No me gusta hablar de episodios piloto porque no sería la primera vez que algo empieza muy bien y se va diluyendo progresivamente, pero tras ver "Goodbye Cruel World", el arranque de la nueva serie de Shin'ichirō Watanabe, me siento en la necesidad de verbalizar lo bueno que me ha parecido por si alguien tiene dudas de si merece - o no- la pena dedicarle 20 minutos a la producción de Mappa creada y dirigida por el autor de "Cowbop Bebop" y "Samurai Champloo". La respuesta, en corto, es un rotundo sí.

La premisa es cojonuda: un doctor creó hace 4 años una medicina para mitigar el sufrimiento, el Hapna, que por su bajo coste y resultados milagrosos se convirtió en un éxito masivo. Poco después, su creador desapareció sin dejar rastro. Ya en el presente, reaparece con un mensaje: aquel analgésico, en sus palabras, había sido un error que anulaba las capacidades de lo que nos hace humanos y por ello llevaba oculto un elemento que empezará a aniquilar a la gente que lo consumió salvo que en 30 días alguien le encuentre para conseguir el antídoto. Y en esta tesitura descubrimos a nuestro protagonista, Axel Gilberto, un preso condenado a varias cadenas perpetuas que recibe la visita de alguien que busca reclutarlo a cambio de sacarle de ahí.

Lo que hemos visto trillones de veces aquí tiene un giro: Axel declina la oferta y aprovecha la situación para huir de la cárcel. Esto ocurre nada más empezar pero ya tenemos todas las piezas del tablero colocadas sin que lo sepamos, porque los personajes que van a ir cobrando importancia a lo largo de los minutos y conformar el equipo principal de la serie se van presentando mediante acciones en segundo plano hasta llegar a unirse de forma creativa. Esta narrativa cruzada me ha recordado un poco a los mejores segmentos de "Misión imposible", en concreto al tramo de Dubái de "Protocolo fantasma" con un énfasis en las secuencias de acción, estupendas y muy bien supervisadas por Chad Stahelski, uno de los responsables de John Wick. Se nota y mucho ese toque occidental a la hora de diseñar la acción, usando elementos de parkour y la fisicidad de los cuerpos a la manera de la saga liderada por Reeves.

La animación es estupenda, colorida y estilosa, el uso de la música como siempre con Watanabe da en el clavo y si por algo brilla el episodio además de por su montaje dinámico, estiloso y la personalidad magnética del protagonista, es porque en esencia es una pieza autocontenida de 20 minutos en la que da tiempo a contar una historia sin perder ni un minuto ni inflarla o llenarla de relleno. Como piloto, es redondo y estoy deseando ver si la temporada completa se mantiene a la altura porque sin ánimo de calentarme demasiado, esto huele a la vuelta del Watanabe de "Cowbop Bebop".