El padrino. Parte III
1990 

7,8
76.702
Drama
Michael Corleone, heredero del imperio de don Vito Corleone, intenta rehabilitarse socialmente y legitimar todas las posesiones de la familia negociando con el Vaticano. Después de luchar toda su vida se encuentra cansado y centra todas sus esperanzas en encontrar un sucesor que se haga cargo de los negocios. Vincent, el hijo ilegítimo de su hermano Sonny, parece ser el elegido. (FILMAFFINITY) En diciembre de 2020 se estrenó en cines y ... [+]
28 de diciembre de 2007
28 de diciembre de 2007
253 de 274 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una verdadera obra maestra, digan lo que digan. No creo que esté por debajo de sus predecesoras: al contrario, es tan dinámica y gustadora como las otras dos. He aquí mis argumentos:
1. Al Pacino hace una actuación formidable, mostrando lo mejor de su capacidad. Más austero, más creíble, más humano: tanto que nos hace sentir compasión.
2. Los diez minutos finales. De lo mejor en la historia del Cine: resulta maravillosa la contraposición de las dos realidades, los dos dramas que se mezclan (la ópera y el film); Francis Ford Coppola logra un paralelismo brillante, en el que música, violencia y acción terminan creando una secuencia fenomenal, y el clímax alcanzado es de una intensidad brutal.
3. Está llena de momentos memorables, que aparecen como ráfagas (buen uso del flashback de parte del gran Francis) o se van elaborando en la trama (por favor lean el spoiler).
4. Así como en la segunda parte de la saga, se tejen realidad histórica y ficción. Las escenas en el Vaticano, las notables tomas del paisaje siciliano y el mismo argumento son suficientemente creíbles.
Para completar el encanto, tenemos a Eli Wallach en el colmo de su versatilidad, regalándonos un entretenido personaje, tan odioso como agradable. Diane Keaton se mantiene: sencillamente excelente. La actuación de Talia Shire es bastante bien lograda. No pienso que Andy García lo haya hecho mal: al contrario, encaja en el papel y todo su cinismo y frescura son un punto a favor.
Para los cinéfilos, estos dos datos que pueden ser de utilidad:
1. Robert Duvall se negó a participar en el rodaje por no llegar a un acuerdo salarial con Coppola. Aunque no tengo nada contra Hamilton, me parece que el maestro Francis tuvo que haberle insistido al genial actor: se habría podido armar una mejor historia.
2. Wynona Rider iba a interpretar a Mary, pero se enfermó justo antes del rodaje: por eso apareció la hija del director.
3. A quienes les interese la historia de la conspiración a propósito de la muerte de Albino Luciani (Juan Pablo I), les recomiendo leer acerca del Banco Ambrosiano y el cardenal Paul Marzinkus.
1. Al Pacino hace una actuación formidable, mostrando lo mejor de su capacidad. Más austero, más creíble, más humano: tanto que nos hace sentir compasión.
2. Los diez minutos finales. De lo mejor en la historia del Cine: resulta maravillosa la contraposición de las dos realidades, los dos dramas que se mezclan (la ópera y el film); Francis Ford Coppola logra un paralelismo brillante, en el que música, violencia y acción terminan creando una secuencia fenomenal, y el clímax alcanzado es de una intensidad brutal.
3. Está llena de momentos memorables, que aparecen como ráfagas (buen uso del flashback de parte del gran Francis) o se van elaborando en la trama (por favor lean el spoiler).
4. Así como en la segunda parte de la saga, se tejen realidad histórica y ficción. Las escenas en el Vaticano, las notables tomas del paisaje siciliano y el mismo argumento son suficientemente creíbles.
Para completar el encanto, tenemos a Eli Wallach en el colmo de su versatilidad, regalándonos un entretenido personaje, tan odioso como agradable. Diane Keaton se mantiene: sencillamente excelente. La actuación de Talia Shire es bastante bien lograda. No pienso que Andy García lo haya hecho mal: al contrario, encaja en el papel y todo su cinismo y frescura son un punto a favor.
