El gran Gatsby
2013 

6,2
46.230
Drama. Romance
Nueva York, años 20. En la alta sociedad norteamericana, llama la atención la presencia de Jay Gatsby, un hombre misterioso e inmensamente rico, al que todos consideran un advenedizo, lo que no impide que acudan a sus fastuosas fiestas en su gran mansión de Long Island. Gatsby vive obsesionado con la idea de recuperar al amor que dejó escapar años atrás. Para ello se hará amigo de su vecino recién llegado, el joven Nick Carraway. (FILMAFFINITY) [+]
19 de mayo de 2013
19 de mayo de 2013
175 de 218 usuarios han encontrado esta crítica útil
Fui a ver El Gran Gatsby nada más estrenarse pero aún sigo dudando qué nota ponerle; de momento la voy a dejar así.
Antes de empezar la crítica, aviso de que está escrita por una fan del libro, así que mi opinión se basa sobre todo en la calidad de la adaptación.
1- CASTING
Lo que más me gustó de la película ya antes de verla fue la elección de reparto. Carey Mulligan es Daisy tal y como yo me la imaginaba (una pena que esa voz que en la novela se describía como “un susurro emocionado” se eche a perder con el doblaje), Edgerton es un estupendo Tom Buchanan, Debicki y Fischer son las Jordan y Myrtle que yo tenía en la cabeza…
Y luego está Leonardo DiCaprio. Ay, DiCaprio. Ha nacido para hacer de Gatsby; no me puedo imaginar a nadie mejor para el papel, no puedo. Le va como un guante y su actuación es estupenda; no sé si le darán un Oscar porque ya sabemos lo poco que le quiere la Academia, pero al menos deberían nominarle.
La única elección que me es indiferente es la de Tobey Maguire como Nick Carraway, porque ni el personaje ni el actor me han atraído nunca. (Y la sonrisilla de Maguire me ponía de los nervios en Spiderman y me sigue poniendo de los nervios ahora)
2- ESTÉTICA
Algo de lo que hay que hablar sí o sí –para bien o para mal – es de la estética de la película. Lurhmann es muy particular, ya lo sabemos, y entre el exceso grandioso y el exceso hortera hay una línea muuuy fina y muy subjetiva. En mi opinión, en este caso el exceso suele quedarse en el lado grandioso. La película es visualmente espectacular: las mansiones son impresionantes, las fiestas reflejan el desenfreno y despilfarro de la “era del Jazz” (bautizada así por el propio Fitzgerald, por cierto) que tanto se describe y critica en la novela, los vestidos de Diasy y los trajes de Gatsby, su mítico coche… Los colores vivos me encantan, así como el diseño del valle de las cenizas (uno de los mejores escenarios del libro y de mis favoritos en la película) con su cartel de T.J. Eckleburg.
No obstante, algunas escenas sí me parecieron demasiado exageradas, y Luhrmann utiliza ciertos recursos que lo único que hacen es quitar seriedad y volver el momento demasiado artificial.
3- MÚSICA
La banda sonora es una selección muy curiosa, pero también polémica. “¡Es una película de los años 20! ¡Queremos jazz, no rap!”. Entiendo perfectamente la crítica, pero el director ha hecho una apuesta muy original y que pega con el argumento y la estética luhrmanniana. Hay temazos como ‘Young&Beautiful’ de Lana del Rey, ‘Church in the Wild’ y la versión de ‘Happy Together’ de Filter (aunque esta, por desgracia, solo sale en el tráiler, que yo sepa).
Eso sí, hay demasiado hip hop para mi gusto. Una canción está bien; tres, en tres escenas diferentes, no tanto.
Y un detalle relacionado con el sonido que me puso algo de los nervios es que, en algunas escenas, las respiraciones de los personajes se oyen muchísimo. No sé si es para añadir intensidad a esos momentos o qué, pero sobra.
4- LIBRO vs. PELÍCULA
Es una adaptación cojonuda. Eso sí, el libro sigue siendo más complejo y sutil y más todo en general, pero no se ha hecho ningún destrozo mayor. Hay escenas, sobre todo las más importantes, que son calcadas del libro, lo cual me ha encantado. Echo en falta un par de cosas, pero nada imperdonable (y estoy segura de que al menos una de ellas la rodaron pero no se incluyó en el montaje).
