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De Caligari a HitlerDocumental

Documental "Metropolis" (1927), "El gabinete del doctor Caligari" (1920), "M" (1931), "Nosferatu" (1922), "La gente el domingo" (1930), "Berlín, sinfonía de una metrópoli" (1927), todos se encuentran entre los clásicos y las películas más influyentes del cine europeo. De Caligari a Hitler cuenta la historia de los principios del cine alemán como la historia de la agitación social y cultural en la primera república, entre 1918 y 1933.
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
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9
14 de noviembre de 2015
14 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Imprescindible y necesario documental para entender buena parte de los cimientos del séptimo arte y la importancia que en ellos tuvo Alemania y su situación social durante el periodo de entreguerras en la llamada República de Weimar de 1918 al 33.
El periodista y crítico de cine Rüdiger Suchslan acaba por transmitirnos la pasión que siente por el cine en general y por aquellos hombres y mujeres en particular, algunos de ellos olvidados, que inventaron casi todo y que acabaron exiliandose a un Hollywood que se benefició de su arte a cambio de refugio ante el fascismo y dólares.
Siguiendo las pautas marcadas por la obra del sociólogo Siegfried Kracauer, de la que toma título el documental. Suschland repasa en portentosas imágenes desde el expresionismo al objetivismo, dando luz a directores perdidos en la memoria y su obra, sin dejar de lado a iconos como Lang o Murnau. El aspecto psicológico, la importancia de las masas en los comienzos del siglo XX, el sentido lúdico, inmediato de la vida en contraste con la pobreza y la inflación de un país que lucha en la dicotomia de una vida moderna llena de esperanza y normalidad reflejada por "Gente en Domingo" (1930) realizada por un colectivo de jóvenes artistas ("Nueva objetividad) prometedores y una suelta de sus peores demonios y monstruos ("La pantalla demoníaca" / Lotte H. Eisner) en una explosión de creatividad formal expresionista que auguran los oscuros tiempos que vendrán.
Casi todo el cine posterior está contenido en esta época aún no sonora y estos autores, a pesar de que Hollywood, patria de los vencedores haya sabido llevarse la fama e imponérsela al resto del mundo. Es bueno que se sepa que la deuda con Wiene, Lang, Murnau, Pabst, Reinhardt, Wegener, Boesse, May, Jutzi, Wilder, Siodmak..., entre otros, así como con los estudios UFA es impagable.
9
22 de marzo de 2022
7 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cuando uno lee libros de cine —actividad que recomiendo en general y todavía más si se tiene el sospechoso prurito de escribir reseñas, bien por hobby, bien por profesión— suele echar de menos las imágenes a que el texto se refiere, más allá del puñado de estampas con que, normalmente en las páginas centrales, gustan los autores —o la editorial— de ilustrar su discurso. No queda entonces sino tirar de memoria, imaginación o YouTube.
Los responsables de la excelente «De Caligari a Hitler» vienen a resolver ese déficit en apariencia insoslayable con una película de la que podría predicarse incluso que inventa un subgénero: la adaptación del libro de cine. En efecto, Rüdiger Suchsland traduce en interesantísimo documental el ensayo homónimo de Siegfried Kracauer, actualizándolo con su propio punto de vista y las intervenciones de directores del prestigio de Volker Schlöndorff y Fatih Akin.
Con las palabras de Kracauer como hilo conductor, Suchsland hace un exhaustivo recorrido por los títulos que aquilataron el séptimo arte en los años de la República de Weimar, efímero experimento político cuyas luces, sombras y trágica deriva se adivinaban ya —es fácil decirlo ahora, desde la barrera de la historia— en las producciones más tempranas, «El gabinete del Doctor Caligari» («Das Cabinet des Dr. Caligari», 1920), por ejemplo.
Asimismo, establece los límites del expresionismo, bastante más estrechos de lo que nos hemos acomodado a creer —no todas las cintas rodadas en la Alemania de los 20 son expresionistas, vaya—, de tal modo que ni siquiera Fritz Lang, buena parte de su filmografía al menos, encajaría en dicha categoría. Encontramos, por ende, un cine social fuertemente influido por los films soviéticos, películas «semiamateur» que se anticipan en dos décadas al neorrealismo italiano y en tres a la «Nouvelle Vague» francesa, y numerosas historias de evasión, desde las firmadas por el mencionado Lang hasta las comedietas protagonizadas por Lilian Harvey.
«De Caligari a Hitler» acaba con una exposición detallada de la nómina de los incontables cineastas que, con su trabajo, hicieron de la época una de las más brillantes de la historia del cine. Muchos de ellos, la mayoría, emigrarían a los Estados Unidos con el ascenso del partido Nazi —algunos, como Lubitsch, mucho antes—, contribuyendo sobremanera al florecimiento del Hollywood clásico.
8
22 de noviembre de 2022
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En ocasiones, el cine de Weimar se relaciona erróneamente con el expresionismo alemán (el cual por supuesto existió en un periodo artístico que iba mucho más allá). El expresionismo murió como movimiento artístico a mediados de los años 20. Sus influencias se extienden y se disuelven entre todo el catálogo de Weimar. Alemania se convirtió en el culmen del vanguardismo a nivel global. Toda esta influencia explotó en influencia sobre el cine clásico americano, destacando el género negro y su reconocible estilo visual.

Expresionismo o caligarismo ("El gabinete del doctor Caligari"), romanticismo alemán ("Nosferatu"), Nueva Objetividad ("Los hombres del domingo"), cine político ("Kuhle Wampe"), Kammerspielfilm ("El último"), mitología germánica ("Los Nibelungos"), art déco ("Metropolis")...

