We Are Who We AreMiniserie
2020 

7,0
1.938
Serie de TV. Drama
Serie de TV (2020). 8 episodios. Dos adolescentes norteamericanos alcanzan la mayoría de edad mientras viven en una base militar estadounidense en Italia. (FILMAFFINITY)
3 de noviembre de 2020
3 de noviembre de 2020
30 de 46 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me ha pasado algo con esta serie y es que cuando un protagonista me cae realmente mal, pierdo el interés por lo que le ocurra. Como contrapunto tenemos a la carismática protagonista femenina que hace que continúes hasta el octavo episodio.
El completo imbécil es Fraser Wilson un adolescente irritante, hijo de la coronel a cargo del la base militar italiana donde ocurre toda la historia. Está interpretado por Jack Dylan Grazer, al que pudimos ver en IT y Shazam. El chaval está confuso con su identidad sexual lo que le lleva a ser un impertinente, maleducado, solitario y que trata con el más absoluto desprecio a todo el mundo, incluida su madre que llega a pegarla en varias ocasiones.
Es cuando entabla amistad con Caitlyn interpretada fenomenalmente por Jordan Kristine Seamón una chica homosexual como él pero con la cabeza más amueblada, aquí es donde puede parecer que las cosas podrían cambiar, pero no, la historia sentimental no consigue cuajar, yéndose por las ramas en episodios muy banales contando las peripecias de ellos y un grupo de amigos.
Se puede valorar su puesta en escena con los conflictos y las situaciones que se viven en una base militar en suelo extranjero, pero por lo demás me parece una historia insípida y carente de interés, algo que me choca mucho después de leer los grandes elogios de la serie en críticos especializados. Algo que puede haber influido en las grandes expectativas que tenía.
El artífice es Luca Guadagnino que al igual que la serie y aunque me duela decirlo "Call me by your name" me pareció un film correcto pero sobrevalorado, así que de su filmografía me quedo con el remake de Suspiria.
Destino Arrakis.com
El completo imbécil es Fraser Wilson un adolescente irritante, hijo de la coronel a cargo del la base militar italiana donde ocurre toda la historia. Está interpretado por Jack Dylan Grazer, al que pudimos ver en IT y Shazam. El chaval está confuso con su identidad sexual lo que le lleva a ser un impertinente, maleducado, solitario y que trata con el más absoluto desprecio a todo el mundo, incluida su madre que llega a pegarla en varias ocasiones.
Es cuando entabla amistad con Caitlyn interpretada fenomenalmente por Jordan Kristine Seamón una chica homosexual como él pero con la cabeza más amueblada, aquí es donde puede parecer que las cosas podrían cambiar, pero no, la historia sentimental no consigue cuajar, yéndose por las ramas en episodios muy banales contando las peripecias de ellos y un grupo de amigos.
Se puede valorar su puesta en escena con los conflictos y las situaciones que se viven en una base militar en suelo extranjero, pero por lo demás me parece una historia insípida y carente de interés, algo que me choca mucho después de leer los grandes elogios de la serie en críticos especializados. Algo que puede haber influido en las grandes expectativas que tenía.
El artífice es Luca Guadagnino que al igual que la serie y aunque me duela decirlo "Call me by your name" me pareció un film correcto pero sobrevalorado, así que de su filmografía me quedo con el remake de Suspiria.
Destino Arrakis.com
29 de septiembre de 2020
29 de septiembre de 2020
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luca Guadagnino se ha hecho un importante nombre en la industria del cine gracias al merecido éxito de Call Me by Your Name, drama que fue nominado a varios Oscar y que tendrá secuela en breves, siendo un verdadero icono en la comunidad LGTBI. Su siguiente trabajo fue el cuestionado remake de Suspiria, que no tuvo el mismo impacto que su anterior propuesta, a pesar de las pretensiones. Es ahora cuando regresa a sus orígenes con esta serie, exclusiva de HBO, y que ha sido alabada por la crítica, pero a la que me temo que no se le ha hecho mucho caso.
En esta ocasión estamos ante una miniserie de ocho episodios, de casi una hora de duración cada uno (ése es el gran mal de las series actuales), que aborda la adolescencia de sus protagonistas en el marco de una base militar estadounidense en Italia (no hay que olvidar que el director es italiano).