Sin embargo, el principal problema de la película es que Luhrman ha decidido convertirla en una historia de amor. Y no lo es. ‘El gran Gatsby’ es mucho más: es la historia de un hombre y su sueño, que no es otro que el gran Sueño Americano. Y Daisy es parte de ese sueño (Gatsby se enamora de ella porque que representa todo a lo que él aspira). La película parece olvidarse de eso la mayor parte del tiempo; es más, parece olvidarse de todo lo que no es el romance, que además está más endulzado que en la novela.
Y ¿por qué digo que el libro es más sutil? La película vuelve obvias partes que tendrían que ser mucho más finas [especifico en spoilers], perdiendo el misterio del libro, e insiste demasiado en el simbolismo de la novela, masticándolo y repitiendo las mismas imágenes una y otra vez para asegurarse de que el espectador se entera de su significado. Es como si Luhrmann no confiase en nuestra capacidad para entender la historia, una capacidad en la que Fitzgerald sí confiaba.
CONCLUSIÓN.
Que te guste mucho algo no quiere decir que no seas capaz de ver sus fallos y criticarlos, y a pesar de mis críticas, me ha encantado.
Es es una buena película que merece muchísimo la pena y que no decepcionará a los fans del libro (a mí, al menos, no me ha decepcionado, y eso que pensé que lo haría porque fui con expectativas muy altas). Eso sí, si no os va la estética extravagante de este director y no estáis dispuestos a ser un poco permisivos, es muy probable que salgáis a disgusto de la sala.
-LO MEJOR: Un reparto impecable (sobre todo Dicaprio y Mulligan), el diseño de los exteriores (mi favorito es el valle de las cenizas) y las escenas que son idénticas al libro.
-LO PEOR: Que el tono tan delicado del libro se pierde a veces, y cómo se ha vendido la película (como una historia de amor y poco más). Algunos planos son demasiado exagerados, y se machacan mucho algunos símbolos.
Antes de empezar la crítica, aviso de que está escrita por una fan del libro, así que mi opinión se basa sobre todo en la calidad de la adaptación.
1- CASTING
Lo que más me gustó de la película ya antes de verla fue la elección de reparto. Carey Mulligan es Daisy tal y como yo me la imaginaba (una pena que esa voz que en la novela se describía como “un susurro emocionado” se eche a perder con el doblaje), Edgerton es un estupendo Tom Buchanan, Debicki y Fischer son las Jordan y Myrtle que yo tenía en la cabeza…
Y luego está Leonardo DiCaprio. Ay, DiCaprio. Ha nacido para hacer de Gatsby; no me puedo imaginar a nadie mejor para el papel, no puedo. Le va como un guante y su actuación es estupenda; no sé si le darán un Oscar porque ya sabemos lo poco que le quiere la Academia, pero al menos deberían nominarle.
La única elección que me es indiferente es la de Tobey Maguire como Nick Carraway, porque ni el personaje ni el actor me han atraído nunca. (Y la sonrisilla de Maguire me ponía de los nervios en Spiderman y me sigue poniendo de los nervios ahora)
2- ESTÉTICA
Algo de lo que hay que hablar sí o sí –para bien o para mal – es de la estética de la película. Lurhmann es muy particular, ya lo sabemos, y entre el exceso grandioso y el exceso hortera hay una línea muuuy fina y muy subjetiva. En mi opinión, en este caso el exceso suele quedarse en el lado grandioso. La película es visualmente espectacular: las mansiones son impresionantes, las fiestas reflejan el desenfreno y despilfarro de la “era del Jazz” (bautizada así por el propio Fitzgerald, por cierto) que tanto se describe y critica en la novela, los vestidos de Diasy y los trajes de Gatsby, su mítico coche… Los colores vivos me encantan, así como el diseño del valle de las cenizas (uno de los mejores escenarios del libro y de mis favoritos en la película) con su cartel de T.J. Eckleburg.
No obstante, algunas escenas sí me parecieron demasiado exageradas, y Luhrmann utiliza ciertos recursos que lo único que hacen es quitar seriedad y volver el momento demasiado artificial.
