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Sword of the Beast

Acción. Drama Gennosuke asesina a uno de los ministros de su clan, como parte de un complot para conseguir una reforma. Con todos sus antiguos camaradas buscándole para acabar con su vida, Gennosuke se verá obligado a abandonar el tipo de vida que lleva. En el exilio, conocerá a Yamane, una maestro samurái, quien le ayudará a recuperar su honor. (FILMAFFINITY)
Críticas 4
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8
19 de agosto de 2015 5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una película notable, al nivel de la anterior película de Gosha; Sanbiki no Samurai. En esta ocasión la temática también nos sumerge de lleno en la lucha de clases. Los samuráis de menor rango de los clanes son explotados por la clase ociosa formada por los miembros más altos de la jerarquía y sus familias. Esto lleva a los samuráis de menor rango a reclamar reformas.

Con estos ingredientes Gosha construye una narración muy bien estructurada donde los personajes secundarios no son meras comparsas sino que ayudan a redondear la película además de aliviar la carga dramática de la misma contraponiendo un poco de humor. El trabajo de los actores tanto protagonistas como secundarios es excelente destacando especialmente el elenco femenino.

Es una película muy recomendable para todos aquellos aficionados a las películas de samuráis o de capa y espada que sepan apreciar una mayor profundidad de los personajes y de la trama. Además las escenas de acción están muy bien filmadas aportando la suficiente veracidad a las escenas.
8
17 de enero de 2019 2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Muy buena película épica, rodado por Hideo Gosha, uno de los grandes, pese a su no demasiado reconocimiento internacional.
Está muy bien narrada y de forma sobria y espectacular a la vez, narra una grata historia donde el honor está presente en cada escena.
Excelentes interpretaciones y un desarrollo con perfecto ritmo, hacen de este film un singular trabajo donde nada falla.
Y es que el guión al alimón a cargo de Hodep Gosha y de Eizaburo Shiba es rico en pequeños y grandes detalles donde se muestra el gran conocimiento de los más íntimos sentimientos humanos.
Una gran película que creo que hoy está injustamente olvidada, así como su realizador. Una pena.

https://filmsencajatonta.blogspot.com
8
4 de junio de 2020 Sé el primero en valorar esta crítica
El cine de samuráis pareció adquirir un nuevo contexto cuando a mediados de los '50 Kurosawa presentaba su inmensa "Los Siete Samuráis".
Desde entonces luchar por el honor del clan y la lealtad dentro del microcosmos de la nobleza pasaron a no ser los preceptos básicos para ofrecer al público, de todas formas, un auténtico "chambara".

Pero si este cine cambió por completo fue gracias a la intromisión de Sanjuro, el primer héroe samurái cínico y oportunista, una revolución en Japón en la Historia del género; muchos cineastas siguieron el ejemplo de "Yojimbo", y entre ellos cabe mencionar a Hideo Gosha; emigrado de los estudios de la cadena Fuji TV, este talentoso director entraría por la puerta grande de la industria cinematográfica gracias a que en Shochiku le contrataron para realizar una película de su popular serie "Sanbiki no Samurai" (versión radical y mordaz de "Los Siete Samuráis" y "Yojimbo"); esta obra permanece como uno de los más brutales y emocionantes "chambara" que se han filmado, y tan sólo con su debut Gosha hizo gala de sus habilidades tras la cámara como un maestro.
El éxito le llevaría poco después a preparar otro proyecto con la productora y su guionista Eizaburo Shiba, que se inicia con una imponente escena de apertura en la áspera naturaleza. Como un guiño a "La Leyenda del Gran Judo" de Kurosawa y al "Onibaba" de Shindo, esta historia empieza entre grandes tallos de cortaderas (susuki), donde un ronin cansado es seducido por una mujer para luego descubrirse el engaño, pues ella le ha vendido a sus fieros perseguidores; la traición femenina, el frenesí de la cacería y la transgresión de los códigos de honor ya forman parte del argumento.