Debo reconocer que, aunque el piloto no está a la altura de su famosa película (tampoco era necesario), tiene varios apuntes interesantes, dejándose ver, no siendo ninguna maravilla pero tampoco la pérdida de tiempo que podría haber sido. Es entonces cuando se visiona el segundo capítulo, confirmando nuestras peores sospechas, ya que el tedio se apodera de la pantalla, en una especie de serie independiente que pretende ser profunda pero que solamente transmite frialdad, como el 90% de todo lo que lleve la palabra independiente. Y sí, esa es una apreciación personal.
Es una pena que la serie se derrumbe tan rápido, siendo mucho más interesante la trama de su protagonista masculino que no la de ella, con una serie de secuencias que no conducen a ninguna parte y que te dejan igual que estabas. Sí, es más que posible que estén introduciendo a los personajes y cocinando las bases de la propuesta a fuego lento, pero hay mejores formas de presentar las cosas, y nada invita a continuar la serie más allá de sus primeros episodios.
Y es que el mayor problema que tiene no es otro que el de la dura competencia que asola estos días en el panorama seriéfilo, donde se hacen demasiadas series, siendo los únicos alicientes de la que nos ocupa su cacareado director y guionista (el bueno de Luca), su temática LGTBI y poco más, siendo una serie más en la saturación que estamos viviendo, siendo quizás una propuesta estupenda para los críticos acostumbrados a este tipo de productos, pero que estoy seguro que pocos espectadores le darán una oportunidad.
Por supuesto, no olvidar a su más que correcto reparto, con un convincente Jack Dylan Grazer (joven promesa visto en IT y en Shazam), en un personaje con ecos (salvando las distancias) del de Elio en la nombrada Call Me by Your Name, o Chloë Sevigny (actriz a la que Hollywood dio la espalda por cierta escena) en un rol complejo y diferente a lo que nos tenía acostumbrados. Todos cumplen, aunque no deslumbran.
En conclusión, no estamos ante una absoluta pérdida de tiempo, pero sí ante otro ejemplo de mucho ruido y pocas nueces, siendo claramente una serie que será olvidada con el tiempo (como le sucedió al también aplaudido Damien Chazelle con la horrorosa The Eddy) y a la que cuesta darle una oportunidad cuando, seamos claros, hay cosas mucho más interesantes y mejores que ver.
Más críticas: ocioworld.net
En esta ocasión estamos ante una miniserie de ocho episodios, de casi una hora de duración cada uno (ése es el gran mal de las series actuales), que aborda la adolescencia de sus protagonistas en el marco de una base militar estadounidense en Italia (no hay que olvidar que el director es italiano).
Debo reconocer que, aunque el piloto no está a la altura de su famosa película (tampoco era necesario), tiene varios apuntes interesantes, dejándose ver, no siendo ninguna maravilla pero tampoco la pérdida de tiempo que podría haber sido. Es entonces cuando se visiona el segundo capítulo, confirmando nuestras peores sospechas, ya que el tedio se apodera de la pantalla, en una especie de serie independiente que pretende ser profunda pero que solamente transmite frialdad, como el 90% de todo lo que lleve la palabra independiente. Y sí, esa es una apreciación personal.
Es una pena que la serie se derrumbe tan rápido, siendo mucho más interesante la trama de su protagonista masculino que no la de ella, con una serie de secuencias que no conducen a ninguna parte y que te dejan igual que estabas. Sí, es más que posible que estén introduciendo a los personajes y cocinando las bases de la propuesta a fuego lento, pero hay mejores formas de presentar las cosas, y nada invita a continuar la serie más allá de sus primeros episodios.
Y es que el mayor problema que tiene no es otro que el de la dura competencia que asola estos días en el panorama seriéfilo, donde se hacen demasiadas series, siendo los únicos alicientes de la que nos ocupa su cacareado director y guionista (el bueno de Luca), su temática LGTBI y poco más, siendo una serie más en la saturación que estamos viviendo, siendo quizás una propuesta estupenda para los críticos acostumbrados a este tipo de productos, pero que estoy seguro que pocos espectadores le darán una oportunidad.
