Somos la OlaMiniserie
2019 

Jan Berger (Creador), Dennis Gansel (Creador) ...
5,7
601
Serie de TV. Drama
Miniserie de TV (2019). 6 episodios. Un grupo de adolescentes que sueñan con un futuro mejor pone en marcha un movimiento político. El líder, un alumno nuevo, recluta a cuatro inadaptados para la causa, pero pronto se le va de las manos. (FILMAFFINITY)
28 de diciembre de 2019
28 de diciembre de 2019
11 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Supongo que debo ser de los pocos que vimos esta serie, sin esperar ver una versión corregida y aumentada de "La ola". Tal vez por eso me ha gustado más que a la mayoría.
Seamos sinceros, si esperáis ver una versión 2.0 de "La ola", aquí no la vais a encontrar. Aunque traten temas comunes como el liderazgo, el sentimiento de pertenecer a un grupo y esté protagonizada por adolescentes; los más parecido que tienen la película y la serie es el título. Los temas que tratan ambas obras son muy recurrentes al hablar de la adolescencia tardía y no por eso esta serie es igual que el resto de series y películas que tratan algo similar.
Este primer párrafo iba dedicado a quien esperase ver "La ola 2", en serie. Ahora sí, voy a hablar de lo que a mi me ha parecido "Somos la ola" exclusivamente.
Es una serie que nos habla del sentimiento que tenemos los adolescentes en general, pero en particular en la actualidad, de mejorar el mundo. De no conformarnos con lo que hay. También habla de la necesidad de pertenecer a un grupo, de los dilemas morales, de como se debe luchar y conseguir que se nos escuche y de la las ganas de hacer algo grande en nuestra vida. Es una serie muy recomendable, tanto para adultos a los que interesen estos temas y por supuesto para adolescentes, el público al que va dirigida. Eso sí, Netflix hace de las suyas y no puede evitar incluir algunos "tópicos típicos" de serie adolescente, pero se lo vamos a perdonar; porque no abusa de ellos y al fin y al cabo es una serie comercial (Aunque bastante poco, por ser producida por esta plataforma). Continuo mi crítica en la zona spoiler, si has llegado hasta aquí y dudas en ver la serie, te la recomiendo especialmente: combina thriller con drama y el formato que tiene es ideal: seis capítulos de tres cuartos de hora. Sin darte cuenta y en poco tiempo, habrás visto una buena serie.
Seamos sinceros, si esperáis ver una versión 2.0 de "La ola", aquí no la vais a encontrar. Aunque traten temas comunes como el liderazgo, el sentimiento de pertenecer a un grupo y esté protagonizada por adolescentes; los más parecido que tienen la película y la serie es el título. Los temas que tratan ambas obras son muy recurrentes al hablar de la adolescencia tardía y no por eso esta serie es igual que el resto de series y películas que tratan algo similar.
Este primer párrafo iba dedicado a quien esperase ver "La ola 2", en serie. Ahora sí, voy a hablar de lo que a mi me ha parecido "Somos la ola" exclusivamente.
Es una serie que nos habla del sentimiento que tenemos los adolescentes en general, pero en particular en la actualidad, de mejorar el mundo. De no conformarnos con lo que hay. También habla de la necesidad de pertenecer a un grupo, de los dilemas morales, de como se debe luchar y conseguir que se nos escuche y de la las ganas de hacer algo grande en nuestra vida. Es una serie muy recomendable, tanto para adultos a los que interesen estos temas y por supuesto para adolescentes, el público al que va dirigida. Eso sí, Netflix hace de las suyas y no puede evitar incluir algunos "tópicos típicos" de serie adolescente, pero se lo vamos a perdonar; porque no abusa de ellos y al fin y al cabo es una serie comercial (Aunque bastante poco, por ser producida por esta plataforma). Continuo mi crítica en la zona spoiler, si has llegado hasta aquí y dudas en ver la serie, te la recomiendo especialmente: combina thriller con drama y el formato que tiene es ideal: seis capítulos de tres cuartos de hora. Sin darte cuenta y en poco tiempo, habrás visto una buena serie.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Antes he hablado de lo bueno de la serie, que es evidentemente la inmensa mayoría, pero para ser equitativos vamos a encontrar algunos fallos.
