Anna
5,8
5.930
31 de agosto de 2019
31 de agosto de 2019
55 de 86 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fue en 1983 cuando Luc Besson saltó a la fama con su original “Kamikaze 1999 (El último combate)”, título español algo imposible y que más le hubiera beneficiado utilizar el original, “El último combate”. Desde entonces ha pasado de todo. Aciertos que, en su mayoría, en España pasaron casi desapercibidos, a fiascos que se han juntado con su creatividad más pobre o turbios asuntos personales de acoso sexual. Lo que es innegable es que audiovisualmente ha generado progresos para la industria no ya del cine francés, si no del cine en general. Aún recuerdo el haber asistido a una sala espectacular en Suiza para ver la versión del director de “El gran azul”, toda una experiencia para visionarla en pantalla gigante y con un sonido alucinante. Esa suntuosidad la continuó con uno de sus mayores éxitos, “Nikita, dura de matar”, de nuevo otro título que España pasa muy desapercibido pero que supone un pelotazo mundial, sobre todo en Estados Unidos, y cuya traducción “libre” con ese añadido en España no le beneficiaron. Prosiguió con una carrera que, comercialmente, iba emergiendo cada vez más hasta llegar a su mayor éxito de taquilla, “El quinto elemento”.
Tras esa, en 1999 llegó “Juana de Arco”, su primer fiasco, y desde entonces, ha ido dando bandazos. Con “Lucy”, hace cinco años, volvió a hacer taquilla, aunque para mí sigue siendo su película más fallida de acción y más pretenciosa, y ahora se nos presenta con el palíndromo “Anna”, que es un mejunje extraído de varias películas de espías, aderezado con el autoplagio de “Nikita”. Es cierto que sus elecciones para los papeles principales, en un pasado recaían en parejas suyas y parecían encajar mejor en sus proyectos que ahora, en el que parece que no se ha utilizado el sentido común y responde a antojos. En el caso de Scarlett Johansson parecía menos llamativo pero esta, su último capricho, Sasha Luss, el personaje le queda grande. Y no es que su labor sea horrenda, pero una actriz experimentada le hubiera levantado la película en las escenas más necesarias.
El casting, dicho sea de paso, es uno de sus puntos flacos, y el que haya seleccionado en un 90% a unos actores, en su mayoría con perilla, o barba algo imberbes, responde sobre todo a un “look” coyuntural más que a una necesidad. Porque “Anna”, sobre todo en su principio, es postiza, es un ejemplo de film “Fashion victim” al ser un festival de imbecilidades, de “modelis” que posan y van a fiestas “megachupis” en las que Besson da rienda suelta a un lesbianismo de cuarta y donde muestra su homofobia más caduca. Hasta el trabajo del espléndido Eric Serra en algunos de esos momentos parece que nos quiere transmitir ese halo que tenía el archiconocido trabajo de Francis Lai en “Bilitis” sin lograrlo. Las sesiones de fotos me parecen infinitamente mejores las de “Ojos”, luego rebautizada en algunos sitios como “Los ojos de Laura Mars”, de Irvin Kershner, que aunque cuenten con más años, tenían más gracia. La aportación de Helen Mirren tiene más peso en la trama, pero menos encanto, que la labor de Jeanne Moreau en “Nikita”. No se sabe porqué siendo rusa en la película, no habla ruso con los rusos. Además, su “look” de la KGB, nos recuerda más al Dustin Hoffman travestido de “Tootsie” combinado con el personaje animado de Edna 'E' Moda de “Los increíbles”. En resumen, no pasa de discreta, que era lo que se esperaba de ella, supongo, pero Mirren debería empezar a plantearse, ya que no posee extremas necesidades económicas, que el aceptar papeles sin relieve en películas de acción para que su nombre sirva como reclamo de “cierta calidad” al producto, no le ayuda. El decir sí a todo no siempre es bueno. Y ya ella por experiencia debería saberlo.
Luc Besson dirige con fría corrección. Parece que en las (pocas) escenas de acción es cuando se estruja más los sesos, pero no basta. Creo que nadie mejor que él sabe que con un guión “chungo” poco se puede hacer para que todo salga bien, excepto para que se quede en lo que es, un pasatiempo para engullir palomitas, una más del montón. Y es que su guión es malo. Carece, como decíamos antes, de la pretenciosidad de “Lucy”, lo cual le ayuda, pero está “montada” para disimular su miles de defectos. Creo recordar que es de las películas que más saltos en el tiempo da, hasta casi hay que llevar calculadora para seguir los rótulos: tres meses antes, tres meses después, cuatro meses después, dos meses antes... y todo, porque como hemos dicho, su narración es fullera a más no poder. Al espectador se le va ocultando de todo para luego “sorprenderlo”, pero si se tiene doce años o menos y no se ha visto mucho cine, igual lo consigue. De ahí su insistencia en la violencia que se emplea, para que el producto parezca más adulto de lo que realmente es.
