Pan de limón con semillas de amapola
2021 

6,5
2.339
Drama
En Valldemossa, un pequeño pueblo del interior de Mallorca, Anna (Eva Martín) y Marina (Elia Galera), dos hermanas que fueron separadas en su adolescencia, se encuentran de nuevo para vender una panadería que han heredado de una misteriosa mujer a la que creen no conocer. Las hermanas son dos mujeres con vidas muy diferentes. Anna apenas ha salido de la isla y sigue casada con un hombre al que ya no ama. Marina viaja por el mundo ... [+]
14 de noviembre de 2021
14 de noviembre de 2021
26 de 30 usuarios han encontrado esta crítica útil
Guión bien trabajado, casting impecable, espontaneidad y credibilidad en la interpretación, ambiente mallorquín exquisitamente auténtico y sin folclorismos, iluminación rebosante de magia y de mediterráneo, belleza y armonía en cada plano, los pesos de las diversas historiaS bien medidos y equilibrados, nada es excesivo ni escaso, sin sobreactuaciones ni robaplanos, los personajes se desarrollan con naturalidad, sin estridencias, entrando por la piel por su humanidad y transparencia. Una historia familiar entre generaciones, con recuerdos y preguntas y silencios pendientes. Una historia de reencuentro y descubrimiento, sin pretensiones ni lecciones, sin moralinas ni superioridades morales, una historia sensible, bien contada, con entrañable y emocionante belleza: interior y exterior.
Excelente la sensibilidad de la autora Cristina Ramos y del director y co-guionista Benito Zambrano. Elia Galera y Eva Martín, magistral retrato de dos hermanas, dos mundos que finalmente se encuentran. La casi debutante Mariona Pagés llena cada plano con una mirada que ni guión precisa, sus ojos lo dicen todo. Claudia Faci como siempre...infalible, perfecta, en su papel enfurruñado de Valldemossina. Una gran película Sr.Boyero...porque el buen cine tambíén es así, películas amables, sensibles y que emocionan, como lo fueron muchas de las películas de sus y mis admirados Capra o Wilder. Esta modesta película española SI merece una buena distribución internacional.
Excelente la sensibilidad de la autora Cristina Ramos y del director y co-guionista Benito Zambrano. Elia Galera y Eva Martín, magistral retrato de dos hermanas, dos mundos que finalmente se encuentran. La casi debutante Mariona Pagés llena cada plano con una mirada que ni guión precisa, sus ojos lo dicen todo. Claudia Faci como siempre...infalible, perfecta, en su papel enfurruñado de Valldemossina. Una gran película Sr.Boyero...porque el buen cine tambíén es así, películas amables, sensibles y que emocionan, como lo fueron muchas de las películas de sus y mis admirados Capra o Wilder. Esta modesta película española SI merece una buena distribución internacional.
9 de noviembre de 2021
9 de noviembre de 2021
29 de 40 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me he emocionado mucho durante el visionado de Pan de limón con Semillas de amapola.
Benito Zambrano sigue haciendo cine con gran sensibilidad, que habla de las cosas que a todos y todas, tarde o temprano, nos terminan afectando en el transcurso de la vida.
Amor, las siempre complejas relaciones en el seno de una família, dudas, rencores y sobre todo como el perdón es siempre la mejor receta para vivir en paz con nosotros mismos y ver la vida con una sonrisa.
No había leído la novela (conocidas mías sí). Aun así, esta película me ha fascinado (y me ha tocado el corazón).
Muy recomendada!
Benito Zambrano sigue haciendo cine con gran sensibilidad, que habla de las cosas que a todos y todas, tarde o temprano, nos terminan afectando en el transcurso de la vida.
Amor, las siempre complejas relaciones en el seno de una família, dudas, rencores y sobre todo como el perdón es siempre la mejor receta para vivir en paz con nosotros mismos y ver la vida con una sonrisa.
No había leído la novela (conocidas mías sí). Aun así, esta película me ha fascinado (y me ha tocado el corazón).
Muy recomendada!
16 de febrero de 2022
16 de febrero de 2022
29 de 43 usuarios han encontrado esta crítica útil
Y todo ello gracias a Benito Zambrano. Podría ponerme a perorar en plan Cahiers du Cinema, pero creo que se puede (y se debe) ser más breve: Benito, eres un moñas. Y esta película de título rabiosamente anticomercial, una moñada del quince, aparte de un panfletazo acorde con los tiempos que nos ha tocado vivir.
