siesta tranquilo. Y lo que ocurre después lleva al efecto bola de nieve con un lío provocando otro. Lo más novedoso es oír a Bud ofreciéndose, sólo al principio, a llevar a Hill a donde quiera en su camión "prestado" por voluntad propia.
Lo de menos es que vayan en vaqueros y gorras de visera, en traje y con un sombrero tejano, que los tomen por un par de estafadores o agentes secretos haciéndole de recaderos (nuevamente) al gran Lebowski David Haddleston, en patines, chupando asfalto a pata o en camión o conduciendo un megacochazo con un becerro vivo detrás y lo que queda de otro adulto delante, viéndoselas contra karatekas o moteros, solos o con ayuda cetácea. Una genialidad el gag del camarero ciego, por cierto. Además Bud es capaz de aprender a pilotar un helicóptero con muchísimo más velocidad que Tom Cruise.
De hecho Hill y Spencer tenían más que plena conciencia del grado de iconos que ostentaban, tanto que la premisa era lo de menos y no escocía, ni a ellos, ni al público ni mucho menos a su gurú de cabecera E. B. Clucher a los mandos de la pachanga, jugar siempre la mismas cartas: otra vez el buscavidas pícaro se topa con el camionero de malas pulgas. Uno busca meterse en líos, o bien los líos acostumbran a encontrarlo. El otro solamente quiere que le dejen comer -le han echado de la cárcel por lo caro que es alimentarle- y echar la siesta tranquilo. Y lo que ocurre después lleva al efecto bola de nieve con un lío provocando otro. Lo más novedoso es oír a Bud ofreciéndose, sólo al principio, a llevar a Hill a donde quiera en su camión "prestado" por voluntad propia.
Lo de menos es que vayan en vaqueros y gorras de visera, en traje y con un sombrero tejano, que los tomen por un par de estafadores o agentes secretos haciéndole de recaderos (nuevamente) al gran Lebowski David Haddleston, en patines, chupando asfalto a pata o en camión o conduciendo un megacochazo con un becerro vivo detrás y lo que queda de otro adulto delante, viéndoselas contra karatekas o moteros, solos o con ayuda cetácea. Una genialidad el gag del camarero ciego, por cierto. Además Bud es capaz de aprender a pilotar un helicóptero con muchísimo más velocidad que Tom Cruise.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Lástima, y lo digo a riesgo asumido de chafaros el buen rollo que prevalece en mis críticas sobre esta pareja, que la nota añeja tenga que saltar a costa de los reparos del fratelli Terence a medirse con los puños contra la villana consorte -junto al habitual Ricardo Pizzuti y un megalómano Buffy Dee- especialista, wrestler y "klingon" Faith Minton, relegándola a unos azotes de Bud tras darle una somanta de tollinas a Hill que, creo, Minton le habría propinado igualmente de haberse defendido:
"¡Eh, no peleo con mujeres! ¡Grandullón ayúdame, regálale unas flores!".
Los venecianos sí promueven el espíritu olímpico.
"¡Eh, no peleo con mujeres! ¡Grandullón ayúdame, regálale unas flores!".
Los venecianos sí promueven el espíritu olímpico.
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