Antes de pasar al “spoiler” advertir que “Anna” no es ni pésima pero tampoco ni siquiera pasable. Es una película más, como hemos dicho del montón, que no merece tampoco un análisis ni mayor ni serio. Besson ha hecho un producto que le sigue empequeñeciendo, y él sabrá si el seguir haciendo productos de este tipo le benefician, siempre y cuando al menos amortice, porque si no estos caprichos tampoco se los podrá costear.
Tras esa, en 1999 llegó “Juana de Arco”, su primer fiasco, y desde entonces, ha ido dando bandazos. Con “Lucy”, hace cinco años, volvió a hacer taquilla, aunque para mí sigue siendo su película más fallida de acción y más pretenciosa, y ahora se nos presenta con el palíndromo “Anna”, que es un mejunje extraído de varias películas de espías, aderezado con el autoplagio de “Nikita”. Es cierto que sus elecciones para los papeles principales, en un pasado recaían en parejas suyas y parecían encajar mejor en sus proyectos que ahora, en el que parece que no se ha utilizado el sentido común y responde a antojos. En el caso de Scarlett Johansson parecía menos llamativo pero esta, su último capricho, Sasha Luss, el personaje le queda grande. Y no es que su labor sea horrenda, pero una actriz experimentada le hubiera levantado la película en las escenas más necesarias.
El casting, dicho sea de paso, es uno de sus puntos flacos, y el que haya seleccionado en un 90% a unos actores, en su mayoría con perilla, o barba algo imberbes, responde sobre todo a un “look” coyuntural más que a una necesidad. Porque “Anna”, sobre todo en su principio, es postiza, es un ejemplo de film “Fashion victim” al ser un festival de imbecilidades, de “modelis” que posan y van a fiestas “megachupis” en las que Besson da rienda suelta a un lesbianismo de cuarta y donde muestra su homofobia más caduca. Hasta el trabajo del espléndido Eric Serra en algunos de esos momentos parece que nos quiere transmitir ese halo que tenía el archiconocido trabajo de Francis Lai en “Bilitis” sin lograrlo. Las sesiones de fotos me parecen infinitamente mejores las de “Ojos”, luego rebautizada en algunos sitios como “Los ojos de Laura Mars”, de Irvin Kershner, que aunque cuenten con más años, tenían más gracia. La aportación de Helen Mirren tiene más peso en la trama, pero menos encanto, que la labor de Jeanne Moreau en “Nikita”. No se sabe porqué siendo rusa en la película, no habla ruso con los rusos. Además, su “look” de la KGB, nos recuerda más al Dustin Hoffman travestido de “Tootsie” combinado con el personaje animado de Edna 'E' Moda de “Los increíbles”. En resumen, no pasa de discreta, que era lo que se esperaba de ella, supongo, pero Mirren debería empezar a plantearse, ya que no posee extremas necesidades económicas, que el aceptar papeles sin relieve en películas de acción para que su nombre sirva como reclamo de “cierta calidad” al producto, no le ayuda. El decir sí a todo no siempre es bueno. Y ya ella por experiencia debería saberlo.
Luc Besson dirige con fría corrección. Parece que en las (pocas) escenas de acción es cuando se estruja más los sesos, pero no basta. Creo que nadie mejor que él sabe que con un guión “chungo” poco se puede hacer para que todo salga bien, excepto para que se quede en lo que es, un pasatiempo para engullir palomitas, una más del montón. Y es que su guión es malo. Carece, como decíamos antes, de la pretenciosidad de “Lucy”, lo cual le ayuda, pero está “montada” para disimular su miles de defectos. Creo recordar que es de las películas que más saltos en el tiempo da, hasta casi hay que llevar calculadora para seguir los rótulos: tres meses antes, tres meses después, cuatro meses después, dos meses antes... y todo, porque como hemos dicho, su narración es fullera a más no poder. Al espectador se le va ocultando de todo para luego “sorprenderlo”, pero si se tiene doce años o menos y no se ha visto mucho cine, igual lo consigue. De ahí su insistencia en la violencia que se emplea, para que el producto parezca más adulto de lo que realmente es.
