Es un anime lento, repetitivo, sin giros de guion ni conflicto, pero lo he disfrutado como ninguno. No sé qué es lo que tiene pero no he podido sino tragarme y saborear todos los episodios en un solo día. Literalmente sentía que podría pasarme toda la vida viendo a Hori-san y Miyamura hablar y coquetear sin que desapareciese la sonrisa de la cara. Sin hablar de las escenas cómicas que me han hecho reír a carcajadas más de una vez.
La serie tiene una animación increíble, eso si que es cierto, quizá por eso me ha gustado tanto.

Los personajes -algunos más que otros pero en general todos- tienen personalidades marcadas que me encantan, y las relaciones entre ellos son extremadamente satisfactorias.

No le pongo el 10 por las razones que he dicho arriba y porque no ha llegado a tocarme del todo en sus escenas tristes. La verdad es que esto podría ser más una opinión que una crítica. Pero no puedo ser lógico dado que es emocional el motivo por el que me ha gustado tanto.