Soy Nevenka
6,9
6.229
Drama
En el año 2000, Nevenka Fernández, de 24 años, concejala de Hacienda en el Ayuntamiento de Ponferrada, sufre una persecución implacable, tanto sentimental como profesional, por parte del alcalde, un hombre acostumbrado a hacer su voluntad en lo político y en lo personal. Nevenka decide denunciar, aunque sabe que deberá pagar un precio muy alto: su entorno no la apoya, la sociedad de Ponferrada le da la espalda y los medios la someten a ... [+]
29 de septiembre de 2024
29 de septiembre de 2024
97 de 128 usuarios han encontrado esta crítica útil
La película en sí tiene una factura correcta, no es una gran película. Ni ha de serlo.
Cumple perfectamente su cometido, que es traer de nuevo esta historia para que no caiga en el olvido y podamos ver que la España de hace veinte, treinta o cuarenta años no dista mucho de la de hoy.
Sirva como ejemplo la siguiente historia que conocí a raíz del estreno.
Radio televisión Ponferrada está en manos de un personaje deleznable amigo del acosador de Nevenka, entre su programación de radio hay un programa de actualidad de la cartelera y se prohibió al presentador de este espacio hablar sobre la película.
Ponferrada, como indico en el título de la crítica, y hablando como residente desde hace muchos años, es un foso de víboras que aún a día de hoy siguen atacando a Nevenka e intentando que en lugar de ser la víctima de ese desecho humano quede como una desquiciada que intentó hundir la carrera de un gran hombre.
Generalizo, sí, pero es que es imposible no hacerlo, así que discúlpenme.
Cumple perfectamente su cometido, que es traer de nuevo esta historia para que no caiga en el olvido y podamos ver que la España de hace veinte, treinta o cuarenta años no dista mucho de la de hoy.
Sirva como ejemplo la siguiente historia que conocí a raíz del estreno.
Radio televisión Ponferrada está en manos de un personaje deleznable amigo del acosador de Nevenka, entre su programación de radio hay un programa de actualidad de la cartelera y se prohibió al presentador de este espacio hablar sobre la película.
Ponferrada, como indico en el título de la crítica, y hablando como residente desde hace muchos años, es un foso de víboras que aún a día de hoy siguen atacando a Nevenka e intentando que en lugar de ser la víctima de ese desecho humano quede como una desquiciada que intentó hundir la carrera de un gran hombre.
Generalizo, sí, pero es que es imposible no hacerlo, así que discúlpenme.
27 de septiembre de 2024
27 de septiembre de 2024
66 de 78 usuarios han encontrado esta crítica útil
Acabábamos de entrar en el siglo XXI, pero la sociedad aún no estaba preparada para escuchar sobre los habituales abusos sexuales (y, todo sea dicho, no tan sexuales) en puestos de poder. Era marzo de 2001, y Nevenka Fernández había denunciado a Ismael Álvarez, alcalde de Ponferrada, por acoso. Hoy por hoy el mundo se habría volcado para apoyarla, sería trending topic, sería respetada por la mayoría de las tertulias.
Sin embargo, por aquel entonces llegó a haber manifestaciones para defender a Álvarez, con la infame frase "a mí no me acosan si yo no quiero" por bandera. La de 'Soy Nevenka' es una historia escalofriante que mira fijamente a nuestro presente, devolviéndonos la mirada desde el pasado y respondiéndonos que debe ser narrada una y mil veces para no olvidar de dónde venimos. Por eso la película de Icíar Bollaín tiene sentido aún teniendo tan reciente el fabuloso documental 'Nevenka' de Netflix: ambas comparten cierto público, pero se dirigen a gente distinta.
Mientras que el documental de Netflix ponía el foco en la propia Nevenka y su calvario personal, con increíbles imágenes de archivo impensables hoy en día, Bollaín se centra en la pregunta que tanta gente se hace después de un caso como este: ¿Cómo llegó a pasar algo así? Para ello, centra todos sus esfuerzos en mostrar a Ismael Álvarez no solo como un monstruo, sino también como un hombre que de cara a la galería es carismático, atento, familiar y cercano, de esos en los que uno puede confiar. Un animal político que, según repite una y otra vez, no tiene necesidad de estar ahí y lo hace por ayudar a los habitantes de Ponferrada. Pero, como la película nos muestra constantemente, todos sabemos que la droga más dura, esa de la que nadie puede desengancharse, es el poder.