Para los cinéfilos, estos dos datos que pueden ser de utilidad:
1. Robert Duvall se negó a participar en el rodaje por no llegar a un acuerdo salarial con Coppola. Aunque no tengo nada contra Hamilton, me parece que el maestro Francis tuvo que haberle insistido al genial actor: se habría podido armar una mejor historia.
2. Wynona Rider iba a interpretar a Mary, pero se enfermó justo antes del rodaje: por eso apareció la hija del director.
3. A quienes les interese la historia de la conspiración a propósito de la muerte de Albino Luciani (Juan Pablo I), les recomiendo leer acerca del Banco Ambrosiano y el cardenal Paul Marzinkus.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El argumento está muy bien pensado. Michael Corleone, en el ocaso de su vida, asediado por la enfermedad (una diabetes muy mal controlada, por cierto), el remordimiento (sobretodo a raíz de haber ordenado el homicidio de Fredo...dudo que le pesara la muerte de Sollozzo, Barzini o Roth), y deseoso de ascender socialmente (porque a diferencia de sus padres, parece ser un verdadero arribista), busca la amistad del Vaticano para consumar su victoria terrena (quiere hacerse dueño de una enorme compañía europea de bienes raíces) y acaso un consuelo divino (¿la redención de sus culpas?). La cosa es que el Vaticano no sólo está dispuesto a darle la Orden de San Sebastián, sino que también busca quebrarlo: es que detrás del rostro benevolene de la Iglesia se esconden personajes como el carnicero Luchesi, un corrupto Arzobispo y el pérfido Don Altobello (que aunque es padrino de Connie no duda en ordenar la muerte de Michael y su hija Mary). Así, buscando "limpiarse" (su eterno deseo), Michael se mete inocentemente en la boca del lobo (tal vez porque Tom, su sensato abogado y consejero de antaño, ya ha fallecido). Pero no son los únicos dolores de cabeza para Don Corleone: Tony, su hijo, siente por él poco más que desprecio (se deja ver cierta influencia de Kay), y tira por la borda sus estudios en Leyes para ser cantante, y Mary (la tierna hija Coppola) resulta en amores peligrosos...por fortuna Vincent (Andy García), el hijo de Santino y la fogosa señora Mancini (recuérdese el amorío, plasmado en la primera parte), es un tipo recio, que viene a poner las cuentas claras, abriéndose paso de manera a la vez inteligente y temperamental (o sea, tan sobrino de Mike como hijo de Sonny).
Hay escenas inolvidables: Michael confesándose (!) con el cardenal Lamberto (en la vida real, Albino Luciani), Tony interpretando "Brucia la luna n'celu" mientras su padre rememora a la bella Apolonia, Vincent dándole un "no" salvaje a su prima Mary (obligado por Michael, claro está)...pero lo mejor es el grito sentidísimo de Michael tras comprobar el asesinato de su hija: un Al Pacino insuperable.
Hay escenas inolvidables: Michael confesándose (!) con el cardenal Lamberto (en la vida real, Albino Luciani), Tony interpretando "Brucia la luna n'celu" mientras su padre rememora a la bella Apolonia, Vincent dándole un "no" salvaje a su prima Mary (obligado por Michael, claro está)...pero lo mejor es el grito sentidísimo de Michael tras comprobar el asesinato de su hija: un Al Pacino insuperable.
13 de diciembre de 2007
13 de diciembre de 2007
242 de 290 usuarios han encontrado esta crítica útil
Necesaria y precisa. Así es como definiría en pocas palabras el final de una saga que nos dejó perplejos, asombrados, catacumbados a un mundo totalmente nuevo para nosotros y que, sin embargo, resultaba ser mucho más cercano de lo que cualquiera hubiese podido creer jamás, por la verosimilitud de las reacciones, por las personalidades tan vivas y cercanas, por la impresionante realización de todo un maestro....