Antes de pasar al “spoiler” advertir que “Anna” no es ni pésima pero tampoco ni siquiera pasable. Es una película más, como hemos dicho del montón, que no merece tampoco un análisis ni mayor ni serio. Besson ha hecho un producto que le sigue empequeñeciendo, y él sabrá si el seguir haciendo productos de este tipo le benefician, siempre y cuando al menos amortice, porque si no estos caprichos tampoco se los podrá costear.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
SPOILER
El ser una modelo superguay, que no sabemos si monta a caballo, es lo único, pero que además de espía es experta en nuevas tecnologías, en defensa personal más que Rambo, que cambia constantemente de vestidos y sobre todo de pelucas pero sin el rollo “drag” encantador que podían tener Sophia Loren en “Arabesco”, la Vitti en “Modesty Blaise” o Marisa Mell en “Danger: Diabolik” y que tiene novia, combinando relaciones con chicos que copulan liberando mucha testosterona para darle un cierto aire “renovador” al género, responde más a una fantasía heterosexual masculina del guionista que además es el director, convirtiendo a Anna en un personaje, más que algo propio del cine de espías, más digna de la dinastía Kardashian.
Hacía tiempo que no veía tanto falso recato en una pantalla, no me lo esperaba de Besson, porque no muestran carne, hasta lo hacen vestidos. Por ejemplo, hay una escena en que vemos a Lenny (Cillian Murphy, que no está mal en su labor pero adolece de cualquier tipo de morbo ya que es más frío que, por ejemplo, Catherine Deneuve en su época más gélida) que está perfectamente trajeado, quizás por influencia de la trilogía de “50 sombras de Grey”. Acaban de tener un encuentro sexual, se supone que desenfrenado, Anna hablando con él se cubre con la sábana. Las tomas desde la espalda de ella nos hace ver casi un pecho, pero ella se tapa hasta el cuello hablando con Lenny. Cuando él sale de la habitación, ella se levanta tapándose con la sábana kilométrica que la cubría y va al otro extremo de la habitación. Pero si está sola, ¿para qué se cubre? Esta clase de detalles son dignos de cualquier telefilm.
Mejor ceñirnos a las escenas de acción, tragarnos todo lo que nos cuentan y nos quedamos con un entretenimiento que al día siguiente ya casi hemos olvidado.
El ser una modelo superguay, que no sabemos si monta a caballo, es lo único, pero que además de espía es experta en nuevas tecnologías, en defensa personal más que Rambo, que cambia constantemente de vestidos y sobre todo de pelucas pero sin el rollo “drag” encantador que podían tener Sophia Loren en “Arabesco”, la Vitti en “Modesty Blaise” o Marisa Mell en “Danger: Diabolik” y que tiene novia, combinando relaciones con chicos que copulan liberando mucha testosterona para darle un cierto aire “renovador” al género, responde más a una fantasía heterosexual masculina del guionista que además es el director, convirtiendo a Anna en un personaje, más que algo propio del cine de espías, más digna de la dinastía Kardashian.
Hacía tiempo que no veía tanto falso recato en una pantalla, no me lo esperaba de Besson, porque no muestran carne, hasta lo hacen vestidos. Por ejemplo, hay una escena en que vemos a Lenny (Cillian Murphy, que no está mal en su labor pero adolece de cualquier tipo de morbo ya que es más frío que, por ejemplo, Catherine Deneuve en su época más gélida) que está perfectamente trajeado, quizás por influencia de la trilogía de “50 sombras de Grey”. Acaban de tener un encuentro sexual, se supone que desenfrenado, Anna hablando con él se cubre con la sábana. Las tomas desde la espalda de ella nos hace ver casi un pecho, pero ella se tapa hasta el cuello hablando con Lenny. Cuando él sale de la habitación, ella se levanta tapándose con la sábana kilométrica que la cubría y va al otro extremo de la habitación. Pero si está sola, ¿para qué se cubre? Esta clase de detalles son dignos de cualquier telefilm.
Mejor ceñirnos a las escenas de acción, tragarnos todo lo que nos cuentan y nos quedamos con un entretenimiento que al día siguiente ya casi hemos olvidado.
