VigilanteMiniserie
6,6
71
Serie de TV. Thriller. Acción
Cuando Kim Ji Yong era un niño, su madre fue asesinada a golpes por un matón sin motivo alguno en la calle. El matón sólo recibió 3 años y medio de prisión. Kim Ji Yong ahora es un adulto y ve que el asesino de su madre no ha cambiado en absoluto, así que lo golpea brutalmente. Desde entonces, Kim Ji Yong comienza a vivir dos vidas totalmente diferentes. Entre semana es un estudiante modelo en la universidad de policía, pero durante los ... [+]
22 de diciembre de 2023
22 de diciembre de 2023
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
(Los dos primeros puntos, sobre Corea del sur y sobre el realismo en el género de superhéroes, los he dejado abajo, en "Zona Spoiler", no contiene spoilers)
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3. El “Vigilante”…
…da un paso más. La serie no inventa un personaje rompedor, pero da un paso más. Se apropia del realismo y de lo cotidiano hasta un nivel que no he visto antes (si excluimos quizás el “Súper” de, sí, otra vez, James Gunn y el “Kick-Ass” de Matthew Vaughn, aunque esta última con muchos peros pues, aunque realista, mantiene demasiadas cosas que la emparejan con los enmascarados de tono “marveliano”, pertenezcan o no a esa editorial). Así nos encontramos con un estudiante de una academia de policía en Seúl que, traumatizado cuando sus padres son asesinados por un tarado –sí, es un eco de Batman, una y otra vez Batman- y que al crecer se convierte en un justiciero, en un vigilante. Hasta aquí todo bien. Lo que le da un salto con respecto a todo el realismo anterior son dos cosas: una, que tiene que ver con su fondo, con lo que nos cuenta y es que la pena que imparte este vigilante es la muerte. No es un superhéroe, por lo tanto, que tenga una moral rígida, contenga sus emociones y actúe siempre sin cruzar una línea roja. No, es un psicópata de pleno derecho (de hecho es un asesino en serie) que actúa de forma impulsiva, sentimental y brutal contra los otros psicópatas que se han librado de la justicia por los huecos y recovecos, por lo imperfecto, de las leyes de los hombres. ¿Quién mejor conoce estos huecos que un policía, quién mejor para dar con los delincuentes que él que tiene acceso directo a sus datos? Lo segundo que la convierte en algo nuevo es su propia realización, es decir, su forma. Mantiene en guion su adhesión al cine negro, al thriller (el último “The Batman” también lo es), pero no es premeditadamente barroca en su oscuridad, ni es épica, no es trágica, no es cómica, no es excesivamente dramática. Es, simple y llanamente, como la vida misma. Y como en la vida hay todo lo anterior, pero no es un realismo sucio elevado al paroxismo, es naturalismo. Lo que nos impresiona y fascina es que parecemos estar asistiendo a la historia de alguien que podría existir perfectamente en nuestro mundo. Este sí. El típico aviso al comienzo de cada capítulo: “las personas y los hechos son totalmente ficticios” cobra aquí una importancia especial. De hecho, nos sorprende que este vigilante no exista. Quizás ande por ahí.
4. La serie…
…está muy bien escrita, muy bien dirigida y muy bien interpretada. Todo funciona en ella:
4.1 El protagonista, que está perfectamente escogido: un actor muy grande (mide 1.88 m) y joven, con un rostro inocente que se transforma en una máscara vengativa seria e imponente (bajo una simple capucha y al descubierto) cuando ejecuta a sus víctimas. Porque lo son, los malos, aquí son las víctimas del bueno. Además, actúa muy bien, como todo el resto de actores y actrices que salen en la serie.
4.2 El guion, que asume esa idea como su base y desarrolla la persecución mediática (que lo alimenta presentándole a los delincuentes que tiene que ajusticiar –una crítica a lo que el público quiere ver-) y policial (sus propios compañeros) para encontrarle, para encontrar a un asesino que es idolatrado por la gente (y que incluso le imitan –ecos de “El Caballero Oscuro”-). Los momentos más ligeros (su vida entre semana, pues solo ejecuta los fines de semana, cuando está libre de la academia –aquí hay ecos de Spider-Man-) se mezclan perfectamente con los momentos más sanguinarios. Queremos que los mate, estamos de su parte y eso quizás a alguien le hará sentirse un poco incómodo (a mí, ni un poco).