3- MÚSICA
La banda sonora es una selección muy curiosa, pero también polémica. “¡Es una película de los años 20! ¡Queremos jazz, no rap!”. Entiendo perfectamente la crítica, pero el director ha hecho una apuesta muy original y que pega con el argumento y la estética luhrmanniana. Hay temazos como ‘Young&Beautiful’ de Lana del Rey, ‘Church in the Wild’ y la versión de ‘Happy Together’ de Filter (aunque esta, por desgracia, solo sale en el tráiler, que yo sepa).
Eso sí, hay demasiado hip hop para mi gusto. Una canción está bien; tres, en tres escenas diferentes, no tanto.
Y un detalle relacionado con el sonido que me puso algo de los nervios es que, en algunas escenas, las respiraciones de los personajes se oyen muchísimo. No sé si es para añadir intensidad a esos momentos o qué, pero sobra.
4- LIBRO vs. PELÍCULA
Es una adaptación cojonuda. Eso sí, el libro sigue siendo más complejo y sutil y más todo en general, pero no se ha hecho ningún destrozo mayor. Hay escenas, sobre todo las más importantes, que son calcadas del libro, lo cual me ha encantado. Echo en falta un par de cosas, pero nada imperdonable (y estoy segura de que al menos una de ellas la rodaron pero no se incluyó en el montaje).
Sin embargo, el principal problema de la película es que Luhrman ha decidido convertirla en una historia de amor. Y no lo es. ‘El gran Gatsby’ es mucho más: es la historia de un hombre y su sueño, que no es otro que el gran Sueño Americano. Y Daisy es parte de ese sueño (Gatsby se enamora de ella porque que representa todo a lo que él aspira). La película parece olvidarse de eso la mayor parte del tiempo; es más, parece olvidarse de todo lo que no es el romance, que además está más endulzado que en la novela.
Y ¿por qué digo que el libro es más sutil? La película vuelve obvias partes que tendrían que ser mucho más finas [especifico en spoilers], perdiendo el misterio del libro, e insiste demasiado en el simbolismo de la novela, masticándolo y repitiendo las mismas imágenes una y otra vez para asegurarse de que el espectador se entera de su significado. Es como si Luhrmann no confiase en nuestra capacidad para entender la historia, una capacidad en la que Fitzgerald sí confiaba.
CONCLUSIÓN.
Que te guste mucho algo no quiere decir que no seas capaz de ver sus fallos y criticarlos, y a pesar de mis críticas, me ha encantado.
Es es una buena película que merece muchísimo la pena y que no decepcionará a los fans del libro (a mí, al menos, no me ha decepcionado, y eso que pensé que lo haría porque fui con expectativas muy altas). Eso sí, si no os va la estética extravagante de este director y no estáis dispuestos a ser un poco permisivos, es muy probable que salgáis a disgusto de la sala.
-LO MEJOR: Un reparto impecable (sobre todo Dicaprio y Mulligan), el diseño de los exteriores (mi favorito es el valle de las cenizas) y las escenas que son idénticas al libro.
-LO PEOR: Que el tono tan delicado del libro se pierde a veces, y cómo se ha vendido la película (como una historia de amor y poco más). Algunos planos son demasiado exagerados, y se machacan mucho algunos símbolos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
*Con escenas demasiado obvias me refiero a cosas como la presentación del propio Gatsby (tanto tiempo enfocando su anillo), o ese primer plano de la cara de Diasy cuando se le menciona por primera vez, dejando claro que le conoce. Aunque bueno, teniendo en cuenta la publicidad de esta película y la cantidad de trailers y demás, todo el mundo entra en la sala sabiendo la mitad de la historia, perdiendo la intriga del libro.
Por otro lado, se empeñan en demostrarnos que Nick Carraway ve todo lo que narra, siempre acechando por las esquinas para ver qué hace Gatsby. Ya sabemos que es el narrador; no hay que pasarse.
* La relación Gatsby-Daisy es mucho más unilateral y se deja mucho más a la imaginación en el libro. Las cosas inventadas por Luhrmann a veces funcionan (como el beso en el jardín de Nick, porque es muy lógico que pasase antes de que Nick llegara y los viese hablando) y a veces no, y son innecesarias (las escenas de sexo, o la tontería de "Ojalá hubiese hecho todo lo inimaginable contigo").