Fallo nº1: En mi opinión el personaje de Tristan es poco creíble y para mi es un punto flojo de la serie. Estoy de acuerdo en que demasiado frecuentemente se cae en que los adolescentes de izquierdas, no estudiamos, somos tontos, y nos quejamos por gusto. Lo vemos con las críticas que los periódicos de derecha, nos dedican, por ejemplo a los que nos preocupamos por el cambio climático. Esto, evidentemente se hace para manipular la opinión pública hacia nosotros, cuando en realidad, somos todo lo contrario. Valoro que esta serie no haya querido caer en este tópico pero tampoco hacia falta irse al otro extremo, creando un personaje excesivamente perfecto que encima viene de familia rica. Otro error, un pelín clasista, pero bueno.
Fallo nº2: En el último capítulo de la serie no se acaba de entender la reacción de Zazie, se separa del grupo porque se lleva mal con Lea, pero no está demasiado bien explicado. Supongo que es para dar juego a una posible segunda temporada.
Fallo nº3: La serie, a veces peca de seguir excesivamente la línea comercial de las otras series adolescentes de Netflix. Aunque, por suerte, bastante más rebajada.
No es un fallo grave, pero no entiendo porque en la serie se la cambia el título y la autora al libro "No logo" de Naomi Klein, por algo así como: "Marcas, no gracias" de Nola Pfleiner.
Dejando a un lado los fallos, vamos a lo mejor de la serie.
1.En general toda la caricatura al partido de extrema derecha alemán AfD, que lleva a una de las mejores y más divertidas acciones del grupo. No me extraña que la formación política haya pedido el boicot a la plataforma de streaming y el líder del partido esté estudiando tomar acciones legales contra los creadores de la serie.
2.Toda la escena final de la fabrica, en resumen, me parece genial así como el mensaje que transmite de una forma muy buena, sin parecer forzado.
Es por esto y mucho más que a esta serie le doy un siete.
Fallo nº1: En mi opinión el personaje de Tristan es poco creíble y para mi es un punto flojo de la serie. Estoy de acuerdo en que demasiado frecuentemente se cae en que los adolescentes de izquierdas, no estudiamos, somos tontos, y nos quejamos por gusto. Lo vemos con las críticas que los periódicos de derecha, nos dedican, por ejemplo a los que nos preocupamos por el cambio climático. Esto, evidentemente se hace para manipular la opinión pública hacia nosotros, cuando en realidad, somos todo lo contrario. Valoro que esta serie no haya querido caer en este tópico pero tampoco hacia falta irse al otro extremo, creando un personaje excesivamente perfecto que encima viene de familia rica. Otro error, un pelín clasista, pero bueno.
Fallo nº2: En el último capítulo de la serie no se acaba de entender la reacción de Zazie, se separa del grupo porque se lleva mal con Lea, pero no está demasiado bien explicado. Supongo que es para dar juego a una posible segunda temporada.
Fallo nº3: La serie, a veces peca de seguir excesivamente la línea comercial de las otras series adolescentes de Netflix. Aunque, por suerte, bastante más rebajada.
No es un fallo grave, pero no entiendo porque en la serie se la cambia el título y la autora al libro "No logo" de Naomi Klein, por algo así como: "Marcas, no gracias" de Nola Pfleiner.
Dejando a un lado los fallos, vamos a lo mejor de la serie.
1.En general toda la caricatura al partido de extrema derecha alemán AfD, que lleva a una de las mejores y más divertidas acciones del grupo. No me extraña que la formación política haya pedido el boicot a la plataforma de streaming y el líder del partido esté estudiando tomar acciones legales contra los creadores de la serie.
2.Toda la escena final de la fabrica, en resumen, me parece genial así como el mensaje que transmite de una forma muy buena, sin parecer forzado.
Es por esto y mucho más que a esta serie le doy un siete.