Es verdad que en los capítulos finales la idea se va desinflando un poco para hincharse de algo menos naturalista, pero el final es maravilloso. No tiene un 10 por eso.
4.3 El villano doble, por un lado, un jefe de policía encargado de darle caza y que es alguien con unos métodos igual que los suyos (y un actor igual de grande), alguien del que dudamos todo el rato y por otra, los que no dudamos de que lo sean: todo el entramado de poder que campa a sus anchas y que incluyen mafiosos, jefes de policía, sicarios, la iglesia...
4.4 El aliado, el contrapunto del héroe, mi personaje favorito, un tipo rico que le ayuda, siempre entusiasta, riéndose de la muerte. Genial.
4.5 La dirección, que no pretende crear estilo y se vuelve casi documental, invisible, favoreciendo y supeditándose también a ese naturalismo. Todo es tan sencillo y a la vez tan inevitable como la vida misma.
5. La conclusión…
…es que es una serie distinta, fresca y fascinante dentro de su sencillez sobre un tema sobreexplotado hasta el aburrimiento. Que es una serie tan bien hecha y tan coherente que se pasa como un suspiro, entretiene y te deja con ganas de más. Que es una serie que te hace creer en la existencia posible de un justiciero, que te hace querer que exista y a la vez te parece que moralmente sería malo que existiera (como comenté a mí ni un poco, siempre he creído en el ojo por ojos, diente por diente). Que te hace pensar que si existiera sería tal y como aquí nos lo representan. Para mí, una casi obra maestra.
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3. El “Vigilante”…
…da un paso más. La serie no inventa un personaje rompedor, pero da un paso más. Se apropia del realismo y de lo cotidiano hasta un nivel que no he visto antes (si excluimos quizás el “Súper” de, sí, otra vez, James Gunn y el “Kick-Ass” de Matthew Vaughn, aunque esta última con muchos peros pues, aunque realista, mantiene demasiadas cosas que la emparejan con los enmascarados de tono “marveliano”, pertenezcan o no a esa editorial). Así nos encontramos con un estudiante de una academia de policía en Seúl que, traumatizado cuando sus padres son asesinados por un tarado –sí, es un eco de Batman, una y otra vez Batman- y que al crecer se convierte en un justiciero, en un vigilante. Hasta aquí todo bien. Lo que le da un salto con respecto a todo el realismo anterior son dos cosas: una, que tiene que ver con su fondo, con lo que nos cuenta y es que la pena que imparte este vigilante es la muerte. No es un superhéroe, por lo tanto, que tenga una moral rígida, contenga sus emociones y actúe siempre sin cruzar una línea roja. No, es un psicópata de pleno derecho (de hecho es un asesino en serie) que actúa de forma impulsiva, sentimental y brutal contra los otros psicópatas que se han librado de la justicia por los huecos y recovecos, por lo imperfecto, de las leyes de los hombres. ¿Quién mejor conoce estos huecos que un policía, quién mejor para dar con los delincuentes que él que tiene acceso directo a sus datos? Lo segundo que la convierte en algo nuevo es su propia realización, es decir, su forma. Mantiene en guion su adhesión al cine negro, al thriller (el último “The Batman” también lo es), pero no es premeditadamente barroca en su oscuridad, ni es épica, no es trágica, no es cómica, no es excesivamente dramática. Es, simple y llanamente, como la vida misma. Y como en la vida hay todo lo anterior, pero no es un realismo sucio elevado al paroxismo, es naturalismo. Lo que nos impresiona y fascina es que parecemos estar asistiendo a la historia de alguien que podría existir perfectamente en nuestro mundo. Este sí. El típico aviso al comienzo de cada capítulo: “las personas y los hechos son totalmente ficticios” cobra aquí una importancia especial. De hecho, nos sorprende que este vigilante no exista. Quizás ande por ahí.
4. La serie…
…está muy bien escrita, muy bien dirigida y muy bien interpretada. Todo funciona en ella:
4.1 El protagonista, que está perfectamente escogido: un actor muy grande (mide 1.88 m) y joven, con un rostro inocente que se transforma en una máscara vengativa seria e imponente (bajo una simple capucha y al descubierto) cuando ejecuta a sus víctimas. Porque lo son, los malos, aquí son las víctimas del bueno. Además, actúa muy bien, como todo el resto de actores y actrices que salen en la serie.