EL SANATORIO: La película justifica a Nick como narrador poniéndolo en un “sanatorio”. Aunque esto me hizo arruga la nariz al principio, según avanza la película ves que funciona, porque explica mejor la constante presencia de la voz en off y permite conservar el mítico monólogo final (precioso). Además, acabar convirtiendo a Nick en un alcohólico deprimido no se ha hecho al azar, ya que esa fue básicamente la vida del autor de la novela, Scott Fitzgerald.
Por otro lado, se empeñan en demostrarnos que Nick Carraway ve todo lo que narra, siempre acechando por las esquinas para ver qué hace Gatsby. Ya sabemos que es el narrador; no hay que pasarse.
* La relación Gatsby-Daisy es mucho más unilateral y se deja mucho más a la imaginación en el libro. Las cosas inventadas por Luhrmann a veces funcionan (como el beso en el jardín de Nick, porque es muy lógico que pasase antes de que Nick llegara y los viese hablando) y a veces no, y son innecesarias (las escenas de sexo, o la tontería de "Ojalá hubiese hecho todo lo inimaginable contigo").
EL SANATORIO: La película justifica a Nick como narrador poniéndolo en un “sanatorio”. Aunque esto me hizo arruga la nariz al principio, según avanza la película ves que funciona, porque explica mejor la constante presencia de la voz en off y permite conservar el mítico monólogo final (precioso). Además, acabar convirtiendo a Nick en un alcohólico deprimido no se ha hecho al azar, ya que esa fue básicamente la vida del autor de la novela, Scott Fitzgerald.
21 de mayo de 2013
21 de mayo de 2013
104 de 139 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ingredientes: Azúcar, fuegos artificiales, luces, más luces, mucho ruido, movimiento y la sonrisa del bobalicón de Spiderman.
Resultado: Un producto cansino, con aires de grandeza que se desinfla rápido, poco consistente, insulso y, por encima de todo,decepcionante.
Filosofía del director: ¿Para qué centrarse en la historia y en los personajes si podemos distraer al espectador con un montón de relucientes imágenes vacías de contenido?
Receta:
- Busca un actor (Tobey Maguire) que no aporte nada a la película, con una sonrisa estúpida e irritante, y conviértelo en el eje central alrededor del cual sucede todo. Presta especial atención en que en ninguna escena haga o diga algo que pueda ser de especial interés. Este individuo será el narrador y nos contará la historia, pero intercalaremos algunas secuencias sobre el lo que le acontece en tiempo "presente" para rellenar, pues son completamente irrelevantes.Su voz en off molestará durante toda la película y debe distraer al espectador de las cosas que puedan ser potencialmente interesantes.
- Consigue un buen actor (Di Caprio) para crear expectativas altas sobre la película y ejercer como reclamo. Rodéalo de muchas distracciones para mermar su protagonismo y que su papel sea lo menos creíble posible. No será culpa suya, pero nuestro objetivo es minimizar el impacto que su actuación pueda tener sobre nuestra película y desaprovechar lo que podría ser un genial Gatsby. Crea al inicio un halo de misterio sobre él pero después no le saques partido en ningún momento.
- Nada de centrarse en el diálogo o en los personajes. Todo debe de apoyarse en un apartado técnico artificioso y aparatoso, orientado a restarle credibilidad a todo lo demás. La historia es secundaria.
- ¿Música de la época acorde con la ambientación? Ni hablar.
- Mostrar algunas secuencias con elementos que podrían haber dado juego, como el valle de las cenizas, pero no aprovecharlos después para ahondar más en las desigualdades de la época o dotar a la película de un tono crítico ya que a nadie le interesan esas cosas.Tenemos que centrarnos en crear una especie de romance con toques dramáticos.
- Realizar un espectacular despliegue comercial (adornar todo Callao si es necesario), pues este será nuestro principal reclamo. No reparar en gastos.
Sugerencias: No verla, aunque si te gustó Moulin Rouge quizás disfrutes con sus imágenes coloridas y sugestivas. No esperes mucho más.