3 de septiembre de 2019
3 de septiembre de 2019
44 de 70 usuarios han encontrado esta crítica útil
Típica película del señor Besson con chica asesina y mona.
La verdad, la película no ha estado nada mal, pero lo que me ha dejado un poco descolocada es los saltos en el tiempo que hay.
Por lo demás las escenas de acción son pocas pero las que hay son muy buenas y bien rodadas sin párkinson y viendo bien las peleas.
El señor Evans y el señor Murphy me gustan en sus papeles ya que la gloria se la lleva la protagonista.
La que esta mejor es la señora Mirren que cada vez que sale se los come ha todos.
Me ha gustado y le pondré un (7) buena.
Besitos y saludos.
La verdad, la película no ha estado nada mal, pero lo que me ha dejado un poco descolocada es los saltos en el tiempo que hay.
Por lo demás las escenas de acción son pocas pero las que hay son muy buenas y bien rodadas sin párkinson y viendo bien las peleas.
El señor Evans y el señor Murphy me gustan en sus papeles ya que la gloria se la lleva la protagonista.
La que esta mejor es la señora Mirren que cada vez que sale se los come ha todos.
Me ha gustado y le pondré un (7) buena.
Besitos y saludos.
4 de septiembre de 2019
4 de septiembre de 2019
19 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine de Luc Besson es un poco como una hamburguesa hecha por un buen cheff. O lo que es lo mismo, películas de acción más oscuras y violentas que las típicas americanas, y con referencias filosóficas, existencialistas, propias del cine europeo. Alguna, como" El Profesional", me ha parecido notable. Y la icónica "Nikita" más que digna, además de pionera.
En Anna el director repite la fórmula de Niikita, pero mezclandola con "Gorrión Rojo". Es decir, un refrito poco novedoso y excesivamente pretencioso, por lo que la película acaba desnaturalizandose. En la primera parte se esfuerza en construir psicológicamente a su heroína, en humanizarla, pero poco a poco va desandando su propio camino. Todo se hace cada vez más inverosímil, con una protagonista que muta de víctima a implacable depredadora en un suspiro. Y todo con continuos, casi periódicos, giros de guión que el espectador no puede ni masticar, porque se los inyectan sin previo aviso y sin la más mínima preparación, porque sí, porque se puede. Sus escenas de acción son notables y sus excelentes actores, entre los que hay que incluir a la desconocida "Sasha Luss, elevan la calidad de una cinta que está hecha con oficio y medio acaba cumpliendo su cometido, que no es otro que entretener
En Anna el director repite la fórmula de Niikita, pero mezclandola con "Gorrión Rojo". Es decir, un refrito poco novedoso y excesivamente pretencioso, por lo que la película acaba desnaturalizandose. En la primera parte se esfuerza en construir psicológicamente a su heroína, en humanizarla, pero poco a poco va desandando su propio camino. Todo se hace cada vez más inverosímil, con una protagonista que muta de víctima a implacable depredadora en un suspiro. Y todo con continuos, casi periódicos, giros de guión que el espectador no puede ni masticar, porque se los inyectan sin previo aviso y sin la más mínima preparación, porque sí, porque se puede. Sus escenas de acción son notables y sus excelentes actores, entre los que hay que incluir a la desconocida "Sasha Luss, elevan la calidad de una cinta que está hecha con oficio y medio acaba cumpliendo su cometido, que no es otro que entretener
2 de septiembre de 2019
2 de septiembre de 2019
27 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Después del poco éxito que tuvo su película anterior Valerian, Luc Besson intenta volver a lo seguro repitiendo el tema de las asesinas femeninas como "Nikita" o "Lucy" que tuvieron una carrera comercial mejor. Últimamente también hemos visto a Jennifer Lawrence y Charlize Theron en papeles similares en "Gorrión Rojo" y "Atómica".
Aqui conocemos a Anna Poliatova, interpretada por la modelo rusa Sasha Luss, ella es una asesina de élite de la KGB, rubia platino, bisexual, maneja como nadie las pistolas, va siempre vestida elegantemente con faldas cortas. Entrenada para matar por Alex (Luke Evans) y su superior rusa Olga (Helen Mirren). Pero también es captada por la CIA...
Las pocas escenas de acción están ya muy vistas, y los giros que son muy predecibles los mete en unos continuos flashbacks muy cansinos ("tres años antes", "seis meses más tarde","Tres meses antes"etc..) todo debido a un guion del propio Besson que le falta coherencia y una buena estructura.