15 de noviembre de 2019
15 de noviembre de 2019
13 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Con su película ‘La ola’ (2008), el director Dennis Gansel asombró con una impactante fábula acerca del poder sugestivo de las doctrinas totalitarias. Un profesor de instituto proponía a sus alumnos un experimento social para descubrir los límites y aspectos más destacados de movimientos fascistoides. La propuesta se le fue de las manos, dejando en el camino no pocos interrogantes y azuzando las butacas de los desprevenidos espectadores. Bebiendo de aquella cinta, Netflix estrena ‘Somos la ola’, miniserie de seis capítulos, que cuenta con el propio Gansel como creador y productor ejecutivo.
Lo que en la película fluía de manera natural, la serie lo transforma en impostado. El desarrollo de los personajes principales resulta insuficiente, a lomos de unas motivaciones personales epidérmicas, que en algunos casos sucumbe ante lo infantil. ‘Somos la ola’ intercambia la sutileza por la brocha gorda, resintiéndose los elementos dramáticos inherentes a los subtextos.
Tristán (Ludwig Simon) es un nuevo alumno en un instituto de una ciudad alemana, en la que la extrema derecha se hace fuerte. Con un pasado complicado, va a ejercer un instantáneo magnetismo con cuatro compañeros de clase. Un musulmán que siente el racismo en sus propias carnes, un atormentado ante la ruina de una forma de vida, una chica acomplejada por las burlas de compañeros y una joven de bien, quizá cansada de moverse entre privilegios y comodidades, se van a convertir en sus conmilitones.
Sus reivindicaciones abarcan un amplio abanico de lo que podríamos calificar genéricamente como antisistema. Anticapitalismo, ecologismo primordial, rechazo frente a todo lo que suene a elitista, cierto aire libertino y la identificación inexcusable del enemigo: la extrema derecha alemana.
El proceso de radicalización de los protagonistas se deja ingredientes en el camino. No me lo creo. ‘Somos la ola’ deviene en una suerte de travesura juvenil que esconde una venganza cocinada a fuego lento, porque como reflexión política a duras penas roza lo caricaturesco. Su desenlace provoca la risa involuntaria, y lo que es peor, una segunda temporada se cierne amenazante sobre el catálogo de Netflix.
Lo que en la película fluía de manera natural, la serie lo transforma en impostado. El desarrollo de los personajes principales resulta insuficiente, a lomos de unas motivaciones personales epidérmicas, que en algunos casos sucumbe ante lo infantil. ‘Somos la ola’ intercambia la sutileza por la brocha gorda, resintiéndose los elementos dramáticos inherentes a los subtextos.
Tristán (Ludwig Simon) es un nuevo alumno en un instituto de una ciudad alemana, en la que la extrema derecha se hace fuerte. Con un pasado complicado, va a ejercer un instantáneo magnetismo con cuatro compañeros de clase. Un musulmán que siente el racismo en sus propias carnes, un atormentado ante la ruina de una forma de vida, una chica acomplejada por las burlas de compañeros y una joven de bien, quizá cansada de moverse entre privilegios y comodidades, se van a convertir en sus conmilitones.
Sus reivindicaciones abarcan un amplio abanico de lo que podríamos calificar genéricamente como antisistema. Anticapitalismo, ecologismo primordial, rechazo frente a todo lo que suene a elitista, cierto aire libertino y la identificación inexcusable del enemigo: la extrema derecha alemana.
El proceso de radicalización de los protagonistas se deja ingredientes en el camino. No me lo creo. ‘Somos la ola’ deviene en una suerte de travesura juvenil que esconde una venganza cocinada a fuego lento, porque como reflexión política a duras penas roza lo caricaturesco. Su desenlace provoca la risa involuntaria, y lo que es peor, una segunda temporada se cierne amenazante sobre el catálogo de Netflix.