Sería muy fácil victimizar a Nevenka y mostrar solo una parte de la historia, pero el guion de la película es lo suficientemente inteligente como para no negar (de hecho, casi me atrevería a decir que en ocasiones lo enfatiza) el gran motivo del caso que hizo que en su momento no se entendiera correctamente: la relación consensuada que ambos tuvieron durante meses y que, al terminar, dio paso al atosigamiento continuo. Porque, al final, 'Soy Nevenka' es una película sobre el consentimiento, el placer y el acoso, sí, pero, sobre todo, habla de las dinámicas de poder, de esas personas que se creen tan eminentemente intocables que sienten que pueden salirse siempre con la suya.
Es cierto que por el camino, tiene varios resbalones en el tono que la asemejan -perdón por la referencia, pero es más acertada de lo que parece- con aquella película televisiva que montaban en el capítulo de 'Los Simpson' 'Homer, hombre malo' y en la que la actriz decía "No, Señor Simpson, eso es acoso sexual. ¡Si sigue así, gritaré tan fuerte que todo el país lo oirá!". Es decir: un guion que subraya y remarca una y otra vez su tesis para que no podamos perderla de vista. No es mala cosa en tiempos de la distracción continua, pero en ocasiones lo hace hasta el exceso. Pierde sutileza para contentar a un público que necesita que le expliquen el texto, y es una pena.
Por suerte, durante la mayor parte del tiempo 'Soy Nevenka' es un acertado retrato de una mujer fuerte descompuesta poco a poco, martillazo a martillazo, socavón a socavón, hasta que de ella solo queda un pequeño amasijo de lágrimas y nervios que no puede confiar ni siquiera en los suyos. Pero consigue driblar sabiamente la leccioncita o la bronca tuitera. En su lugar, lo sustituye por la empatía: es difícil no verse reflejado en el asedio a Nevenka, en su ansiedad, en sus ansias de desaparecer. Porque, en el fondo, ¿quién no habría defendido entonces (y quizá no solo entonces) a un alcalde del que dependía tanto tu negocio como tu supervivencia en la ciudad?
'Soy Nevenka' plantea preguntas incómodas y les da respuestas inconformes, poniendo un espejo delante de nosotros y mostrando que, aunque gran parte de la sociedad haya evolucionado, otra sigue anclada en frases que hemos leído en Internet y se han susurrado por lo bajinis una y mil veces, como "Si no quería, ¿por qué entró al baño con él?", "A mí no me acosan si yo no quiero" y "Cállate, no te metas en líos, ¿qué tienes que ganar?". En el fondo, lo más terrorífico del biopic de Nevenka no es su presente, sino el reflejo en el nuestro. Y eso va a ser difícil que cambie.
Puntuación: 6 sobre 10.
Sin embargo, por aquel entonces llegó a haber manifestaciones para defender a Álvarez, con la infame frase "a mí no me acosan si yo no quiero" por bandera. La de 'Soy Nevenka' es una historia escalofriante que mira fijamente a nuestro presente, devolviéndonos la mirada desde el pasado y respondiéndonos que debe ser narrada una y mil veces para no olvidar de dónde venimos. Por eso la película de Icíar Bollaín tiene sentido aún teniendo tan reciente el fabuloso documental 'Nevenka' de Netflix: ambas comparten cierto público, pero se dirigen a gente distinta.
Mientras que el documental de Netflix ponía el foco en la propia Nevenka y su calvario personal, con increíbles imágenes de archivo impensables hoy en día, Bollaín se centra en la pregunta que tanta gente se hace después de un caso como este: ¿Cómo llegó a pasar algo así? Para ello, centra todos sus esfuerzos en mostrar a Ismael Álvarez no solo como un monstruo, sino también como un hombre que de cara a la galería es carismático, atento, familiar y cercano, de esos en los que uno puede confiar. Un animal político que, según repite una y otra vez, no tiene necesidad de estar ahí y lo hace por ayudar a los habitantes de Ponferrada. Pero, como la película nos muestra constantemente, todos sabemos que la droga más dura, esa de la que nadie puede desengancharse, es el poder.