Vamos al año 3.º de la era Ansei (1.857), cuando el emperador Komei se enfurece con la llegada del comodoro Matthew Perry y la presión que ejerce sobre Japón para abrir sus puertos al comercio internacional; esta infiltración de Occidente revela lo caduco y absurdo del código de honor samurái y las leyes de la clase alta. Gennosuke, guerrero del clan Kakegawa, se erige contra ésto y aboga por reformas progresistas, pero en la nobleza, como bien nos había presentado Gosha, sólo hay sitio para la ambición, la hipocresía y la maldad. El guerrero es ahora un ronin, y en esta persecución a la que somos lanzados para vengar al consejero Yamaoka, a quien el anterior asesinó, no habrá sitio ni para un gramo de ética ni honor, salvo los que defiende el protagonista.
En mitad de esta búsqueda frenética entre bosques, ríos y campos (la naturaleza de nuevo convirtiéndose en un protagonista más de la trama), aparece la presencia de una gran cantidad de oro que se oculta en las montañas. A partir de ahora la estructura narrativa se acoge a las tradiciones del cine de aventuras, incluso del "western", con el codiciado oro escondido como resorte de las acciones de los personajes y los sucesos, recordándose en la distancia "La Fortaleza Escondida". Este refugio natural salvaje sirve a Gennosuke para embrutecerse como la bestia vagabunda en la que está presto a convertirse, aunque su honor se verá nuevamente infundido por otro samurái que es su reflejo torcido, Yamane, quien busca el oro para su propio clan.

Las figuras de proyección vuelven a revelarse importantes para el director: un samurái que rechaza el clan, otro que arriesga su vida por él; frente a este dúo masculino, tres mujeres: Misa, la princesa noble que ansía venganza por el asesinato de su padre; Taka, mujer de Yamane, que soporta la enfermiza obsesión de su marido por complacer al clan; y Osen, furcia mentirosa y traidora que regenta la vieja posada. Féminas de nuevo retratadas con dureza y determinación por el director como ya hiciera en su anterior film; todos estos personajes confluirán en el vasto paisaje natural, escenario de la aventura pero también testigo de todos los engaños, tragedias, mezquindades, traiciones y muertes que están por ocurrir.
Porque esto es lo realmente importante para Gosha, además de ofrecernos grandes dosis de acción y salvaje violencia: reparar con el máximo detalle en la repugnante catadura de todos los personajes, llevados o por la codicia o por el odio; el oro y el respeto del clan (que pagará a aquellos que explota con la muerte, para más inri) es más importante que la vida de la esposa, el honor en la nobleza es puro humo, se ayuda a los demás por el interés y sobre todo se miente para guardar las apariencias (tras ser atacada, Misa conservará las formas como hija de samurái que es). Al parecer el único honesto y sensato es Tanji, quien sueña con dejar su pobre vida si da con el oro.

Pero el director y Shiba tampoco dejan que sean los corruptos y los poderosos los que ganen, sino los valientes y honrados, y permiten que los que habían perdido su rumbo existencial puedan recuperarlo con honor, el que al final triunfa entre tanta barbarie y brutalidad. Vueve a trabajar para Gosha ese excelente Mikijiro Hira en un papel digno de cualquier film de Kobayashi, seguido de grandes actores como Go Kato, Kunie Tanaka, Eijiro Tono y Takeshi Kato; ahora el imponente trío femenino lo forman Yoko Mikahra, Toshie Kimura, que ya vimos en "Tres Samuráis fuera de la Ley", y la bella actriz Shima Iwashita.
Otros protagonistas son la edición, la excelente fotografía en blanco y negro de Toshitada Tsuchiya y los escenarios naturales, donde Gosha crea una puesta en escena absorbente y con la mirada dirigida al frenesí de la acción, cuya cámara recoge a través de imágenes ásperas, duras e implacables, elementos que hacen de éste otro gran relato "ken-geki", donde se cruzan géneros propios del cine occidental, filmado con nervio y un gran sentido de los códigos del estilo y la forma que daría al nipón aún más notoriedad dentro del cine de samuráis.