18 de enero de 2020
18 de enero de 2020
8 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Netflix destroza una vez más una adaptación cambiándole totalmente la trama (no es que esperara ver una versión de "La Ola" en serie, pero...) para meterle su ideología con calzador, guión forzadísimo, los personajes "malos" llenos de clichés poco creíbles para que aprendas a odiar a la derecha, y cambiando el tema principal que es lo fácil que es adoctrinar a los adolescentes con carencias afectivas y lo pasa precisamente a una especie de adoctrinamiento donde ves lo "guay" que es pertenecer a un grupo revolucionario lleno de gente con carencias afectivas como tú... terrible.
30 de noviembre de 2019
30 de noviembre de 2019
7 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
En cuanto leí que se había producido una serie relacionada con "La Ola" me entusiasmé y fui corriendo a verla. Entusiasmarme demasiado rápido es uno de mis muchos defectos.
El problema de "Somos la Ola" no es que no tenga nada que ver con la afamada película de Gansel (que no lo tiene), aunque he de reconocer que la publicidad engañosa nunca deja de molestarme. El problema de esta serie es que su guión está forzadísimo, las situaciones que dan pie al desarrollo de la historia simplemente no son creíbles en ningún momento. Los personajes no pasan de ser la representación de manidos clichés y, a pesar de que la serie intenta de principio a fin que nos pongamos en sus pieles, resulta imposible involucrarse emocionalmente con ellos.
Por último, la serie carece de profundidad y de mensaje. Mientras que "La Ola" nos ofrecía una interesante reflexión acerca del atractivo que puede ejercer la autoridad en personas con carencias afectivas, "Somos la Ola" no hace más que estereotipar algunos temas de moda como el ecologismo, la no violencia o la "islamofobia", concluyendo con un final que no se creería ni el mismísimo Ghandi.
Para ser justo he de decir que la serie no se hace aburrida y, al tener sólo 6 episodios, se hace muy ligera de ver. Si Netflix saca segunda temporada tal vez incluso me la vea, pero eso sí, ya sin ninguna expectativa más que la de ver otra serie sentimentaloide de adolescentes de instituto, que es todo cuanto es "Somos la Ola".
El problema de "Somos la Ola" no es que no tenga nada que ver con la afamada película de Gansel (que no lo tiene), aunque he de reconocer que la publicidad engañosa nunca deja de molestarme. El problema de esta serie es que su guión está forzadísimo, las situaciones que dan pie al desarrollo de la historia simplemente no son creíbles en ningún momento. Los personajes no pasan de ser la representación de manidos clichés y, a pesar de que la serie intenta de principio a fin que nos pongamos en sus pieles, resulta imposible involucrarse emocionalmente con ellos.
Por último, la serie carece de profundidad y de mensaje. Mientras que "La Ola" nos ofrecía una interesante reflexión acerca del atractivo que puede ejercer la autoridad en personas con carencias afectivas, "Somos la Ola" no hace más que estereotipar algunos temas de moda como el ecologismo, la no violencia o la "islamofobia", concluyendo con un final que no se creería ni el mismísimo Ghandi.
Para ser justo he de decir que la serie no se hace aburrida y, al tener sólo 6 episodios, se hace muy ligera de ver. Si Netflix saca segunda temporada tal vez incluso me la vea, pero eso sí, ya sin ninguna expectativa más que la de ver otra serie sentimentaloide de adolescentes de instituto, que es todo cuanto es "Somos la Ola".
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
El intentar que nos creamos que unos simples chavales de instituto sean capaces de infiltrarse en fábricas de armas, de secuestrar al líder de un importante partido político y de que tengan unas habilidades de disfraz comparables a las de Mortadelo lo dice todo acerca de lo absurdo que es el guión.
11 de mayo de 2022
11 de mayo de 2022
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una narrativa inequívocamente netflixiana, lo que quiere decir, historia de adolescentes aunque interpretados por actores y actrices que, en realidad, tienen mas años que "Karrakuka" ( que empeño de disfrazar de adolescentes a gente que roza la treintena ). Cortes de música pegadiza a mitad de relato y muy posiblemente, al final de cada episodio.
Con "Somos la ola" Netflix nos introduce en una historia muy "novedosa". En una línea argumental y un script, "jamás" experimentado por la plataforma. Una apuesta valiente, con un llamamiento a la resistencia por parte de la "Chavaleria".
