Episodio muy ligero protagonizado por Geralt de Rivia y su acompañante Jaskier, con una aventura puntual cronológicamente situada en la primera temporada de "The Witcher", con lo que en los momentos de tensión y peligro ya sabes que a sus protagonistas no les va a pasar NADA, o se crearía una paradoja que borraría la segunda y posteriores temporadas.

Es como si con el videojuego bastante avanzado dejaras de lado la historia principal y te pusieras con una misión secundaria que en su día no te pasaste, en este caso "El brujo y las sirenitas".

Visualmente está bien, correcta, pero tampoco es que sorprenda ni nada, aunque la animación a veces es un poco simple. Las coreografías de las luchas normalitas.

A mí personalmente me gustó más "La pesadilla del lobo". Pero como fan de la saga que soy, pues me ha entretenido y siempre da gusto escuchar de nuevo a Doug Cockle, el actor de doblaje de los juegos, que aquí pone voz al protagonista.

Mira que se pueden hacer cosas con una civilización submarina pero no salimos de retomar una y otra vez la historia de "La Sirenita" de HC Andersen. Pues sí, tenemos una revisión de la misma, con la sirenita, el principe, la bruja marina ... y aunque se parece más a una historia de terror y magia, que por eso es un spin-off de la serie "The witcher", en el fondo es más de lo mismo.

Pero tendremos acción, gente despedazada, seres marinos armados con lanzas y un monstruo marino espeluznante, al brujo repartiendo mandobles y hechizos por doquier, también tendremos algo de sexo por eso de subir su clasificación. El último tercio del largometraje será un espectacular e inacabable combate, pero a él llegamos con una historia plagada de todos los tópicos posibles. El único momento sorpresivo que se agradece es cuando un personaje que parece el típico gilip*****, de pronto se comportará como alguien honorable.

La animación es bastante convincente, con un mar que, en ocasiones, parecen imágenes reales transformadas. Las escenas de acción están notablemente rodadas, con buenas coreografías. El bardo tiene un contrapunto cómico muy tópico pero resultón.

La película entretiene, pero lo que cuenta parece haberlo visto mil veces. No hay capacidad de asombro. No conozco el universo Witcher, pero no tengo claro que el mundo submarino de las sirenas tenga mucho que ver con él, por mucha fantasía que sea.

The Witcher: "Sirenas de las profundidades" es un relato que nos traslada directamente al "Continente", en el que tanto Gerald de Rivia como Jaskier continúan con sus aventuras y, en esta ocasión, este último volverá a su verdadero lugar de origen.

"Kang Hei Chul" es el director encargado de esta película de animación del famoso brujo de las novelas escritas por Andrzej Sapkowski. Creo que su trabajo ha sido muy bueno porque por fin vemos a nuestro brujo con unas peleas y acción muy dinámica, pero también muy espectacular, algo que es muy necesario para el personaje de Gerald de Rivia en sus aventuras.

En el apartado del guion se han basado en una de las historias de Andrzej Sapkowski; yo no soy lector, pero creo que esta historia de amor y guerra entre dos especies me ha parecido muy interesante, además de bien escrita, pero sobre todo muy entretenida porque se me ha pasado volando el tiempo.
Desarrolla mucho más al personaje de Jaskier y conocemos el verdadero lugar de origen del personaje, no el que el bardo da a conocer a todos durante todas sus aventuras, además de que vemos el sufrimiento de Gerald por estar separado de Jennefer.

La animación me ha gustado más que la anterior película, que, pese a que esta última también me ha gustado y creo que está bastante bien, sobre todo porque se siente mucho más dinámica, porque las peleas destacan mucho más con el estilo de esta animación. A la saga "The Witcher" le viene muy bien este estilo artístico.

El doblaje en la versión en castellano cuenta con las voces tanto de la serie como de la película anterior de esta saga y me alegro porque estamos acostumbrados a estas voces.

En resumen, una buena película de animación del universo de "The Witcher" que desarrolla más al personaje de Jaskier, además de que conocemos su origen.

Nota: 7/10

Ahora que la cosa anda en un punto muerto por la imperiosa necesidad del cambio de protagonista, las expectativas se abren paradójicamente hacia el camino para desarrollar libremente otra de esas aventuras intercaladas entre temporadas -fuese a través de spin off miniseriados o con una precuela animada, de la que ésta es la segunda- despachada como más nos gusta: con ÉL. Un capítulo más de Geralt de Rivia tan exonerado de ataduras presupuestarias e inflado de anarquía creativa en la acción como el anime lo posibilita: dudo que, por mucho que se notasen mejorías técnicas desde la primera temporada, pudiese desplegarse en la serie tamaña parafernalia guerrillera submarina que apela a reinos de cariz poseidónico o a obsequiarnos con krakens de dimensiones tan descomunales.
Ni a los fans de la serie ni los de los videojuegos se les priva de sus respectivas cucharaditas de fan service, unos por tener a Anya Chalotra y Joey Batey repitiendo en el micrófono como Yennefer y Jaskier y, éste es el obsequio que más gusta, los adictos a la videoconsola por reaprovechar al Geralt más querido, el de la franquicia pulsabotones. Si eres un fanático -entiéndase eso como un cumplido- al que nunca ha acabado de convencer la imitación que Cavill hace de la voz gutural de Doug Cockle, estás de suerte por tener a aquel último al frente del reparto. Desafortunadamente los momentos de Yennefer son puntuales flashbacks, y para arrimar el ascua a Geralt está Christina Wren que, en cierto modo, retoma su fantasía kryptoniana de flirtear con Cavill en 'Man of Steel' uniformada de militar, solo que haciendo de barda y sin la concurrencia de Cavill.
La producción bibliográfica de Andrzej Sapkowski con estos personajes es extensa, lo bastante como para engordar el relleno con que la máquina de entretenimiento multiformatos conocida como Netflix abastece a los fans, enfrentando al gymbrujo con canas y ojazos de lima limón al papelón de entrometerse en una tangana con sirenas y mitologías acuáticas en la que como siempre, caben el amor y el odio en subtramas regadas por la brutalidad de los gañanes marineros y los cantos zalameros de pelandrusquis calientapríncipes con cinturita de pez (sí, la huella de Hans Christian Andersen es indeleble).
Movidas de Geralt, vamos.