Por supuesto, no olvidar a su más que correcto reparto, con un convincente Jack Dylan Grazer (joven promesa visto en IT y en Shazam), en un personaje con ecos (salvando las distancias) del de Elio en la nombrada Call Me by Your Name, o Chloë Sevigny (actriz a la que Hollywood dio la espalda por cierta escena) en un rol complejo y diferente a lo que nos tenía acostumbrados. Todos cumplen, aunque no deslumbran.
En conclusión, no estamos ante una absoluta pérdida de tiempo, pero sí ante otro ejemplo de mucho ruido y pocas nueces, siendo claramente una serie que será olvidada con el tiempo (como le sucedió al también aplaudido Damien Chazelle con la horrorosa The Eddy) y a la que cuesta darle una oportunidad cuando, seamos claros, hay cosas mucho más interesantes y mejores que ver.
Más críticas: ocioworld.net
27 de octubre de 2020
27 de octubre de 2020
13 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En "We are who we are" hay una cuidada selección de temas musicales y la banda sonora en general es más que aceptable (y empiezo por esto porque, quizá, es lo que me ha llamado más la atención). La fotografía también está muy cuidada y más teniendo en cuenta que es difícil extraer imágenes bellas en el interior de un cuartel militar. Pero se aprovecha de una buena iluminación y de una cuidada ambientación. Llama la atención el poco convencional manejo de la cámara muy "marca de la casa". Todo esto consigue que el producto no sea convencional y tenga un atractivo especial.
¿Y respecto a los dos ingredientes principales? El casting es también apropiado y todos los actores/actrices cumplen lo que se espera de ellos y sacan adelante unos personajes interesantes. Especial mención a Jack Dylan, que clava un personaje tortuoso; quizá por su desarraigo, quizá por la educación de sus madres o quizá por todo ello.
Y el argumento da para un tremendo juego: la adolescencia vivida dentro de un entorno militar lejos de tu país de origen.
¿Por qué , entonces, mi valoración es un "5" (pasable)?
Desde el inicio las historias que nos van contando a lo largo de los capítulos tienen también su interés pero no hay un arco argumental general definido que nos enganche. Es decir, es una especie de cocido en el que Guadagino va echando de todo pero de forma aleatoria. Casi (esta afirmación es un poco exagerada pero es para que se me entienda mejor) insisto, casi se pueden ver los distintos capítulos de forma aleatoria
El resultado, personajes poco desarrollados; historias inconexas y sensación de que se podía haber sacado más jugo de todo ello echando cada ingrediente en su momento para un punto de cocción perfecto y un buen caldo que hiciera de hilo conductor.
Releyendo algunas críticas profesionales, me asombran afirmaciones como "abruma y entusiasma a partes iguales" o "profunda oda a la vida". Ni es tan profunda, ni entusiasma y, menos aún, abruma: sólo se deja ver.
La sensación que se me ha quedado al finalizar el último capítulo es la de haber perdido el tiempo, que es lo peor que te puede pasar cuando acabas una serie.
Guadagnino se rodea de buen material para mostrarnos un producto muy prescindible. Esperemos que se redima con "Call me by your name 2"
¿Y respecto a los dos ingredientes principales? El casting es también apropiado y todos los actores/actrices cumplen lo que se espera de ellos y sacan adelante unos personajes interesantes. Especial mención a Jack Dylan, que clava un personaje tortuoso; quizá por su desarraigo, quizá por la educación de sus madres o quizá por todo ello.
Y el argumento da para un tremendo juego: la adolescencia vivida dentro de un entorno militar lejos de tu país de origen.
¿Por qué , entonces, mi valoración es un "5" (pasable)?
Desde el inicio las historias que nos van contando a lo largo de los capítulos tienen también su interés pero no hay un arco argumental general definido que nos enganche. Es decir, es una especie de cocido en el que Guadagino va echando de todo pero de forma aleatoria. Casi (esta afirmación es un poco exagerada pero es para que se me entienda mejor) insisto, casi se pueden ver los distintos capítulos de forma aleatoria
El resultado, personajes poco desarrollados; historias inconexas y sensación de que se podía haber sacado más jugo de todo ello echando cada ingrediente en su momento para un punto de cocción perfecto y un buen caldo que hiciera de hilo conductor.
Releyendo algunas críticas profesionales, me asombran afirmaciones como "abruma y entusiasma a partes iguales" o "profunda oda a la vida". Ni es tan profunda, ni entusiasma y, menos aún, abruma: sólo se deja ver.