Sería muy fácil victimizar a Nevenka y mostrar solo una parte de la historia, pero el guion de la película es lo suficientemente inteligente como para no negar (de hecho, casi me atrevería a decir que en ocasiones lo enfatiza) el gran motivo del caso que hizo que en su momento no se entendiera correctamente: la relación consensuada que ambos tuvieron durante meses y que, al terminar, dio paso al atosigamiento continuo. Porque, al final, 'Soy Nevenka' es una película sobre el consentimiento, el placer y el acoso, sí, pero, sobre todo, habla de las dinámicas de poder, de esas personas que se creen tan eminentemente intocables que sienten que pueden salirse siempre con la suya.
Es cierto que por el camino, tiene varios resbalones en el tono que la asemejan -perdón por la referencia, pero es más acertada de lo que parece- con aquella película televisiva que montaban en el capítulo de 'Los Simpson' 'Homer, hombre malo' y en la que la actriz decía "No, Señor Simpson, eso es acoso sexual. ¡Si sigue así, gritaré tan fuerte que todo el país lo oirá!". Es decir: un guion que subraya y remarca una y otra vez su tesis para que no podamos perderla de vista. No es mala cosa en tiempos de la distracción continua, pero en ocasiones lo hace hasta el exceso. Pierde sutileza para contentar a un público que necesita que le expliquen el texto, y es una pena.
Por suerte, durante la mayor parte del tiempo 'Soy Nevenka' es un acertado retrato de una mujer fuerte descompuesta poco a poco, martillazo a martillazo, socavón a socavón, hasta que de ella solo queda un pequeño amasijo de lágrimas y nervios que no puede confiar ni siquiera en los suyos. Pero consigue driblar sabiamente la leccioncita o la bronca tuitera. En su lugar, lo sustituye por la empatía: es difícil no verse reflejado en el asedio a Nevenka, en su ansiedad, en sus ansias de desaparecer. Porque, en el fondo, ¿quién no habría defendido entonces (y quizá no solo entonces) a un alcalde del que dependía tanto tu negocio como tu supervivencia en la ciudad?
'Soy Nevenka' plantea preguntas incómodas y les da respuestas inconformes, poniendo un espejo delante de nosotros y mostrando que, aunque gran parte de la sociedad haya evolucionado, otra sigue anclada en frases que hemos leído en Internet y se han susurrado por lo bajinis una y mil veces, como "Si no quería, ¿por qué entró al baño con él?", "A mí no me acosan si yo no quiero" y "Cállate, no te metas en líos, ¿qué tienes que ganar?". En el fondo, lo más terrorífico del biopic de Nevenka no es su presente, sino el reflejo en el nuestro. Y eso va a ser difícil que cambie.
Puntuación: 6 sobre 10.
3 de octubre de 2024
3 de octubre de 2024
55 de 63 usuarios han encontrado esta crítica útil
Esta es mi primera crítica en Filmaffinity. Nunca había sentido la necesidad de comentar una película hasta ahora, pero después de ver ésta no puedo quedarme callado porque, tras leer todas las críticas, he visto que en todas ellas falta lo mismo. Algo que nadie dice y que me toca a mí decir porque yo sí que lo he visto.
"Soy Nevenka" es, como otras tantas películas que abordan el tema del abuso de poder, una denuncia del triunfo del mal. Porque el mal triunfa cuando todos saben qué ocurre y se lo callan, cuando agachan la cabeza asustados ante el poderoso que se cree con derecho a todo. El tema de fondo no es cómo el malvado actúa, con ese Urko Olazabal que realmente lo borda en ese aspecto, o cómo retuerce todo a su alrededor para quedar de santo varón (visto una y mil veces en mil películas, nada nuevo), es un país que revictimiza a las víctimas, que las ataca sin piedad, que saca el odio más visceral a la primera. Y peor que el odio: la ignorancia, la incomprensión. La incapacidad de ponernos en la piel del agredido porque protegemos al agresor.
