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El teléfono

Thriller. Intriga. Fantástico. Terror Dos mujeres que viven en épocas diferentes, contactan casualmente a través del teléfono de la misma casa... (FILMAFFINITY)
Críticas 22
Críticas ordenadas por utilidad
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8
19 de agosto de 2021
23 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
La franquicia del cine norcoreano, en su sección de terror, ha conseguido hacerse un lugar entre el público, a nivel global, y habría que analizar si estrictamente por sus méritos artísticos, o por la publicidad y producto de moda entre una determinada comunidad constelada de fans que, por encima de los resultados (incluso de mercado), valoran sobretodo la marca y sello de su “denominación de origen”.

“El Teléfono” (2020) (“Call”, en inglés; “Kol”, en Coreano), es una película que cuenta con sus puntos fuertes de realización, pero que no tiene nada que la haga tan original o especial, como se pueda alegar. Todo el márquetin y los fuegos artificiales que se hayan podido hacer para promocionarla, no esconden ningún secreto que convierta el filme en algo memorable, más que por la capacidad de su director, Lee Choong Hyun, de sincretizar estilos, contenidos y formas procedentes de múltiples escuelas.

Técnicamente es más que correcta; estética y formalmente, sosa y fría al principio, despiadada en su parte central, y frenéticamente desbordada y caótica en su conclusión. Su temática no deja de ser una translación al decorado asiático, de un contenido muy sobado en la literatura: el viaje en el tiempo, explicado a partir de la interacción de dos planos que convergen en la resolución de una trama sin demasiadas sorpresas.

He visto como en varios comentarios y críticas se raja sistemáticamente de muchas cintas norteamericanas, británicas… de lo que se podría llamar “el mercado cinematográfico occidental”, tachándolas de copiar, plagiar o adaptar ideas “orientales”, con el insostenible argumentario de que no quedan “mentes creativas” en lo artístico.

Sin embargo, (y no me considero ni mucho menos experto en el cine coreano tan alabado los últimos lustros; es más, creo que “Call” es una de mis primeras incursiones en este mundo, sinó la primera), asisto atónito a la réplica del recurso que Lee Choong Hyun usa para desarrollar el guion, bastante clavadita a “Frequency” (2000), de Gregory Hoblit, y con libreto de Toby Emerich, y que Dennis Quaid y Jim Caviezel protagonizaron hace veinte años, sumergiéndonos en la fantasía de poder cambiar los acontecimientos pasados, deshacer lo hecho, dar al ser humano el poder de convertir en acto la realidad del “y si…”, de ese condicional imposible en lo empírico, pero vivo siempre en nuestra ficción cognitiva de las coordenadas pasado – presente – futuro. El delirio del control de lo acaecido que nos mola tanto experimentar en lo lúdico, la “repetición de la jugada”, el “rewind” que nos permite re visionar algo a lo que queremos volver porque nos ha gustado o queremos percibir mejor; el reinicio de pantalla en los juegos de ordenador y de los videojuegos, aplicando habilidades adquiridas para hacer mejor y superar una prueba… aquello que nos aparta de las cosas de la vida real, donde una vez consumadas, ya no hay remedio ni marcha atrás.

Esta misma fantasía es la que vemos protagonizar a Guy Pearce (2002) en el remake que Simon Wells hizo de “The Time Machine” (1960), con Rod Taylor.

En “Kol” casi lo mismo, pero en clave terrorífica y macabra, en diferente inversión y disposición harmónica del acorde que forman los personajes en la historia. Por lo tanto, quien esté familiarizado con este fondo argumental, se dará cuenta de que la apuesta coreana no es tan pretendidamente innovadora como se ha vendido. Se trata del mismo tópico, en el convencional ambiente de una sociedad occidentalizada; de modo que lo que pasa en Corea, podría haberse situado perfectamente en New York, en London, en Moscú en París, en Maputo o en Buenos Aires.