La sensación que se me ha quedado al finalizar el último capítulo es la de haber perdido el tiempo, que es lo peor que te puede pasar cuando acabas una serie.
Guadagnino se rodea de buen material para mostrarnos un producto muy prescindible. Esperemos que se redima con "Call me by your name 2"
5 de noviembre de 2020
5 de noviembre de 2020
10 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
El vínculo principal es el de Frazer y Caitlin y el de ellos al interior de sus familias y con sus amigos. Por otro lado, las relaciones entre los adultos también son interesantes.
La forma en que Guadagnino coloca la cámara, encuadra sus escenas y acompaña a sus personajes es inefable y admirable. La sensación de inmersión e inmediatez es total: como ejemplo temprano, basta ver cómo la cámara sigue a Frazer recién llegado a la base. Claro que esto no excluye algunos recursos de estilo que se salen del naturalismo dominante.
Las actuaciones son admirables, los diálogos breves, los silencios abundantes, la banda sonora ecléctica y, afortunadamente, no existe ninguna voz en off.
La base es retratada como una auténtico pueblo o barrio privado enclavado en Italia, con sus rutinas y cierta placidez burocrática. Las conductas y búsquedas adolescentes (la identidad, el amor, la pérdida, el ocio, la relación con los padres) se exponen con hondura y naturalidad y con algunos rasgos sorprendentes, en el contexto de la campaña electoral de 2016 que llevaría a la presidencia a Donald Trump.
La serie presenta algunas escenas colectivas (ya las verá el espectador) verdaderamente antológicas. La mirada es absolutamente europea, profunda y delicada pero libre de mojigaterías y pudores.
En suma, We Are Who We Are, por su sensibilidad europea, por sus actuaciones, por su puesta en escena cinematográfica, por su paleta de personajes, por su naturalidad, por su fluidez narrativa, por la forma en que constantemente rompe moldes con su fresca modernidad y por tantos otros atributos es sin duda una de las grandes series del 2020, lejos del artificio, del callejón rutinario, correcto y/o pretencioso y sin salida de tantas series estadounidenses.
La forma en que Guadagnino coloca la cámara, encuadra sus escenas y acompaña a sus personajes es inefable y admirable. La sensación de inmersión e inmediatez es total: como ejemplo temprano, basta ver cómo la cámara sigue a Frazer recién llegado a la base. Claro que esto no excluye algunos recursos de estilo que se salen del naturalismo dominante.
Las actuaciones son admirables, los diálogos breves, los silencios abundantes, la banda sonora ecléctica y, afortunadamente, no existe ninguna voz en off.
La base es retratada como una auténtico pueblo o barrio privado enclavado en Italia, con sus rutinas y cierta placidez burocrática. Las conductas y búsquedas adolescentes (la identidad, el amor, la pérdida, el ocio, la relación con los padres) se exponen con hondura y naturalidad y con algunos rasgos sorprendentes, en el contexto de la campaña electoral de 2016 que llevaría a la presidencia a Donald Trump.
La serie presenta algunas escenas colectivas (ya las verá el espectador) verdaderamente antológicas. La mirada es absolutamente europea, profunda y delicada pero libre de mojigaterías y pudores.
En suma, We Are Who We Are, por su sensibilidad europea, por sus actuaciones, por su puesta en escena cinematográfica, por su paleta de personajes, por su naturalidad, por su fluidez narrativa, por la forma en que constantemente rompe moldes con su fresca modernidad y por tantos otros atributos es sin duda una de las grandes series del 2020, lejos del artificio, del callejón rutinario, correcto y/o pretencioso y sin salida de tantas series estadounidenses.
11 de noviembre de 2020
11 de noviembre de 2020
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las series más interesantes de los últimos tiempos, aunque tendrá un buen puñado de detractores. La búsqueda de identidad en un espacio y tiempo concreto. Puedes perderte, dejarte llevar, fluir, sentir, como sus dos personajes principales, eso es lo que consigue Guadagnino. Aunque con estilos muy diferentes, pienso que solo David Lynch ha conseguido anteriormente que experimente esa agradable sensación de abandono ante una pantalla. Y como colofón, el adolescente protagonista, menudo acierto.
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