La soledad de Nevenka en la película se siente real porque es real, es la de todas las mujeres que, por atreverse a denunciar, son señaladas con el dedo acusadas de ese insulto (plural, cinco letras, empieza por P) que tan fácil nos viene a la boca. Porque, claro está, la culpa es suya. Tiene que serlo. Por ir provocando, o lo que sea. Lo mismo de siempre para justificar lo injustificable. ¿Hay algo peor que un hombre machista?. Lo hay: una mujer machista. Porque existen y en la película se ve tan claro como el retrato de una sociedad necesitada con urgencia de una lobotomía a nivel nacional. Eso es lo que vi en la película: la España más cruda y cruel anclada en mentalidades medievales y aberrantes. Y no me refiero solo a los hombres.
Su mismo título es una advertencia (hombre o mujer me da igual, y ojalá que nunca te ocurra): si un día te pasa a ti lo que a ella, date por cadáver. Porque entonces tú serás Nevenka. Y descubrirás con horror qué es la muerte en vida frente a una España que te arrojará a los leones para que te despedacen.
"Soy Nevenka" es, como otras tantas películas que abordan el tema del abuso de poder, una denuncia del triunfo del mal. Porque el mal triunfa cuando todos saben qué ocurre y se lo callan, cuando agachan la cabeza asustados ante el poderoso que se cree con derecho a todo. El tema de fondo no es cómo el malvado actúa, con ese Urko Olazabal que realmente lo borda en ese aspecto, o cómo retuerce todo a su alrededor para quedar de santo varón (visto una y mil veces en mil películas, nada nuevo), es un país que revictimiza a las víctimas, que las ataca sin piedad, que saca el odio más visceral a la primera. Y peor que el odio: la ignorancia, la incomprensión. La incapacidad de ponernos en la piel del agredido porque protegemos al agresor.
La soledad de Nevenka en la película se siente real porque es real, es la de todas las mujeres que, por atreverse a denunciar, son señaladas con el dedo acusadas de ese insulto (plural, cinco letras, empieza por P) que tan fácil nos viene a la boca. Porque, claro está, la culpa es suya. Tiene que serlo. Por ir provocando, o lo que sea. Lo mismo de siempre para justificar lo injustificable. ¿Hay algo peor que un hombre machista?. Lo hay: una mujer machista. Porque existen y en la película se ve tan claro como el retrato de una sociedad necesitada con urgencia de una lobotomía a nivel nacional. Eso es lo que vi en la película: la España más cruda y cruel anclada en mentalidades medievales y aberrantes. Y no me refiero solo a los hombres.
Su mismo título es una advertencia (hombre o mujer me da igual, y ojalá que nunca te ocurra): si un día te pasa a ti lo que a ella, date por cadáver. Porque entonces tú serás Nevenka. Y descubrirás con horror qué es la muerte en vida frente a una España que te arrojará a los leones para que te despedacen.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
La película ejemplifica lo que es el triunfo del mal: la víctima, estigmatizada, marcada como quien marca al ganado, se ve obligada a buscarse la vida fuera del país; el criminal regresa a la política años después como si nada hubiese pasado, sin admitir lo ocurrido ni pedir perdón por ello. España no tolera a los "chivatos" y más aún si se meten con el poder, incluso aunque la verdad esté de su lado. Las imágenes de archivo, que sirven para dar contexto histórico, ponen los pelos de punta: manifestaciones multitudinarias en defensa del criminal, una mujer en mitad de una de ellas que con una soberbia que asusta clama a cámara "a mí no me acosan si yo no quiero" (¡ya, claro, y qué más!), y una Ana Rosa Quintana preguntando en directo en TV cómo es posible que una chica como Nevenka, con tantos estudios y tan preparada, "se deje acosar". Espeluznante.
26 de septiembre de 2024
26 de septiembre de 2024
31 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
La directora madrileña, Icíar Bollaín, llega este próximo 27 de septiembre a los cines con Soy Nevenka (2024). Tras obras como El Olivo (2016), La boda de Rosa (2020) o Maixabel (2021), sin duda se consolida como la gran realizadora que es. Esta vez, Icíar lleva a la gran pantalla el caso de Nevenka Fernández, una concejala de Hacienda en Ponferrada que sufrió por parte del alcalde del ayuntamiento un calvario. Una persecución de acoso sexual continuo y sufrimiento que inició el famoso movimiento Mee Too, mucho antes de darle origen al término.
En 2021, Maribel Sánchez-Maroto ya llevó este caso real a Netflix, con el documental Nevenka (2021). No obstante, en esta ocasión se busca darle una visión al caso mucho más profunda y personal. Dentro de un estilo directo y, sobre todo claro con el mensaje a transmitir.
