Rita
6,5
1.514
Drama
Sevilla, verano de 1984. Rita y Lolo son dos hermanos, de 7 y 5 años, que viven en el seno de una sencilla familia de clase obrera. Comienzan las vacaciones de verano y el país entero está revolucionado con la Eurocopa de fútbol, donde España ha llegado a la final. El calor aprieta y Rita sueña con ir a la playa, pero la vida en el barrio le ofrece otra realidad.
Cuando la infancia se ve truncada por un padre que no sabe tratar a la madre si no es con violencia.
24 de octubre de 2024
24 de octubre de 2024
34 de 42 usuarios han encontrado esta crítica útil
La infancia es ser feliz con lo que tienes alrededor, sin ser consciente de lo que te falta.
Esta es una película muestra, de forma sosegada, la violencia dentro del matrimonio, desde el punto de vista de los hijos, que viven diaria y continuadamente actos de abuso por parte del padre hacia la madre, ante los que no acaban de entender, ni reaccionar, porque no comprenden qué pasa, pero sienten que lo que ocurre no es bueno.
Año 1984, el verano del mundial de fútbol, un taxista acostumbrado a que la esposa no sea su mujer sino su sirvienta para todo, que sólo sabe tratarla con gritos, con reproches cada vez que, según la opinión de él, se equivoca, con exigencias a cuáles son sus labores en casa y en la cama… Tres años antes entró en vigor en España la Ley del Divorcio y empezaban a despuntar matrimonios que se divorciaban y abogados especializados que se anunciaban en los periódicos locales.
Una mujer que nunca ha trabajado, que depende del marido hasta para comprar una barra de pan, mientras éste no le dé el dinero, que cuida de sus hijos de forma amorosa y firme, consiguiendo que los pequeños sean educados, sensibles y que puedan tener una infancia, simplemente. Además de inculcarles, sobre todo a la hija, que nunca, nunca, dependa de nadie cuando sea mayor, que procure ser independiente, por la cuenta que le trae.
No es una película exagerada. Las secuencias son suaves, del día a día de un verano en Sevilla, con el padre trabajando de taxista y viendo los partidos del Mundial 84 con los amigos en el bar o en su propia casa (donde tiene a la sirvienta-esposa pendiente de todos los invitados mientras el marido anima a gritos desde el sofá, cerveza fresquita en mano), con la madre pendiente de la casa, de los niños, de la compra, la comida y con la preocupación personal y el tremendo inconveniente de que su madre, la abuela, se ha caído y está en el hospital.
La ambientación es muy precisa, te retrotrae a los años 80:
Elena Francis sonando en la radio, dando consejos como “querida amiga, es normal que su marido busque distracción fuera mientras usted se ve privada de salud…”, un Seat 1500 de taxi, el autobús urbano, el cisne flotador para la piscina.
Los niños son un primor. Es una maravilla cómo Paz Vega (Directora y guionista) consigue esos planos de sus caritas, de sus perfiles perfectos, mostrando su ingenuidad y lo bien que interpretan esos pequeños.
Es curioso recordar, por estar muy bien plasmado en esta película, que los entretenimientos y juegos de los 80 eran bajar a la calle, jugar con el perro de la vecina, hacer amiguitos en el barrio, subir al terrado a bailar entre las sábanas y ropa tendida, tirar aviones de papel desde la azotea, jugar con piedrecitas, cuerdas o utensilios desvencijados, disfrutar del vuelo de los estorninos que se mueven rápidamente en grandes bandadas… cosas simples e imaginativas, que aportaban color de la realidad que les rodea, al contrario de la distracción mayoritaria actual a través de pantallas.
Igualmente Paz Vega es muy concreta con la posición de la cámara: casi siempre está a la altura de los ojos de los niños, para provocar que seamos unos testigos que, como ellos, no alcanzamos a ver todo lo que pasa en la vida. Igualmente la pantalla es a ¾, con la pretensión claustrofóbica de tener un reducto estrecho y cerrado del que difícilmente poder salir. Igualmente, hay pocos diálogos, el rutinario del día a día con los vecinos, los amigos, con el marido, con el que se habla poco porque entre los gritos de él, sus reacciones y lo diferentes que son, poco tienen que decirse. El guión está más escrito en las actitudes y en cómo se dicen las cosas, más que en el literal del texto.
Es una película que parece sencilla, porque muestra la rutina de la vida familiar y vecinal, pero que está muy estudiada, por la ambientación y las interpretaciones que tiene. Muy recomendable.
Está dedicada a todos los que vieron truncada su infancia por la violencia machista.