Para afirmar, pues, que "El padrino III" es necesaria, sólo me bastaría con remitirme al último soberbio y silenciosamente demoledor plano del segundo tomo de la saga, a ese plano que deja a Michael inmerso en una lucha interior, comprendiendo sus errores y paralizando al espectador, atrapándole en un halo de inquietud, de desconsolación por ver la caida de alguien tan cortante, por verle desmoronándose tras tantos momentos sin mediar el más mínimo gesto ante la admiración que podía llegar a despertar.... ese plano que nos dejaba, en definitiva, expectantes por saber como continuaría, a partir de ahí, la historia de Michael Corleone.
Y puede que este volumen no tenga tanta fuerza, no posea la elegancia ni la sutileza de los anteriores, y puede que las interpretaciones no alcancen el inalcanzable estrépito de Sonny (excepcional James Caan), o la pasmosa tranquilidad de Tom Hagen (inmenso Robert Duvall), o el porte del mismísimo Don Vito (excepcional Brando), pero sin duda dejan un ligero resquicio para conocer todos sus pensamientos, para identificarte con la pequeña historia de Vincent Mancini y Mary Corleone, para comprender como ese padre hastiado por la edad libera a su hijo y le permite verter toda su dedicación en lo que siempre había deseado, como Kay Adams comprende la quebrantable soledad de Michael y decide no dejarle de lado...
Todo ello, teñido con un relato sobre nuevos pactos, otros mafiosos a los que hacer frente y múltiples modos de buscar una salida al camino trazado anteriormente, y llevado por Coppola con interés, pero sin el poso que caracterizó las dos primeras entregas. Y aun así, llega el plano final, y vuelves a sentirlo, se vuelve a apoderar de ti esa estremecedora sensación, ya la tienes a tu lado otra vez, y has vuelto a caer de nuevo... congelado y desolado, observas como ese plano concluyente se te clava, y te deja sin habla, casi sin quererlo....
Para afirmar, pues, que "El padrino III" es necesaria, sólo me bastaría con remitirme al último soberbio y silenciosamente demoledor plano del segundo tomo de la saga, a ese plano que deja a Michael inmerso en una lucha interior, comprendiendo sus errores y paralizando al espectador, atrapándole en un halo de inquietud, de desconsolación por ver la caida de alguien tan cortante, por verle desmoronándose tras tantos momentos sin mediar el más mínimo gesto ante la admiración que podía llegar a despertar.... ese plano que nos dejaba, en definitiva, expectantes por saber como continuaría, a partir de ahí, la historia de Michael Corleone.
Y puede que este volumen no tenga tanta fuerza, no posea la elegancia ni la sutileza de los anteriores, y puede que las interpretaciones no alcancen el inalcanzable estrépito de Sonny (excepcional James Caan), o la pasmosa tranquilidad de Tom Hagen (inmenso Robert Duvall), o el porte del mismísimo Don Vito (excepcional Brando), pero sin duda dejan un ligero resquicio para conocer todos sus pensamientos, para identificarte con la pequeña historia de Vincent Mancini y Mary Corleone, para comprender como ese padre hastiado por la edad libera a su hijo y le permite verter toda su dedicación en lo que siempre había deseado, como Kay Adams comprende la quebrantable soledad de Michael y decide no dejarle de lado...
Todo ello, teñido con un relato sobre nuevos pactos, otros mafiosos a los que hacer frente y múltiples modos de buscar una salida al camino trazado anteriormente, y llevado por Coppola con interés, pero sin el poso que caracterizó las dos primeras entregas. Y aun así, llega el plano final, y vuelves a sentirlo, se vuelve a apoderar de ti esa estremecedora sensación, ya la tienes a tu lado otra vez, y has vuelto a caer de nuevo... congelado y desolado, observas como ese plano concluyente se te clava, y te deja sin habla, casi sin quererlo....
7 de agosto de 2005
7 de agosto de 2005
131 de 161 usuarios han encontrado esta crítica útil
He terminado de ver El Padrino III hace apenas unas horas y ha dejado en mi una profunda marca, 3 horas que se marcan como memorables en mi vida cinéfila.
No voy a entrar en la eterna discusión de si es o no la peor de las 3. Es una cinta soberbia y punto. Es el punto final más grande que le pudo dar Coppola y su equipo a la saga de sagas, a LA serie en la historia del cine.