La fotografía, bien cuidada, cumple la función de mantener la casa como epicentro de los acontecimientos que se suceden durante todo el metraje, en relación con otras localizaciones accesorias, no exentas de belleza y correcto ajuste de encuadre.

La sucesión de planos casa en consonancia con el ritmo narrativo, y en su momento, cercano a la resolución de la trama, no escatima en efectos visuales para hacernos lo más explícitos posible, con el lenguaje visual, los procesos de transformación que se producen como consecuencia de la llamada “paradoja del tiempo”; a saber, según lo que cambia en el pasado, las modificaciones que se dan en la realidad del presente de todos y cada uno de los personajes.

Siguiendo, pues, los dictados y preceptos del guion, paralelamente a éste, el discurso de lo visual sigue la evolución marcada en consonancia, pasando del bucólico, idílico y preciosístico relato inicial, al frenético, alocado y caótico desenfreno (sucesivamente) a medida que nos acercamos a una resolución que se resiste a concluir; de lo más descriptivo y detallista, a las más saturnales y descarnadas ráfagas de planos y efectos, que acompañan el trepidante final.

Un tal “Dalpalan” (en su casa le conocen mejor que yo), firma una infecta banda sonora original, si es que se le puede llamar así a una partitura que no llega ni al estándar de convencional, que hace la misma función de adorno que una planta artificial para rellenar el espacio narrativo extradiegético. Traducido a lo culinario, sabe mejor un churro frito con aceite de girasol del malo; lo que una de esas hojas de plástico en el fondo de un plato de “sushi”, hace preferible una triste hoja de lechuga por muy mustia que esté.

Ni tan siquiera se digna a usar como recurso las singularidades culturales propias del contexto geográfico, que sobre un fondo orquestal con mínima calidad, habría elevado la categoría de la película. Una muestra de la ignorancia o, lo que sería peor en su caso, la negligencia de Chung-Hyun Lee, en contribuir con una composición decente, a hacer de su producto un todo artístico de mayor caché.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Las actrices Park Shin-Hye y Jeon Jong-seo forman el tándem protagonista, encarnando respectivamente a la inocente (tanto, que las veces parece boba) Seo-yeon, y la que será la malvada Young-sook (a las condenadas, por lo menos en los subtítulos, ya les podrían haber puesto Zipi y Zape o Fortunata y Jacinta, que con esos nombres uno no se aclara).

Ambas, con el respectivo rol de soporte de sus correspondientes madres, interpretadas por Sung-ryung Kim y Lee El, que no por estar en un plano secundario de apoyo, su papel es menos destacable (y quizás mejor elaborado que el de las protas).

Todas ellas sostienen el peso del desarrollo del guion, siendo la función del resto de personajes llanamente accesoria, prácticamente sin relevancia alguna.

El trabajo de las dos principales se supedita completamente a lo marcado en el script, y a un trabajo de realización, claramente inexperto, que las conduce a una imagen exageradamente caricaturesca en las dos partes o bloques de progreso del argumento.

Por encima de unos diálogos que son más bien de puro trámite, son las expresiones, para mi gusto excesivamente realzadas más allá del aspaviento, las que claramente comunican el carácter de sus personalidades, su manifestación, y las transformaciones en ambas. Para que no quede sombra de duda de ello, el director destaca en cada una de ellas, incluso hasta el ridículo (¿a posta?), sus atributos.

La relación entre las dos tipas marca el vuelco del primer bloque de la película, dominado por el misterio y el suspense, a la frenética carrera hasta la conclusión, en la que un giro deja la historia con resabio bastante agrio. A medida que Seo-yeon se va dando cuenta de lo enfermizo y peligroso que se va volviendo su vínculo con Young-sook, se desencadena una carrera por la supervivencia, cuando al inicio parecía una harmónica y simbiótica ligazón de ayuda mútua. En el momento en el que se desvela la auténtica personalidad de la “mala”, parece que ya es demasiado tarde. Hasta puede tomarse como moraleja para todo aquel tipo de afinidades que se establecen actualmente vía chats y redes sociales, que por desgracia hoy está tan al orden del día. De hecho, la misma sustancia del motivo central de este cuento, se podía haber vestido en el entorno de interné.