Observaciones: Pierde mucho si se ve en blanco y negro.
Resultado: Un producto cansino, con aires de grandeza que se desinfla rápido, poco consistente, insulso y, por encima de todo,decepcionante.
Filosofía del director: ¿Para qué centrarse en la historia y en los personajes si podemos distraer al espectador con un montón de relucientes imágenes vacías de contenido?
Receta:
- Busca un actor (Tobey Maguire) que no aporte nada a la película, con una sonrisa estúpida e irritante, y conviértelo en el eje central alrededor del cual sucede todo. Presta especial atención en que en ninguna escena haga o diga algo que pueda ser de especial interés. Este individuo será el narrador y nos contará la historia, pero intercalaremos algunas secuencias sobre el lo que le acontece en tiempo "presente" para rellenar, pues son completamente irrelevantes.Su voz en off molestará durante toda la película y debe distraer al espectador de las cosas que puedan ser potencialmente interesantes.
- Consigue un buen actor (Di Caprio) para crear expectativas altas sobre la película y ejercer como reclamo. Rodéalo de muchas distracciones para mermar su protagonismo y que su papel sea lo menos creíble posible. No será culpa suya, pero nuestro objetivo es minimizar el impacto que su actuación pueda tener sobre nuestra película y desaprovechar lo que podría ser un genial Gatsby. Crea al inicio un halo de misterio sobre él pero después no le saques partido en ningún momento.
- Nada de centrarse en el diálogo o en los personajes. Todo debe de apoyarse en un apartado técnico artificioso y aparatoso, orientado a restarle credibilidad a todo lo demás. La historia es secundaria.
- ¿Música de la época acorde con la ambientación? Ni hablar.
- Mostrar algunas secuencias con elementos que podrían haber dado juego, como el valle de las cenizas, pero no aprovecharlos después para ahondar más en las desigualdades de la época o dotar a la película de un tono crítico ya que a nadie le interesan esas cosas.Tenemos que centrarnos en crear una especie de romance con toques dramáticos.
- Realizar un espectacular despliegue comercial (adornar todo Callao si es necesario), pues este será nuestro principal reclamo. No reparar en gastos.
Sugerencias: No verla, aunque si te gustó Moulin Rouge quizás disfrutes con sus imágenes coloridas y sugestivas. No esperes mucho más.
Observaciones: Pierde mucho si se ve en blanco y negro.
17 de mayo de 2013
17 de mayo de 2013
88 de 109 usuarios han encontrado esta crítica útil
"El gran Gatsby" parecerá demasiado lenta para algunos y excesivamente moderna para otros, pero ante todo es una película digna de ver y de disfrutar con los ojos. La belleza de este film no está en las fiestas ni en la música, ni en las carreras de coches o los espectaculares movimientos de cámara. Ni siquiera en las meditadas (y a veces desacertadas) palabras del escritor. La belleza de "El gran Gatsby" flota en el aire, está en sus elegantes decorados, en la mágica iluminación de los escenarios y en una composición impecable y evocadora.
Esta historia nos recuerda que la riqueza y la fama son efímeras y los sueños, frágiles, pero también nos invita a fantasear y a perseguir la luz verde de esperanza al otro lado del lago —¿qué sería de nosotros si no lo hiciéramos?—. De hecho, la vida de Jay Gatsby es el reflejo simbólico de las antítesis que reinan en nuestras propias vidas. La voluntad del personaje de revivir el pasado nubla su vista en el presente; el esplendor de la alta sociedad choca con la crudeza de la pobreza; el frenesí de las tumultuosas celebraciones de la mansión contrasta con la soledad y la serenidad del muelle; la contención y las reservas de la vida vienen seguidas del descontrol tras la muerte…
Pero la mayor lección que nos enseña esta película es que no podemos negarnos a nosotros mismos, y por esa razón tampoco debemos intentar convertir a los demás en algo que no son. Pretender cambiar lo inmutable solo nos traerá infelicidad y nos conducirá lenta e irremisiblemente hacia nuestra propia destrucción. En palabras de Shane Carruth: "Puedes esforzarte en moldear tu historia, pero el color siempre florecerá".