Justo después Gosha lo dejaría de repente y por un breve momento para acometer su primer "thriller" de tonos sociales, con Tatsuya Nakadai de protagonista: "Gohiki no Shinshi".
7
16 de mayo de 2024 Sé el primero en valorar esta crítica
121/16(14/05/24) Buen film chambara jidaigeki (género de cine, televisión, videojuegos y teatro en Japón. Literalmente "dramas de época", se establecen con mayor frecuencia durante el período Edo de la historia japonesa, de 1603 a 1868) dirigido (en su segunda realización) por Hideo Gosha, con guion propio junto a Eizaburô Shiba (con el que Gosha también escribió su debut en cine con “Tres samuráis fuera de la ley”). Ambientada en 1857, al final del shogunato Tokugawa, historia sigue a un samurái fugitivo ha matado a un consejero de su clan y huye. Se involucra en plan para robar oro de la montaña del shōgun, donde se encuentra con otro samurái que también está allí para robar oro. Una cinta de acción con reflexión ácida sobre la lucha de clases ejemplificada en el mundillo de los samuráis, con unos con más privilegios que otros, habiendo un reflejo de como los de abajo pretendían reformas que les dieran mejores derechos, y con ello entrando en la desmitificación del Bushidō, traducido como «el camino del guerrero», código ético rígido al que muchos samuráis entregaban sus vidas, exigía lealtad y honor hasta la muerte, si un samurái fallaba en mantener su honor, podía recobrarlo practicando el seppuku (suicidio ritual). Una forma de manipulación feudal que arraigó en el País del Sol Naciente como forma de sumisión y obediencia de vida, que puede ser una alegoría del tiempo en como los japoneses cambiaron este código por la fe ciega a la empresa para la que trabajaban y con ello la nación nipona ha sido un milagro de realce económico tras la WWII.
Como suele suceder en los campos del jidaigeki y el chanbara, la historia se centra en las postrimerías del Período Edo o Shogunato Tokugawa (1600-1868), etapa en la que se centraliza y unifica el aparato estatal nipón y las autoridades deben realizar interminables concesiones a las potencias occidentales para abrir el comercio y quebrar la insistente política de aislamiento del Japón, lo que genera la aparición de sectores opositores hiper nacionalistas y xenófobos que reclamaban la modernización técnica y bélica del país, el fin del shogunato o bakufu y la entrega del poder militar y político al emperador, hasta ese momento una figura simbólica porque la hegemonía real recaía en el daimio más poderoso o shôgun. La situación asimismo dejaba a buena parte de la otrora imbatible clase guerrera en crisis o sin trabajo a la vista por la tendencia del Shogunato Tokugawa a quitarle poder a los daimios regionales y su milicia específica, la cual también estaba convulsionada y dividida entre partidarios de las reformas nacionalistas y una occidentalización moderada de talante bélico y aquellos otros que defendían al shôgun, así el relato se centra en el año 3.º de la era Ansei (1.857). Estamos cuando el emperador Komei se enfurece con la llegada del comodoro Matthew Perry y la presión que ejerce sobre Japón para abrir sus puertos al comercio internacional; esta infiltración de Occidente revela lo caduco y absurdo del código de honor samurái y las leyes de la clase alta.

Gennosuke (un formidable y carismático Mikijiro Hira que borda su rol) es un samurái rebelde que huye de su clan después de asesinar a un consejero. Gosha nos muestra al protagonista como ejemplo de la caída de los corruptos clanes, a la vez le da a Gennosuke la oportunidad de redimirse de su crimen. La hija del consejero, Misa (Toshie Kimura), y su prometido, Daizaburo (Kantaro Suga), persiguen a Gennosuke junto con otros samuráis del clan de Gennosuke. Una serie de flashbacks revela Gennosuke fue manipulado para cometer la traición por uno de los samuráis de mayor rango del clan, quien llevó a Gennosuke a creer que la muerte del consejero resultaría en reformas modernas en el clan y en el ascenso de Gennosuke a sirviente de pleno derecho, en lugar de un humilde soldado de infantería. Pero los samuráis de mayor rango simplemente querían que mataran al consejero para poder ocupar el puesto él mismo. Lo habían utilizado a para hacer el "trabajo sucio" y luego lo abandonaron para que afrontara en solitario las consecuencias del crimen. En la montaña, Gennosuke descubre a otro samurái, Jurota Yamane (Gô Katô) y su esposa Taka (Shima Iwashita), que están robando oro como parte de una misión para su clan.