El malsano rollo en el que derivan los chateos telefónicos de las dos chicas, a través de los distintos espacios temporales, y que termina con una lucha a muerte con la aparición “salvífica” de la mamá de Seo-yeon, podría leerse perfectamente en clave simbólica, como una lucha consigo misma que experimenta la “heroína”, siendo la otra una especie de proyección de todo lo no deseado en si misma, desde que se abre y se va haciendo cada vez más pronunciada la dualidad antagónica entre ambas. Young-sook podría representar perfectamente ese alter ego que condensa todos los elementos reprimidos del inconsciente: las frustraciones, los deseos no consumados, los instintos destructivos, los proyectos inconclusos… especialmente los relacionados con lo que el paso del tiempo no permite la vuelta al inicio, la segunda oportunidad.

Podemos observar como ello se pone de manifiesto en la saña con la que la malvada se va cargando a todo el mundo; la voracidad (no exenta de sensualismo), con la que devora las fresas, tan apreciadas por Seo-Yon, pero desde otra sensibilidad (recordemos el significado venusinano que culturalmente se asocia a esta fruta, y todo lo relacionado con el amor y la pasión que se le otorga). Fresas y cadáveres aprisionados en la nevera de la represión emocional. Y, finalmente, el predominante rojo en la colección de vestidos que atesora la perturbada Young-sook.

A pesar de sus deficiencias y de no inventar nada, Chung-Hyun Lee recrea, de forma bastante decente, algunas claves de las pasiones humanas, presentes en el imaginario universal. Un bien expuesto repertorio de las conductas y de las miserias propias de nuestra psique, en el escenario de la existencia.
6
27 de julio de 2023
6 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
La premisa está buena: una mujer en una casa abandonada, recibe llamadas de otra mujer que vive 20 años antes en la misma casa, de ahí se arma un triller interesante que lleva al espectador pegado a la silla hasta el final.

Leyéndolo así se preguntará porque le pone un escueto 6? pues porque la idea aunque buena y atrapante no se desarrolla del todo bien.
Quedan al final muchas dudas y uno siente que pasan muchas cosas que al final pierden sentido, en los spoilers me extiendo al respecto.

Las actuaciones están correctas, aunque siento que las dos protagonistas exageran un poco sus papeles, pero digamos que se acepta por la característica de la película.
La fotografía está bien lograda y en general el montaje es bueno se siente el ambiente insano en la casa, guardando las proporciones, logra un efecto similar al exorcista.

La película si falla en que se repite mucho sobre la misma trama, uno llega en algún momento y dice: "otra vez lo mismo"? y lo que al principio fue impactante, lo usan tantas veces , con el paso del tiempo en la película ya se vuelve reiterativo y puede hasta aburrir.

En general un buen triller para ver en casa, luz apagada y unas buenas crispetas, se pasa un buen rato pero no mas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Todas las películas que juegan con el tiempo, llámese: viajes en el tiempo o universos paralelos, siempre van a tener huecos en el guión, eso es indudable, aquí nos encontramos con ese tipo de inconsistencias:

1. Porqué los cambios que tenían que ver con el papá eran tan drásticos?, sufría un cambio como de partículas, con el resto de modificaciones del pasado, no pasaba así, esto no tiene mucho sentido.

2. El manejo de las situaciones del pasado es como raro, pues parece que se tratara de un universo que está en paralelo, no como si fuera algo que hubiera pasado 20 años antes, porque se van presentando los cambios al tiempo.