Una visión que como la directora nos tiene acostumbrados, no deja de funcionar. Soy Nevenka en su conjunto funciona de muy buena manera, tanto en la faceta de escritura como de dirección. Una puesta en escena perfecta para la ocasión que se refuerza con la buena elección del color y fotografía acorde con la evolución y tensión que poco a poco va construyendo la película. Simplemente con ver la elección de planos que presentan a cada personaje, hace saber el gran trabajo de dirección que hay detrás, y eso se agradece como espectador. Además de esos silencios que se ofrecen dentro de toda la locura a la que consigue llegar la historia.
Desde los primeros compases de la cinta, queda clara la fuerza con la que el futuro de Nevenka se desencadenará. Una fuerza y llamada de atención, incluso de auxilio, al espectador desde la primera secuencia, que hace que quedes totalmente enganchado a la butaca.
Todo esto no puede corroborarse sin un elenco detrás que acompañe el poderío de la trama. En este caso, tanto Mireia Oriol como Urko Olazabal realizan un trabajo maravilloso. Por un lado, Mireia con el personaje de Nevenka Fernández consigue transmitir de primera mano todo ese camino que sufre desde la inocencia de un amor desconocido a primera vista, hasta el sufrimiento en el que llega a verse envuelta.
Por otro lado, Urko se recrea de manera increíble en el personaje del acosador sexual Ismael Álvarez. Esa voz rasgada y amenazante junto con esa sonrisa constante que vemos a lo largo de la película y que logra transmitir perfectamente toda la maldad que hay detrás de esos ojos. Manos en la cintura, comentarios y la repetición de la palabra “tonta” por parte de su personaje durante todo el metraje, crea un rechazo y desprecio absoluto hacia su personaje. Siendo este el objetivo y consiguiéndolo con creces.
Mencionar también la gran labor musical que realiza Xavier Font para rematar el conjunto de valores de producción que hacen que entres totalmente y conectes con la historia, pero sobre todo que puedas darte cuenta de la magnitud que se está contando.
Dicho esto, muchos son los mensajes que podemos ver durante el visionado, desde críticas a la política como a la actuación de nuestra sociedad ante este tipo de sucesos. Bollaín es clara, indirectamente busca plantear donde nos encontramos 24 años después del caso Nevenka. Plantear también el concepto de dignidad, y sobre todo de la búsqueda de dignidad. Diez de diez para Icíar donde una vez más vuelve a emocionar con su cine. Una vez dicho esto, la película es de cada uno.
Crítica en: https://historiadelcine.es/criticas-cine/soy-nevenka-2024-opiniones-resena/
En 2021, Maribel Sánchez-Maroto ya llevó este caso real a Netflix, con el documental Nevenka (2021). No obstante, en esta ocasión se busca darle una visión al caso mucho más profunda y personal. Dentro de un estilo directo y, sobre todo claro con el mensaje a transmitir.
Una visión que como la directora nos tiene acostumbrados, no deja de funcionar. Soy Nevenka en su conjunto funciona de muy buena manera, tanto en la faceta de escritura como de dirección. Una puesta en escena perfecta para la ocasión que se refuerza con la buena elección del color y fotografía acorde con la evolución y tensión que poco a poco va construyendo la película. Simplemente con ver la elección de planos que presentan a cada personaje, hace saber el gran trabajo de dirección que hay detrás, y eso se agradece como espectador. Además de esos silencios que se ofrecen dentro de toda la locura a la que consigue llegar la historia.
Desde los primeros compases de la cinta, queda clara la fuerza con la que el futuro de Nevenka se desencadenará. Una fuerza y llamada de atención, incluso de auxilio, al espectador desde la primera secuencia, que hace que quedes totalmente enganchado a la butaca.
Todo esto no puede corroborarse sin un elenco detrás que acompañe el poderío de la trama. En este caso, tanto Mireia Oriol como Urko Olazabal realizan un trabajo maravilloso. Por un lado, Mireia con el personaje de Nevenka Fernández consigue transmitir de primera mano todo ese camino que sufre desde la inocencia de un amor desconocido a primera vista, hasta el sufrimiento en el que llega a verse envuelta.