Tiene un inicio hermoso estéticamente, marcando además el sino del relato. Arrancando de modo bucólico entre grandes tallos de cortaderas (susuki), allí el ronin Gennosuke es seducido por una femme fatale, que en realidad lo ha traicionado, guiando a sus perseguidores para que lo maten, filmado esto con gran gusto visual, vemos como el guerrero protagonista se desenvuelve con poderío ante sus oponentes, librándose de la parca. Dándose cita en este prologo antes de los créditos la debilidad del hombre ante la mujer, el engaño, el deshonor, y ante todo la destreza imponente del protagonista con la katana. Más tarde tendremos otro estupendo enfrentamiento entre Gennosuke y sus fieros perseguidores que el superan en mucho en número, se da en una posada, con otra traición, vemos como Gennosuke mide con su katana como moverse entre el angosto lugar, y tras ello como los cazadores planean con un plano como arrinconarlo en un callejón, derivando en una buena escena de enfrentamiento hábilmente exhibido. Tras ello Gennosuke decide huir a la boscosa montaña, allí se le une un pobre granjero, Gundayu, que no es más que un desengrasante alivio cómico tenue.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Hideo Gosha exhibe talento para entrelazar el atavismo de la historia, con la naturaleza realzada por hermosa cinematografía en glorioso b/n de Toshitada Tsuchiya, enmarcando la historia entre montañas, cabañas rurales, ríos, bosques, o cascadas. Para acercarnos a un relato con claro sino de western, con buscadores de oro, forajidos, proscritos, duelos (a espada), salteadores, etc. Ello para una historia con personajes con dimensión humana, jugando el guion a los contrastes, pues tenemos unos némesis samuráis, uno perseguido por traición a su clan y otro que es obsesivamente fiel al mismo, habiendo un tercero que se mueve por vendetta personal, esto lo sabe utilizar con ambigüedad, pues son tipos nobles y con honor, lo que sirve para que haya uniones entre ellos luchando contra el Mal. Gennosuke es el ejemplo de la decadencia moral de los clanes, manipulan a este en pos de su avaricia, aquí el Honor es algo transparente. Al final la trama central es sobre tres samuráis con diferentes intenciones que chocan en la montaña, cada uno con motivaciones fuertes, la codicia, la lealtad al clan y la venganza. Todo desembocando en un rush final furibundo, con violaciones, duelos, asesinatos, y más, en lo que es una coda satisddfactrorio, para una película que no pretende más que se run entretenimiento. Dejando traslucir el mensaje diáfano de el ocaso de los clanes, ahora movidos por ambiciones torticeras lejos del Honor.

Y es que la acción es manejada por Gosha con gran estilo realista gracias a la fenomenal cinematografía, con nada estilizados movimientos, los mandobles son electrizantes, trepidantes giros y sablazos, pasando de estar entre árboles, a pelear en las aguas de rio o a su vera, con una cámara cuasi voyeur se mueve siguiendo la acción con brío, no hay combates en fijo, todos son moviéndose de un lado a otro, con el objetivo a veces pegado en primer plano a los paladines, creando sensación veritè.

Llama la atención como Gosha da vigor a los caracteres de la mujer. Misa, princesa noble anhela venganza por el asesinato de su padre; Taka, mujer de Yamane, soporta enfermiza obsesión de su marido por complacer al clan, se siente atraída por la personalidad hierática de Gennosuke; y Osen (Yôko Mihara), mujer fatal avarienta y traidora que regenta la vieja posada, por amor sufre transformación.

Spoiler:

En la parte final todo se vuelve trepidante. Misa termina violada por los proscritos errantes, perop tras ello aguantando digna la trágica situación; Osen acaba siendo asesinada por los samuráis de su propio clan, vemos su cuerpo inerte flotar rio debajo de modo lírico; Gennosuke encuentra a Jurota y Taka, pero es demasiado tarde para detener el asesinato a manos de su propio clan. En cambio, se venga de los mercenarios y miembros del clan reunidos. Después de ganar la batalla, Daizaburo y Misa ven la hipocresía del sistema de clanes reflejada en la situación de Gennosuke y rescinden su venganza permitiendo que Gennosuke se vaya sin luchar.

Buen film chambara. Gloria Ucrania!!!
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