Uno ve el cartel y ya resulta obvio que es una "pinícula de mujeres", de esas en las que hay al menos una escena en las que varias féminas se arremolinan en torno a una chimenea y achispadas por el vino blanco ponen a parir a los hombres, a TODOS los hombres, o se inflan a Hagen-Dazs. Pues no, es peor que eso. Pan de limón es una historia en la que mujeres de varias generaciones (eso es fundamental, una comunión más allá del tiempo y del espacio) resuelven un misterio intrascendente y abracabrante para disimular que la verdadera trama de la película es que TODOS LOS HOMBRES SON UNOS CERDOS. Y ya está, junto con otras cositas en la zona spoiler.
Uno ve el cartel y ya resulta obvio que es una "pinícula de mujeres", de esas en las que hay al menos una escena en las que varias féminas se arremolinan en torno a una chimenea y achispadas por el vino blanco ponen a parir a los hombres, a TODOS los hombres, o se inflan a Hagen-Dazs. Pues no, es peor que eso. Pan de limón es una historia en la que mujeres de varias generaciones (eso es fundamental, una comunión más allá del tiempo y del espacio) resuelven un misterio intrascendente y abracabrante para disimular que la verdadera trama de la película es que TODOS LOS HOMBRES SON UNOS CERDOS. Y ya está, junto con otras cositas en la zona spoiler.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La protagonista es una ginecólogA cooperantA en áfrica que se queda traumatizada por la muerte de una pacientA. Como vive sin vivir en ella y aprovechando un tema de herencias decide volver a su Mallorca natal donde se reencuentra con su hermanA, a la que llevaba tiempo sin ver porque su cuñadO es un CERDO. Allí descubre dos cosas: A) que la panaderA del pueblo, a la que no conoce de nada, le ha dejado la panadería al finar, y B) que su hermanA está arruinada después de una vida a todo trapo por que su cuñadO es un MAL GESTOR Y UN GOLFO aparte de un CERDO. En este punto nos metemos en un torbellino de emociones en el que se mezcla el misterio de la panadería, la sobrinA que está en una edad malísima, la ginecólogA que quiere adoptar a una niñA africana, con tragicomedia incluída puesto que su noviete, un tipo que parecía majo, no quiere niños, y por tanto es un CERDO.
¡Pero aún hay más! Como la autorA de la novelA y Benito ZAmbrano no podían dejar un relato tan masculino ya rizan el rizo:
- La sororidad lo envuelve todo: la dueñA del hotel del pueblo es una argentinA majísima y entrañable que actúa como soporte emocional y como camello de todas las protagonistas, y nos regala varias escenas a lo Golden girls en las que el pastel a media noche se sustituye por vinaco, marihuana y muchas frases irónicas pero a la vez tiernas que solon pueden venir de alguien que peina canas y sabe cómo es la vida.
- A la hermanA de Mallorca le atizan un cáncer. Pero no un cáncer cualquiera, si no uno derivado de una enfermedad de transmisión sexual que le pegó el CERDARRACO de su maridO: su juicio, condena y ejecución son evidentemente sumarísimos. La pobre mujer además tendrá un final como mandan los cánones, con quimioterapia, sororidad en Dolby Surround y una despedida lacrimógena que ríete tú de cuando Frodo y Bilbo se van a las Tierras imperecederas desde los Puertos Grises: se coge una barquita y muere con gran dignidad en una cala viendo el anochecer.
- Se resuelve el misterio de la herencia: ¡La panaderA era la verdaderA madre de la ginecólogA! ¡No es hermanA de su hermanA (biológicamente claro, porque son hermanísimas en su sororidad)! Resulta que el padre, que era un CERDO MAYÚSCULO, tuvo un lío con la pobre mujer y se quedó a la niñA... El drama padre, vamos... Perdón, el drama madre.
- Resulta que el noviete de áfrica al final no era tan malo y acepta la adopción. No lo vemos pero seguro que le puso los cuernos, o se fugó con otra, o alguna otra perrería. Sale algún varón más en la película, pero en papeles totalmente irrelevantes que podría haber hecho perfectamente una actriz
Y ya está. Es pornografía emocional en toda su majestad: dramas chanantes con heteropatriarcado, tumores y mucho sentimiento de baratillo. Antes de que empiecen los gritos, y de que me llamen cerdo, cínico, insensible, machista, fascista, etc he de decir que la cosa no va por ahí... Lloro sistemáticamente con los Puentes de Madison, me encanta Titanic y se apreciar plenamente el cine de personajes y sentimientos, pero es que esto es otra cosa. Benito.
¡Pero aún hay más! Como la autorA de la novelA y Benito ZAmbrano no podían dejar un relato tan masculino ya rizan el rizo:
- La sororidad lo envuelve todo: la dueñA del hotel del pueblo es una argentinA majísima y entrañable que actúa como soporte emocional y como camello de todas las protagonistas, y nos regala varias escenas a lo Golden girls en las que el pastel a media noche se sustituye por vinaco, marihuana y muchas frases irónicas pero a la vez tiernas que solon pueden venir de alguien que peina canas y sabe cómo es la vida.