Esta historia nos recuerda que la riqueza y la fama son efímeras y los sueños, frágiles, pero también nos invita a fantasear y a perseguir la luz verde de esperanza al otro lado del lago —¿qué sería de nosotros si no lo hiciéramos?—. De hecho, la vida de Jay Gatsby es el reflejo simbólico de las antítesis que reinan en nuestras propias vidas. La voluntad del personaje de revivir el pasado nubla su vista en el presente; el esplendor de la alta sociedad choca con la crudeza de la pobreza; el frenesí de las tumultuosas celebraciones de la mansión contrasta con la soledad y la serenidad del muelle; la contención y las reservas de la vida vienen seguidas del descontrol tras la muerte…
Pero la mayor lección que nos enseña esta película es que no podemos negarnos a nosotros mismos, y por esa razón tampoco debemos intentar convertir a los demás en algo que no son. Pretender cambiar lo inmutable solo nos traerá infelicidad y nos conducirá lenta e irremisiblemente hacia nuestra propia destrucción. En palabras de Shane Carruth: "Puedes esforzarte en moldear tu historia, pero el color siempre florecerá".
17 de mayo de 2013
17 de mayo de 2013
70 de 87 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quizá en otro mundo, o en este mismo si todos volviéramos a nacer, un hombre como Baz Luhrmann sería venerado y admirado como un artista valiente que no teme ni a los grandes proyectos ni a las ideas grandiosas. Luhrmann dirige 'El gran Gatsby' con su particular estilo recargado, kitsch, y anacrónico, arriesgando su otra mejilla a solo un palmo del ridículo. De ahí que esta película sea tan emocionante.
Hagamos un ejercicio de des-memoria. Pongamos que no existe ninguna otra película sobre Gatsby, o que no la hemos visto u oído, que no hemos leído el relato de Scott Fitzgerald, o que no sabíamos de su existencia. Porque eso es lo que parece pretender Luhrmann. Lo antiguo y lo moderno, lo viejo y lo nuevo, qué importa. Profanar a Amy Winehouse e inmortalizar a Lana del Rey. “La música genial es atemporal”, dice el realizador australiano. También lo es el cine. Y Gatsby, un héroe romántico hecho a sí mismo. Ésta es la trágica historia de un hombre movido por el amor magnético que siente hacia una mujer, quien no merece tanta atención y que probablemente esté algo idealizada, pues los encantos de esa mujer palidecen en comparación con la entrega excesiva y hermosa de Gatsby hacia ella.
Leonardo DiCaprio, que ya hace tiempo dejó de ser un crío, ha escalado como actor, y ahora su carisma y personalidad (claves para dar vida al misterioso personaje principal) rinden a la misma altura que su atractivo para la taquilla. 'El gran Gatsby', con un millón de defectos para el que los busque y un millón de virtudes para el que las encuentre, es una película gloriosa sobre la megalomanía y Gatsby se emocionaría con ella.
--------------------------------------------
http://victor-edu.blogspot.com.es/
Hagamos un ejercicio de des-memoria. Pongamos que no existe ninguna otra película sobre Gatsby, o que no la hemos visto u oído, que no hemos leído el relato de Scott Fitzgerald, o que no sabíamos de su existencia. Porque eso es lo que parece pretender Luhrmann. Lo antiguo y lo moderno, lo viejo y lo nuevo, qué importa. Profanar a Amy Winehouse e inmortalizar a Lana del Rey. “La música genial es atemporal”, dice el realizador australiano. También lo es el cine. Y Gatsby, un héroe romántico hecho a sí mismo. Ésta es la trágica historia de un hombre movido por el amor magnético que siente hacia una mujer, quien no merece tanta atención y que probablemente esté algo idealizada, pues los encantos de esa mujer palidecen en comparación con la entrega excesiva y hermosa de Gatsby hacia ella.
Leonardo DiCaprio, que ya hace tiempo dejó de ser un crío, ha escalado como actor, y ahora su carisma y personalidad (claves para dar vida al misterioso personaje principal) rinden a la misma altura que su atractivo para la taquilla. 'El gran Gatsby', con un millón de defectos para el que los busque y un millón de virtudes para el que las encuentre, es una película gloriosa sobre la megalomanía y Gatsby se emocionaría con ella.