Esta es una película muestra, de forma sosegada, la violencia dentro del matrimonio, desde el punto de vista de los hijos, que viven diaria y continuadamente actos de abuso por parte del padre hacia la madre, ante los que no acaban de entender, ni reaccionar, porque no comprenden qué pasa, pero sienten que lo que ocurre no es bueno.
Año 1984, el verano del mundial de fútbol, un taxista acostumbrado a que la esposa no sea su mujer sino su sirvienta para todo, que sólo sabe tratarla con gritos, con reproches cada vez que, según la opinión de él, se equivoca, con exigencias a cuáles son sus labores en casa y en la cama… Tres años antes entró en vigor en España la Ley del Divorcio y empezaban a despuntar matrimonios que se divorciaban y abogados especializados que se anunciaban en los periódicos locales.
Una mujer que nunca ha trabajado, que depende del marido hasta para comprar una barra de pan, mientras éste no le dé el dinero, que cuida de sus hijos de forma amorosa y firme, consiguiendo que los pequeños sean educados, sensibles y que puedan tener una infancia, simplemente. Además de inculcarles, sobre todo a la hija, que nunca, nunca, dependa de nadie cuando sea mayor, que procure ser independiente, por la cuenta que le trae.
No es una película exagerada. Las secuencias son suaves, del día a día de un verano en Sevilla, con el padre trabajando de taxista y viendo los partidos del Mundial 84 con los amigos en el bar o en su propia casa (donde tiene a la sirvienta-esposa pendiente de todos los invitados mientras el marido anima a gritos desde el sofá, cerveza fresquita en mano), con la madre pendiente de la casa, de los niños, de la compra, la comida y con la preocupación personal y el tremendo inconveniente de que su madre, la abuela, se ha caído y está en el hospital.
La ambientación es muy precisa, te retrotrae a los años 80:
Elena Francis sonando en la radio, dando consejos como “querida amiga, es normal que su marido busque distracción fuera mientras usted se ve privada de salud…”, un Seat 1500 de taxi, el autobús urbano, el cisne flotador para la piscina.
Los niños son un primor. Es una maravilla cómo Paz Vega (Directora y guionista) consigue esos planos de sus caritas, de sus perfiles perfectos, mostrando su ingenuidad y lo bien que interpretan esos pequeños.
Es curioso recordar, por estar muy bien plasmado en esta película, que los entretenimientos y juegos de los 80 eran bajar a la calle, jugar con el perro de la vecina, hacer amiguitos en el barrio, subir al terrado a bailar entre las sábanas y ropa tendida, tirar aviones de papel desde la azotea, jugar con piedrecitas, cuerdas o utensilios desvencijados, disfrutar del vuelo de los estorninos que se mueven rápidamente en grandes bandadas… cosas simples e imaginativas, que aportaban color de la realidad que les rodea, al contrario de la distracción mayoritaria actual a través de pantallas.
Igualmente Paz Vega es muy concreta con la posición de la cámara: casi siempre está a la altura de los ojos de los niños, para provocar que seamos unos testigos que, como ellos, no alcanzamos a ver todo lo que pasa en la vida. Igualmente la pantalla es a ¾, con la pretensión claustrofóbica de tener un reducto estrecho y cerrado del que difícilmente poder salir. Igualmente, hay pocos diálogos, el rutinario del día a día con los vecinos, los amigos, con el marido, con el que se habla poco porque entre los gritos de él, sus reacciones y lo diferentes que son, poco tienen que decirse. El guión está más escrito en las actitudes y en cómo se dicen las cosas, más que en el literal del texto.
Es una película que parece sencilla, porque muestra la rutina de la vida familiar y vecinal, pero que está muy estudiada, por la ambientación y las interpretaciones que tiene. Muy recomendable.
Está dedicada a todos los que vieron truncada su infancia por la violencia machista.
19 de febrero de 2025
19 de febrero de 2025
16 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
No deja de ser curioso cómo películas excelentes como Rita, Soy Nevenka o incluso La virgen roja han pasado bastante desapercibidas en temporada de premios. Es lo que tiene que 2024 haya sido año de tan buenísima cosecha de cine español, pero también resulta sin duda injusto.
Con poco ya que demostrar como actriz, Paz Vega debuta en la realización con un ejercicio de estilo y emotividad lleno de elegancia y cuidado al milímetro en el aspecto técnico (¡Qué fotografía!). Además, es una historia, como decimos, profundamente conmovedora, en la que la directora sevillana ajusta cuentas con el pasado a través de la mirada maravillosa de dos niños, Sofía Allepuz y Alejandro Escamilla, que además están fabulosos en sus presencias ante la cámara.
