Bastante decepcionante el documental, que únicamente se basa en un egocentrismo superlativo. Todos estamos de acuerdo en que Dabiz Muñoz y Diverxo son de los mejores chefs y restaurantes del mundo, pero dedicar un documental de 5 capítulos de casi una hora a contar el tormento que te da el éxito y a decir una y otra vez en cada capitulo que si cierras o no el restaurante, porque serías incapaz de vivir atormentado con el abierto, es soporífero.
Y Tanto su mujer como su entorno se dedican a exactamente a lo mismo los 5 capítulos, haciendo ver al espectador casi que la paz mundial depende de esa decisión, acabas viendo algo que llega a ser surrealista. Además de egocéntrico hasta términos insospechados, para más inri, el documental termina sin contarte el final, cuando se estrena ahora, y el final lo sabe todo el mundo desde hace meses porque el mismo lo ha contado en televisión.

En definitiva, si hubiera sabido desde antes, como iba a ir el documental, me habría ahorrado verlo.

"UniverXO Dabiz" tenía todo para ser un gran documental sobre la creatividad gastronómica y el enfoque empresarial de Dabiz Muñoz, pero se queda en una superficialidad decepcionante. Aunque el chef tiene una historia fascinante, el documental no logra explorarla de manera efectiva.

El contenido gastronómico, que debería ser el corazón del relato, apenas se desarrolla. Las catas y los momentos de cocina son escasos y no profundizan en la innovación detrás de platos icónicos de DiverXO. Por otro lado, el aspecto empresarial, que podría haber mostrado los retos y estrategias de liderar un restaurante de tres estrellas Michelin, queda completamente desdibujado.

En lugar de eso, gran parte del documental se enfoca en su vida personal, con una presencia excesiva de Cristina Pedroche y reflexiones que no aportan valor al relato. Esto distrae de lo que realmente importa y da la sensación de que estamos viendo un reality show más que un documental.

En términos de producción, el estilo visual es atractivo y hay momentos con potencial, pero no logran sostener el interés. La narrativa es redundante y le falta enfoque, lo que hace que el resultado final sea más una pieza de autopromoción que un documental inspirador.

Como gran seguir de los documentales o docuseries de grandes maestros de la cocina, como indiscutiblemente es Dabiz Muñoz, en esta ocasión el interés de la serie va desapareciendo conforme mas se centra, en exceso, en la figura de Dabiz Muñoz a nivel personal.

Uno de los espacios mas atractivos de estos documentales, es ver de cerca el trabajo de I+D de estos grandes equipos de cocina, en esta ocasión solo vemos al chef probando cantidades ingentes de cucharadas de una enorme diversidad de platos, pero que no genera ningún atractivo.

Docuserie que no está a la altura de la figura que representa el protagonista dentro del mundo de la cocina.

A ver, veo un poco injusta la nota que tiene pero puedo entender que el pamplineo establecido prácticamente desde el principio donde nos tenemos que tragar la pataleta, que no lleva a ningún lado, ni tiene demasiada enjundia, de si va a seguir con el proyecto Diverxo o no, pues la verdad suena un poco a anzuelo para capturar al espectador.

Otra cosa es que yo me trague el pastel con mucha atención, cosa que ha pasado, por una mezcla entre mi amor casi ciego por cualquier documental biográfico y mi querencia por el mundo culinario y las figuras rupturistas. Es aqui donde yo creo que el material si funciona relativamente bien, como por otra parte funciona también el marketing del autor en si.

Que nos haya vendido la moto, que no dudo que tenga su parte de verdad de genio atormentado no significa que justifique una mini serie de 5 capítulos pero el caso es que el personaje en si mismo mantiene la atención, y aunque acabe con las mismas respuestas que comienza, acompañas al personaje los 5 capítulos sin saber exactamente el porque. Eso podría parecer un defecto pero a mi me parece también una cierta virtud.

Vaya pérdida de tiempo ver el bodrio éste, no acabé ni el primer episodio, vaya dos ególatras. Por lo visto la señora llamó al Corte Inglés para decir que vaya mierda de roscones de reyes había hecho con el nombre de su novio, vaya tela.
Supongo que llegar a tener un restaurante como éste es muy sacrificado, pero también tener un poco de humildad sería interesante y no solo el ego de ambos, ya que ella se ha posicionado como la dueña absoluta del negocio, lo que yo digo va a misa y punto.