La puesta en escena es impresionante, apoyada, como en los 2 casos anteriores, en el fenomenal trabajo de Gordon Willis en la fotografía, que traslada a los 70´s y a otros ambientes (El vaticano) los inolvidables claroscuros y contrastes que maravillaron desde la primera entrega. Las tomas en Roma son geniales y la música como siempre pone la piel de gallina y emociona.
El tratamiento que se le da a la relación mafia-iglesia es inteligente, valiente y en ningun momento es morboso. No se explota el tema para atraer miradas curiosas sobre religión como probablemente lo hará Código Da Vinci.
El reparto es grandioso, pero el verdadero duelo actoral se libra entre un impresionante Al Pacino de alma atromentada y en el ocaso de su vida, contra un cínico, brutal y rencoroso Andy García.
El Padrino III tiene una multitud de momentos brutales y simplemente inolvidables, destacando entre muchos la confesión religiosa de Michael, la pieza siciliana en guitarra que su hijo interpreta como regalo, la muerte de Juan Pablo I (Que toma una fuerza estremecedora en estas ultimas fechas, después de la muerte de Juan Pablo II) la gran secuencia de la ópera y sus secuencias paralelas y sobre todo, más que nada, ese clímax, desde la escalinata hasta la toma final, que es posiblemente el mejor momento cinematográfico de los 90´s junto a otros como la fuga de Cadena Perpetua y la venganza final de Sin Perdón.
Una obra cumbre que solamente detecta 2 fallas. La primera es la poco lograda actuación de Sofia Coppola, la mayor parte del metraje, sobre todo al inicio, luce acartonada y poco apasionada, una mujer cuyo unico y gran talento está detrás de la cámara. El segundo fallo del filme es que se le posicione junto a sus 2 hermanas mayores y junto a ellas, por momentos, luzca pequeña, pero simplemente es un poco diferente, y repito, es soberbia.
No voy a entrar en la eterna discusión de si es o no la peor de las 3. Es una cinta soberbia y punto. Es el punto final más grande que le pudo dar Coppola y su equipo a la saga de sagas, a LA serie en la historia del cine.
La puesta en escena es impresionante, apoyada, como en los 2 casos anteriores, en el fenomenal trabajo de Gordon Willis en la fotografía, que traslada a los 70´s y a otros ambientes (El vaticano) los inolvidables claroscuros y contrastes que maravillaron desde la primera entrega. Las tomas en Roma son geniales y la música como siempre pone la piel de gallina y emociona.
El tratamiento que se le da a la relación mafia-iglesia es inteligente, valiente y en ningun momento es morboso. No se explota el tema para atraer miradas curiosas sobre religión como probablemente lo hará Código Da Vinci.
El reparto es grandioso, pero el verdadero duelo actoral se libra entre un impresionante Al Pacino de alma atromentada y en el ocaso de su vida, contra un cínico, brutal y rencoroso Andy García.
El Padrino III tiene una multitud de momentos brutales y simplemente inolvidables, destacando entre muchos la confesión religiosa de Michael, la pieza siciliana en guitarra que su hijo interpreta como regalo, la muerte de Juan Pablo I (Que toma una fuerza estremecedora en estas ultimas fechas, después de la muerte de Juan Pablo II) la gran secuencia de la ópera y sus secuencias paralelas y sobre todo, más que nada, ese clímax, desde la escalinata hasta la toma final, que es posiblemente el mejor momento cinematográfico de los 90´s junto a otros como la fuga de Cadena Perpetua y la venganza final de Sin Perdón.
Una obra cumbre que solamente detecta 2 fallas. La primera es la poco lograda actuación de Sofia Coppola, la mayor parte del metraje, sobre todo al inicio, luce acartonada y poco apasionada, una mujer cuyo unico y gran talento está detrás de la cámara. El segundo fallo del filme es que se le posicione junto a sus 2 hermanas mayores y junto a ellas, por momentos, luzca pequeña, pero simplemente es un poco diferente, y repito, es soberbia.