Oscuridad, luces y sombras, traumas y aires de posguerra y demás muestras que plasmaron de las mayores mentes maestras que nos ha dado el siglo XX (Lubitsch, Lang, Murnau, Pabst...). Todos nos decían algo y se hizo saber finalmente en 1933.

El "arte degenerado" murió para siempre, pero dejó con él una influencia eterna.
7
9 de agosto de 2023
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el periodo de entreguerras, existieron dos repúblicas malditas en la ordenada Europa: la segunda república española y la alemana República de Weimar.

Weimar, Weimar ... un lugar y una época que siempre se ha mostrado de moral liviana, como en el filme "Cabaret", la Babilonia de Europa... vicio y decadencia ¿o quizás no?

El presente documental, que forma un involuntario díptico con el documental "El Hollywood de Hitler" nos muestra una sociedad cosmopolita, que trataba de superar el abyecto armisticio que le hicieron firmar los amiguetes franco-ingleses. Un cine que mostraba no solo el famosísimo expresionismo alemán y que tantos grandes directores promocionó, sino que había espacio para el cine de aventuras más clásico, el cine naturalista, un cine negro muy particular, casi bondiano, con la creación de unos malvados antológicos, como fue el Doctor Mabuse o los gángsters de "M el vampiro de Dusseldorf", ciencia-ficción realista, un neorrealismo antes del italiano, cine político de izquierdas, el cine de montañismo y los dramas sociales más lacrimógenos, de hecho en dos filmes se anticipó la crisis del 29 que causaría el advenimiento del señor del bigotín que no era Charlot y que hacía mucha menos gracia.

Sin duda, Weimar sería una aventura desafortunada pero con una carga cultural, a tenor de lo visto en el documental, impresionante. El culmen creativo como respuesta al shock de la pérdida del Imperio, algo que ya vivimos en España tras la pérdida del escaso Imperio Español a finales del XIX. La mayoría de artistas, delante y detrás de las cámaras, fotografiando o escribiendo, saldrían por piernas con la llegada de los amiguitos uniformados del señor del bigotín.

Un magnífico documental, aunque su montaje temporal en ocasiones es caótico. Como Weimar.
6
30 de agosto de 2024 1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
312/31(30/08/24) Interesante documental alemán del que esperaba mucho más a tenor de las críticas leídas: Es un loable homenaje a todo el torrente de creadores del cine que surgieron en Alemania en el periodo de entreguerras, concretamente entre el fin de la Gran Guerra y el establecimiento de la República de Weimar y el fin de esta con la llegada al poder de Hitler (1918-1933). El periodista y crítico de cine Rüdiger Suchslan dirige y guioniza, siguiendo la obra del sociólogo Siegfried Kracauer, de la que toma título de 1947. Suschland repasa con brillantes clips (“Los Nibelungos”, “Nosferatu”, "Metrópolis", "El gabinete del doctor Caligari", "M", "Nosferatu", "Gente en domingo" o "Berlín, sinfonía de una metrópolis", echo en falta se hable de un Homérico film como es “El último”, toda una Kolossal omisión)) el surgimiento de diferentes estilos germanos en esta era, desde el expresionismo, al naturalismo, documentales que captaban la vida ordinaria, el cine comprometido socialmente, el thriller, la ciencia ficción (se dice que el científico padre de la llegada del Hombre a la Luna, Herbert Von Brown estuvo de asesor en la película ‘langiana’ “La mujer en la luna”), el terror, el cine negro, donde sobresalen los directores Lang y Murnau, pero también otros creadores que han pasado a la historia como Wegener, Wiene, Robert Siodmak, Billy Wilder, GW Pabst o Lubitsch (del que se habla muy poquito), la mayoría acabarían fichados por Hollywood (bien por plata o por exilio), también se comenta sobre la musa del nazismo Leni Riefenstahl, también se menciona a otros que han sido olvidados, como intérpretes de la talla de la primera estrella en Alemania, Louise Brooks (paradójicamente una estadounidense fichada por Alemania), y sobre todo de Marlen Dietrich, en este caso echo en falta se hable del mayor actor del cine alemán en ese tiempo (y seguramente en cualquier otro, como era el suizo Emil Jannings, grimante omisión). Para todo cinéfilo de pro pasará un rato ameno entre míticos films.

Pero me falla la cinta en querer conectar de modo psicológico el contexto de estas obras con que presagiaban el futuro del advenimiento nazi en Deutschland. Pues todo este juego de Casandra m e resulta cogido por los pelos, a toro pasado, pero todo me resulta sesgo de justificación, pues da igual la película que se explore, tiene afán premonitorio de alerta, venga ya! Nos hablan de la República de Weimar como si fuera un edén de paz y amor, pero no se habla de la inflación que hacía la vida imposible a las clases medias. No se habla de cual fue el caldo de cultivo para la llegada del execrable nazismo al poder. Todas las ideas que se sueltan son muy esquemáticas; Además de notarse un tufillo izquierdista en la dirección del doc bastante pronunciado, como si esta vertiente fuera en bien vs el mal de Hitler, Stalin estaba en la URSS imponiendo estas ideas que masacraron a millones de personas; Tampoco me resultan apreciables las dos voces de directores que tenemos de bustos parlantes Volker Schlöndorff y Fatih Akin. El montaje me ha resultado también harto mejorable en sus saltos adelante y atrás; Asimismo se comenta la visita de Charles Chaplin a Alemania, pero se omite que Hitchcock estuvo rodando en Alemania un tiempo (¿?), donde rodó tres films, y aprendió y fue influido por Murnau.

«De Caligari a Hitler» acaba con una exposición detallada de la nómina de los incontables cineastas que, con su trabajo, hicieron de la época una de las más brillantes de la historia del cine.

Para cinéfilos que gusten de indagar en los orígenes del cien de hoy día. Gloria Ucrania!!!
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