- A la hermanA de Mallorca le atizan un cáncer. Pero no un cáncer cualquiera, si no uno derivado de una enfermedad de transmisión sexual que le pegó el CERDARRACO de su maridO: su juicio, condena y ejecución son evidentemente sumarísimos. La pobre mujer además tendrá un final como mandan los cánones, con quimioterapia, sororidad en Dolby Surround y una despedida lacrimógena que ríete tú de cuando Frodo y Bilbo se van a las Tierras imperecederas desde los Puertos Grises: se coge una barquita y muere con gran dignidad en una cala viendo el anochecer.
- Se resuelve el misterio de la herencia: ¡La panaderA era la verdaderA madre de la ginecólogA! ¡No es hermanA de su hermanA (biológicamente claro, porque son hermanísimas en su sororidad)! Resulta que el padre, que era un CERDO MAYÚSCULO, tuvo un lío con la pobre mujer y se quedó a la niñA... El drama padre, vamos... Perdón, el drama madre.
- Resulta que el noviete de áfrica al final no era tan malo y acepta la adopción. No lo vemos pero seguro que le puso los cuernos, o se fugó con otra, o alguna otra perrería. Sale algún varón más en la película, pero en papeles totalmente irrelevantes que podría haber hecho perfectamente una actriz
Y ya está. Es pornografía emocional en toda su majestad: dramas chanantes con heteropatriarcado, tumores y mucho sentimiento de baratillo. Antes de que empiecen los gritos, y de que me llamen cerdo, cínico, insensible, machista, fascista, etc he de decir que la cosa no va por ahí... Lloro sistemáticamente con los Puentes de Madison, me encanta Titanic y se apreciar plenamente el cine de personajes y sentimientos, pero es que esto es otra cosa. Benito.
11 de noviembre de 2021
11 de noviembre de 2021
21 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
Es una película lacrimógena, pero que vale la pena verla por el tema que trata. Benito Zambrano, ha sido bastante fiel a la novela de Cristina Campos, aunque, la propia Cristina, nos comenta que el final de la película, fue modificado.
No le doy un 10 porque el final es lo que no me acabó de gustar del todo, yo lo hubiera terminado de otra manera para cerrar redonda la historia.
Mención especial a la actriz Mariona Pages (Annita), y, a Claudia Faci, porque están increíbles en sus personajes a nivel de acting hablando.
No le doy un 10 porque el final es lo que no me acabó de gustar del todo, yo lo hubiera terminado de otra manera para cerrar redonda la historia.
Mención especial a la actriz Mariona Pages (Annita), y, a Claudia Faci, porque están increíbles en sus personajes a nivel de acting hablando.
14 de febrero de 2022
14 de febrero de 2022
11 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Cristina Campos es una guionista que, cansada de que sus textos nunca terminaran de salir adelante. Lejos de rendirse escribió la novela “Pan de limón con semillas de amapola”, que parece hecha para ser adaptada al cine.
Esta novela llegó a manos del cineasta andaluz Benito Zambrano (Lebrija, provincia de Sevilla, 20 de marzo de 1965), que adapta esta obra para su quinto largometraje. Un conmovedor y atractivo largometraje, que puede enorgullecerse de su esencia melodramática con sabor a clásico.
El aromático y apetitoso título de su nuevo filme sirve también de macguffin culinario para esta historia de secretos familiares. Estamos en Valldemossa, en el interior de Mallorca. Anna (Eva Martín) y Marina (Elia Galera), ambas hermanas que fueron separadas en su adolescencia, se encuentran de nuevo pues han heredado una panadería de una misteriosa mujer a la que creen no conocer.
Anna y Marina son dos mujeres muy distintas. Mientras la primera ha quedado anclada isla, casada con un hombre por el que ya no siente nada. Marina debe viajar desde África donde trabaja como médico para una ONG, con un novio más joven también solidario y guay. En tanto indagan sobre los misterios de la enigmática herencia, las hermanas deben hacer frente a conflictos familiares antiguos, a la vez que intentan recuperar los años perdidos.
Con esta trama, Zambrano hace de la cinta un drama en toda regla, con su colmo de amargura que provoca en algún espectador una subida de sufrimiento a la cual nuestro director es tendente. Zambrano ha cumplido en el encargo, dando con el estilo y el tono límpido que se le pedía. Está clara la pretensión del filme de cargar emotivamente al espectador, en una historia donde todo es intenso y sentimental.