Ahora mi teoría de lo que sucedió:
La mala (Oh Young-sook), estaba en verdad poseída por un demonio, la madrastra lo sabía y por eso la intenta matar, cosa que evita porque la buena (Kim Seo-yeon) le da indicaciones desde el futuro. al hacer esto se desencadena todo lo que lleva al final. Ese final un poco confuso pues la mala del futuro le explica a la mala del pasado que hacer... esto realmente no es claro y queda uno como medio perdido, siento que es un plot twist inecesario para la película, o mejor: mal manejado porque no es tan impactante.
6
7 de abril de 2025 Sé el primero en valorar esta crítica
Cuando una película juega con líneas temporales y alteraciones en el pasado, siempre me llama la atención. El teléfono (2020) parte de una idea interesante: dos mujeres, una en el presente y otra en el pasado, conectadas a través de un teléfono. La premisa es atractiva, el suspenso está bien manejado en varios momentos, y la película logra mantenerte intrigado, pero no termina de ser completamente satisfactoria.

La primera mitad funciona bastante bien. Se construye bien la relación entre ambas protagonistas, y la tensión crece de forma efectiva. Sin embargo, a medida que avanza, la historia empieza a perder fuerza. Algunas decisiones narrativas se sienten convenientes más que orgánicas, y el desenlace deja más preguntas que respuestas, lo que puede ser frustrante. Es como si la película tuviera miedo de cerrar bien su propuesta.

A nivel visual, la película tiene una buena atmósfera. La dirección de arte y la cinematografía ayudan a crear ese ambiente inquietante que la historia necesita. Las actuaciones también son un punto a favor, en especial la villana, que logra transmitir una sensación de amenaza constante. Sin embargo, la música no es especialmente memorable y, en algunos momentos, la película se alarga más de lo necesario.

No es una mala película, de hecho, es entretenida y tiene buenos momentos de tensión, pero siento que le faltó un poco más de desarrollo en su guion para cerrar mejor su propuesta. .No me decepcionó, pero tampoco me dejó con ganas de repetir o recomendarla con entusiasmo. Es simplemente… correcta.
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Diferencias entre The Caller (2011) y El teléfono (2020)

Ambas películas comparten la misma premisa de llamadas a través del tiempo, pero sus enfoques son bastante distintos. The Caller es más sobria y psicológica, con un ritmo más pausado y una tensión que se construye de manera más sutil. En cambio, El teléfono apuesta más por el thriller y el giro espectacular, con un tono más intenso y violento.

Otra gran diferencia está en el final. The Caller opta por una conclusión más trágica y definitiva, mientras que El teléfono juega con la idea de un giro sorpresa que puede resultar confuso o incluso innecesario. Personalmente, creo que The Caller maneja mejor la evolución de la protagonista, mientras que El teléfono se enfoca más en la acción y el impacto visual.

Ambas películas tienen sus aciertos y sus fallos, pero The Caller me parece más coherente en su ejecución, mientras que El teléfono intenta impresionar más de la cuenta sin cerrar del todo bien su historia.
3
19 de diciembre de 2020
13 de 27 usuarios han encontrado esta crítica útil
El cine surcoreano está dando grandes éxitos en los últimos años. Véase por ejemplo la filmografía de directores como Park Chan-Wook y Bong Joon-Ho, el caso de cintas como la magnífica ‘’Burning’’ estrenada en 2018 o la serie ‘’Kingdom’’.


Sin embargo, ‘’The call’’ está concebida y desarrollada como un producto muy flojo, en comparación a las citadas. La primera hora se deja ver con creciente interés. La relación entre las dos protagonistas y su conexión es narrada de forma correcta. Esa primera parte sirve como presentación de los personajes y de su entorno. Nos ubica dentro de las dos épocas en las que viven las protagonistas y nos hace participes de las problemáticas que las acompañan dentro de su día a día. Jeon Jong-Seo y Park Shyn Hye son dos grandes actrices surcoreanas. La primera ya la conocimos en la cinta ‘’Burning’’, donde realizo una interpretación brillante y la segunda tiene una amplia trayectoria en el mundo de los k-drama. Se meten con bastante destreza en la piel de sus personajes. A pesar de ello, el guion tiene demasiadas fisuras y el desarrollo de los dos personajes principales se ve afectado por ello creando una segunda hora bastante irregular. Seo-yeon por ejemplo( el personaje que interpreta Park Shyn Hye) no consigue en ningún momento lograr que empatices con ella. Los cambios y las transformaciones a los que la va sometiendo la historia no quedan reflejados de una forma contundente. La carga dramática que debería soportar el personaje brilla por su ausencia en demasiadas ocasiones, ofreciendo un relato frio y distante que debería haberse manifestado en su mente y en su cuerpo con mayor profundidad.