Un bello ejercicio de dolor, miedo, y en última instancia también esperanza y amor en un barrio obrero de la capital hispalense.
Con poco ya que demostrar como actriz, Paz Vega debuta en la realización con un ejercicio de estilo y emotividad lleno de elegancia y cuidado al milímetro en el aspecto técnico (¡Qué fotografía!). Además, es una historia, como decimos, profundamente conmovedora, en la que la directora sevillana ajusta cuentas con el pasado a través de la mirada maravillosa de dos niños, Sofía Allepuz y Alejandro Escamilla, que además están fabulosos en sus presencias ante la cámara.
Un bello ejercicio de dolor, miedo, y en última instancia también esperanza y amor en un barrio obrero de la capital hispalense.
25 de octubre de 2024
25 de octubre de 2024
10 de 14 usuarios han encontrado esta crítica útil
Paz Vega debuta convincentemente en la dirección con un film inmensamente trágico que a la vez logra ser tierno. A pesar de la realidad tan dura que expone –la directora pone sobre la mesa el tema de la violencia doméstica–, consigue rozar la dulzura gracias a que transmite el mensaje a través de la mirada de una niña de siete años. Eso no significa que se disimule lo que pasa a causa de la inocencia de su protagonista.
Aunque tiene poca edad, Rita sabe qué está sucediendo. Evidentemente no tiene un conocimiento adulto, pero no se la trata de ingenua y ella se entera. Hasta el punto de tener que actuar con una madurez impropia para proteger a su hermano menor. Y este enfoque es el que provoca esa paradoja de sentimientos en la audiencia: por un lado, la alegría de sus risas, de sus pasos correteando, la suavidad de sus voces agudas y la tranquilidad de sus juegos; pero, por otro lado, el dolor de ver cómo la situación afecta a un ser tan frágil y bondadoso.
La cinta cuenta con varios aciertos que la salvan de ser un drama gris y desasosegante. En primer lugar, sus actores infantiles. Tanto Sofía Allepuz como Alejandro Escamilla aportan naturalidad con su trabajo y despiertan el cariño del espectador. Además, la fotografía luminosa y la puesta en escena de la España de los años 80 también le dan un colorido del que la trama carece por completo. De todas maneras, aunque el elenco al completo y la ambientación son magníficos, es cierto que quizá el personaje del padre por momentos es excesivo y lleva a un final menos sutil de lo que merecía la película.
www.contraste.info
Aunque tiene poca edad, Rita sabe qué está sucediendo. Evidentemente no tiene un conocimiento adulto, pero no se la trata de ingenua y ella se entera. Hasta el punto de tener que actuar con una madurez impropia para proteger a su hermano menor. Y este enfoque es el que provoca esa paradoja de sentimientos en la audiencia: por un lado, la alegría de sus risas, de sus pasos correteando, la suavidad de sus voces agudas y la tranquilidad de sus juegos; pero, por otro lado, el dolor de ver cómo la situación afecta a un ser tan frágil y bondadoso.
La cinta cuenta con varios aciertos que la salvan de ser un drama gris y desasosegante. En primer lugar, sus actores infantiles. Tanto Sofía Allepuz como Alejandro Escamilla aportan naturalidad con su trabajo y despiertan el cariño del espectador. Además, la fotografía luminosa y la puesta en escena de la España de los años 80 también le dan un colorido del que la trama carece por completo. De todas maneras, aunque el elenco al completo y la ambientación son magníficos, es cierto que quizá el personaje del padre por momentos es excesivo y lleva a un final menos sutil de lo que merecía la película.
www.contraste.info
24 de octubre de 2024
24 de octubre de 2024
11 de 19 usuarios han encontrado esta crítica útil
Verano de 1984, España está inmersa en la Eurocopa de futbol, la canícula cae sobre Sevilla y Rita de siete años y su hermano pequeño Lolo de cinco empiezan a ser conscientes de la tensión familiar que viven en su casa y que su hogar es un refugio cada vez menos seguro sobre todo para su madre.
Una España en la que se viven avances como la ley del divorcio estrenada recientemente pero que no es bien vista a ojos de todos.
Rita, supone el certero debut de Paz Vega tras las cámaras, en una película escrita, dirigida e interpretada por ella, pero donde todo el protagonismo recae en la mirada de los niños, es una historia para verla desde la inocente mirada de la infancia.
El papel de Rita está interpretado por Sofia Allepuz, y los otros dos niños con los que comparte reparto son Daniel Navarro y Alejandro Escamilla, completan el elenco actoral Roberto Álamo en el papel del padre de Rita, Paz de Alarcón, Amada Santos y Margarita Asquerino.