Por otro lado, Urko se recrea de manera increíble en el personaje del acosador sexual Ismael Álvarez. Esa voz rasgada y amenazante junto con esa sonrisa constante que vemos a lo largo de la película y que logra transmitir perfectamente toda la maldad que hay detrás de esos ojos. Manos en la cintura, comentarios y la repetición de la palabra “tonta” por parte de su personaje durante todo el metraje, crea un rechazo y desprecio absoluto hacia su personaje. Siendo este el objetivo y consiguiéndolo con creces.
Mencionar también la gran labor musical que realiza Xavier Font para rematar el conjunto de valores de producción que hacen que entres totalmente y conectes con la historia, pero sobre todo que puedas darte cuenta de la magnitud que se está contando.
Dicho esto, muchos son los mensajes que podemos ver durante el visionado, desde críticas a la política como a la actuación de nuestra sociedad ante este tipo de sucesos. Bollaín es clara, indirectamente busca plantear donde nos encontramos 24 años después del caso Nevenka. Plantear también el concepto de dignidad, y sobre todo de la búsqueda de dignidad. Diez de diez para Icíar donde una vez más vuelve a emocionar con su cine. Una vez dicho esto, la película es de cada uno.
Crítica en: https://historiadelcine.es/criticas-cine/soy-nevenka-2024-opiniones-resena/
8 de febrero de 2025
8 de febrero de 2025
12 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Soy Nevenka es un testamento de verdad, de una mujer, Nevenka Fernández, que se atrevió a hacer lo que nadie había hecho nunca en España hasta aquel momento.
Es verdad que da la sensación de que Icíar Bollaín ha querido repetir la fórmula de Maixabel (historia real, narración impactante), pero con menor acierto. La película tiene menos personalidad de la esperada, y da la sensación de que muchos detalles hubieran podido quedar mejor explicados si esto hubiera sido una miniserie de dos o tres episodios, por ejemplo..
Pero con todo eso, Soy Nevenka es cine de primera orden, de una Bollaín que vive un momento dorado en su carrera desde La boda de Rosa, y que es una realizadora excepcional, haciendo además un tándem perfecto con su co - guionista, Isa Campo. Y además es una muestra de lo cara que ha estado la nominación a los Goya este año 2024. Que se haya ignorado sistemáticamente la interpretación de Mireia Oriol es de juzgado de guardia, porque está francamente impresionante, diciéndolo todo con la mirada y aportando una sensibilidad maravillosa. Ricardo Gómez, ya dejando atrás definitivamente al Carlitos de Cuéntame, aporta mucha ternura, y Urko Olazabal, por su parte está fantástico en la despreciable piel del alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez.
Notable ejercicio de cine, memoria y justicia.
Lo mejor: Icíar Bollaín, en su doble faceta, y la interpretación de Mireia Oriol y Urko Olazabal.
Lo peor: Le falta algo de personalidad, y quizás hubiera quedado mejor como miniserie.
Es verdad que da la sensación de que Icíar Bollaín ha querido repetir la fórmula de Maixabel (historia real, narración impactante), pero con menor acierto. La película tiene menos personalidad de la esperada, y da la sensación de que muchos detalles hubieran podido quedar mejor explicados si esto hubiera sido una miniserie de dos o tres episodios, por ejemplo..
Pero con todo eso, Soy Nevenka es cine de primera orden, de una Bollaín que vive un momento dorado en su carrera desde La boda de Rosa, y que es una realizadora excepcional, haciendo además un tándem perfecto con su co - guionista, Isa Campo. Y además es una muestra de lo cara que ha estado la nominación a los Goya este año 2024. Que se haya ignorado sistemáticamente la interpretación de Mireia Oriol es de juzgado de guardia, porque está francamente impresionante, diciéndolo todo con la mirada y aportando una sensibilidad maravillosa. Ricardo Gómez, ya dejando atrás definitivamente al Carlitos de Cuéntame, aporta mucha ternura, y Urko Olazabal, por su parte está fantástico en la despreciable piel del alcalde de Ponferrada, Ismael Álvarez.
Notable ejercicio de cine, memoria y justicia.
Lo mejor: Icíar Bollaín, en su doble faceta, y la interpretación de Mireia Oriol y Urko Olazabal.
Lo peor: Le falta algo de personalidad, y quizás hubiera quedado mejor como miniserie.
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