Jamás se había realizado una apuesta en la que se renunciase, de manera tan decidida a cualquier tipo de estereotipados. Tampoco al abordaje de temas tan diversos y poco tratados como, la exclusión social, las diferencias sociales, el racismo, la xenofobia, la ecología y también el auge de la extrema derecha.
Lo mejor, solo son seis capítulos que no necesariamente debieran de ser aburridos. Se deja ver sin más, otra cosa es que tu lenguaje gestual se inmute, ante las memeces que estás viendo.
Lo peor, todo lo que he descrito anteriormente. Digno de ser incluido en un programa y campaña electoral que se precie.
Puntuaré con un 2, no me parece justo puntuarla con un 1 ya que obviamente, hay cosas muchísimo peores en el extenso catálogo de las plataformas.
Con "Somos la ola" Netflix nos introduce en una historia muy "novedosa". En una línea argumental y un script, "jamás" experimentado por la plataforma. Una apuesta valiente, con un llamamiento a la resistencia por parte de la "Chavaleria".
Jamás se había realizado una apuesta en la que se renunciase, de manera tan decidida a cualquier tipo de estereotipados. Tampoco al abordaje de temas tan diversos y poco tratados como, la exclusión social, las diferencias sociales, el racismo, la xenofobia, la ecología y también el auge de la extrema derecha.
Lo mejor, solo son seis capítulos que no necesariamente debieran de ser aburridos. Se deja ver sin más, otra cosa es que tu lenguaje gestual se inmute, ante las memeces que estás viendo.
Lo peor, todo lo que he descrito anteriormente. Digno de ser incluido en un programa y campaña electoral que se precie.
Puntuaré con un 2, no me parece justo puntuarla con un 1 ya que obviamente, hay cosas muchísimo peores en el extenso catálogo de las plataformas.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
spoiler:
Toda la serie en general pero el último capítulo, en particular, produce entre sonrojo y vergüenza. Ver como el auténtico "ideólogo" y "líder" del movimiento, "Tristán" , va reconvirtiéndose en un auténtico "Pelele" incapaz prácticamente, de articular palabra. Eso si, bajo la protección espiritual y metafísica "sutileza" femenina, como no.
No importa que "Tristán", se haya comido 18 meses de arresto por su activismo y su traumático pasado. A "Rahim" que ha sufrido en sus carnes las consecuencias del desahucio y del racismo, le sucede algo parecido que a "Tristán".
Apartad que allá voy y todo el mundo a callar, de lo contrario podéis ir mirando catálogos de "Muñecas hinchables". Curiosamente la única nota discordante es una mujer, "Zazie", que automáticamente pasa a ser una "Desequilibrada" rayando la "Psicopatía".
"Hagen", otro sufridor reducido a la irrelevancia mas absoluta. Convertido en un auténtico muñeco de "Ventrílocuo", pasando a un segundo plano todo el sufrimiento padecido por él y su familia.
El movimiento originario queda reducido a escombros por esa especie de "Steffi Graf" de postal, con alma revolucionaria y un corazón inconmensurable. Con ella el mundo será un lugar mejor a partir de ahora.
No importa que "Tristán", se haya comido 18 meses de arresto por su activismo y su traumático pasado. A "Rahim" que ha sufrido en sus carnes las consecuencias del desahucio y del racismo, le sucede algo parecido que a "Tristán".
Apartad que allá voy y todo el mundo a callar, de lo contrario podéis ir mirando catálogos de "Muñecas hinchables". Curiosamente la única nota discordante es una mujer, "Zazie", que automáticamente pasa a ser una "Desequilibrada" rayando la "Psicopatía".
"Hagen", otro sufridor reducido a la irrelevancia mas absoluta. Convertido en un auténtico muñeco de "Ventrílocuo", pasando a un segundo plano todo el sufrimiento padecido por él y su familia.
El movimiento originario queda reducido a escombros por esa especie de "Steffi Graf" de postal, con alma revolucionaria y un corazón inconmensurable. Con ella el mundo será un lugar mejor a partir de ahora.
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