Sofia Allepuz, sostiene por si sola toda la película con su mirada, Paz Vega ha conseguido que haya autenticidad en cada plano filmado a los niños.
Oír las conversaciones de los progenitores, pero no estar presentes en la escena, hacer que el espectador se situe en el mismo espacio y altura que los niños, y que solo seamos meros oyentes de lo que sucede a la pareja protagonista, crea una sensación de angustia muy acertada.
Está bien conseguida la recreación de un barrio obrero sevillano un día cualquiera del verano de 1984, el afilador, buscar la piscina como oasis estival, los escasos aires acondicionados…
Lo que no terminamos de entender muy bien es la incorporación en la película del personaje de Nito, el vecino, unos años mayor que la protagonista, con el que entabla una peculiar amistad o amor infantil, pero esa historia no se sabe muy bien hacia donde se encamina.
Un debut prometedor el que nos ha ofrecido Paz Vega con esta radiografía de la violencia de género en la España de los 80, con ciertos planos que recuerdan al neorrealismo italiano.
Una España en la que se viven avances como la ley del divorcio estrenada recientemente pero que no es bien vista a ojos de todos.
Rita, supone el certero debut de Paz Vega tras las cámaras, en una película escrita, dirigida e interpretada por ella, pero donde todo el protagonismo recae en la mirada de los niños, es una historia para verla desde la inocente mirada de la infancia.
El papel de Rita está interpretado por Sofia Allepuz, y los otros dos niños con los que comparte reparto son Daniel Navarro y Alejandro Escamilla, completan el elenco actoral Roberto Álamo en el papel del padre de Rita, Paz de Alarcón, Amada Santos y Margarita Asquerino.
Sofia Allepuz, sostiene por si sola toda la película con su mirada, Paz Vega ha conseguido que haya autenticidad en cada plano filmado a los niños.
Oír las conversaciones de los progenitores, pero no estar presentes en la escena, hacer que el espectador se situe en el mismo espacio y altura que los niños, y que solo seamos meros oyentes de lo que sucede a la pareja protagonista, crea una sensación de angustia muy acertada.
Está bien conseguida la recreación de un barrio obrero sevillano un día cualquiera del verano de 1984, el afilador, buscar la piscina como oasis estival, los escasos aires acondicionados…
Lo que no terminamos de entender muy bien es la incorporación en la película del personaje de Nito, el vecino, unos años mayor que la protagonista, con el que entabla una peculiar amistad o amor infantil, pero esa historia no se sabe muy bien hacia donde se encamina.
Un debut prometedor el que nos ha ofrecido Paz Vega con esta radiografía de la violencia de género en la España de los 80, con ciertos planos que recuerdan al neorrealismo italiano.
21 de octubre de 2024
21 de octubre de 2024
9 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
La Semana de Cine Internacional de Valladolid ha sido el plató escogido por Paz Vega para mostrar en España su ópera prima como directora, ‘Rita’, la encantadora niña que pone nombre a la película.
«Nunca dependas de nadie» le dice su madre a Rita. Ambientada durante el verano de 1984 en la calurosa Sevilla, seguimos el día a día de Rita y su familia y siempre desde la atenta mirada de Sofía Allepuz, como si los personajes de los padres (estupendos Paz y Roberto) no fueran lo realmente importante… a pesar de que las decisiones que toman repercuten en los pequeños.
Una historia cuidada, tan realista como triste y que, aunque subraya algunas ideas en exceso, en todo momento la película funciona gracias a su reparto. Paz logra que todo parezca sencillo, mediante una elegante composición de planos, aportando luz a un retrato trágico. No se complica y tiene buen gusto. Así, el dolor y el agobio traspasa la pantalla y cuando llega el final me veo envuelto en un halo de tristeza.
Gran debut.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com/
«Nunca dependas de nadie» le dice su madre a Rita. Ambientada durante el verano de 1984 en la calurosa Sevilla, seguimos el día a día de Rita y su familia y siempre desde la atenta mirada de Sofía Allepuz, como si los personajes de los padres (estupendos Paz y Roberto) no fueran lo realmente importante… a pesar de que las decisiones que toman repercuten en los pequeños.
Una historia cuidada, tan realista como triste y que, aunque subraya algunas ideas en exceso, en todo momento la película funciona gracias a su reparto. Paz logra que todo parezca sencillo, mediante una elegante composición de planos, aportando luz a un retrato trágico. No se complica y tiene buen gusto. Así, el dolor y el agobio traspasa la pantalla y cuando llega el final me veo envuelto en un halo de tristeza.
Gran debut.
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