Al final la cinta acaba optando por provocar el impacto y la sorpresa fácil en el espectador y esto tiene un coste. Este no es otro que sacrificar la coherencia de la historia. Se consigue sorprender, pero se pierde la credibilidad por completo. Y ese es el mayor error que se puede producir en una cinta, arruinar la línea argumental por causar impacto.


Lo único salvable es quizás la amistad tan peculiar que se origina entre las dos protagonistas y como esta se va convirtiendo en una relación extremadamente peligrosa y toxica donde con tal de luchar por su supervivencia, la mala hostia y el humor negro derivaran en soluciones extremas. Convirtiendo lo que parecía una inocente amistad en algo mucho más turbio. No obstante, ni eso la salva de un desarrollo tan chapucero y un desenlace nefasto y que da vergüenza ajena.



A todo esto, hay que añadir que el género de la ciencia ficción, más concretamente el que aborda historias de personajes de distintas épocas que son conectados y cuyas vidas son alteradas, ya se ha usado demasiado en el mundo del cine y está muy explotado, Tener como referentes cintas del nivel de ''El efecto mariposa'','' Donnie Darko'' o ''Frequency'' no lo pone nada fácil pero si encima optas por desarrollar la historia de una manera tan lamentable, entonces las comparaciones dejan de ser odiosas y pasan a ser altamente necesarias.
6
29 de noviembre de 2020
12 de 25 usuarios han encontrado esta crítica útil
En esta cinta de Lee Choong Hyun para Netflix se nos presenta la historia de Seo Yeon y Young Sook, dos chicas que viven una en el presente y otra 20 años en el pasado, conectadas por un teléfono que se encuentra en la casa a la que Seo se acaba de mudar. Lo que en un principio parece una simple historia de alterar el tiempo dándose información desde el presente hacia el pasado, termina siendo una lucha de lo más macabra entre las dos mujeres.

Hay que decir que para ver este tipo de películas hay que aceptar una serie de premisas impepinables. Lo primero es el tema de la credibilidad que puede tener como ciencia ficción, dentro de lo fantasioso que resulte el argumento obviamente, dejando casi desde el primer momento cuestiones que sabemos que no se van a resolver y que, sinceramente, tampoco influyen demasiado en la historia que nos quieren contar. Con ello me refiero a que no esperemos una explicación científica ni nada parecido al cómo sucede esa conexión presente-pasado vía teléfono, que como digo, es irrelevante. Más grave sin embargo son los agujeros de guion en todas las partes de la película que sí que dejan un sabor amargo a algo que daba para más.

La película se desinfla por momentos hacia la mitad de la misma, sin llegar nunca a volverse lo sórdida a lo que en un principio parecía apuntar. Lo mejor por contra es el comienzo simple pero efectivo que tiene, añadiéndole complejidad a medida que vamos descubriendo la vida de Young Sook y ese juego de si estamos ante algo fantasioso (brujería, exorcismos, etc) o simplemente ante un crimen normal y corriente. Como digo, es una pena que dejen cabos sueltos y que presenten cosas de manera que en vez de dar un golpe de efecto tengamos la impresión de que son irrelevantes.

En cualquier caso, un producto que resultará interesante a los amantes de la ciencia ficción y en concreto de los viajes en el tiempo, pero no tanto para aquellos que busquen una película de terror.
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