También para agilizar muchas escenas y que avance la película, añade ordenadores portátiles, dispositivos usb, o teléfonos móviles que en 1989 no creo que hubiese mucha red móvil, ni internet para rellenar solicitudes de trabajo on line como hace la protagonista. En este y otros aspectos Besson se ve incapaz de demostrar algo original o innovador quedando una película sin fuerza y errática.
En resumidas cuentas "Anna" es un thriller de espías con gran escasez de secuencias de acción y que roza el aburrimiento.
Destino Arrakis.com
Aqui conocemos a Anna Poliatova, interpretada por la modelo rusa Sasha Luss, ella es una asesina de élite de la KGB, rubia platino, bisexual, maneja como nadie las pistolas, va siempre vestida elegantemente con faldas cortas. Entrenada para matar por Alex (Luke Evans) y su superior rusa Olga (Helen Mirren). Pero también es captada por la CIA...
Las pocas escenas de acción están ya muy vistas, y los giros que son muy predecibles los mete en unos continuos flashbacks muy cansinos ("tres años antes", "seis meses más tarde","Tres meses antes"etc..) todo debido a un guion del propio Besson que le falta coherencia y una buena estructura.
También para agilizar muchas escenas y que avance la película, añade ordenadores portátiles, dispositivos usb, o teléfonos móviles que en 1989 no creo que hubiese mucha red móvil, ni internet para rellenar solicitudes de trabajo on line como hace la protagonista. En este y otros aspectos Besson se ve incapaz de demostrar algo original o innovador quedando una película sin fuerza y errática.
En resumidas cuentas "Anna" es un thriller de espías con gran escasez de secuencias de acción y que roza el aburrimiento.
Destino Arrakis.com
7 de septiembre de 2019
7 de septiembre de 2019
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aún con sus fallas y sus tropiezos, hay figuras en el panorama cinematográfico que son siempre fascinantes. Creadores y narradores cinematográficos que crean su propio estilo y toman constantes riesgos para encontrar vías de éxito con herramientas poco ortodoxas. Pocos han logrado tamaña envergadura productiva de manera independiente como el director y productor Luc Besson, a quién conocemos desde hace casi cuarenta años. Realizador que se dio a conocer desde el mundillo del cine de culto independiente con su hiperviolento y descarado estilo para, desde los 90, tocar el mainstream en Estados Unidos con clásicos como El quinto elemento o la excelente León el profesional y encomendarse a construir su propia gran productora de gran cine comercial francés, EuropaCorp. Casa de superproducciones extravagantes con la que no cesa de experimentar pese a encadenar varios fracasos. El mundo dio la espalda a la hortera y simpática Valerian y la ciudad de los mil planetas, por lo que en esta ocasión busca rédito en la taquilla veraniega con una jugada mucho más eficaz, modesta de producir.
Hablamos de Anna, película de acción y espionaje protagonizada por la modelo rusa Sasha Luss. Película de protagonista femenina fuerte y sexualizada que encapsula perfectamente el pasatiempo ligero que demanda la audiencia en estas fechas. Filme de atractivo material promocional, pero respaldado con una negativa recepción crítica. Lo cual no fue necesariamente un inconveniente para desear cubrir el estreno, viendo el mal recibimiento al que el cine de Besson está habituado. Escribo pues unos párrafos sobre un filme en absoluto extraordinario o memorable, pero sí disfrutable entendido desde sus propias reglas. Un filme juguetón y vigoroso que se pierde en sus retruécanos y abusa de estereotipos, pero que atrapa tu atención durante todo el metraje.