4.2 El guion, que asume esa idea como su base y desarrolla la persecución mediática (que lo alimenta presentándole a los delincuentes que tiene que ajusticiar –una crítica a lo que el público quiere ver-) y policial (sus propios compañeros) para encontrarle, para encontrar a un asesino que es idolatrado por la gente (y que incluso le imitan –ecos de “El Caballero Oscuro”-). Los momentos más ligeros (su vida entre semana, pues solo ejecuta los fines de semana, cuando está libre de la academia –aquí hay ecos de Spider-Man-) se mezclan perfectamente con los momentos más sanguinarios. Queremos que los mate, estamos de su parte y eso quizás a alguien le hará sentirse un poco incómodo (a mí, ni un poco).
Es verdad que en los capítulos finales la idea se va desinflando un poco para hincharse de algo menos naturalista, pero el final es maravilloso. No tiene un 10 por eso.
4.3 El villano doble, por un lado, un jefe de policía encargado de darle caza y que es alguien con unos métodos igual que los suyos (y un actor igual de grande), alguien del que dudamos todo el rato y por otra, los que no dudamos de que lo sean: todo el entramado de poder que campa a sus anchas y que incluyen mafiosos, jefes de policía, sicarios, la iglesia...
4.4 El aliado, el contrapunto del héroe, mi personaje favorito, un tipo rico que le ayuda, siempre entusiasta, riéndose de la muerte. Genial.
4.5 La dirección, que no pretende crear estilo y se vuelve casi documental, invisible, favoreciendo y supeditándose también a ese naturalismo. Todo es tan sencillo y a la vez tan inevitable como la vida misma.
5. La conclusión…
…es que es una serie distinta, fresca y fascinante dentro de su sencillez sobre un tema sobreexplotado hasta el aburrimiento. Que es una serie tan bien hecha y tan coherente que se pasa como un suspiro, entretiene y te deja con ganas de más. Que es una serie que te hace creer en la existencia posible de un justiciero, que te hace querer que exista y a la vez te parece que moralmente sería malo que existiera (como comenté a mí ni un poco, siempre he creído en el ojo por ojos, diente por diente). Que te hace pensar que si existiera sería tal y como aquí nos lo representan. Para mí, una casi obra maestra.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
1. Los surcoreanos…
…llevan décadas siendo la mejor industria cinematográfica y en los últimos tiempos también productora de series. Y lo son porque deconstruyen los géneros, los subliman y les añaden hallazgos que los terminan de elevar a un nivel que parece que los han reinventado del todo o incluso los han inventado de nuevo. Por supuesto que también se hacen cosas bastante más modestas y otras que son directamente malas. Me hubiera preocupado ver solo una maravilla detrás de otra, pero el tanto por ciento que es abrumadoramente bueno no lo tienen ninguna otra industria. Son valientes, confían en su instinto, confían en su capacidad técnica y creativa para que una idea nueva consiga la excelencia. Quiero decir con todo esto que solo era cuestión de tiempo que abordaran la figura del superhéroe y la transformaran en algo nuevo y estimulante.
2. La idea del superhéroe…
…lleva a su vez décadas estancada en el cine. El superhéroe había nacido tal y como lo conocemos en una fecha tan lejana como 1978 con la película “Superman” de Richard Donner. Era una película luminosa que rendía homenaje al cómic y, aunque pertenecía a DC, fue en tiempos modernos Marvel quien adoptaría su modelo. Unos años más tarde, en 1986, Alan Moore lo cambiaría todo en el mundo del cómic con su “Watchmen”. Pero harían falta dos décadas más para que sucediera lo mismo en el cine. En 2006 Christopher Nolan sorprendería al mundo con su trilogía sobre Batman. En realidad, el cambio vino un poco antes pues sería M. Night Shyamalan quien cogería las esencias del cómic norteamericano sobre los justicieros enmascarados y las vertería en esa obra maestra que es “El Protegido” allá por el año 2000. Todo aquello dio lugar a un nuevo enfoque más realista del superhéroe. Las atmósferas se volvían más oscuras, los problemas de los protagonistas estaban más apegados a nuestro día a día, su psicología se llenaba de claros y oscuros, de matices, de dudas, en una palabra, se volvían más reales. Al mismo tiempo a los villanos les ocurría lo mismo, no eran el mal absoluto, solo eran seres humanos y sus circunstancias. Fue algo necesario para que el género de superhéroes en el cine pasara del tono infantil que arrastraba a un tono maduro y a un prestigio que no había tenido hasta entonces. Pero desde entonces ese nuevo tono no ha hecho más que repetirse hasta la saciedad. Lo rompedor volvería a ser de nuevo las películas que añadían más humor, más luz, que eran más autoconscientes de su cualidad comiquera, esto es desapegado de la realidad. Se volvía al escapismo, a los superpoderes como cualidad intrínseca del enmascarado. Marvel empezó a reinar frente a la más oscura DC. Cierto es que con James Gunn y otros directores se le añadió capas y capas de complejidad y una refrescante ironía que las volvían mucho más profundas de lo que a priori, por los héroes elegidos o sus aventuras, podían dar de sí. Y una vez más hemos vuelto ahora (Gunn se ha pasado a DC de hecho) al realismo sucio con la nueva “The Batman” y la nueva “Joker”. La vuelta volvía a ser con ellos, claro. Son los únicos (o casi únicos) superhéroe y villano que no tienen superpoderes, que son tan solo humanos con sus contradicciones.