Cuando Zambrano enfoca su cámara a las vistas de la isla (aprovechando la buena la fotografía de Marc Gómez del Moral), cuando la pantalla se convierte en una postal, entonces, la belleza del paisaje balear hace que se descargue un poco la sentimentalidad del drama personal y el misterio que lo envuelve. Un descanso para la vista que provoca alivio en el espectador sensible que, por unos momentos, puede respirar y encontrar algo de paz a la tensión emotiva.
Zambrano hace además una puesta en escena combinando capítulos solemnes, como la defensa de la libertad individual, la unidad ante cualquier desafío doméstico o de la vida en general, y la necesidad de escuchar al corazón, con cuanto esto conlleva.
En cuanto al reparto está bastante bien, con actrices y actores de calidad. Elia Galera hermosa, elegante, rebosante de clase, y Eva Martín dulce y bonita (en los papeles principales de ambas hermanas). Muy bien los personajes secundarios, las veteranas Marilú Marini y Claudia Faci aportando pulso y detalles; y en sintonía la joven Mariona Pagés, Tommy Schlesser o Pere Arquillué, entre otros.
Hecha con conocimiento y oficio, la narración avanza hasta tomar por sorpresa al espectador, que puede soltar su lágrima o experimentar un legítimo sentimiento de aflicción por tanto penar como vamos viendo en la pantalla.
También, Zambrano, intercala otros mensajes ciertamente emotivos, que siembra, sin lesionar la narración: como el capítulo de la adopción, la maternidad, la pobreza en África… el público puede llorar cuanto le plazca, lo cual es buena señal, pues ir al cine y no sentir nada es siempre peor, es señal de que la peli no conmueve.
Esta novela llegó a manos del cineasta andaluz Benito Zambrano (Lebrija, provincia de Sevilla, 20 de marzo de 1965), que adapta esta obra para su quinto largometraje. Un conmovedor y atractivo largometraje, que puede enorgullecerse de su esencia melodramática con sabor a clásico.
El aromático y apetitoso título de su nuevo filme sirve también de macguffin culinario para esta historia de secretos familiares. Estamos en Valldemossa, en el interior de Mallorca. Anna (Eva Martín) y Marina (Elia Galera), ambas hermanas que fueron separadas en su adolescencia, se encuentran de nuevo pues han heredado una panadería de una misteriosa mujer a la que creen no conocer.
Anna y Marina son dos mujeres muy distintas. Mientras la primera ha quedado anclada isla, casada con un hombre por el que ya no siente nada. Marina debe viajar desde África donde trabaja como médico para una ONG, con un novio más joven también solidario y guay. En tanto indagan sobre los misterios de la enigmática herencia, las hermanas deben hacer frente a conflictos familiares antiguos, a la vez que intentan recuperar los años perdidos.
Con esta trama, Zambrano hace de la cinta un drama en toda regla, con su colmo de amargura que provoca en algún espectador una subida de sufrimiento a la cual nuestro director es tendente. Zambrano ha cumplido en el encargo, dando con el estilo y el tono límpido que se le pedía. Está clara la pretensión del filme de cargar emotivamente al espectador, en una historia donde todo es intenso y sentimental.
Cuando Zambrano enfoca su cámara a las vistas de la isla (aprovechando la buena la fotografía de Marc Gómez del Moral), cuando la pantalla se convierte en una postal, entonces, la belleza del paisaje balear hace que se descargue un poco la sentimentalidad del drama personal y el misterio que lo envuelve. Un descanso para la vista que provoca alivio en el espectador sensible que, por unos momentos, puede respirar y encontrar algo de paz a la tensión emotiva.
Zambrano hace además una puesta en escena combinando capítulos solemnes, como la defensa de la libertad individual, la unidad ante cualquier desafío doméstico o de la vida en general, y la necesidad de escuchar al corazón, con cuanto esto conlleva.
En cuanto al reparto está bastante bien, con actrices y actores de calidad. Elia Galera hermosa, elegante, rebosante de clase, y Eva Martín dulce y bonita (en los papeles principales de ambas hermanas). Muy bien los personajes secundarios, las veteranas Marilú Marini y Claudia Faci aportando pulso y detalles; y en sintonía la joven Mariona Pagés, Tommy Schlesser o Pere Arquillué, entre otros.
Hecha con conocimiento y oficio, la narración avanza hasta tomar por sorpresa al espectador, que puede soltar su lágrima o experimentar un legítimo sentimiento de aflicción por tanto penar como vamos viendo en la pantalla.
También, Zambrano, intercala otros mensajes ciertamente emotivos, que siembra, sin lesionar la narración: como el capítulo de la adopción, la maternidad, la pobreza en África… el público puede llorar cuanto le plazca, lo cual es buena señal, pues ir al cine y no sentir nada es siempre peor, es señal de que la peli no conmueve.
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