Hablamos de Anna, película de acción y espionaje protagonizada por la modelo rusa Sasha Luss. Película de protagonista femenina fuerte y sexualizada que encapsula perfectamente el pasatiempo ligero que demanda la audiencia en estas fechas. Filme de atractivo material promocional, pero respaldado con una negativa recepción crítica. Lo cual no fue necesariamente un inconveniente para desear cubrir el estreno, viendo el mal recibimiento al que el cine de Besson está habituado. Escribo pues unos párrafos sobre un filme en absoluto extraordinario o memorable, pero sí disfrutable entendido desde sus propias reglas. Un filme juguetón y vigoroso que se pierde en sus retruécanos y abusa de estereotipos, pero que atrapa tu atención durante todo el metraje.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Inicios de los 90, la Guerra Fría vive sus últimos coletazos en un ambiente de tensión extrema entre la CIA y la KGB. Un tablero gigante de ajedrez de intrigas y secretos en el que letales y despersonalizados peones de batalla jugaban un papel fundamental. Peones como la bella Anna, vapuleada por la vida desde tierna edad y blanco perfecto para los despiadados métodos de entrenamiento de la KGB. Atrapada por promesas de libertad y protección a ambos bandos, la letal agente trazará su propio camino en un obstaculizado laberinto de dobles identidades. Una película de espionaje ruso con múltiples giros argumentales y saltos temporales hacia delante y hacia atrás, de modo que se busque siempre un efecto sorpresa. Lujo, moda y dinero alrededor del mundo en un sensualizado juego cruzado puntuado con momentos de estilizada acción brutal. El filme tiene un ritmo endiablado, navegando con acierto por sus valles dramáticos. La rítmica banda sonora juega un papel importante para lograrlo, pero también la eficacia con la que está planificada el filme, usando para su beneficio una presumible limitación presupuestaria: se fragmenta lo menos posible, grabando la mayoría de las acciones en travellings de seguimiento.
El guión es atractivo, y bien es cierto que se logra que nunca esperemos lo que va a ocurrir. Y pese a lo enrevesado de la narrativa, en última instancia se lee de manera cristalina. Todo gira alrededor de una mujer que tanto con su primer novio, como en el mundo de la moda como en el de espías, es una esclava sin libertad ni albedrío que debe usar su feminidad, el sexo y la violencia tanto como arma como razón de ser. Ella es su única amiga, y la salvación debe encontrarla sola.
Aún siendo una modelo que enarbola hasta el extremo su belleza y sensualidad como medios para conseguir sus fines, algunos escarceos e instantes parecen no perseguir más fin que el placer escopófilo de una mirada eminentemente masculina. Si bien se usa al salto porque una trama lineal no lograría sorprender de la misma manera, pasados los tres giros lo que tercia es abusar de este recurso en pos de un efectismo perezoso. Aún sin llegar a tomarse nunca en serio a sí misma, la película cae presa de clichés y estereotipos al retratar diferentes nacionalidades, en lo que no ayuda un trabajo pobre en la escritura de diálogos. Todo aquel que vaya al cine esperando la acción que prometía el tráiler se verá decepcionado, pues aunque son excelentes sólo hay dos en las dos horas de metraje. Al abandonar la sala percibes que, tras tanta verborrea, danza briosa y carrera con requiebros, no hay miga alguna que recordar.
Si eres un aficionado al cine de espías ambientado en la Guerra Fría y sientes una debilidad especial por el cine de Besson, pasarás un buen rato en la sala de cine. Pero no nos engañemos, hablamos de un pasatiempo muy ligero que sólo proporciona solaz durante los 112 minutos de proyección.
El guión es atractivo, y bien es cierto que se logra que nunca esperemos lo que va a ocurrir. Y pese a lo enrevesado de la narrativa, en última instancia se lee de manera cristalina. Todo gira alrededor de una mujer que tanto con su primer novio, como en el mundo de la moda como en el de espías, es una esclava sin libertad ni albedrío que debe usar su feminidad, el sexo y la violencia tanto como arma como razón de ser. Ella es su única amiga, y la salvación debe encontrarla sola.
Aún siendo una modelo que enarbola hasta el extremo su belleza y sensualidad como medios para conseguir sus fines, algunos escarceos e instantes parecen no perseguir más fin que el placer escopófilo de una mirada eminentemente masculina. Si bien se usa al salto porque una trama lineal no lograría sorprender de la misma manera, pasados los tres giros lo que tercia es abusar de este recurso en pos de un efectismo perezoso. Aún sin llegar a tomarse nunca en serio a sí misma, la película cae presa de clichés y estereotipos al retratar diferentes nacionalidades, en lo que no ayuda un trabajo pobre en la escritura de diálogos. Todo aquel que vaya al cine esperando la acción que prometía el tráiler se verá decepcionado, pues aunque son excelentes sólo hay dos en las dos horas de metraje. Al abandonar la sala percibes que, tras tanta verborrea, danza briosa y carrera con requiebros, no hay miga alguna que recordar.
Si eres un aficionado al cine de espías ambientado en la Guerra Fría y sientes una debilidad especial por el cine de Besson, pasarás un buen rato en la sala de cine. Pero no nos engañemos, hablamos de un pasatiempo muy ligero que sólo proporciona solaz durante los 112 minutos de proyección.
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