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http://victor-edu.blogspot.com.es/
25 de mayo de 2013
25 de mayo de 2013
56 de 65 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interpretar un texto literario es muy difícil. Encontrar la clave de una lectura correcta no está al alcance de cualquiera cuando la novela o el relato es complejo; pero, si además, el lector no se hace preguntas sobre lo que le van diciendo, la cosa se antoja imposible.
No sabemos si el realizador Baz Luhrmann lee mucho, poco, bien o regular. Lo que sí se puede afirmar, sin posible error, es que de la novela de F. Scott Fitzgerald no se ha enterado. De nada. Tal vez se la contó un amigo, tomó nota en una servilleta y escribió un guión o lo que creía él que podría serlo. No se puede estar más alejado del texto original. Con media docena de frases textuales (que no son ni mucho menos las de mayor relevancia), con todo lo superficial del texto; con eso es con lo que ha trabajado el señor Luhrmann. Bueno, y potenciando la figura del narrador (un narrador que no tiene nada que ver con el del relato) aunque todo indica que lo hace sin saber la razón por la que hay que hacerlo. Debe ser que alguien le dijo oye, Baz, el secreto está en el narrador y él lo potenció. No hace falta decir que, con estos mimbres, la propuesta es aburrida, extravagante en todos los sentidos y vacía.
Es verdad que F. Scott Fitzgerald habla de la imposibilidad de recuperar el pasado, eso que pudimos ser y va quedando, poco a poco, en un lugar inalcanzable. Es verdad y a eso se agarra el director y guionista como si fuera lo único que se encuentra en el universo de Gatsby. También es verdad que Fitzgerald dibuja una sociedad frívola y alocada. También se agarra Luhrmann a ello. Pero lo hace para entregar un alarde estúpido, un ejercicio que suspende desde el principio. Porque la esencia de El gran Gatsby es otra bien distinta. La cosa no va de fiestas y sólo de fiestas; no va del pasado como algo inalcanzable y sólo de eso. De ser así, la novela sería un tostón.
Efectivamente, la figura del narrador, de Nick, es fundamental. Pero ¿por qué? ¿Por qué esa fascinación por Gatsby? ¿Por qué Nick escribe una novela para contarnos todo esto? Según Luhrmann porque se lo prescribe un médico. ¡Y se queda tan ancho! No es que este hombre se distancie de la novela para poder hacer cine; es que este hombre desgracia el texto por completo y, además, no hace cine.
La puesta en escena es exagerada, la cámara parece estar en manos de un histérico dando carreras de un lado a otro, la banda sonora no puede estar peor elegida (es uno de los peores experimentos que recuerdo). Todo se desliza hasta el ridículo. Entre bostezo y bostezo, eso sí.
Se libran los actores que muestran cierto empeño por sacar el proyecto adelante. Leonardo DiCaprio defiende el papel principal. El de Jay Gatsby. No pasa de estar correcto aunque, dentro del conjunto, se agradece su decencia. Si intentó salir corriendo del plató no se nota. De todos modos, hay actores que encajarían mejor con el Gatsby de Fitzgerald. No pasa nada, en cualquier caso, el Gatsby de esta película no es el del autor. Tobey Maguire se esfuerza mucho, muchísimo. Su trabajo es notable. Carey Mulligan (muy bien fotografiada por Simon Duggan) sale airosa del empeño. Bien de expresión corporal, bien contenida, bien en todo.
Una decepción enorme. ¿Cuándo alguien leerá bien esta novela y dejará a un lado la idiotez antes de hacer una película?