…llevan décadas siendo la mejor industria cinematográfica y en los últimos tiempos también productora de series. Y lo son porque deconstruyen los géneros, los subliman y les añaden hallazgos que los terminan de elevar a un nivel que parece que los han reinventado del todo o incluso los han inventado de nuevo. Por supuesto que también se hacen cosas bastante más modestas y otras que son directamente malas. Me hubiera preocupado ver solo una maravilla detrás de otra, pero el tanto por ciento que es abrumadoramente bueno no lo tienen ninguna otra industria. Son valientes, confían en su instinto, confían en su capacidad técnica y creativa para que una idea nueva consiga la excelencia. Quiero decir con todo esto que solo era cuestión de tiempo que abordaran la figura del superhéroe y la transformaran en algo nuevo y estimulante.
2. La idea del superhéroe…
…lleva a su vez décadas estancada en el cine. El superhéroe había nacido tal y como lo conocemos en una fecha tan lejana como 1978 con la película “Superman” de Richard Donner. Era una película luminosa que rendía homenaje al cómic y, aunque pertenecía a DC, fue en tiempos modernos Marvel quien adoptaría su modelo. Unos años más tarde, en 1986, Alan Moore lo cambiaría todo en el mundo del cómic con su “Watchmen”. Pero harían falta dos décadas más para que sucediera lo mismo en el cine. En 2006 Christopher Nolan sorprendería al mundo con su trilogía sobre Batman. En realidad, el cambio vino un poco antes pues sería M. Night Shyamalan quien cogería las esencias del cómic norteamericano sobre los justicieros enmascarados y las vertería en esa obra maestra que es “El Protegido” allá por el año 2000. Todo aquello dio lugar a un nuevo enfoque más realista del superhéroe. Las atmósferas se volvían más oscuras, los problemas de los protagonistas estaban más apegados a nuestro día a día, su psicología se llenaba de claros y oscuros, de matices, de dudas, en una palabra, se volvían más reales. Al mismo tiempo a los villanos les ocurría lo mismo, no eran el mal absoluto, solo eran seres humanos y sus circunstancias. Fue algo necesario para que el género de superhéroes en el cine pasara del tono infantil que arrastraba a un tono maduro y a un prestigio que no había tenido hasta entonces. Pero desde entonces ese nuevo tono no ha hecho más que repetirse hasta la saciedad. Lo rompedor volvería a ser de nuevo las películas que añadían más humor, más luz, que eran más autoconscientes de su cualidad comiquera, esto es desapegado de la realidad. Se volvía al escapismo, a los superpoderes como cualidad intrínseca del enmascarado. Marvel empezó a reinar frente a la más oscura DC. Cierto es que con James Gunn y otros directores se le añadió capas y capas de complejidad y una refrescante ironía que las volvían mucho más profundas de lo que a priori, por los héroes elegidos o sus aventuras, podían dar de sí. Y una vez más hemos vuelto ahora (Gunn se ha pasado a DC de hecho) al realismo sucio con la nueva “The Batman” y la nueva “Joker”. La vuelta volvía a ser con ellos, claro. Son los únicos (o casi únicos) superhéroe y villano que no tienen superpoderes, que son tan solo humanos con sus contradicciones.
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