15 de diciembre de 2005
15 de diciembre de 2005
116 de 134 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vale que no está Robert Duvall. Vale que Sofia Coppola ante las cámaras es un paquete. Vale que se hizo mucho después que las otras dos. Vale que Gordon Willis estuvo menos inspirado en la fotografía. Pero haberla visto por tercera vez la eleva a la categoría que merece, Obra Maestra entre las Obras Maestras, como sus dos hermanas mayores. Mi favorita es El Padrino II, seguida de El Padrino, pero ahora la tercera parte la situo solamente un poquito por detrás, solamente un poco. Las dos primeras horas del film son de una excelente película, pero los últimos 40 minutos son arte puro, una obra maestra como la copa de un pino.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Michael Corleone intenta salvar los restos del naufragio (el inicio, con la casa del Lago Tahoe abandonada y ruinosa es el enlace perfecto con la anterior), lo que queda de la familia que rompió, atormentado por haber ordenado matar a Fredo, su hermano, e intenta redimirse haciendo tratos con grandes empresarios y la Iglesia, solamente para darse cuenta de que cuanto más alto subes, más mierda encuentras. Una historia de amor imposible, el ascenso del personaje de Talia Shire a un papel insólito y el relevo en el personaje de Andy García aderezan la primera parte, con escenas excelentes como un asesinato en una feria callejera.
Pero sin duda, la maestría de Coppola alcanza uno de los puntos más altos de su carrera en el tramo final del film, versión corregida, aumentada y mejorada de la parte del bautizio en la primera película. Porque el montaje y la planificación, no solamente visual (el sonido tiene una importancia extrema, y todos los recursos con el relacionados) y el enfrentamiento de lo simbólico (la representación de la ópera) con lo real, buscando siempre la analogía (que los críticos tocahuevos llamarán redundancia) llegan a una perfección que pocas veces he visto en un film. Y aún quedan un par de escenas perfectas en su devastación.
En fin, reivindico la magistralidad de El Padrino III. 15 años después está mejor que nunca. Todo el mundo debería de volver a verla para comprobar que está infravalorada.
Pero sin duda, la maestría de Coppola alcanza uno de los puntos más altos de su carrera en el tramo final del film, versión corregida, aumentada y mejorada de la parte del bautizio en la primera película. Porque el montaje y la planificación, no solamente visual (el sonido tiene una importancia extrema, y todos los recursos con el relacionados) y el enfrentamiento de lo simbólico (la representación de la ópera) con lo real, buscando siempre la analogía (que los críticos tocahuevos llamarán redundancia) llegan a una perfección que pocas veces he visto en un film. Y aún quedan un par de escenas perfectas en su devastación.
En fin, reivindico la magistralidad de El Padrino III. 15 años después está mejor que nunca. Todo el mundo debería de volver a verla para comprobar que está infravalorada.
16 de septiembre de 2007
16 de septiembre de 2007
111 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Así es, a los que la catalogan como la peor de la saga, creo encontrar una respuesta; el Padrino III no es una mala película, solo que tiene a cuesta dos obras maestras, como lo fueron la primera y segunda parte, para mi esta a la altura de estas , inclusive su trama es un poco mas digerible, cerrando un ciclo en la saga de la familia Corleone; si la en la uno, a mi criterio, el protagonista era Brandon y en la dos era De Niro en esta película, el absoluto es Pacino, memorables las escenas de un Michael Corleone arrepentido por la muerte de su hermano, y que decir de ese grito de dolor.
Película infravalorada que no merecía ese desprecio por parte de algunos criticos, Francis Ford Coppola realizo un excelente trabajo, tan magistral como las anteriores, pienso que han sido los críticos lo que le han dado esa mala fama, así que aquellos que no la han apreciado lo suficiente por favor véanla de nuevo y verán la injusticia que se cometió con esta obra maestra, espero que el tiempo la reivindique.
Película infravalorada que no merecía ese desprecio por parte de algunos criticos, Francis Ford Coppola realizo un excelente trabajo, tan magistral como las anteriores, pienso que han sido los críticos lo que le han dado esa mala fama, así que aquellos que no la han apreciado lo suficiente por favor véanla de nuevo y verán la injusticia que se cometió con esta obra maestra, espero que el tiempo la reivindique.
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