La única forma de entender esta obra reside en la voz narrativa. Y, concretamente, se percibe en la fiesta a la que asiste Nick junto al marido de Daisy. Allí se encuentra con un fotógrafo. Este tiene en la mejilla restos de espuma de afeitar. Nick que la quita con su pulgar mientras el tipo duerme. En esta película, podría haber metido el dedo en un enchufe y hubiera dado lo mismo. Pero en la novela es el momento en que descubrimos lo que está por debajo del propio texto. Nada más y nada menos que la condición sexual de Nick. Algo que marca, definitivamente, la narración; que nos hace ver a los personajes desde un punto de vista novedoso, interesante, profundo. Pero Baz Luhrmann (y todos los directores anteriores) no ven nada. Así es imposible.
inventodeldemonio.es/blog
No sabemos si el realizador Baz Luhrmann lee mucho, poco, bien o regular. Lo que sí se puede afirmar, sin posible error, es que de la novela de F. Scott Fitzgerald no se ha enterado. De nada. Tal vez se la contó un amigo, tomó nota en una servilleta y escribió un guión o lo que creía él que podría serlo. No se puede estar más alejado del texto original. Con media docena de frases textuales (que no son ni mucho menos las de mayor relevancia), con todo lo superficial del texto; con eso es con lo que ha trabajado el señor Luhrmann. Bueno, y potenciando la figura del narrador (un narrador que no tiene nada que ver con el del relato) aunque todo indica que lo hace sin saber la razón por la que hay que hacerlo. Debe ser que alguien le dijo oye, Baz, el secreto está en el narrador y él lo potenció. No hace falta decir que, con estos mimbres, la propuesta es aburrida, extravagante en todos los sentidos y vacía.
Es verdad que F. Scott Fitzgerald habla de la imposibilidad de recuperar el pasado, eso que pudimos ser y va quedando, poco a poco, en un lugar inalcanzable. Es verdad y a eso se agarra el director y guionista como si fuera lo único que se encuentra en el universo de Gatsby. También es verdad que Fitzgerald dibuja una sociedad frívola y alocada. También se agarra Luhrmann a ello. Pero lo hace para entregar un alarde estúpido, un ejercicio que suspende desde el principio. Porque la esencia de El gran Gatsby es otra bien distinta. La cosa no va de fiestas y sólo de fiestas; no va del pasado como algo inalcanzable y sólo de eso. De ser así, la novela sería un tostón.
Efectivamente, la figura del narrador, de Nick, es fundamental. Pero ¿por qué? ¿Por qué esa fascinación por Gatsby? ¿Por qué Nick escribe una novela para contarnos todo esto? Según Luhrmann porque se lo prescribe un médico. ¡Y se queda tan ancho! No es que este hombre se distancie de la novela para poder hacer cine; es que este hombre desgracia el texto por completo y, además, no hace cine.
La puesta en escena es exagerada, la cámara parece estar en manos de un histérico dando carreras de un lado a otro, la banda sonora no puede estar peor elegida (es uno de los peores experimentos que recuerdo). Todo se desliza hasta el ridículo. Entre bostezo y bostezo, eso sí.
Se libran los actores que muestran cierto empeño por sacar el proyecto adelante. Leonardo DiCaprio defiende el papel principal. El de Jay Gatsby. No pasa de estar correcto aunque, dentro del conjunto, se agradece su decencia. Si intentó salir corriendo del plató no se nota. De todos modos, hay actores que encajarían mejor con el Gatsby de Fitzgerald. No pasa nada, en cualquier caso, el Gatsby de esta película no es el del autor. Tobey Maguire se esfuerza mucho, muchísimo. Su trabajo es notable. Carey Mulligan (muy bien fotografiada por Simon Duggan) sale airosa del empeño. Bien de expresión corporal, bien contenida, bien en todo.
Una decepción enorme. ¿Cuándo alguien leerá bien esta novela y dejará a un lado la idiotez antes de hacer una película?
La única forma de entender esta obra reside en la voz narrativa. Y, concretamente, se percibe en la fiesta a la que asiste Nick junto al marido de Daisy. Allí se encuentra con un fotógrafo. Este tiene en la mejilla restos de espuma de afeitar. Nick que la quita con su pulgar mientras el tipo duerme. En esta película, podría haber metido el dedo en un enchufe y hubiera dado lo mismo. Pero en la novela es el momento en que descubrimos lo que está por debajo del propio texto. Nada más y nada menos que la condición sexual de Nick. Algo que marca, definitivamente, la narración; que nos hace ver a los personajes desde un punto de vista novedoso, interesante, profundo. Pero Baz Luhrmann (y todos los directores anteriores) no ven nada. Así es imposible.
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